Las lecciones de la tragedia del 'Columbia'

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Chupe
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20 Ene 2008
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El desprendimiento de un fragmento de gomaespuma de pocos gramos de peso provocó que el imponente transbordador 'Columbia' de la NASA se desintegrara en el aire. Pese a las advertencias de los ingenieros, que detectaron la avería durante el viaje de ida a la Estación Espacial Internacional (ISS), el problema técnico no se resolvió.
Dos semanas después, durante el vuelo de regreso a la Tierra, la nave hizo explosión. El resultado: la muerte de los siete astronautas que conformaban la tripulación y la conmoción de todo un país, que asistía con incredulidad a un nuevo accidente mortal de otro transbordador, uno de los orgullos nacionales. Y es que sólo algunos años antes, en 1986, el 'Challenger' había sufrido la misma suerte, aunque en aquella ocasión la explosión y la muerte de sus siete astronautas se produjo durante el despegue. Exactamente 73 segundos después del lanzamiento.
Una década después de la pérdida del 'Columbia', los transbordadores ya forman parte de la Historia y los vehículos que sobrevivieron (el 'Endeavour', el 'Discovery', el 'Enterprise' y el 'Atlantis') se exhiben en los museos de EEUU. Aunque estas naves espaciales volvieron a volar en 2005, una vez que se esclarecieron las causas del accidente y se revisaron las normas de seguridad, las dos tragedias pusieron de manifiesto los riesgos del 'shuttle', que además tenía unos costes de mantenimiento muy altos.
[h=3]¿Un accidente inevitable?[/h]Eran las 8.59 horas (en Florida) del 1 de febrero de 2003 cuando el centro de control de la NASA dejó de tener comunicación con el 'Columbia', cuando se encontraba a 70 kilómetros de altura y le faltaba muy poco para aterrizar. Como dijo el entonces presidente de EEUU, George W. Bush, durante su discurso de despedida, "su misión ya casi se había completado, y los perdimos muy cerca de casa".
Los restos de la nave quedaron repartidos por una amplia zona. Los equipos de salvamento lograron recuperar decenas de piezas que hicieron posible la 'autopsia' del 'shuttle'. La caja negra de la nave reveló también que el problema técnico se había originado en el ala izquierda.
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El 'Columbia' durante una de sus misiones antes del accidente.| NASA


¿Por qué se infravaloró el peligro que podía suponer el desprendimiento de aquel trozo de espuma aislante que recubría el soporte que unía el morro de la nave con el depósito externo de combustible? Los ingenieros de la NASA compararon este episodio con otros sucedidos anteriormente y aunque recomendaron que se realizara un paseo espacial de emergencia para inspeccionar el ala izquierda, oficialmente la dirección de la NASA concluyó que no había razones para la alarma.
Sin embargo, Carlos González Pintado, ex jefe de Operaciones de la NASA en el Complejo de Comunicaciones con el Espacio Profundo de Madrid (MDSCC), en Robledo de Chavela (Madrid), afirma que en realidad no era posible reparar la avería. De hecho, González se muestra convencido de que tanto los siete astronautas como los trabajadores del centro de control de Houston eran conscientes de la gravedad del problema y sabían que habría un accidente. "No había posibilidad de que arreglaran la avería, porque los astronautas no llevaban trajes para hacer una caminata espacial y repararla. Por otro lado, el transbordador no llevaba el módulo de acoplamiento a la ISS, así que tampoco era posible que se trasladaran a la plataforma y esperaran junto a los otros astronautas a que otra nave les trajera a la Tierra", explica en conversación telefónica.
González recuerda la preocupación que se vivía en la base madrileña de la NASA durante los días previos al vuelo de regreso: "Estábamos muy preocupados por el desprendimiento de la pieza del transbordador, aunque no sabíamos cuál era el alcance de la avería", señala. "Los astronautas fueron muy profesionales. Sabían que estaban condenados a morir. Hasta cierto punto, fue un accidente inevitable", sostiene el ingeniero.
[h=3]Un fragmento de gomaespuma[/h]
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Dibujo de un niño en recuerdo de los astronautas.| NASA


