España Fallece uno de los bomberos rescatados en el incendio de la calle Uría

Nacho

Comandante de Guardia
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Indigno de ser bombero
15 de Abril del 2016 - Arturo López Álvarez (Oviedo)

Tras leer las declaraciones en prensa de quien ostenta el puesto de jefe de Bomberos sobre su actuación en el reciente trágico siniestro, es penoso para mí tener que entrar a valorar la actuación conjunta del servicio municipal de extinción, servicio al que pertenecí hasta hace pocos meses y fue y sigue siendo mi segundo hogar.

Al igual que el juramento hipocrático de los médicos, los bomberos tenemos un código ético que llevamos escrito en el corazón. Mentir para salvar el culo mancillando el honor de un compañero caído y otro herido es cosa muy grave. Es ofender a toda la profesión.

El intentar repartir las culpas con los mandos subordinados –se intuye en su declaración– es indigno de un jefe de Bomberos. La autoridad se puede delegar, señor Torres, la responsabilidad nunca.

No estuve presente en ese maldito incendio, pero he recogido las versiones y opiniones de bastantes de mis excompañeros y he visto documentos gráficos más que suficientes para hacerme una idea nítida de lo ocurrido.

Esos documentos, hay a cientos, son comparables con los de otros muchos siniestros similares ocurridos a lo largo y ancho del mundo. Pero no me es necesario siquiera hacer esa comparación para deducir algunas cosas, me bastan la experiencia y el sentido común.

Es notorio en muchas fotografías no lo que muestran, sino lo que deberían mostrar. Así, la enorme carencia de personal es más que patente; donde debería haber 8 o 10 bomberos con tres o cuatro líneas de agua, se ve solamente a 1 o 2 con una sola línea, incluso hubo momentos en que ninguno había ante la fachada de Uría, 58, con las cuatro plantas en llamas.

Respecto a la organización, ahí están los resultados. Tan sólo diré que viendo algunos de los vídeos, se me viene a la cabeza un chiste de los colegas americanos que dice: "¿Por qué la intervención se ha vuelto tan caótica? ¡Porque el jefe ya ha llegado al siniestro!".

El sentido de la proporción parece nulo en la cabeza de ese irresponsable cuando se atreve a justificar el empleo de "mangueritas" de 25 milímetros de sección ante llamas tan grandes que él mismo dice jamás había visto –tan absurdo como asar un elefante con un hornillo de camping gas–. Y si él mismo estaba coordinando en ese ficticio puesto de mando –sin carpa–, ¿qué diablos hacía tirando agua en un balcón con una de esas "mangueritas"?

Cientos de testigos y probablemente varios miles entre fotos y vídeos captaron la escasez de agua. ¿Cómo se puede negar ese hecho? Los mismos Eloy y Kuni tuvieron que, varias veces, esperar parados 8 o 10 minutos en la cesta del brazo articulado mientras llegaba otra cuba. Pero "el jefe" dice que el agua también se arrojó desde el interior, oculta a ojos y objetivos.

En el edificio de Uría prácticamente sólo quedaron los materiales no combustibles: escombros y hierros; técnicamente, esto significa que los bomberos no extinguieron aquí el incendio, sino que se agotó el combustible. Es obvio que la cantidad total de agua arrojada al fuego fue muy escasa en proporción a la de combustible que ardió. Loable es que en las condiciones en que trabajaron los bomberos lograran extinguir –en realidad– el fuego en Melquíades Álvarez y evitar la propagación del incendio a otros edificios.

En la línea del tiempo del desarrollo de un incendio en un edificio existen dos momentos calificados como críticos: el que corresponde a la vida de los ocupantes y el que afecta a la estructura.

Cuando ocurrió el trágico derrumbe, hacía tiempo que se había sobrepasado ya el segundo punto crítico –desde su remodelación, el edificio tenía una estructura mixta de madera y acero, el acero se hace dúctil a los 400ºC, y sufre una pérdida brusca de su resistencia a los 600ºC; en este incendio la temperatura fácilmente se acercó a los 1.000ºC, si no los sobrepasó– y si el jefe Torres dice que no sospechaba esta posibilidad, es un completo incompetente para el cargo que ocupa. Con lo cual, la Corporación no puede garantizar a los ovetenses el cumplimiento del artículo 15 de la Constitución si mantiene a esta persona en el puesto, por lo que debe cesarlo de inmediato.

