A trabajar y perverar con fe. Ya se lloro todo lo perdido. A darle una mano a la regeneración, porque tal vez no nuestros hijos, pero si nuestros nietos contemplaran lo imponente que es la naturaleza. Si es posible formarlos con conciencia ecologica y lo que es tan hermoso que cuesta muchisimos años en formarse, por irresponsabilidad en unas cuantas horas puede perderse.
El guarda forestal Francisco Cuevas muestra las ramas nuevas de un alcornoque afectado por el incendio que arrasó la Costa a finales de agosto
Brotes verdes en la sierra negra
Efectivos del plan Infoca y de los municipios trabajan sobre el terreno para recuperar la flora y la fauna
Alcornoques, pinos y palmitos vuelven a despuntar gracias a las últimas lluvias
El monte mediterráneo, como el ave fénix, rebrota de sus cenizas. En medio de la tizne del carbón y la tierra cubierta de polvo gris la vegetación vuelve a demostrar su capacidad de supervivencia frente a la peor de las catástrofes. Solo un mes después de que se diera por extinguido el incendio que asoló la Costa del Sol, alcornoques, pinos y palmitos vuelven a despuntar, animados por las últimas lluvias. En compañía de Francisco Cuevas, guarda de caza de la Junta de Andalucía adscrito al Ayuntamiento de Mijas; y de Félix Moreno, propietario de una de las fincas afectadas, SUR se adentra en el corazón del espacio más castigado por el fuego de la provincia, justo en la semana en la que los efectivos del plan Infoca y de la Consejería de Medio Ambiente se han sumado a los de los ayuntamientos para restaurar los terrenos y recuperar la flora y la fauna perdida.
La ruta comienza junto al almencino de la Casa de la Matanza, catalogado por su valor natural, y al que los testimonios de los mayores le conceden una edad de unos 150 años. Antes de aquel fatídico 30 de agosto tenía un perímetro de tres metros, y 17 de altura. Las llamas le han hecho perder una parte del tronco, que el árbol ha dejado caer, por una propiedad que le permite librarse de las partes de su organismo que ya no le sirven. «Se autotala», explica, gráficamente, el guarda. Los restos todavía permanecen sobre el suelo. En la parte que ha quedado en pie, los brotes se abren entre la carbonilla acumulada sobre la corteza. «Este está vivo, ya no se pierde», añade con satisfacción.
Al lado de este ejemplar los palmitos, casi tan viejos como el árbol al que acompañan, son el mejor testimonio del poder de regeneración del bosque malagueño. Sus troncos están negros, y de estos cuelgan ramilletes de dátiles carbonizados que nadie se atreve a tocar. Pero en la copa, entre las hojas achicharradas, brota una nueva generación de palmas verdes. Para ello han sido definitivas las precipitaciones de finales de septiembre, que en esta zona fueron muy abundantes, de más de 50 litros por metro cuadrado, pero espaciadas en el tiempo y no torrenciales. De manera que han refrescado las raíces sin provocar las temidas erosiones en suelos muy debilitados por la falta de vegetación. «El agua ha caído muy bien y la hierba va hacia arriba. Ahora hace falta otro chaparrón, porque con los días de calor las plantas han empezado a crecer, y ya necesitan agua otra vez», añade. Las gotas también han permitido lavar las ramas y las hojas, quitarles de encima parte de la ceniza acumulada.
En otro punto del recorrido se llega hasta un bosquete de pinos que, al pisar con las botas de montaña, todavía huele a humo. Sobre la tierra negra contrasta el blanco de una vara de campanillas. Unos agujeros en el suelo llaman la atención. «El fuego quema todo el tronco y llega hasta las raíces. Algunos tienen más de un metro de profundidad», ilustra este experto. Muchos ejemplares están gravemente afectados, pero en otros se puede apreciar en sus ramas una mezcla de acículas secas con otras verdes, recién salidas, señal de que el árbol tiene ganas de seguir viviendo.
El último alcornocal
Félix Moreno es el propietario de parte del último alcornocal puro que existía en el término municipal de Mijas, con una extensión total de 235 hectáreas, en el conocido como cerro Molinillo, dentro del paraje de Entrerríos. Algunos de sus ejemplares, con una antigüedad de unos 170 años, sufrieron las llamas, pero no está todo perdido, pues varios ya tienen brotes de cierta entidad, a pesar del poco tiempo trascurrido. Otros se perderán porque se descorcharon el año pasado y no tenían ninguna protección. Según sus cálculos, entre el 70 y el 80% tienen posibilidades de seguir adelante. En los aguacates que Moreno tiene en otra parte de su finca también han comenzado ya a aparecer yemas nuevas, después de una poda drástica.