Según recuerda Giles Sparrow en su libro 'Astronáutica, la historia desde el Sputnik al transbordador y más allá' (Editorial Akal), la investigación posterior a la tragedia reveló que el fragmento que se desprendió era mayor que en cualquier otra misión anterior y golpeó la nave a mucha más velocidad y con un ángulo distinto. Asimismo, el impacto afectó a un borde del ala, que es una zona que soporta mucho calor durante la reentrada a la atmósfera y, por lo tanto, era especialmente sensible.
Tras el accidente del 'Columbia' los siguientes vuelos programados del 'shuttle' se cancelaron y se paralizó la construcción de la Estación Espacial Internacional (ISS). Las únicas naves que volaron durante un par de años fueron las rusas 'Soyuz', que se encargaron de trasladar a los astronautas y enviar los suministros a la ISS.
Mientras tanto, se introdujeron nuevas medidas de seguridad. Desde el accidente se empezaron a realizar de manera rutinaria caminatas espaciales para inspeccionar el estado de las losetas localizadas en zonas claves para asegurarse de que cualquier incidencia era resuelta ante de emprender el viaje de vuelta. Por tanto era obligatorio que llevaran un kit de reparación y un traje adecuado para salir de la nave.
[h=3]Del espacio al museo[/h]
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Estatua en Texas en homenaje al astronauta William McCool. | NASA


En julio de 2005 se reiniciaron los vuelos del 'shuttle', aunque su vida ya tenía los días contados. Y es que un año después de la tragedia, en 2004, el Gobierno anunció que los transbordadores serían retirados cuando se completara la construcción de la ISS. La NASA construiría un nuevo vehículo para llevar a sus astronautas al espacio, poniendo fin a una etapa que comenzó el 12 de abril de 1981, cuando se lanzó el primer transbordador, que fue precisamente el 'Columbia'
Sin embargo, poco después de llegar a la Casa Blanca, Barack Obama, aconsejado por una comisión de expertos, emprendió una reforma de la NASA que incluyó la retirada de la flota de transbordadores antes de que la nave que iba a sustituir al 'shuttle' estuviera lista. El último 'shuttle' aterrizó en julio de 2011. En la actualidad, los astronautas estadounidenses dependen de las naves rusas para viajar al espacio y hasta dentro de unos años no estará lista la cápsula 'Orion', en cuya construcción también participa la Agencia Espacial Europea (ESA). Con esta nave, EEUU planea explorar el espacio profundo y preparar la misión a Marte, prevista para el año 2030.
"Explorar y descubrir no es una opción que podamos elegir, sino un deseo grabado en el corazón de los seres humanos. Somos parte de la creación que busca comprender la creación. Elegimos a los mejores de entre nosotros, los enviamos hacia la oscuridad, sin un mapa, y rezamos para que regresen", afirmó el presidente Bush durante el homenaje a las víctimas del 'Columbia'.
Los estadounidenses Rick Husband, William McCool, Michael Anderson, Laurel Clark, David Brown, Kalpana Chawla y el israelí Ilan Ramon pasaron así a engrosar la lista de los héroes que contribuyeron a hacer realidad el sueño de conquistar el espacio pero nunca despertaron.
 

Nacho

Comandante de Guardia
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EL TRANSBORDADOR ESPACIAL BURÁN
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Vadim Lukashévich
El programa espacial Energuia-Burán fue una verdadera cumbre de la ciencia cósmica y la tecnología aeroespacial de la Unión Soviética, ya que Burán (“ventisca”, “tormenta de nieve”) se presentó como el primer y único vehículo parcialmente reutilizable de una serie de naves que nunca llegó a completarse.

Orígenes del programa: la “carrera de transbordadores”

Características del transbordador Burán

Histórico primer lanzamiento

Fin del proyecto

complejos y estaciones espaciales como la Almaz, ya desarrollada en aquel momento, la Mir y la Estación Espacial Internacional (EEI), realizadas con éxito más adelante.

El proyecto que se inició en la Unión Soviética en 1976 por orden de los jefes de Estado y del Ministerio de Defensa, se convirtió en una “carrera espacial” entre el Energuia-Burán y el transbordador espacial de la NASA (el STS, por sus siglas en inglés: Space Transport System), el programa estadounidense multiusos de transbordadores espaciales.

El mismo programa Energuia-Burán tenía que haber sido la respuesta de la URSS al programa STS de la Administración Nacional de Aeronáutica y del Espacio (NASA por sus siglas en inglés).