Oviedo es una ciudad prestigiosa conocida en el mundo y me consta –mi hermana trabaja en el Instituto Cervantes de Pekín– que hasta en China los bomberos se llevaron las manos a la cabeza cuando sus televisores emitieron la noticia. En ninguna ciudad pueden permitirse estos vergonzosos desastres y menos en la nuestra.

Arturo López Álvarez, subinspector de Bomberos jubilado

Oviedo
 

Emanuel M

Chupe
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12 May 2015
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Me alegra saber que algunos españoles se dan cuenta que es inutil la tira de 25mm para declarados.

Tambien menciona que la cantidad de agua enviada era insuficiente para controlar el incendio.

Esta mas o menos encaminado.

Lastimosamente se jubilo
 

excflamma

Bombero Activo
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10 Jun 2015
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Es interesante lo que está ocurriendo a raíz del lamentable fallecimiento del mártir.

Lo que se lee en la carta es de alguien que no sólo tiene gran sentido común, sino que también sabe de incendios.

Un jefe de bomberos como el descrito no parece un profesional, sino alguien en cargo político. Igual sería bueno oír su versión, pues entiendo que el personal afectado no tenía orden de estar en el techo. Sin embargo, ese Cuerpo parece tener problemas estructurales.

Lo del uso del material de 25 merece un tema aparte.
 

Pitón Ruso

Capitán de Guardia
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Apareció en España éste tío "Elquetez" a buena hora, ¡Venga!
Zapater lo viene diciendo hace rato.
 
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Venturio

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24 Jul 2012
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Ven, esto pasa por argumentos como "cuidar el agua", no se cómo a los euros no les da verguenza decir esas excusas. Si hay que usar grandes flujos de agua (mínimo 1500 GPM), que lo hagan sin miedos y veran que los riesgos disminuyen considerablemente.

Saludos
Venturio
 
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Nacho

Comandante de Guardia
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La titular del Juzgado de Primera Instancia e Instrucción Número 2 de Oviedo, la jueza Simonet Quelle Coto, acordó ayer suspender la declaración prevista de dos de los mandos de Bomberos que intervinieron en el incendio del número 58 de la calle Uría: el inspector Luis Díaz Montes y el subinspector Juan José Puente Blanco. Lo hizo para que, junto a su superior y responsable del servicio, José Manuel Torres, comparezcan los tres, acompañados de abogado, el próximo 12 de mayo y en calidad de investigados, lo que hasta la última y reciente reforma de la ley procesal se llamaba imputados.

La jueza, de acuerdo con la Fiscalía, decidió suspender la testifical de ambos mandos y citarlos, junto con su jefe, a declarar como investigados tras escuchar la declaración del bombero que resultó herido en el desplome del edificio, en el que perdió la vida su compañero, Eloy Palacio.

Juan Carlos Fernández Granda, 'Cuni', según confirmaron fuentes del caso, se ratificó en lo que ya había dicho ante la Policía Nacional, que investiga los hechos, el mismo día que recibió el alta hospitalaria. El bombero, de 35 años de edad, a preguntas de la jueza y de las partes relató una serie de incidencias durante la intervención. También, se reafirmó en que nadie les advirtió del peligro de derrumbre del recrecido de la fachada, que se hundió arrastrándolos al interior del edificio cuando este colapsó. Ni siquiera, cuando tanto él como Eloy descendieron en la cesta del brazo articulado para recoger una pértiga o bichero con el que remover las masas de papel ardiendo que presentaban más dificultades para la extinción. Una tarea que, sostuvo, todo bombero sabe, que requería abandonar la relativa seguridad de la cesta.


«Ahorrar agua»

'Cuni' volvió a incidir en la escasez de agua durante las tareas de extinción del incendio. Dijo que, incluso, se les llegó a pedir que la «ahorrasen», para tratar de dar tiempo a que las cubas se recargasen con el suministro de las pocas bocas de riego que encontraron operativas los bomberos durante la intervención. En Uría, no hallaron ni un solo hidrante.

