Bomberos de zonas incendiadas no tienen local ni equipamiento
A primera vista, la sede del Cuerpo de Bomberos de Pallatanga pasa desapercibida. Es una pequeña casa de bloques cuyo techo de zinc se levanta en algunas partes con el viento. La mitad de esa vivienda es una especie de garaje, donde están acumuladas unas mangueras.
En la pared hay un dibujo mal hecho de un bombero. Esa pintura y un descolorido letrero colocado en el tejado son las únicas señales que identifican a la entidad encargada de la lucha contra los incendios.
Adentro, un cuarto de tres metros por lado sirve de oficina y dormitorio. Un escritorio, una gaveta, una computadora, una vitrina con documentos, un mueble vetusto y unas cuantas sillas constituyen el mobiliario. Adjunto hay un pequeño cuarto que se usa como bodega para guardar uniformes, cascos y equipos como extintores. Afuera, la única camioneta con la que cuenta está llanta baja.
La casa, en cuya ventana hay pegado un aviso de venta del inmueble, sirvió como centro de operaciones para el combate de los incendios forestales que, entre el 2 de septiembre y el pasado jueves, se presentaron en los cerros de Pallatanga y en la jurisdicción de Colta, en el occidente de Chimborazo.
Hasta 250 hombres al día, entre militares y bomberos locales y de Colta, Esmeraldas y Los Ríos, trabajaron para evitar que se extendieran los siniestros que, según evaluaciones preliminares de la entidad, arrasaron con unas 6.500 hectáreas en Colta y 250 en Pallatanga.
Este, junto con el incendio de El Oro, que empezó en Chilla y acabó con más de 7.000 hectáreas en ese cantón y en Zaruma y Atahualpa, fueron los dos más grandes del año en el país. Según la Secretaría Nacional de Gestión de Riesgos (SNGR), 16.243 hectáreas han sido arrasadas en el Ecuador.
Y estos siniestros también dejan en evidencia las necesidades de los cuerpos de bomberos de estas localidades, que no tienen local propio ni una motobomba. Una realidad que se replica en decenas de cantones pequeños del país.
En Pallatanga, la entidad funciona en la vivienda de la madrastra del comandante cantonal, Carlos Gómez. Él relata que no pagan arriendo, sino $ 60 mensuales por luz y agua. Esta unidad de combate al fuego tampoco cuenta con una motobomba; solo posee un tanquero, que generalmente se queda botado por desperfectos.
En un inicio, la lucha contra el fuego forestal en la reserva El Corazón debió hacerse con motobombas y mangueras prestadas a organismos de Riobamba y otras ciudades. Luego, cuando el siniestro avanzó, la tarea se hizo con rastrillos y machetes, también prestados.
Delia Yuquilema, secretaria administradora del organismo, dice que si bien es un problema no contar con un local adecuado, la necesidad mayor es la motobomba. “Nuestra razón de ser es apagar incendios y no tenemos con qué hacerlo, por eso hemos tenido que pedir apoyo a otros cantones”, afirma.
Otra realidad es la falta de personal. Solo hay dos bomberos rentados, además del jefe y de la secretaria administradora. El sueldo de los dos bomberos es de $ 330 al mes. “Hasta en eso hay diferencia. En Riobamba ganan $ 500; en Quito, mínimo $ 700”, dice uno de ellos que pide la reserva. Entre ambos elementos se dividen las guardias y trabajan 48 horas por turno cada uno.
Yuquilema refiere que es poco lo que pueden hacer, pues el presupuesto es de entre $ 50 mil y $ 60 mil al año.
Según la Ley de Defensa Contra Incendios, los cuerpos de bomberos son entidades autónomas de servicio público y su financiamiento se sustenta mediante una “contribución con el cobro adicional mensual” que pagan los usuarios del servicio eléctrico. Así, los medidores residenciales pagan el 0,5% de la remuneración mensual unificada ($ 292 actualmente); los del tipo comercial, el 1,5% y los pequeños industriales, el 3%; y las grandes empresas, el 6%.