Es más, el transbordador espacial estadounidense Enterprise, que nunca vería el espacio, y el Columbia, el más antiguo de los modelos de esta clase, que acabó su camino de modo trágico en 2003, sirvieron de “prototipos” para el Burán soviético.

Mientras que el ambicioso programa de la NASA y la Fuerza Aérea estadounidense para la creación de un sistema de transporte espacial había comenzado en la segunda mitad de la década de 1960 y alcanzó el éxito con el lanzamiento del transbordador Columbia (el primer vuelo de una nave de esta categoría), con dos astronautas a bordo el 12 de abril de 1981, el programa Energuia-Burán estuvo en desarrollo doce años, hasta el lanzamiento del Burán en 1988.

Este tipo de naves son vehículos, con tripulación o sin ella, que pueden ser, o se planea que sean, lanzados en múltiples ocasiones al espacio debido a que son parcialmente reutilizables.

El desarrollo del proyecto ruso fue realizado por la compañía NPO Molnia, empresa especialmente creada para el programa Energuia-Burán en febrero de 1976 y encabezada por Gleb Lozino-Lozinski, eminente ingeniero proyectista de aviones y naves espaciales, uno de los diseñadores del avión espacial del proyecto Spiral, honrado en 1975 con el título de Héroe del Trabajo Socialista por la creación del caza interceptor MiG-25.

cosmódromo de Baikonur, el polígono más grande del mundo situado en medio de las estepas de Kazajistán, el 15 de noviembre de 1998.

En realidad se trataba del segundo intento del lanzamiento, ya que el primer vuelo, previsto para el 29 de octubre del mismo año, no llegó a realizarse a causa de una tempestad. “¡No tenga prisa! ¡La seguridad debe estar en primer lugar!” declaró el jefe del Comité Estatal, Vitali Duguzhiev, al equipo de especialistas de Baikonur.

Durante el único vuelo orbital no tripulado del Burán el 15 de noviembre de 1988 hubo momentos muy críticos para su responsable, el general teniente de aviación Stepán Mikoyán, y para todos los científicos, ingenieros, proyectistas, técnicos y cosmonautas que participaban en el proyecto.

En el momento del lanzamiento las condiciones atmosféricas en la zona del cosmódromo Baikonur eran adversas: se aproximaba una tormenta desde el mar de Aral, se registraban vientos huracanados, había una cubierta nubosa a muy escasa altura y una temperatura ambiente muy baja que causó que apareciera una capa de hielo sobre el cuerpo del cohete portador de hasta 1,7 milímetros.

A pesar del mal tiempo, el Centro de la Dirección de Vuelos dio la orden de despegue. El lanzamiento fue un éxito y se realizó según lo previsto: ocho segundos antes del despegue los motores del cohete Energuia entraron en funcionamiento, seguidos del encendido de los cuatro cohetes laterales auxiliares.

El 15 de noviembre el piloto de pruebas Magomed Tolbóyev y al camarógrafo Serguéi Zhadovski, que a las 5:50 habían despegado en un MiG-25, tuvieron un trabajo importante: acompañar el Burán y filmar desde el aire el lanzamiento del primer transbordador espacial.

Además del MiG-25 de Tolbóyev, testimoniaron y observaron el proceso del vuelo del Burán 1K1 algunos aviones más: de exploración, meteorológico y el avión laboratorio, entre otros.

Pero Tolbóyev tenía adjudicada una misión muy especial: a 8 kilómetros de altura su avión de caza se situó a 200 metros del Burán. Según recordaría más tarde el piloto, durante un viraje de tornillo la cámara estuvo a punto de romperse en manos de Zhadovski. Sin embargo, Tolbóyev y Zhadovski pudieron contemplar y grabar uno de los momentos más impresionantes del lanzamiento del cohete: cómo el potente y hermoso Burán emergía de la baja capa de nubes que cubría el cosmódromo de Baikonur.

Durante su primer vuelo el Burán realizó dos anillos en órbita alrededor de la Tierra. La lanzadera espacial rusa no llevaba tripulación y con su vuelo de más de tres horas (unos 206 minutos) y su perfecto aterrizaje demostró que podía despegar y volver en régimen automático con total seguridad: todas las funciones del vuelo estaban automatizadas y dirigidas con ayuda de la computadora de a bordo, algo que no estaba al alcance de los transbordadores estadounidenses.

