En mi opinión, el problema radica en que hemos asumido mentalmente que la voluntariedad del sistema implica una especie de martirologio, en donde un grupo de privados se hace cargo en su totalidad de la atención de emergencias, permitiendo que el Estado se desentienda de su responsabilidad en lo que respecta a seguridad. Entonces los Cuerpos deben buscar formas de financiamiento que pueden ser de lo más variado, generando polémicas como uso de equipos o máquinas para trabajos varios, emplazamiento de antenas celulares, fiestas en cuarteles o pasar con un tarro en las esquinas. Puedo estar o no de acuerdo con una u otra alternativa pero... ¿cómo puedo condenar a aquellos de mis compañeros que optan por alguna, si con ello obtienen los recursos necesarios para atender las emergencias de su comunidad?...
Si estamos discutiendo esto y no sobre técnicas de extricación o la última forma de extinción de incendios, no es más que el resultado de la falta de responsabilidad y compromiso del Estado de Chile y sus representantes para con el financiamiento de un sistema de Bomberos justo y equitativo para Chile. Por tanto camaradas, creo que los dardos que con tanta pasión y certeza diriguimos hacia nuestras propias filas, debiésen ser apuntados contra los representantes del este Estado a los cuáles por demás, nosotros mismos elegimos, para que de una vez por todas los Cuerpos de Bomberos de Chile obtengan el lugar de importancia que se merecen en el presupuesto nacional, así como estamos en el corazón de nuestro pueblo.