La orden era casi imposible de cumplir, porque el cañón montado en la autoescalera tiene dos regímenes de funcionamiento: baja presión, con 3.000 litros por segundo a una presión de 10 kilogramos por centímetro cuadrado, o alta presión, con un caudal de 400 litros por segundo y cuatro veces más presión, 40 kilogramos por centímetro cuadrado. Por comparación de magnitudes, la autoescalera desde la que trabajaban los bomberos cuenta con una carga de agua de 3.000 litros. Las dos nodrizas del servicio de Bomberos de Oviedo que se incorporaron poco después a las tareas de extinción, añadieron otros 4.000 litros cada una. Una cantidad similar a la que aportaron las otras dos cubas que se pidieron al parque de Bomberos de Asturias de Llanera. No había agua suficiente, reiteró el bombero herido.

Fallos en las emisoras

También, según su relato, fallaron los equipos de comunicaciones que cada bombero lleva incorporados en su casco. También, la alimentación de oxígeno a través del brazo de la autoescala, porque, según dijo, nadie se ocupó de ir alimentando la línea de aire desde abajo. También, el brazo del vehículo que da, desde hace tiempo, frecuentes sacudidas al desplegarse. Cuestiones que resumió diciendo que durante toda la intervención no hubo una cadena de mando clara y precisa.

La parte más dura de su testimonio, sin embargo, se produjo al final, cuando la jueza le inquirió si tenía algo más que añadir. Juan Carlos Fernández relató entonces, que el domingo 10 de abril, cuando aún estaba ingresado en el HUCA recuperándose de sus heridas, recibió una llamada del inspector Díaz Montes, en el transcurso de la cual este le instó, según su versión, a que fuera buscándose una excusa para explicar qué hacía fuera de la cesta.

Tras oír este testimonio, la jueza acordó suspender la declaración del inspector y del subinspector, que aquel día ejercía como jefe del turno, y citarlos a declarar junto con el propio responsable interino del servicio, José Manuel Torres, para el próximo día 12 de mayo. Se trata de una medida procesal habitual que busca garantizar la tutela de los derechos de quien pueden acabar siendo acusados de la comisión de un delito contra la seguridad de los trabajadores y, de paso, posibles impugnaciones de sus testimonios. Así los tres podrán a acudir a contar su versión de lo sucedido con el asesoramiento de un abogado.
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Nacho

Comandante de Guardia
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La jueza cita a declarar como investigados al jefe de Bomberos y a otros dos mandos
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El jefe de Bomberos, José Manuel Torres, a la izquierda, con una manguera intentando sofocar las llamas el pasado día 7 de abril. / M. ROJAS
  • Toma la decisión tras escuchar el relato del bombero herido en el incendio de Uría
  • Los tres imputados deberán comparecer en el juzgado el próximo 12 de mayo acompañados por un abogado


La titular del Juzgado de Primera Instancia e Instrucción Número 2 de Oviedo, la jueza Simonet Quelle Coto, acordó ayer suspender la declaración prevista de dos de los mandos de Bomberos que intervinieron en el incendio del número 58 de la calle Uría: el inspector Luis Díaz Montes y el subinspector Juan José Puente Blanco. Lo hizo para que, junto a su superior y responsable del servicio, José Manuel Torres, comparezcan los tres, acompañados de abogado, el próximo 12 de mayo y en calidad de investigados, lo que hasta la última y reciente reforma de la ley procesal se llamaba imputados.

La jueza, de acuerdo con la Fiscalía, decidió suspender la testifical de ambos mandos y citarlos, junto con su jefe, a declarar como investigados tras escuchar la declaración del bombero que resultó herido en el desplome del edificio, en el que perdió la vida su compañero, Eloy Palacio.

Juan Carlos Fernández Granda, 'Cuni', según confirmaron fuentes del caso, se ratificó en lo que ya había dicho ante la Policía Nacional, que investiga los hechos, el mismo día que recibió el alta hospitalaria. El bombero, de 35 años de edad, a preguntas de la jueza y de las partes relató una serie de incidencias durante la intervención. También, se reafirmó en que nadie les advirtió del peligro de derrumbre del recrecido de la fachada, que se hundió arrastrándolos al interior del edificio cuando este colapsó. Ni siquiera, cuando tanto él como Eloy descendieron en la cesta del brazo articulado para recoger una pértiga o bichero con el que remover las masas de papel ardiendo que presentaban más dificultades para la extinción. Una tarea que, sostuvo, todo bombero sabe, que requería abandonar la relativa seguridad de la cesta.