Aunque el Burán ruso y el Space Shuttle norteamericano compartían parcialmente ciertos rasgos y datos tecnológicos, había diferencias significativas entre ellos. Ambos transbordadores tenían una configuración aerodinámica similar pero el Burán fue desarrollado con tecnologías, conceptos de diseño y materiales muy distintos a los de su equivalente estadounidense.

El rasgo más característico del proyecto inicial soviético era que el lanzador Energuia había sido diseñado para ser completamente reutilizable, mientras que el trasbordador estadounidense, si bien posee motores reutilizables en el orbitador y motores auxiliares reutilizables, requiere un depósito de combustible externo que no es recuperable y se quema en la atmósfera.

Sin embargo, los recortes presupuestarios rusos impidieron que se llegara a completar la versión reutilizable del proyecto y nunca llegó a desarrollar esta característica tan apreciada.

Además de poder realizar misiones sin tripulación, el Burán disponía de una capacidad de carga mayor, y de un cohete más potente y más seguro que su análogo de los Estados Unidos.

En el marco del programa Energuia-Burán se construyeron en la URSS tres vehículos espaciales Burán, se comenzó la producción de dos aparatos más, y también se realizaron nueve maquetas tecnológicas de diferente complejidad para pruebas, catorce lanzaderas en total.

Fin del proyecto

Sin embargo, el colapso de la Unión Soviética en 1991 y las dificultades económicas hicieron que tan solo se llevara a cabo un vuelo de prueba de este programa espacial, oficialmente cancelado en 1993. El programa Energuia-Burán fue el proyecto más costoso, elaborado y complejo de la cosmonáutica rusa, pero también el menos conocido.

“Los creadores de este complejo y extraordinario sistema, que con su entusiasmo en el trabajo habían sido capaces de resolver complicados problemas tanto científicos como técnicos, lamentaron profundamente la interrupción del proyecto. Sin embargo, en mi opinión, la decisión ha sido correcta. Los éxitos del trabajo en el sistema Energuia-Burán han sido un gran logro de nuestros científicos e ingenieros, pero su ejecución costaba demasiado y requería largos plazos”, opinó el responsable de los primeros vuelos de Burán, el general teniente de aviación, Stepán Mikoyán, después de la cancelación del programa.

Asimismo, Mikoyán era de la opinión de que tras la desintegración de la URSS el programa no tendría futuro debido a los problemas presupuestarios: el alto precio del cohete Energuia de un solo uso.

Por desgracia, la suerte del primer transbordador espacial ruso fue triste y lamentable: el 12 de mayo de 2002, el Burán 1K1, que había dado dos vueltas alrededor de la Tierra en 1988, y una maqueta del lanzador Energuia resultaron totalmente destruidos debido al derrumbe del techo del edificio en el cosmódromo Baikonur donde se ubicaban.


Como ya dijimos Etransbordador espacial Burán llevo a cabo su primer y único vuelo. El 15 de noviembre de 1988 la joya de la corona del programa espacial soviético despegó desde Baikonur a lomos del segundo cohete Energía. Tras dar una vuelta a la Tierra, aterrizó de forma totalmente automática, culminando así el programa más complejo y caro de la historia de la cosmonáutica. Un cuarto de siglo después, el Burán sigue guardando con celo algunos secretos.


Recreación artística del Burán durante su primer y único vuelo hace 25 años (Vadim Lukashevich/www.buran.ru).
1- Hubo más de un Burán
Después de un cuarto de siglo hablando del Burán -así, en singular- es normal que mucha gente piense que solamente se construyó un transbordador espacial dentro del programa Energía-Burán. Efectivamente, sólo se construyó uno con ese nombre, pero existieron otras lanzaderas. La confusión surge al mezclar el nombre del programa en general, Burán, con el de la única lanzadera que voló el 15 de noviembre de 1988, también llamada Burán (‘tormenta de nieve’ en ruso).


Construyendo la lanzadera 4K y otros modelos (www.buran.ru).
Los planes originales pasaban por la construcción de al menos cinco transbordadores espaciales, pero sólo se comenzó el montaje de cuatro unidades de vuelo. Únicamente dos se finalizaron casi en su totalidad, el Burán 1K (1.01) y el orbitador 2K (1.02), mientras que la lanzadera 3K (2.01) se completó a la mitad aproximadamente. Y no sólo eso. Además de las lanzaderas espaciales se construyeron otros diez ejemplares para todo tipo de pruebas atmosféricas y en tierra.


