Fallece en un incendio Rita Miljo, la "Madre Teresa" de los monos babuinos en Africa
Rita Miljo, cuya devoción por el rescate de los monos babuinos huérfanos, heridos y cruelmente maltratados le valió el sobrenombre de “La Madre Teresa de los babuinos”, murió el viernes pasado como consecuencia de un incendio en la residencia que tenía en su reserva de 50 hectáreas en Sudáfrica. Tenía 81 años.
Bobby, el primer babuino que rescató, en 1980, también pereció en el incendio, al igual que otros dos babuinos ancianos que estaban en su pequeño apartamento en el Centro de Rehabilitación y Educación Animal, una fundación de rescate y amparo que Miljo estableció en la provincia de Limpopo ubicada a 400 km al noreste de Johannesburgo.
Los “parias” de la naturaleza
El fuego se inició alrededor de las 8 pm del viernes después que voluntarios y trabajadores abandonaran el centro, dijo Karl Pierce, Director del Santuario. Nadie más resultó herido en el incendio, que consumió clínicas, oficinas y una casa en la propiedad.
Shirley McGreal, fundadora de la Liga de Protección de Primates Internacional, dijo en un comunicado que los babuinos son considerados como “plagas” en el Sudáfrica, a pesar de su gran inteligencia y habilidades sociales. Los babuinos han sido cazados y asesinados. En una época, se ofrecieron recompensas a cambio del cuero cabelludo y la cola del animal, y todavía es legal disparar a los babuinos en ciertas circunstancias.
Representantes del ministerio de turismo dicen que los babuinos atacan vehículos y asustan a los turistas, los agricultores aseguran que agreden a los animales de granja y los residentes de los suburbios sienten temor porque los babuinos se acercan demasiado a sus hogares. Por su hocico, el rostro del mono babuino puede ser menos “encantador” que los más humanizados y populares chimpancés.
“Así como la Madre Teresa cuidaba a los seres humanos más olvidados en la India, Rita cuidaba a los primates parias de África”, dijo McGreal.
El trabajo de conservación de la Sra. Miljo siguió el patrón de Jane Goodall con los chimpancés en Tanzania, de Diane Fossey con los gorilas en Ruanda y Biruté Galdikas con los orangutanes en Borneo, Indonesia. Pero a diferencia de ellas, la Sra. Miljo no comenzó su trabajo como investigadora científica.
Trabajo de Amor
El trabajo de conservación de la Sra. Miljo siguió el patrón de Jane Goodall con los chimpancés en Tanzania, de Diane Fossey con los gorilas en Ruanda y Biruté Galdikas con los orangutanes en Borneo, Indonesia. Pero a diferencia de ellas, la Sra. Miljo no comenzó su trabajo como investigadora científica.
Por el contrario, tenía la misma motivación que las personas que rescatan a los gatos callejeros. Empezó con un moribundo, maltratado y muy joven Bobby en un parque nacional en Angola a quien sacó del país sin ningún permiso. La Sra. Miljo salvó a varios huérfanos, entre ellos uno que se aferraba al cuerpo en descomposición de su madre en un basurero. Algunos babuinos que encontró en cautiverio estaban siendo utilizados en experimentos médicos. Ella llamó a los babuinos “los pequeños no deseados de la naturaleza.”
El libro de 2011, “El sueño del Kalahari” de Chris Mercer y Beverly Pervan, contó cómo la Sra. Miljo había sido repetidamente acusada de transportar y mantener animales sin permiso. En un tribunal, el fiscal exigió saber por qué desperdiciaba su tiempo en “animales problemáticos, como los babuinos” a lo que ella respondió: “¿Quién eres tú para decirle a Dios que no debería haber creado los babuinos?”
Pionera en reintroducción de babuinos a su habitat
La Sra. Miljo rescató en sus inicios, jabalíes, puercoespines, reptiles y aves. Pero en 1989 había decidido concentrarse en sus babuinos queridos y crear un refugio para ellos en las 50 hectáreas que poseía cerca del Parque Nacional Kruger en Sudáfrica.
Esta reserva privada es el hogar de más de 400 babuinos, de acuerdo con su sitio web. Algunos llegaron como bebés huérfanos o con lesiones, otros fueron rescatados porque vagaban solitarios en la selva víctimas de los ataques de miembros de su propia especie. El centro asegura que los babuinos salvajes y domésticos pueden vivir juntos en paz, situación que algunas personas consideran improbable.
El santuario fue sólo el primer paso. La Sra. Miljo también trabajó en el condicionamiento de los babuinos para que formaran “tropas” tal como lo hacen en la naturaleza con el propósito de soltarlos nuevamente en el entorno salvaje, estrategia que ella denominó “un camino hacia la libertad”.
La Sra. Miljo cuidó babuinos huérfanos y heridos hasta recuperarlos plenamente y se convirtió en pionera en la reintroducción de grupos de babuinos en la naturaleza. En 1994 el centro devolvió a 10 ejemplares criados en cautividad a la selva. Un año más tarde el 70% había sobrevivido integrándose de nuevo a la población silvestre, todo un éxito pese a los prejuicios existentes sobre la reincorporación de esta especie a su entorno original.
Más de una docena de “tropas” con un total de 250 babuinos han sido liberados en los últimos 20 años, incluso Nelson Mandela, expresidente de Sudáfrica pudo atestiguarlo.
Una vida marcada por la tragedia
Aunque su ambición era ser veterinaria, esto se vio frustrado por una política en la Alemania Occidental de dar a los veteranos de guerra la admisión preferencial en las universidades.
La Sra. Miljo trabajó en el zoológico de Hamburgo y se mudó a Sudáfrica en 1953 con su esposo, Lothar Simon, un ingeniero de minas. Una década más tarde, compró las 50 hectáreas del terreno que se convertiría en su centro de babuinos.
En 1972, su esposo y su hija de 17 años de edad, murieron en un accidente de avioneta.
A pesar de las tragedias personales, ella se mantuvo enfocada en su trabajo para ayudar a los babuinos enfermos y heridos. Cuando se le preguntó en 2008, donde estaba enterrado el cuerpo de uno de los babuinos a los que le había dado refugio, la Sra. Miljo ofreció una rápida respuesta: “Recuerdo dónde está cada uno y es donde voy a ser enterrada yo también”.
Fuente: New York Times, AP
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