«Ahorrar agua»


'Cuni' volvió a incidir en la escasez de agua durante las tareas de extinción del incendio. Dijo que, incluso, se les llegó a pedir que la «ahorrasen», para tratar de dar tiempo a que las cubas se recargasen con el suministro de las pocas bocas de riego que encontraron operativas los bomberos durante la intervención. En Uría, no hallaron ni un solo hidrante.

La orden era casi imposible de cumplir, porque el cañón montado en la autoescalera tiene dos regímenes de funcionamiento: baja presión, con 3.000 litros por segundo a una presión de 10 kilogramos por centímetro cuadrado, o alta presión, con un caudal de 400 litros por segundo y cuatro veces más presión, 40 kilogramos por centímetro cuadrado. Por comparación de magnitudes, la autoescalera desde la que trabajaban los bomberos cuenta con una carga de agua de 3.000 litros. Las dos nodrizas del servicio de Bomberos de Oviedo que se incorporaron poco después a las tareas de extinción, añadieron otros 4.000 litros cada una. Una cantidad similar a la que aportaron las otras dos cubas que se pidieron al parque de Bomberos de Asturias de Llanera. No había agua suficiente, reiteró el bombero herido.

Fallos en las emisoras

También, según su relato, fallaron los equipos de comunicaciones que cada bombero lleva incorporados en su casco. También, la alimentación de oxígeno a través del brazo de la autoescala, porque, según dijo, nadie se ocupó de ir alimentando la línea de aire desde abajo. También, el brazo del vehículo que da, desde hace tiempo, frecuentes sacudidas al desplegarse. Cuestiones que resumió diciendo que durante toda la intervención no hubo una cadena de mando clara y precisa.

La parte más dura de su testimonio, sin embargo, se produjo al final, cuando la jueza le inquirió si tenía algo más que añadir. Juan Carlos Fernández relató entonces, que el domingo 10 de abril, cuando aún estaba ingresado en el HUCA recuperándose de sus heridas, recibió una llamada del inspector Díaz Montes, en el transcurso de la cual este le instó, según su versión, a que fuera buscándose una excusa para explicar qué hacía fuera de la cesta.

Tras oír este testimonio, la jueza acordó suspender la declaración del inspector y del subinspector, que aquel día ejercía como jefe del turno, y citarlos a declarar junto con el propio responsable interino del servicio, José Manuel Torres, para el próximo día 12 de mayo. Se trata de una medida procesal habitual que busca garantizar la tutela de los derechos de quien pueden acabar siendo acusados de la comisión de un delito contra la seguridad de los trabajadores y, de paso, posibles impugnaciones de sus testimonios. Así los tres podrán a acudir a contar su versión de lo sucedido con el asesoramiento de un abogado.
 

Venturio

Consejero Superior
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24 Jul 2012
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La titular del Juzgado de Primera Instancia e Instrucción Número 2 de Oviedo, la jueza Simonet Quelle Coto, acordó ayer suspender la declaración prevista de dos de los mandos de Bomberos que intervinieron en el incendio del número 58 de la calle Uría: el inspector Luis Díaz Montes y el subinspector Juan José Puente Blanco. Lo hizo para que, junto a su superior y responsable del servicio, José Manuel Torres, comparezcan los tres, acompañados de abogado, el próximo 12 de mayo y en calidad de investigados, lo que hasta la última y reciente reforma de la ley procesal se llamaba imputados.

La jueza, de acuerdo con la Fiscalía, decidió suspender la testifical de ambos mandos y citarlos, junto con su jefe, a declarar como investigados tras escuchar la declaración del bombero que resultó herido en el desplome del edificio, en el que perdió la vida su compañero, Eloy Palacio.

