Bomberos y policías denuncian la «falta de coordinación» en el incendio de la calle Uría
Miguel Ordóñez, delegado de Prevención del Ayuntamiento y representante sindical de CSI, recibe el apoyo de los ciudadanos momentos previos a su comparecencia. / P. L.
No lo pudo decir ni más alto ni más claro el delegado de prevención del Ayuntamiento y representante del sindicato Corriente Sindical de Izquierdas, Miguel Ordóñez: «El incendio de Uría se trata de la crónica de una muerte anunciada». Puso el acento en «la falta de coordinación» presuntamente habida en el operativo de extinción del incendio registrado, el pasado jueves, en el número 58 de la calle de Uría y que costó la vida al bombero Eloy Palacio e hirió a su compañero Juan Carlos Fernández, 'Cuni'.
Advertidas las deficiencias, pidió la «destitución fulminante» del jefe de Bomberos del Ayuntamiento, José Manuel Torres. «Nadie, nunca, asumió ni la dirección, ni la gestión, ni el control del siniestro. No se montó en plena 'zona cero', ni en las proximidades del siniestro, un centro de coordinación para dirigir las operaciones», afirmó Ordóñez. En la rueda de prensa en el Ayuntamiento estuvo acompañado por otro delegado de Prevención del Ayuntamiento y por un auxiliar de Bomberos del Principado.
Ordóñez insistió en que la denunciada «falta de control y mando» solo tuvo un responsable: «El jefe del SEIS nunca fue consciente de la gravedad del siniestro. Él mismo pudo perder la vida cuando estuvo de una manera absolutamente surrealista echando agua con una manguera del 25 en un balcón de Uría, 58, que ya se sabía que estaba absolutamente colapsado».
«Nadie asumió la dirección del siniestro. Faltó coordinación», denuncia Ordóñez
El edil espera la investigación determine si el operativo fue adecuado
CSI recalca que las víctimas decidieron «de manera consciente» bajar de la cesta
Cuatro horas y media después de esta rueda de prensa del mediodía, el concejal de Seguridad Ciudadana, Ricardo Fernández, compareció ante los medios. Puntualizó que del contenido de las declaraciones que realizan los mandos del operativo a la Policía Judicial se deduce que «sí hubo una dirección y que sí se dieron órdenes». El propio concejal contó que le había preguntado personalmente al jefe de Bomberos por esa «posible falta de coordinación» y la respuesta de Torres, según relató el edil, fue «en principio no faltó coordinación». Lo que hizo Torres, prosiguió Fernández, «fue encargarle a cada uno el cometido que le correspondía y que en función de eso cada uno debía actuar». Torres era el máximo responsable del operativo, pero «no el único», excusó el edil: «Hubo otro mando que es el que toma las primeras decisiones y es quien está permanentemente durante toda la situación calamitosa, y luego se incorpora otro mando más».
Con todo ello, el concejal tiró de «prudencia». Tendrá que ser la investigación, abierta en el Juzgado de Instrucción Número 2 de Oviedo, la que determine si el operativo funcionó de manera adecuada, dijo. Sí fue claro en cuanto a la petición de «destitución fulminante» del jefe de Bomberos. Aseguró que ya era conocedor de esa demanda desde hacía tiempo y respeta la petición del sindicato. «No digo que no haya errores pero hay que ver la trascendencia de las cosas y hay que ser muy considerado, prudente y ponderado a la hora de tomar una decisión de este tipo». Con todo, matizó que «si a raíz del resultado de la investigación nos encontramos ante una dirección negligente, evidentemente hay una obligación de adoptar una decisión, la cual pasaría por asumir una responsabilidad por parte del jefe de Bomberos», sentenció.
Evitar la propagación
El delegado de Prevención del Ayuntamiento, Miguel Ordóñez, remarcó una y otra vez en la rueda de prensa la falta de previsión del jefe del operativo. Puso un ejemplo. Según el sindicalista, fue un cabo el que se encargó de pedir la ayuda a Bomberos del Principado. «Solicitó dos cubas de agua a las dos de la tarde. El caos era generalizado», explicó. «Si desde el primer momento se atiende con presión de agua y unas lineas adecuadas, posiblemente se hubiera podido controlar el incendio».
A la falta de agua hay que sumar que el derrumbe del edificio de Uría era una posibilidad a contemplar, al igual que el de Melquíades Álvarez. El representante de CSI no se explica qué hacía gente trabajando en el interior del edificio cuando no había ningún salvamento que realizar, tan solo evitar la propagación. En este punto, Ordóñez explicó que los dos bomberos que trabajaban en el brazo articulado, Eloy Palacio y Juan Carlos Fernández, 'Cuni', «solamente tenían la orden de evitar la propagación». Estuvieron hasta cuatro horas en esa labor. Fueron ellos quienes «de manera tranquila y consciente» decidieron abandonar la cesta y caminar siguiendo el procedimiento para hacer la extinción, con todo su equipo de respiración. A partir de ahí sucedió la tragedia.
El trabajo de estos dos operarios lo estaban viendo los mandos del operativo y «nadie en ningún momento les dio orden de no abandonar la cesta o de abandonar el lugar de la actuación. No fueron nunca corregidos y pidieron desesperados agua desde arriba a lo largo de toda la intervención. Estaban cansados. Las comunicaciones funcionaron muy mal y este es el panorama», lamentó Ordóñez.
El concejal de Seguridad. Ricardo Fernández contrapuso que sí se dio orden, en un momento dado, de salir del inmueble y realizar las labores desde el exterior, que no hubo órdenes negligentes, contrarias a norma o que pusiesen en riesgo a los bomberos.
Falta de agua
Se ha preferido la estética a la ética y a la reglamentación obligatoria de los hidrantes. Esta es la tesis de Ordóñez, ante la dificultad para encontrar agua y con suficiente presión para abordar las llamas: «No había presión, no había hidrantes, no había bocas de riego. Parece ridículo. Los bomberos no tenían nada para hacer frente a este incendio».
Al respecto, el edil aseguró que él mismo preguntó si en algún momento había faltado agua. La contestación que obtuvo fue que «en principio no hubo carencia de agua para poder afrontar la extinción del incendio», según sostiene la Jefatura de Bomberos, subrayó el concejal. Recalcó que la necesidad de ser «muy cuidadoso» y esperar a los resultados de la investigación para saber si esa denunciada carencia tuvo trascendencia en cómo se desancadenó el incendio.
La Corriente Sindical de Izquierdas mantuvo, no obstante, que el jefe de Bomberos, presente ese día en el edificio de Seguridad Ciudadana, era «perfectamente conocedor de que el servicio carece del inventario necesario de bocas de riego e hidrantes para advertir a las dotaciones dónde tienen que enganchar sus mangueras. Perfectamente conocedor de que la calle de Uría no tiene la señalización obligatoria y necesaria para advertir a los bomberos dónde están los hidrantes y las bocas de riego para satisfacer la demanda de los camiones», afirmó.