La lanzadera 2K durante pruebas de integración con el segmento de tierra (www.buran.ru).

La lanzadera 4K nunca se terminó (www.buran.ru).

Lanzaderas construidas dentro del programa Burán.
2- El Burán debía haberse llamado Baikal
Originalmente, y para evitar precisamente el tipo de confusión del que hablábamos más arriba, la lanzadera 1K no debía haberse llamado Burán, sino Baikal. De hecho, cuando el orbitador 1K llegó al cosmódromo de Baikonur el 11 de diciembre de 1985 a lomos del avión VM-T Atlant tenía este nombre pintado en sus laterales. La denominación se mantuvo hasta la primavera de 1988, cuando a pocos meses del lanzamiento las autoridades de NPO Energía decidieron ponerle a la nave el mismo nombre que al proyecto en su conjunto. La jugada tenía como objetivo dar una mayor visibilidad al programa, que por entonces corría un serio riesgo de ser cancelado sin llevar a cabo un solo vuelo.


El Burán en Baikonur cuando se llamaba Baikal.
3- ¿Una copia del shuttle norteamericano?
Se suele decir que el Burán era una simple copia del transbordador espacial estadounidense. Dejando a un lado que no existe nada de ‘simple’ en fabricar una nave espacial de cien toneladas reutilizable y con alas, esta afirmación es falsa. Es verdad que el Burán era externamente idéntico al shuttle. Y no por casualidad. Los militares soviéticos habían obligado a la oficina de diseño NPO Mólniya de Gleb Lozino-Lozinsky a imitar el aspecto externo y las capacidades del transbordador norteamericano. Para el Kremlin elshuttle era una amenaza temible con un potencial desconocido y querían disponer de un dispositivo igual para contrarrestarlo. Pero NPO Mólniya y NPO Energía -el contratista principal- terminaron por diseñar un vehículo que presentaba varias diferencias con su homólogo de al otro lado el charco. Las más importantes eran:

  1. Capacidad de realizar vuelos sin tripulación, una característica de la que jamás disfrutó el shuttle.
  2. Ausencia de motores principales. Mientras que el transbordador norteamericano llevaba en la parte trasera tres motores SSME, el Burán sólo tenía el sistema de maniobra orbital. Los motores principales RD-0120 -equivalentes a los SSME, pero no reutilizables- estaban situados en el bloque central del cohete Energía.
  3. Uso de queroseno y oxígeno líquido. El Burán fue la primera -y única hasta la fecha- nave espacial tripulada que usaba queroseno y oxígeno líquido como combustible para el sistema de maniobra orbital. Lo normal es que las naves usen combustibles hipergólicos para este fin, como era el caso del shuttle.
  4. Otras diferencias: el Burán podía transportar hasta diez cosmonautas, frente a un máximo de ocho en el caso del transbordador. Además, el tren de aterrizaje delantero estaba situado más atrás y su longitud era mayor, para reducir así la rotación y la fuerza de del impacto contra las ruedas. Por otro lado, las lanzaderas del programa Burán debían haber llevado dos brazos robot en vez del único que transportaba el transbordador de EEUU y hubieran sido capaces de permanecer hasta un mes en órbita (frente a 17 días del shuttle).

El Burán no era idéntico al shuttle.
4- Los ‘buranes’ que nunca fueron
Si el Burán te parece una copia del shuttle, eso es porque no has visto el OS-120, una de las primeras versiones del proyecto. Si los militares soviéticos querían una copia del transbordador de la NASA, eso es lo que iban a tener. O al menos eso fue lo que debió pensar el jefe de NPO Energía Valentín Glushkó. El OS-120 poseía un aspecto similar alshuttle, incluyendo los tres motores principales RD-0120 localizados en la parte trasera. Por su parte, el OK-92, otra propuesta, también usaba un diseño distinto, especialmente en lo relativo al sistema de propulsión orbital, además de emplear un cohete Energía con sólo tres -en vez de cuatro- motores RD-0120 y con una distinta configuración de los aceleradores laterales. Pero más curioso aún era el MKT-VP, la primera versión del Burán propuesta en 1975 por Glushkó. El MKT-VP tenía forma de cuerpo sustentador con alas cortas y habría aterrizado mediante el despliegue de numerosos paracaídas.


