Es bien sabido, que la acción cívica de destacados masones en la historia de nuestro país, está profundamente ligada a instituciones de beneficencia pública y voluntariado inspirado en "el bien común por sí mismo": Cruz Roja, el movimiento Scout, el Rotarismo y, obviamente, los Cuerpos de Bomberos...
Transcribo parte de un escrito llegado a mis manos que dice:
Radical, Masón y Bombero
Este triangulo virtuoso ha poblado el hacer político, ético y social de miles de ciudadanos chilenos por mas de 150 años de historia nacional. Muchas veces repetido en reuniones sociales y familiares de manera jocosa, sin embargo este triangulo descriptivo define a mas de seis generaciones de hombres públicos chilenos, ya que si bien estas tres instituciones no están vinculadas oficialmente, las tres son hijas de un mismo espíritu y tanto el Partido Radical como el Cuerpo de Bomberos de Chile, son fundados por grupos humanos en donde los ciudadanos masones eran la mayoría, cuando no la totalidad.
Cada ciudad y pueblo grande de la Republica a partir de 1862, veía con orgullo y también con una sonrisa en la boca como sus ciudadanos mas comprometidos con el desarrollo y el progreso de la comunidad deambulaban entre la Asamblea Radical, el Cuartel de Bomberos y por la tarde el Templo. Muchas veces se veía que se empezaba con la afiliación a una de estas instituciones y tarde o temprano eras arrastrado por tus propios iguales a engrosar las filas de las otras dos.
Tanto es así que la historia de la masonería, los bomberos y los militantes radicales se confunden, así Enrique Mac Iver, expresa un pensamiento que de alguna manera refleja lo que para el debe ser la ética republicana y dice así:
“las opiniones individuales se asemejan a las gotas de agua que caen desde las nubes; si no encuentran lecho que las reciba, reúna y encause, se pierden en el mar, se congelan en las cumbres, se descomponen en los llanos. Lecho y cause son los partidos, de esas gotas de agua, que forman así corrientes poderosas que limpian y fecundan el campo social”
La frase “radical, masón y bombero”, probablemente nació en Santiago, donde a partir de 1863 los miembros de las pocas logias existentes en Chile se volcaron en ayuda de la recién nacida Institución Bomberil, en donde militaron jóvenes y entusiastas como lo eran, además de radicales. Enrique Mac Iver, mas tarde Gran Maestro de la Francmasonería, Superintendente de Bomberos de Santiago y Senador Radical, es un ejemplo de ello y como él, varios miles más a lo largo de la historia y geografía de nuestro país.
Otro ejemplo lo constituyen las ciudades de Concepción y Copiapó donde imperaban los conocidos políticos y masones Pedro León Gallo, Manuel Antonio Matta, Blanco Encalada en su fundación y muchos otros... La primera bomba y materiales del Cuerpo de Copiapó fueron entregados por la Logia “Orden y Libertad” Nº 3 de esta ciudad, comprados por la Guillermo Matta, a la sazón voluntario de la 2ª Compañía de Santiago, cuyo nombre es “Fraternidad”.
A propósito del nombre que distinguen el nombre muchas bombas y logias, se recuerda que la primera oficialidad de la 1ª Compañía de Santiago, buscaba un lema que sirviera de nombre a la recién nacida Compañía. El secretario de esta bomba propuso el nombre de la logia a la que el pertenecía, “Deber y Constancia” Nº 5, la propuesta fue aprobada por unanimidad. Ejemplos como este hay muchos, pero tal vez uno de los más curiosos y simbólicos es el siguiente: la bandera de la Comandancia de Bomberos de Santiago, es una bandera rectangular blanca cuyos cuatro bordes están listonados por bandas rojas y en el medio geométrico de este rectángulo una solitaria estrella roja de cinco puntas. Los más bromistas dicen que Mac Iver, lo único que hizo fue tomar un mandil de la Gran Logia, le cortó los tirantes y lo izó en el mástil de la Comandancia.
El primer mártir que tuvo el Cuerpo de Bomberos de Santiago fue Germán Tenderini, masón que encarnaba lo mejor del espíritu humano y cívico en cuanto a caridad y fraternidad. También era masón Alejandro Blackwood, mártir del Cuerpo de Bomberos de Valparaíso, quien falleciera un año y medio antes que Tenderini.
Masones fueron los Padres de la Patria, masones los ideales de la Republica, el ejército lo fundaron masones, el sistema educacional fue concebido y creado por masones, nuestras constituciones, a excepción de la actual y el espíritu de nuestras mejores leyes fueron redactadas y concebidas por masones, los mejores hijos de esta Patria en las aulas, en los campos de batalla y el ejército, en las instituciones cívicas, en los poderes del Estado, en los hospitales, en las instituciones de beneficencia han sido masones consecuentes y a plomo con sus ideales, nuestros mejores políticos e intelectuales han trabajado en nuestros talleres y se han formado en ellos, no existiendo campo de la actividad nacional ni institución de la Republica, en la cual no se haya hecho notar la influencia y aporte de los ideales masónicos para la construcción de esta Republica laica llamada Chile, soñada y edificada desde hace 210 años por hombres como Carrera, O’Higgins, Camilo Henríquez, de Salas, Bulnes, Bilbao, Montt, Alessandri Palma, Aguirre Cerda, Lastarria, Vergara, Bello, de la Barra, Orrego Luco, Mac Iver, Allende y cientos de otros pro hombres de esta tierra que con su trabajo y aporte a nuestra sociedad han sido grandes patriotas, grandes benefactores sociales y culturales, hombres buenos y por sobre todo masones ejemplares.
Cabe destacar que Juan de Dios Arlegui, primer Gran Maestro de la Gran Logia de Chile, y que cumpliera con ese cargo por diez años (1862-1872) perteneció a la 2ª Compañía de Bomberos de Valparaíso por cerca de 50 años y participó en la redacción de los estatutos del Cuerpo de Bomberos del puerto, llegando a ser su Superintendente (1871-1872).
SFU