Análisis de la Unidad de la Zona Sur de Santiago, a un año de la peor tragedia carcelaria en la historia del país:
Jefe de Bomberos dice que red de salud no habría podido responder ante quemados de San Miguel
El comandante Francisco Ramírez se pregunta: "¿Qué hubiera pasado si los 81 quedaban vivos? ¿A dónde los llevábamos?".
JAIME PINOCHET La tragedia de San Miguel dejó importantes conclusiones para Bomberos acerca de los métodos y tácticas a usar frente a una emergencia carcelaria.
Pero esos análisis no tienen relación con actualizar el protocolo de respuesta con Gendarmería ni con mejorar los equipos antiincendio en los penales.
Así lo asegura a "El Mercurio" el comandante de la zona metropolitana sur de Bomberos, Francisco Ramírez. Para él, lo que se debe reforzar es la red de salud.
"¿Qué hubiera pasado si los 81 quedaban vivos, pero con graves quemaduras? ¿A dónde los hubiéramos llevado? No había forma de salvarlos", asegura.
Refuerza esa idea al revelar que en la madrugada del 8 de diciembre de 2010 sólo lograron salvar a unos 15 reos, a quienes dieron masajes cardíacos y primeros auxilios en un patio del penal. Allí levantaron un triage para seleccionar a los reclusos que podrían salvar con vida pese a sus quemaduras y heridas.
El voluntario admite que jamás olvidará la lucha contra las llamas en el piso 4 de la Cruceta 5.
"El calor, los restos humanos y los ruidos son situaciones que siempre estarán ahí. Los primeros meses hablábamos casi todo el día de la tragedia. Hasta que un día decidimos no hablar más para seguir con nuestra labor tranquilos", explica.
Recuerda que demoraron cinco horas en apagar el fuego que alcanzó temperaturas de hasta 1.000 grados Celsius, según informaron al Ministerio Público.
Detalla que esa temperatura no hubiera permitido salvar a nadie, pues el chorro de agua dio lugar al "efecto horno".
"El agua se evaporó y causó una especie de baño maría. Los reos que no murieron por las llamas, perdieron la vida por el calor", explica el rescatista.
En ese sentido, el comandante Ramírez plantea como de suma relevancia disminuir el hacinamiento en los centros penitenciarios, porque se ha detectado que en las celdas la carga de combustible es demasiado alta.
"Si hoy hubiera un incendio de grandes proporciones, pasaría lo mismo y perderíamos gran cantidad de vidas. Y la solución no pasa por tener un carro bomba estacionado todos los días en las cárceles", afirma.
El Cuerpo de Bomberos de la zona sur de Santiago no asistirá mañana al homenaje a las 81 víctimas, debido a que sus voluntarios temen que las familias tomen represalias contra ellos durante la actividad.
"Si hoy hubiera un incendio de grandes proporciones, pasaría lo mismo y perderíamos gran cantidad de vidas por el hacinamiento. El grado de combustible es muy amplio".
COMANDANTE FRANCISCO RAMÍREZ JEFE DE BOMBEROS ZONA SUR DE SANTIAGO
197
reclusas fueron trasladadas ayer desde el penal de San Joaquín al de San Miguel. Son las primeras mujeres en esta cárcel.
Extranjeros piden detalles del siniestroLa experiencia y ejecución del rescate del trágico incendio de la cárcel de San Miguel ha interesado a muchos cuerpos de Bomberos de Sudamérica.
Es así como a las oficinas de la unidad metropolitana sur de Santiago han llegado diversas invitaciones de Argentina, Perú y Brasil. La única que se concretó fue la del país trasandino, donde se expusieron las labores de rescate de los voluntarios.
"Están muy interesados en conocer los alcances de la administración que realizamos en la tragedia. Sobre todo por cómo se dieron los hechos y presiones de familiares y políticos", detalla Ramírez.