Más llamativos aún son los alcornoques jóvenes del cerro del Camorro, que a pesar de tener el tronco completamente tiznado aparecen cuajados de pequeñas ramas recién nacidas. En este punto, Francisco Cuevas aclara que es un terreno con mucha agua, hasta el punto de que los jabalíes han excavado pozas donde bañarse.
En cambio, otras especies lo tienen más difícil. Muchos pinos que se perdieron en el incendio del verano pasado no han logrado recuperarse; y lo mismo ocurre con los algarrobos: con frecuencia el peso de las ramas nuevas hacen que el tronco entero se parta por las zonas quemadas.
El regreso de la fauna
Varios municipios afectados, como el de Mijas, llevan semanas actuando sobre el terreno para volver a acondicionar los caminos y cortafuegos. Estas labores se han reforzado, desde el pasado miércoles, con el plan de restauración ambiental que desarrollan los efectivos de Infoca y de la Consejería de Medio Ambiente de la Junta. Estos trabajarán durante los próximos seis meses para crear taludes y barreras que contengan las tierras frente a posibles lluvias torrenciales; así como para limpiarlas de madera muerta, como paso previo para una repoblación controlada, que arrancará la próxima primavera.
El segundo gran frente de batalla es la supervivencia de la fauna. El guarda forestal celebra que los animales están regresando poco a poco «a su carencia», a su hábitat, pero el problema es la escasez de alimento. De manera que se dedica, varias veces por semana, a aportarles un suplemento en forma de piensos compuestos y maíz, para que permanezcan allí y no bajen a buscarse la vida a las zonas costeras. «En nuestra finca había muchos jabalíes, pero se han ido porque no tenían nada que comer, y se están concentrando en los sitios donde queda un poquito de vegetación», apunta Moreno.
«Los hemos retirado de los campos de golf, engolosinados con la comida, poniéndola cada vez más lejos, hasta que han vuelto al monte y ya no molestan», relata Cuevas, mientras va esparciendo los granos en los enclaves donde los han avistado con anterioridad: «Cada día vemos más jabalíes, cabras hispánicas y perdices. Cada animal que encontramos lo celebramos, es una fiesta». En este punto, el técnico destaca la labor de los cazadores de la zona. «Se han volcado; han puesto fondos para comprar alimentos y están colaborando en la repoblación y en la limpieza del monte».
Son pequeñas luces en medio de la oscuridad que dejó tras de sí uno de los peores desastres ecológicos de la historia reciente de la provincia, con más de 7.000 hectáreas forestales perdidas. Y todavía pasarán años antes de que la Sierra de Mijas vuelva a parecerse a lo que un día fue.
http://www.diariosur.es/v/20121014/malaga/brotes-verdes-sierra-negra-20121014.html

El guarda forestal Francisco Cuevas muestra las ramas nuevas de un alcornoque afectado por el incendio que arrasó la Costa a finales de agosto
Brotes verdes en la sierra negra
Efectivos del plan Infoca y de los municipios trabajan sobre el terreno para recuperar la flora y la fauna
Alcornoques, pinos y palmitos vuelven a despuntar gracias a las últimas lluvias
El monte mediterráneo, como el ave fénix, rebrota de sus cenizas. En medio de la tizne del carbón y la tierra cubierta de polvo gris la vegetación vuelve a demostrar su capacidad de supervivencia frente a la peor de las catástrofes. Solo un mes después de que se diera por extinguido el incendio que asoló la Costa del Sol, alcornoques, pinos y palmitos vuelven a despuntar, animados por las últimas lluvias. En compañía de Francisco Cuevas, guarda de caza de la Junta de Andalucía adscrito al Ayuntamiento de Mijas; y de Félix Moreno, propietario de una de las fincas afectadas, SUR se adentra en el corazón del espacio más castigado por el fuego de la provincia, justo en la semana en la que los efectivos del plan Infoca y de la Consejería de Medio Ambiente se han sumado a los de los ayuntamientos para restaurar los terrenos y recuperar la flora y la fauna perdida.
La ruta comienza junto al almencino de la Casa de la Matanza, catalogado por su valor natural, y al que los testimonios de los mayores le conceden una edad de unos 150 años. Antes de aquel fatídico 30 de agosto tenía un perímetro de tres metros, y 17 de altura. Las llamas le han hecho perder una parte del tronco, que el árbol ha dejado caer, por una propiedad que le permite librarse de las partes de su organismo que ya no le sirven. «Se autotala», explica, gráficamente, el guarda. Los restos todavía permanecen sobre el suelo. En la parte que ha quedado en pie, los brotes se abren entre la carbonilla acumulada sobre la corteza. «Este está vivo, ya no se pierde», añade con satisfacción.