Juan Carlos Fernández Granda, 'Cuni', según confirmaron fuentes del caso, se ratificó en lo que ya había dicho ante la Policía Nacional, que investiga los hechos, el mismo día que recibió el alta hospitalaria. El bombero, de 35 años de edad, a preguntas de la jueza y de las partes relató una serie de incidencias durante la intervención. También, se reafirmó en que nadie les advirtió del peligro de derrumbre del recrecido de la fachada, que se hundió arrastrándolos al interior del edificio cuando este colapsó. Ni siquiera, cuando tanto él como Eloy descendieron en la cesta del brazo articulado para recoger una pértiga o bichero con el que remover las masas de papel ardiendo que presentaban más dificultades para la extinción. Una tarea que, sostuvo, todo bombero sabe, que requería abandonar la relativa seguridad de la cesta.


«Ahorrar agua»

'Cuni' volvió a incidir en la escasez de agua durante las tareas de extinción del incendio. Dijo que, incluso, se les llegó a pedir que la «ahorrasen», para tratar de dar tiempo a que las cubas se recargasen con el suministro de las pocas bocas de riego que encontraron operativas los bomberos durante la intervención. En Uría, no hallaron ni un solo hidrante.

La orden era casi imposible de cumplir, porque el cañón montado en la autoescalera tiene dos regímenes de funcionamiento: baja presión, con 3.000 litros por segundo a una presión de 10 kilogramos por centímetro cuadrado, o alta presión, con un caudal de 400 litros por segundo y cuatro veces más presión, 40 kilogramos por centímetro cuadrado. Por comparación de magnitudes, la autoescalera desde la que trabajaban los bomberos cuenta con una carga de agua de 3.000 litros. Las dos nodrizas del servicio de Bomberos de Oviedo que se incorporaron poco después a las tareas de extinción, añadieron otros 4.000 litros cada una. Una cantidad similar a la que aportaron las otras dos cubas que se pidieron al parque de Bomberos de Asturias de Llanera. No había agua suficiente, reiteró el bombero herido.

Fallos en las emisoras

También, según su relato, fallaron los equipos de comunicaciones que cada bombero lleva incorporados en su casco. También, la alimentación de oxígeno a través del brazo de la autoescala, porque, según dijo, nadie se ocupó de ir alimentando la línea de aire desde abajo. También, el brazo del vehículo que da, desde hace tiempo, frecuentes sacudidas al desplegarse. Cuestiones que resumió diciendo que durante toda la intervención no hubo una cadena de mando clara y precisa.

La parte más dura de su testimonio, sin embargo, se produjo al final, cuando la jueza le inquirió si tenía algo más que añadir. Juan Carlos Fernández relató entonces, que el domingo 10 de abril, cuando aún estaba ingresado en el HUCA recuperándose de sus heridas, recibió una llamada del inspector Díaz Montes, en el transcurso de la cual este le instó, según su versión, a que fuera buscándose una excusa para explicar qué hacía fuera de la cesta.

Tras oír este testimonio, la jueza acordó suspender la declaración del inspector y del subinspector, que aquel día ejercía como jefe del turno, y citarlos a declarar junto con el propio responsable interino del servicio, José Manuel Torres, para el próximo día 12 de mayo. Se trata de una medida procesal habitual que busca garantizar la tutela de los derechos de quien pueden acabar siendo acusados de la comisión de un delito contra la seguridad de los trabajadores y, de paso, posibles impugnaciones de sus testimonios. Así los tres podrán a acudir a contar su versión de lo sucedido con el asesoramiento de un abogado.
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@Nacho

Graves falencias, se nota que no tienen grifos de alto rendimiento (de 1000 GPM o mas), ademas de falencias en EPP y comunicaciones. Es la receta para un desastre.

Otro detalle, el brazo articulado si se sacude es porque hay una mala mantencion, mal uso o ambos.

Esto es un llamado de alerta, no solo en España sino en todo el viejo continente, para replantear las tecnicas de extincion de incendios y usar altos caudales de una vez por todas.

Saludos
Venturio
 

Nacho

Comandante de Guardia
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Las consecuencias de la tragedia del 7 de abril
Oviedo busca nuevo jefe de bomberos 47 días después del incendio de Uría
El Ayuntamiento convocará un concurso para fichar a una persona de perfil más técnico
25.05.2016 | 13:54
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Una vecina, ayer, frente al edificio afectado por el incendio del pasado abril. LUISMA MURIAS

Marta PÉREZ El Ayuntamiento de Oviedo busca un nuevo jefe de bomberos cuarenta días después del incendio de Uría, 58 en el que perdió la vida un trabajador del Servicio de Extinción de Incendios y Salvamento (SEIS), Eloy Palacio. Así lo anunció ayer el concejal de Seguridad Ciudadana, Ricardo Fernández, en rueda de prensa. Hasta ahora, el responsable del servicio accedía al puesto por promoción interna, y la novedad es que por primera vez se contratará a una persona de perfil técnico (un ingeniero o un arquitecto, preferiblemente) que tendrá que pasar un concurso oposición.