MKT-VP, la primera versión del Burán propuesta en 1975.

El OS-120 habría sido muy similar al shuttle (www.buran.ru).

OK-92, otro diseño preliminar del Burán (www.buran.ru).
5- Una montaña rusa para escapar
Como decíamos antes, las lanzaderas del programa Burán eran capaces de transportar una tripulación de hasta diez personas. A falta de una torre de escape como en las Soyuz, para evacuarlas de la rampa en caso de que surgiese una emergencia durante el lanzamiento se ideó un sistema muy curioso consistente en una serie de carricoches que se desplazaban sobre rieles por el interior de un tubo hasta un búnker subterráneo cerca del Área 110 de Baikonur. Toda una montaña rusa espacial para escapar de un posible desastre. Por cierto, y ya que hablamos de escapes, el traje de presión Strizh que debían haber llevado los tripulantes del Burán -derivado del Sokol KV2 de las Soyuz- se puede ver normalmente con un color marrón. La versión de vuelo hubiese llevado una capa superior plateada ablativa para proteger al tripulante en caso de eyección durante el despegue.


‘Montaña rusa’ del Burán como parte del sistema de escape.

La ‘montaña rusa’ viajaba por el tubo inferior. El tubo superior era el acceso normal.

Traje de presión Strizh del Burán con cubierta de ablación (Novosti Kosmonavtiki).
6- Por favor, no existió ninguna lanzadera soviética llamada Ptichka
Uno de los mitos más indestructibles del programa Burán es que la segunda lanzadera, la 2K, debía haberse llamado Ptichka (‘pajarillo’). Es falso. El origen de este rumor tuvo lugar en los años 90 por culpa de una incorrecta traducción mezclada con un malentendido. La lanzadera 2K nunca recibió ningún nombre oficial, aunque los rumores apuntan a que hubiera podido llamarse Burya (‘tormenta’).


Modelo OK-ML1 del Museo del Cosmódromo de Baikonur (Eureka).
7- El Burán debía haber volado con turborreactores
El diseño original del Burán, al igual que el del shuttle, incluía dos turborreactores para aumentar la maniobrabilidad de estos ‘ladrillos voladores’ durante el aterrizaje y, en caso necesario, ofrecer una segunda oportunidad a la tripulación. Lo que poca gente sabe es que, en el caso del Burán, los turborreactores estaban presentes en el diseño final. De hecho, el Burán tenía que haber llevado dos Lyulka AL-31 y sólo a finales de 1987 se tomó la decisión de no incluirlos en el primer vuelo por no estar preparados. Los huecos donde debían haber estado los motores fueron rellenados por un material aislante denominado ATM-19PKP.


Los huecos de los motores que debía haber llevado el Burán (www.buran.ru).
8- ¿Qué fue del Burán?
Desgraciadamente, nadie podrá volver a ver el Burán nunca más. Fue totalmente destruido el 12 de mayo de 2002 cuando se desplomó el techo del edificio MIK-112 de Baikonur por culpa de la acumulación de nieve. La lanzadera 2K se pudre lentamente hoy en día dentro del edificio MZK de Baikonur, a poca distancia de donde ‘falleció’ su hermana. Las visitas a la 2K están estrictamente prohibidas, salvo por un puñado de excepciones. Esperemos que algún día sea expuesta en un museo, que es donde debería estar. Por otra parte, la 3K fue recientemente restaurada de forma un tanto chapucera y próximamente se espera que pueda ser exhibida en algún lugar de Moscú.


Así quedó el Burán en 2002 al derrumbarse el techo del hangar donde se guardaba.

Al menos pude tocar las losetas del Burán original en Baikonur (Eureka).

La lanzadera 2K dentro del edificio MZK de Baikonur (Novosti Kosmonavtiki).

La lanzadera 3K por el río Moscova.
Además de estos ejemplares de vuelo, los tres modelos del Burán más famosos son el OK-GLI, el equivalente soviético del Enterprise que se puede visitar en el Technikmuseum Speyer de Alemania, el OK-M, expuesto en el Parque Gorki de Moscú, y el OK-ML1 del Museo del Cosmódromo de Baikonur.
 
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