Agrega que a los bomberos extranjeros les llamó la atención cómo controlaron el siniestro y seleccionaron a los heridos.
Jefe de Bomberos dice que red de salud no habría podido responder ante quemados de San Miguel
El comandante Francisco Ramírez se pregunta: "¿Qué hubiera pasado si los 81 quedaban vivos? ¿A dónde los llevábamos?".
JAIME PINOCHET La tragedia de San Miguel dejó importantes conclusiones para Bomberos acerca de los métodos y tácticas a usar frente a una emergencia carcelaria.
Pero esos análisis no tienen relación con actualizar el protocolo de respuesta con Gendarmería ni con mejorar los equipos antiincendio en los penales.
Así lo asegura a "El Mercurio" el comandante de la zona metropolitana sur de Bomberos, Francisco Ramírez. Para él, lo que se debe reforzar es la red de salud.
"¿Qué hubiera pasado si los 81 quedaban vivos, pero con graves quemaduras? ¿A dónde los hubiéramos llevado? No había forma de salvarlos", asegura.
Refuerza esa idea al revelar que en la madrugada del 8 de diciembre de 2010 sólo lograron salvar a unos 15 reos, a quienes dieron masajes cardíacos y primeros auxilios en un patio del penal. Allí levantaron un triage para seleccionar a los reclusos que podrían salvar con vida pese a sus quemaduras y heridas.
El voluntario admite que jamás olvidará la lucha contra las llamas en el piso 4 de la Cruceta 5.
"El calor, los restos humanos y los ruidos son situaciones que siempre estarán ahí. Los primeros meses hablábamos casi todo el día de la tragedia. Hasta que un día decidimos no hablar más para seguir con nuestra labor tranquilos", explica.
Recuerda que demoraron cinco horas en apagar el fuego que alcanzó temperaturas de hasta 1.000 grados Celsius, según informaron al Ministerio Público.
Detalla que esa temperatura no hubiera permitido salvar a nadie, pues el chorro de agua dio lugar al "efecto horno".
"El agua se evaporó y causó una especie de baño maría. Los reos que no murieron por las llamas, perdieron la vida por el calor", explica el rescatista.
En ese sentido, el comandante Ramírez plantea como de suma relevancia disminuir el hacinamiento en los centros penitenciarios, porque se ha detectado que en las celdas la carga de combustible es demasiado alta.
"Si hoy hubiera un incendio de grandes proporciones, pasaría lo mismo y perderíamos gran cantidad de vidas. Y la solución no pasa por tener un carro bomba estacionado todos los días en las cárceles", afirma.
El Cuerpo de Bomberos de la zona sur de Santiago no asistirá mañana al homenaje a las 81 víctimas, debido a que sus voluntarios temen que las familias tomen represalias contra ellos durante la actividad.
"Si hoy hubiera un incendio de grandes proporciones, pasaría lo mismo y perderíamos gran cantidad de vidas por el hacinamiento. El grado de combustible es muy amplio".
COMANDANTE FRANCISCO RAMÍREZ JEFE DE BOMBEROS ZONA SUR DE SANTIAGO
197
reclusas fueron trasladadas ayer desde el penal de San Joaquín al de San Miguel. Son las primeras mujeres en esta cárcel.
Extranjeros piden detalles del siniestroLa experiencia y ejecución del rescate del trágico incendio de la cárcel de San Miguel ha interesado a muchos cuerpos de Bomberos de Sudamérica.
Es así como a las oficinas de la unidad metropolitana sur de Santiago han llegado diversas invitaciones de Argentina, Perú y Brasil. La única que se concretó fue la del país trasandino, donde se expusieron las labores de rescate de los voluntarios.
"Están muy interesados en conocer los alcances de la administración que realizamos en la tragedia. Sobre todo por cómo se dieron los hechos y presiones de familiares y políticos", detalla Ramírez.
Agrega que a los bomberos extranjeros les llamó la atención cómo controlaron el siniestro y seleccionaron a los heridos.