Las bases están casi rematadas y se espera cubrir el puesto antes de que acabe el año. Además, nadie sale "herido" en la operación de renovación del servicio, puesto que el actual responsable del SEIS, el intendente José Manuel Torres -en el cargo desde el año 2004- ya había anunciado antes del incendio que le ha llevado a declarar como investigado en el juzgado, su intención de jubilarse a mediados de 2016, al cumplir los 60 años.

"He dado una instrucción expresa para que se proceda a convocar el puesto de jefe de servicio. Esta medida, junto a otras que vamos a impulsar, tienen que colocar el cuerpo en el siglo XXI", señaló Ricardo Fernández.

Tras la tragedia de Uría, 58 el Ayuntamiento de Oviedo se ha propuesto actuar no solamente en el ámbito del área de Seguridad Ciudadana, sino también en otras concejalías, como la de Servicios Básicos, para solventar la descoordinación derivada de las deficiencias en las
bocas de agua e hidrantes de los que los bomberos se abastecen para extinguir incendios. "Ha quedado claro después de los últimos incidentes la importancia de la coordinación de servicios", destacó la edil de Servicios, Ana Rivas, que acompañó a Ricardo Fernández en la rueda de prensa. De este modo, la edil y segunda teniente de Alcalde, Ana Rivas, adelantó que se elaborarán unas nuevas bases de datos con información digitalizada sobre las bocas de riego y los hidrantes del municipio, para que puedan ser consultadas por los bomberos y la empresa Aqualia, adjudicataria del servicio de aguas en Oviedo. También avanzó que se revisarán los dispositivos que no están actualizados y, por último, que el servicio de Vías se ocupará de señalizar correctamente algunos de ellos, sobre todo en la zona urbana.

Según los datos ofrecidos por la concejala, de los 5.100 bocas de agua que hay en el municipio, se han revisado desde el año 2011 aproximadamente la mitad, unos 1.500 mecanismos. Y también se han renovado o reparado un total de 749, mientras que otros 99 están pendientes de renovación. "A partir de 2011 se ralentizó el plan de revisión y se realizó solo a demanda. Vamos a retomar ese plan, establecerlo de manera más sistemática, con todos los servicios involucrados", manifestó Rivas.

En cuanto a los problemas de señalización de los hidrantes, la concejala explicó que en calles como Uría hay algunas bocas que están cubiertas por losas de hormigón que no se diferencian del resto de la acera. "Las que sean hidrantes tienen que tener una señalización roja", dijo. Además, admitió que "alguna de ellas está mal colocada".

Respecto a los hidrantes que no pertenecen al Ayuntamiento, los privados -como los del campus del Milán- Ana Rivas también dijo que, aunque el mantenimiento no corresponde al Ayuntamiento de Oviedo, "habrá que llegar a un compromiso para garantizar que todo esté bien indicado y en perfecto estado de funcionamiento".
 

Nacho

Comandante de Guardia
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Bomberos ante el incendio de la calle Uría, en Oviedo

