Una insólita Historia de Navidad que frenó la guerra

Nacho

Comandante de Guardia
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Este año en particular a mi juicio ha sido malo la violencia impaera en la sociedad a todo nivel pero bueno, la historia en ocaciones nos muestra que hay condiciones esperanzadoras, Asi como el 21 de diciembre del 78 una tormenta salida de quien sabe donde freno el avance de la Flomar en el Atlantico para batirse con la Escuadra Nacional, la idea de algun hombre anonimo hizo un paraiso en medio del horror de la "drole Guerre" con la buena voluntad de todos los demas,........

[h=1]Una insólita Historia de Navidad que frenó la guerra[/h]Al menos durante unas horas, alemanes y británicos dejaron de disparar a matar, guardaron sus fusiles y fueron tan amigos como se puede ser en Navidad. ¿Cómo se llegó a esto?
El día 28 de julio de 1914, estalló la I Guerra Mundial con la invasión de Serbia por parte del Imperio Austro-Húngaro. El asesinato ocurrido un mes antes de Franz Ferdinand, heredero al trono Austro-Húngaro a manos de Gavrilo Princip (nacionalista Serbio) fue el detonante que llevó a Europa por un camino de horror durante 4 años en los que fueron sacrificados más de 9 millones de seres humanos y como bien sabemos, sembró las bases para 21 años más tarde volver a luchar en una guerra que transformó el mundo y en la que se sacrificaron más de 50 millones de vidas.
Las imágenes que se pueden encontrar en diversos documentales muestran a los saldados de ambos bandos, yendo felices a luchar contra sus hermanos continentales, asumiendo una postura de que la guerra es algo noble y en la que se encuentra honor. En una guerra, no hay ganadores, todos perdemos porque el sufrimiento de uno nos involucra a todos.
Iniciadas las hostilidades, a los soldados de ambos lados se les aseguró que estarían de regreso en sus hogares para el día de Navidad de ese año y celebrarían la victoria. Nada más alejado de lo que verdaderamente ocurrió. Las tropas en los frentes de batalla no regresaron al hogar para esa fecha y la guerra se prolongó hasta el 11 de Noviembre de 1918.


Sin embargo, una luz de esperanza brilló en la Noche Buena de Diciembre de 1914, uno de los acontecimientos más extraños registrados en la historia militar tuvo lugar en el Frente Occidental.

Todo comenzó a partir del sector alemán, los soldados comenzaron a encender velas. Los centinelas británicos reportaron a sus oficiales que se veían pequeñas luces elevadas en postes ó bayonetas. Estas linternas iluminaban claramente a las tropas alemanas haciéndolas vulnerables a los disparos enemigos. Sin embargo, los británicos se resistieron a disparar y lo que resultó aún más sorprendente fue que los oficiales vieron a través de sus prismáticos que algunos hombres del ejército alemán sostenían árboles de Navidad sobre sus cabezas con velas en sus ramas.
A los pocos momentos de ver ésta señal, los británicos comenzaron a escuchar a algunos de los alemanes cantando un villancico de Navidad. Muy pronto fue entonado a todo lo largo de las líneas alemanas.
Las tropas británicas reconocieron inmediatamente la melodía, era “Noche de Paz” y muy pronto se neutralizaron todas las hostilidades en ambos lados. Uno por uno, los soldados británicos y alemanes comenzaron a dejar sus armas a un lado y salir con rumbo a la “tierra de nadie“. Tantos soldados de ambos lados salieron de sus trincheras que los oficiales superiores estaban impedidos de evitar esta reacción espontánea. Había una tregua no declarada y estalló la paz.
Frank Richards fue un testigo de ésta tregua no oficial. En su diario de la guerra escribió: “Levantamos un pizarrón con ‘Feliz Navidad’ escrito. El enemigo también levantó uno igual. Dos de nuestros hombres arrojaron su equipo al suelo y saltaron fuera de su parapeto con las manos sobre sus cabezas al mismo tiempo que dos de los alemanes hacían lo mismo; los dos nuestros caminaron para encontrarse con ellos. Se dieron las manos y entonces todos nosotros salimos de las trincheras y así mismo también hicieron los alemanes.”
Richards también explicó que algunos soldados alemanes hablaban inglés perfectamente bien, uno de ellos diciendo cuan harto estaba de la guerra y que estaría muy alegre cuando todo terminase. Sus contrapartes británicos estaban de acuerdo.
Esa noche, soldados que hasta ese momento eran enemigos se sentaron juntos alrededor del calor del fuego. Intercambiaron pequeños regalos de sus pobres pertenencias -barras de chocolate, botones, insignias y pequeñas latas de carne de vacuno-. Hombres que hasta solamente unas horas atrás se disparaban a matar estaban ahora compartiendo las festividades de Navidad y mostrándose los unos a los otros fotografías de sus familias.
La tregua terminó así como comenzó, por mutuo acuerdo. El capitán C.I. Stockwell de los Royal Welsh Fusiliers recordó cómo -después de una verdadera “Noche de Paz”- disparó tres veces al aire el 26 de Diciembre a las 8:30 AM y se dirigió hacia las trincheras. Un oficial alemán que intercambió regalos con Stockwell la noche anterior también se dirigió hacia las trincheras. Se inclinaron en reverencia, se saludaron y descendieron de regreso cada uno a su sector. Unos minutos más tarde, el Capitán Stockwell escuchó al oficial alemán disparar dos veces al aire.
Tristemente, volvían a estar en guerra.
Paul Mc Cartney compuso una canción que relata someramente esta anécdota de la historia, “Pipes of Peace”.