Además, los bomberos reciben un ingreso en los impuestos prediales en un porcentaje del 0,15 por mil. Entonces, mientras más usuarios eléctricos y más dueños de predios tenga una jurisdicción, más ingresos tienen los bomberos.
Actualmente, estos organismos están adscritos a la Secretaría Nacional de Gestión de Riesgos (SNGR). En el nuevo Código de Ordenamiento Territorial Administrativo (Cotad) se establece, en el art. 140, que los cuerpos de bomberos del país serán considerados como entidades adscritas al gobierno autónomo municipal y funcionarán con autonomía administrativa, financiera, presupuestaria y operativa, observando la ley especial.
En el caso de Pallatanga, el alcalde, Eduardo Moreno, señala que mientras no se asigne un presupuesto, no está contemplado que el Municipio asuma esa competencia. Como apoyo al organismo, Moreno dice que el Concejo donó un terreno donde se construiría el cuartel cantonal. Pero no hay financiamiento para la obra.
En Chilla, el miércoles 26 de septiembre, Julio Agila atiende en la oficina y limpia los cascos que utilizaron los dos únicos bomberos rentados y ocho voluntarios, durante casi 20 días, en el combate del más grande incendio forestal en la historia del cantón.
Él hace de bombero, secretario, recaudador y empleado de limpieza. Gana $ 400. Lo mismo que Carlos Angamarca, quien hace de chofer, mecánico, bombero y guardián.
El presupuesto de la entidad, de $ 1.800 mensuales, no da para más, dice su comandante, Julio Nagua, quien ejerce el cargo sin percibir un sueldo. La realidad del Cuerpo de Bomberos de Chilla es igual a la del de Pallatanga: no tiene local propio, solo una casa alquilada en $ 150 al mes; tampoco cuenta con motobomba. Solo posee una ambulancia, que está embancada, pues las dos llantas están bajas y hay que llevarlas a Pasaje (a 50 km) para su reparación.
En Pallatanga y Chilla se espera que se concrete la oferta de ayuda realizada por el Gobierno, a propósito de la alerta naranja decretada en nueve provincias por los incendios.
El alcalde de Chilla, Richard Cartuche, dice que ha solicitado, verbalmente, la donación de una motobomba, vehículos, equipos de comunicación y herramientas básicas para las emergencias. No llegan.
Testimonios: Realidad de bomberos
Julio Nagua, cantón Chilla
Me voy por falta de apoyo
“Cuando hay donaciones, como vehículos, llega a los cuerpos de bomberos de ciudades grandes. Las pequeñas, se pide y nada. Hemos pedido y no llega nada. Este incendio forestal fue uno de los más grandes de la historia y nosotros no pudimos hacer nada. Me pidieron una lista, pero hasta hoy no llega nada. Ahora me dicen que los equipos están en Guayaquil, pero el fuego ya se apagó. No se tiene apoyo suficiente y uno se siente mal. Mejor me voy. Creo que hay derecho a que otra persona asuma esta responsabilidad”.
Carlos Gómez, de Pallatanga
10 años en casa prestada
“Nuestra entidad funciona en una casa prestada por mi madrastra. Ya diez años vivimos ahí y solo pagamos la luz. No tenemos una motobomba y solo un tanquero que camina por obra de Dios, pues tiene 30 años. El presupuesto es muy poco y es igual a lo que sucede en muchas ciudades pequeñas. Creo que el Estado debe asumir nuestros sueldos y que tengamos un trato equitativo a nivel nacional. Cómo puede ser posible que un bombero de un cantón pequeño gane unos 300 dólares y en las grandes ciudades reciban 700 y hacemos el mismo trabajo”.
http://www.eluniverso.com/2012/09/3...incendiadas-tienen-local-ni-equipamiento.html