
Dos bomberos que combatieron en Viña del Mar relatan cómo vivieron y qué sintieron al enfrentarse a la tormenta de fuego. "Daba angustia ver el sufrimiento de la gente", lanzan. Y se lamentan: "Nos encontramos micros, vehículos chocados, abandonados. Llegamos a un sector de Achupalla que era como si hubiese caído una bomba". "Le decíamos a la gente: 'Caballero, tiene que evacuar'. Pero, '¿Para dónde voy?'. Ni la gente del sector sabía para dónde evacuar", cuentan.
Ella tiene 20 años de servicio. Él apenas siete meses. Ella cree que es la peor tragedia que ha vivido. Él no lo sabe. Son bomberos que estuvieron en la tormenta de fuego.
Ella es Brunella Dalmazzo (39). Él es Dix González (31). Ambos pasaron ocho horas sin parar en los cerros de Viña del Mar durante el fatídico viernes 2 de febrero.
Son bomberos de la Décima Compañía de Valparaíso, fundadora del Cuerpo de Bomberos de la ciudad. Vieron cosas tan indescriptibles que algunas de ellas sólo se atreven a decirlas fuera de micrófono. Situaciones que cruzan el umbral de la vida. Vieron muerte.
Cuatro días después de la tragedia miran atrás y reflexionan tras unos días sin respiro. En el cuartel porteño, en la esquina de Independencia con General Cruz, frente al Parque Italia, la mayoría parece estar pasando un momento distendido. Fumando un cigarro o conversando con los colegas en la entrada.
Sin embargo, les pesa un viernes difícil de olvidar. Y ese martes, a eso de las 18:00 horas, estaban recién volviendo de otra emergencia: el camión que se desbarrancó en el Cerro Cordillera esa tarde.
Algunos no habían ni siquiera logrado desayunar ese día. Pero tras alimentarse, dos de ellos se dieron el tiempo para conversar con BioBioChile.
“FUE DEMASIADO RÁPIDO”
Brunella cuenta que ese viernes los despacharon alrededor de las 7:00 de la tarde a Viña del Mar. Primero llegaron a la Tercera Compañía, luego a El Salto y después a Miraflores.—Ya tienes 20 años de experiencia en esta compañía ¿Es el más violento que hayas visto?
—Todos los incendios grandes que hemos tenido en la región de Valparaíso son muy complejos por la topografía. Pero este en particular, en mis 20 años de experiencia, ha sido uno de los peores. Porque Viña del Mar es muy grande. Cuando nosotros tuvimos el incendio en Valparaíso lo teníamos en una superficie acotada. En cambio, en Viña, a cualquier lado que tú fueras se estaba quemando. Era muy larga la distancia que teníamos entre el foco de Miraflores, el de Achupallas, de El Olivar. Era mucha distancia para llegar entre un sector y otro.
Dix, por su parte, también se sorprendió de la magnitud.
—Es mi primer gran incendio como bombero —admite.
Pero también se sumaron otros factores. La baja visibilidad y la incapacidad para definir una ruta de escape segura.
—Le decíamos a la gente: “Caballero, tiene que evacuar”. Pero, “¿Para dónde voy?”. Ni la gente del sector sabía para dónde evacuar.
Los voluntarios sólo atinaban a guiarlos por donde ellos habían logrado entrar.
—Se veía muy poco. Vehículos quemados en la ruta, árboles que caían. Nos encontramos micros, vehículos chocados, abandonados. Llegamos a un sector de Achupalla que era como si hubiese caído una bomba.
Brunella, eso sí, desestima que se pueda haber actuado mejor a la hora de evacuar.
—Es muy complejo y después de la guerra todos son generales. Yo creo que ni siquiera los mandos dimensionaron la magnitud de la emergencia. Ponte tú, un mando estaba en Miraflores o en El Salto y no te diste cuenta que se consumió Miraflores y El Olivar completo. Fue demasiado rápido. Viento, temperatura y humedad hacen la combinación perfectamente mala. No podemos controlarlo.
—¿No hay forma de hacer un protocolo de emergencia de evacuación de incendios?
—Quizás evacuando todo por precaución, se queme o no se queme. Pero ahí viene el tema de los colapsos. Que fue lo que pasó. Es complejo. En realidad hay que estar ahí.