Al lado de este ejemplar los palmitos, casi tan viejos como el árbol al que acompañan, son el mejor testimonio del poder de regeneración del bosque malagueño. Sus troncos están negros, y de estos cuelgan ramilletes de dátiles carbonizados que nadie se atreve a tocar. Pero en la copa, entre las hojas achicharradas, brota una nueva generación de palmas verdes. Para ello han sido definitivas las precipitaciones de finales de septiembre, que en esta zona fueron muy abundantes, de más de 50 litros por metro cuadrado, pero espaciadas en el tiempo y no torrenciales. De manera que han refrescado las raíces sin provocar las temidas erosiones en suelos muy debilitados por la falta de vegetación. «El agua ha caído muy bien y la hierba va hacia arriba. Ahora hace falta otro chaparrón, porque con los días de calor las plantas han empezado a crecer, y ya necesitan agua otra vez», añade. Las gotas también han permitido lavar las ramas y las hojas, quitarles de encima parte de la ceniza acumulada.
En otro punto del recorrido se llega hasta un bosquete de pinos que, al pisar con las botas de montaña, todavía huele a humo. Sobre la tierra negra contrasta el blanco de una vara de campanillas. Unos agujeros en el suelo llaman la atención. «El fuego quema todo el tronco y llega hasta las raíces. Algunos tienen más de un metro de profundidad», ilustra este experto. Muchos ejemplares están gravemente afectados, pero en otros se puede apreciar en sus ramas una mezcla de acículas secas con otras verdes, recién salidas, señal de que el árbol tiene ganas de seguir viviendo.
El último alcornocal
Félix Moreno es el propietario de parte del último alcornocal puro que existía en el término municipal de Mijas, con una extensión total de 235 hectáreas, en el conocido como cerro Molinillo, dentro del paraje de Entrerríos. Algunos de sus ejemplares, con una antigüedad de unos 170 años, sufrieron las llamas, pero no está todo perdido, pues varios ya tienen brotes de cierta entidad, a pesar del poco tiempo trascurrido. Otros se perderán porque se descorcharon el año pasado y no tenían ninguna protección. Según sus cálculos, entre el 70 y el 80% tienen posibilidades de seguir adelante. En los aguacates que Moreno tiene en otra parte de su finca también han comenzado ya a aparecer yemas nuevas, después de una poda drástica.
Más llamativos aún son los alcornoques jóvenes del cerro del Camorro, que a pesar de tener el tronco completamente tiznado aparecen cuajados de pequeñas ramas recién nacidas. En este punto, Francisco Cuevas aclara que es un terreno con mucha agua, hasta el punto de que los jabalíes han excavado pozas donde bañarse.
En cambio, otras especies lo tienen más difícil. Muchos pinos que se perdieron en el incendio del verano pasado no han logrado recuperarse; y lo mismo ocurre con los algarrobos: con frecuencia el peso de las ramas nuevas hacen que el tronco entero se parta por las zonas quemadas.
El regreso de la fauna
Varios municipios afectados, como el de Mijas, llevan semanas actuando sobre el terreno para volver a acondicionar los caminos y cortafuegos. Estas labores se han reforzado, desde el pasado miércoles, con el plan de restauración ambiental que desarrollan los efectivos de Infoca y de la Consejería de Medio Ambiente de la Junta. Estos trabajarán durante los próximos seis meses para crear taludes y barreras que contengan las tierras frente a posibles lluvias torrenciales; así como para limpiarlas de madera muerta, como paso previo para una repoblación controlada, que arrancará la próxima primavera.
El segundo gran frente de batalla es la supervivencia de la fauna. El guarda forestal celebra que los animales están regresando poco a poco «a su carencia», a su hábitat, pero el problema es la escasez de alimento. De manera que se dedica, varias veces por semana, a aportarles un suplemento en forma de piensos compuestos y maíz, para que permanezcan allí y no bajen a buscarse la vida a las zonas costeras. «En nuestra finca había muchos jabalíes, pero se han ido porque no tenían nada que comer, y se están concentrando en los sitios donde queda un poquito de vegetación», apunta Moreno.
«Los hemos retirado de los campos de golf, engolosinados con la comida, poniéndola cada vez más lejos, hasta que han vuelto al monte y ya no molestan», relata Cuevas, mientras va esparciendo los granos en los enclaves donde los han avistado con anterioridad: «Cada día vemos más jabalíes, cabras hispánicas y perdices. Cada animal que encontramos lo celebramos, es una fiesta». En este punto, el técnico destaca la labor de los cazadores de la zona. «Se han volcado; han puesto fondos para comprar alimentos y están colaborando en la repoblación y en la limpieza del monte».
Son pequeñas luces en medio de la oscuridad que dejó tras de sí uno de los peores desastres ecológicos de la historia reciente de la provincia, con más de 7.000 hectáreas forestales perdidas. Y todavía pasarán años antes de que la Sierra de Mijas vuelva a parecerse a lo que un día fue.
http://www.diariosur.es/v/20121014/malaga/brotes-verdes-sierra-negra-20121014.html