“ Cuando la pavorosa pesadilla del terremoto haya pasado, se escribirá la epopeya del Riñihue: lo que hizo el hombre, ayudado por la máquina y por la técnica, para impedir la destrucción de una zona de cien mil habitantes, por la acción de las aguas de un lago, que quedaron aprisionadas y que quisieron recuperar su libertad con furia y fuerza homicida y devastadora. ”
Mientras la noticia del terremoto más fuerte registrado en la historia recorría el mundo y reporteros internacionales, políticos y militares se dirigían a las ciudades afectadas, una posible catástrofe aún mayor era analizada por organismos gubernamentales. Debido al terremoto, diversos cerros se habían derrumbando bloqueando el desagüe del lago Riñihue ,El Riñihue es el último de los Siete Lagos, una serie de lagos interconectados, y desagua por el río San Pedro que recorre diversas localidades hasta llegar a Valdivia antes de desembocar en el Pacífico.
Antecedentes previos del tipo de desastre que se podía producir, ya se conocían; ya que esta descrito que en el Terremoto del 16 de diciembre de 1575, en el que la "fuerza del sismo fue tan grande, que un derrumbe cerró el desaguadero del lago Riñihue, dique que cedió en abril del año siguiente, inundando en forma desastrosa una extensa región".
Al bloquearse el río San Pedro, el nivel de las aguas comenzaron a crecer rápidamente. Cada metro que subía el nivel del lago correspondía a 20 millones de m³ por lo que cuando el lago se rebalsase al superar el tercer y último tapón de 24 m de altura, tendría más de 4.800 millones de metros cúbicos que bajarían por el río San Pedro con un caudal de más de 3.000 m³/s (durante sus crecidas, el San Pedro no superaba los 400 m³/s) destruyendo todos los pueblos en su ribera en menos de 5 h. Dicho caudal podría haber aumentado a cifras incalculables en caso de que el tapón formado hubiese colapsado.
Para evitar la destrucción definitiva de Valdivia y Corral, diversos batallones del Ejército de Chile y cientos de obreros y constructores de ENDESA, CORFO y el Ministerio de Obras Públicas participaron en la tarea de controlar el vaciado del lago de tal forma que su cauce no arrasara con lo que quedaba de aquellas ciudades. Para esto, 27 bulldozers trabajaron en bajar el nivel del tapón de 24 a 15 m para que el lago comenzara a vaciar lentamente 3.000 millones de m³, mientras otros detenían el flujo de los ríos que conectan el Riñihue con los lagos Panguipulli, Calafquén, Neltume y Pirihueico. El día 23, tras agotadoras horas de trabajo, el lago comenzó lentamente a vaciarse desvaneciendo el potencial peligro a los 100.000 hab. que vivían en la zona afectada. Los trabajos, liderados por el ingeniero Raúl Sáez, acabaron solamente dos meses después del inicio de las maniobras.
Todos estos eventos fueron calificados como la "Hazaña" o "Epopeya del Riñihue", producto de la gravedad de la situación y la forma en que se desarrolló la respuesta por parte de los integrantes de los organismos del Estado chileno, las empresas privadas y públicas, el Ejército y miles de voluntarios que colaboraron directa e indirectamente en la faena.[3] Todos estos hechos quedaron registrados en un documental llamado "La Respuesta (Hazaña del Riñihue)" realizado por el historiador chileno-español Leopoldo Castedo, en el cual se narra la respuesta para desactivar el potencial destructivo de la naturaleza.

Mientras la noticia del terremoto más fuerte registrado en la historia recorría el mundo y reporteros internacionales, políticos y militares se dirigían a las ciudades afectadas, una posible catástrofe aún mayor era analizada por organismos gubernamentales. Debido al terremoto, diversos cerros se habían derrumbando bloqueando el desagüe del lago Riñihue ,El Riñihue es el último de los Siete Lagos, una serie de lagos interconectados, y desagua por el río San Pedro que recorre diversas localidades hasta llegar a Valdivia antes de desembocar en el Pacífico.
Antecedentes previos del tipo de desastre que se podía producir, ya se conocían; ya que esta descrito que en el Terremoto del 16 de diciembre de 1575, en el que la "fuerza del sismo fue tan grande, que un derrumbe cerró el desaguadero del lago Riñihue, dique que cedió en abril del año siguiente, inundando en forma desastrosa una extensa región".
Al bloquearse el río San Pedro, el nivel de las aguas comenzaron a crecer rápidamente. Cada metro que subía el nivel del lago correspondía a 20 millones de m³ por lo que cuando el lago se rebalsase al superar el tercer y último tapón de 24 m de altura, tendría más de 4.800 millones de metros cúbicos que bajarían por el río San Pedro con un caudal de más de 3.000 m³/s (durante sus crecidas, el San Pedro no superaba los 400 m³/s) destruyendo todos los pueblos en su ribera en menos de 5 h. Dicho caudal podría haber aumentado a cifras incalculables en caso de que el tapón formado hubiese colapsado.
Para evitar la destrucción definitiva de Valdivia y Corral, diversos batallones del Ejército de Chile y cientos de obreros y constructores de ENDESA, CORFO y el Ministerio de Obras Públicas participaron en la tarea de controlar el vaciado del lago de tal forma que su cauce no arrasara con lo que quedaba de aquellas ciudades. Para esto, 27 bulldozers trabajaron en bajar el nivel del tapón de 24 a 15 m para que el lago comenzara a vaciar lentamente 3.000 millones de m³, mientras otros detenían el flujo de los ríos que conectan el Riñihue con los lagos Panguipulli, Calafquén, Neltume y Pirihueico. El día 23, tras agotadoras horas de trabajo, el lago comenzó lentamente a vaciarse desvaneciendo el potencial peligro a los 100.000 hab. que vivían en la zona afectada. Los trabajos, liderados por el ingeniero Raúl Sáez, acabaron solamente dos meses después del inicio de las maniobras.
Todos estos eventos fueron calificados como la "Hazaña" o "Epopeya del Riñihue", producto de la gravedad de la situación y la forma en que se desarrolló la respuesta por parte de los integrantes de los organismos del Estado chileno, las empresas privadas y públicas, el Ejército y miles de voluntarios que colaboraron directa e indirectamente en la faena.[3] Todos estos hechos quedaron registrados en un documental llamado "La Respuesta (Hazaña del Riñihue)" realizado por el historiador chileno-español Leopoldo Castedo, en el cual se narra la respuesta para desactivar el potencial destructivo de la naturaleza.