 
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Nacho

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Un cuento de Navidad en medio de la II Guerra Mundial

Hasta en mitad de un sangrienta guerra se puede producir el milagro de la Navidad. Tras el desembarco de Normandía, Operación Overlord, la ofensiva aliada sufrió un importante revés cuando las fuerzas aerotransportadas británicas intentaron tomar el puente de Arnhem (Holanda) un mes más tarde. Hitler decidió lanzar una ofensiva en el Frente Occidental para estabilizarlo y poder centrarse en el Oriental, donde el Ejército Rojo empujaba con mucha fuerza.

El mes de diciembre de 1944, los alemanes lanzan la ofensiva de las Árdenas (Bélgica). Los panzer sembraron el caos en las filas aliadas dejando a muchas unidades aisladas en medio de los bosques y capturando a miles de prisioneros. Tres soldados estadounidenses, uno de ellos herido, se encontraron perdidos en medio de un bosque que no conocían, con la nieve hasta las rodillas y sin apenas visibilidad por la niebla. Vagaron durante horas buscando a su Unidad pero lo único que encontraron fue una casita de cuento con la chimenea humeante… era la víspera de la Navidad. En la casa se encontraban un niño de 12 años, Fritz Vincken, y su madre preparando la cena. Les pidieron ayuda y la madre les dejó pasar ofreciéndoles comida y un fuego para calentarse, a sabiendas de que dar cobijo a los aliados estaba penado con el fusilamiento. Cuando la madre estaba curándole las heridas al soldado estadounidense, asaltaron la casa cuatro soldados alemanes. Todos cogieron las armas y comenzaron a gritar, durante unos instantes parecía que aquello sería una matanza a quemarropa… hasta que la madre se interpuso entre los dos grupos y les pidió que bajasen las armas. Hubo unos momentos de silencio e indecisión pero al final todos accedieron. Los alemanes no estaban mucho mejor que los estadounidenses y buscaban un refugio para pasar la gélida noche. Al final, todos compartieron la cena y el calor del hogar. A la mañana siguiente, cuando el herido ya estaba mucho mejor, los soldados alemanes les llevaron hasta las líneas de los aliados y se despidieron.



Tras la publicación de la historia de Fritz Vincken en una revista americana y un documental en televisión, la familia de un soldado americano que había luchado en las Árdenas se puso en contacto con el canal de TV… su padre llevaba años contando esa historia. En enero de 1996, Fritz se trasladó hasta Maryland para conocer a Ralph Blank. El encuentro fue muy emotivo…

Tu madre me salvó la vida – dijo Ralph


Ralph Blank y Fritz Vincken