Oviedo aplicará un plan de rejuvenecimiento a su plantilla de bomberos
La reapertura al tráfico de Uría devuelve la normalidad al centro tras el gran incendio de abril, pero la tragedia deja enseñanzas pendientes de asimilar en otros ámbitos. La sexta parte de los trabajadores están de baja por enfermedad
RAÚL ÁLVAREZ
Oviedo 11/07/2016 05:00
La vuelta del transporte público a sus recorridos habituales por Uría, hacia arriba y hacia abajo, señala el regreso a la normalidad del centro de la ciudad tras el truculento incendio que consumió por entero el número 58 de la principal arteria comercial de Oviedo a mediados de abril. La ciudad comienza así a salir del choque causado por la muerte de un bombero que trabajaba en la extinción de las llamas en el momento en que parte de la estructura del edificio se vino abajo. Los técnicos municipales consideran que ya no existen motivos para mantener bloqueado el tráfico por el centro de la ciudad. El solar es seguro, las labores de desescombro aún pendientes pueden realizarse dentro de lo que queda en pie del inmueble y las múltiples investigaciones -administrativa, judicial, policial y de seguridad laboral- para determinar el origen de las llamas y estudiar si hubo fallos o negligencias en el dispositivo para sofocarlas tampoco exigen una medida tan extrema. Pero si la vida urbana vuelve a su cauce a la espera de la entrega de la medalla de la ciudad concedida a título póstumo a Eloy Velasco, el trabajador fallecido, las cosas no volverán a ser iguales en el Servicio de Extinción de Incendios y Salvamento (SEIS), para el que el equipo de gobierno planea una profunda remodelación de su organigrama y medidas de rejuvenecimiento de una plantilla envejecida por la falta de contrataciones.


Aunque desde el primer momento el equipo de gobierno ha sostenido que la muerte del bombero fue una consecuencia trágica de una circunstancia imprevisible, desde la misma tarde del incendio se han lanzado preguntas sobre el manejo de la situación por los responsables del operativo y por el mantenimiento de los hidrantes (las bocas de riego para alimentar las mangueras) de la ciudad. La tesis del tripartito es que la primera fue respetuosa con los procedimientos y el segundo, mejorable. El concejal del área, Ricardo Fernández, también sostiene desde antes de la tragedia -en realidad, desde su toma de posesión, hace un poco más de un año- que a Oviedo le hacen falta más bomberos y policías locales. El ayuntamiento ha emprendido una revisión de los hidrantes y esta semana, al mismo tiempo que se anunciaba la reapertura de la calle, ha elevado a 11 las contrataciones previstas en el SEIS: siete bomberos interinos, que empezarán a trabajar este mismo mes, y cuatro mandos intermedios (subinspectores, los antiguos cabos del cuerpo de bomberos) para reforzar la cadena de mando.

Esa ampliación se une al planificado relevo del jefe del Servicio, José Manuel Torres, cuya jubilación está prevista para este mismo año. Para sustituirlo, ya no se busca otra persona que llegue a la cúspide del escalafón por la vía de la promoción interna, como hizo Torres en 2004, sino a un arquitecto con experiencia. El accidente también ha revelado la necesidad de poner al día el reglamento que regula el funcionamiento del cuerpo de bomberos, una reliquia administrativa de la posguerra cuya aprobación data de 1941. Fernández, al margen de las enseñanzas y las conclusiones que muestre la información reservada sobre el incendio que el ayuntamiento tiene en curso, considera prioritarias las contrataciones y la infusión de sangre nueva en una plantilla envejecida, cuya media de edad, superior a los 50 años, resulta excesiva para un trabajo en el que la preparación física resulta capital. Además de la muerte en Uría de Eloy Velasco, el SEIS suma tres fallecimientos por enfermedad en los últimos meses y las bajas prolongadas por motivos de salud reducen en la práctica a 60 personas una plantilla que, sobre el papel, consta de 72 trabajadores.

«Preferiría unas oposiciones que la interinidad, que no me gusta ni es el mecanismo más ventajoso, pero es la solución más rápida a las bajas y los fallecimientos», señala Fernández. El concejal admite que las llamas en el centro de la ciudad han suscitado alarma y puesto los focos sobre el SEIS, pero asegura que la situación es solucionable. «Hay un quebranto en el servicio, sí, pero no una descomposición. Tenemos una plantilla escasa y envejecida. La recompondremos», añade. En 2017, cuando el presupuesto lo permita, el ayuntamiento contratará a un subjefe para el servicio.


Sin esperar a disponer de la información reservada sobre el incendio, el ayuntamiento ya ha decidido mejorar la formación de los bomberos. Los técnicos aún no han determinado si acometer esa tarea con medios propios o recurrir al centro de salvamento que el Ministerio de Fomento gestiona en Veranes (Gijón) o a la escuela que mantiene el Gobierno autonómico.
http://www.lavozdeasturias.es/notic...lantilla-bomberos/00031468170319498280990.htm