El día en que la flota alemana se rindió entera

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1 Dic 2010
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Chile
El Armisticio había tenido lugar diez días antes, pero aquella jornada de noviembre de 1918 fue épica: nunca se había visto en el mar una reunión de barcos de guerra tan magnífica. Y tan dramática.

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Obra de Charles Pears. "La flota alemana anclada cerca de Inchkeith, fiordo de Forth: Tras la rendición, 22 de noviembre de 1918"

El día del Armisticio se recuerda como el día en que terminó la Primera Guerra Mundial. Pero para los historiadores navales, la victoria más importante de Reino Unido ocurrió 10 días más tarde. "Operación ZZ" era el nombre código para la rendición de la todopoderosa armada alemana.

Quienes fueron testigo del "Der Tag" o "El Día" nunca olvidarán lo que vieron: la reunión de naves de guerra más grande nunca vista.

No había amanecido en el fiordo de Forth, en Escocia, cuando los poderosos acorazados de la Gran flota de la marina inglesa comenzaron, uno por uno, a levar anclas.

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Los más 40 enormes buques de guerra empezaron a moverse lentamente, con dirección al este. Cuando la procesión de acero se dirigía a aguas abiertas del Mar del Norte, más de 150 cruceros de guerra y destructores se le unió.



La flota más poderosa que nunca partiera de las costas británicas se dirigía a un encuentro final con su enemigo mortal, la Flota de altamar alemana.

La victoria sería total. Pero no habría de haber una batalla. Tras cuatro años de estancamiento naval, este sería el día en que Alemania le entregaría su naves de guerra a los británicos, sin disparar un tiro.

Era el 21 de noviembre de 1918.

Rendición y gesto

Después de una tensa negociación, Alemania había accedido a entregar su flota, la segunda más grande del mundo después de la Marina Real, a los británicos. El enorme grupo de barcos que se reunió para recibir a los alemanes fue un comité de bienvenida tan arrollador que no admitía ningún cambio en los planes.

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"La Armada Real percibió algo que no percibieron los otros. Querían subrayar que los alemanes habían sido derrotados realmente, y nada lo logra mejor que hacer que la flota enemiga se te entregue", dice Andrew Choong, curador de barcos, mapas y fotografías históricas del Museo Marítimo Nacional de Greenwich.

Era una escena que quienes la vieron nunca podrán olvidar. Un corresponsal del Times, que la apreciaba desde la cubierta de un barco británico, el HMS Queen Elizabeth, escribió emocionado: "no hay paralelo en los anales de la guerra por mar a este memorable evento que he tenido el privilegio de atestiguar hoy".

"Fue la defunción de una tropa entera y marcó el final y la rendición innoble de un contrincante presumido a la supremacía naval de Reino Unido".

Bloqueo económico

Dos días antes, nueve buques de guerra alemanes, seis cruceros de guerra, siete cruceros y 50 destructores habían partido hacia el oeste. Bajo los términos del Armisticio que había puesto fin a la guerra, tenían que entregarse en el fiordo de Forth, antes de ser llevados al solitario fondeadero de Scapa Flow, en Orkney.

Era una flota que había sido concebida para desafiar la supremacía británica en el mar. Su construcción había encendido una carrera armamentista en el mar que contribuyó a poner a los dos países uno en contra del otro.

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Como isla que dependía de las importaciones de alimentos, Reino Unido tenía que dominar las olas. Una derrota en el mar ante los alemanes habría conducido a un bloqueo, posiblemente a la hambruna y a la rendición.

Los comandantes navales sabían que no tenían opción. Como dijo Winston Churchill, Sir John Jellicoe, el almirante que lideró a la Marina Real hasta 1916, era "el único hombre en cualquiera de los bandos que podía perder la guerra en una sola tarde".

Para evitar esa posibilidad, Reino Unido construyó más barcos, y más grandes, que Alemania. En el transcurso de la guerra mantuvo una ventaja de aproximadamente dos a uno en términos de buques de guerra. Esta superioridad numérica había sido diseñada para hacer que una derrota fuera imposible, para embotellar a los alemanes al otro lado del Mar del Norte.

Y funcionó.

"Se ha dicho mucho acerca de cuán cerca estuvieorn los U-boots alemanes de estrangular a Reino Unido en 1917, pero si lo miras del otro punto de vista, a principios de 1915 no había barcos mercantes alemanes en el mar", explicaAndrew Choong.

"El comercio por mar alemán efectivamente fue cerrado de la noche a la mañana. Esto terminó causándole más problemas en la guerra".

El bloqueo de Alemania significó que para 1918 eran los alemanes quienes estaban pasando hambre, no los británicos. Como consecuencia hubo desórdenes públicos y después un clamor por la paz. Para historiadores marítimos como Andrew Choong, la derrota estratégica de Alemania en el mar fue una contribución aún más importante de Reino Unido a la victoria que las batallas que se libraron en tierra.

"Personalmente pienso que la contribución marítima fue la más importante, pero no en batalla, sino a través de la estrangulación más silenciosa por la vía del bloqueo", dice.

Listas para la acción

Mientras lideraba a su flota fuera del fiordo de Forth, sir David Beatty, el sucesor de Jellicoe como comandante en jefe de la Gran flota, podía contar con su enorme superioridad para disuadir a los alemanes intentar un desafío final. Además de sus buques, tenía el apoyo de cinco barcos de guerra estadounidenses y tres franceses.

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Sin embargo, no iba a tomar ningún riesgo. Sus órdenes, emitidas la noche antes, era muy claras: las embarcaciones debían que estar listas para entrar en acción si era necesario.

En su camino hacia el Mar del Norte, la Gran flota formó dos columnas masivas: una hacia el norte y otra hacia el sur, a unos nueve kilómetros de distancia la una de la otra.

Justo antes de las 10:00 se encontró con los alemanes, liderados a su rendición por el crucero ligero británico HMS Cardiff. Las columnas aliadas giraron hacia el oeste, formando una escolta arrolladora a ambos lados de los alemanes.

"Entre las dos líneas estaban los alemanes, liderados por el Cardiff, como una manada de gigantes marinos liderados por un pececito. Sobre ellos volaba una aeronave británica. Primero entraron los cruceros de guerra, encabezados por elSeydlitz", describió el corresponsal del Times.

Al final de la mañana todo había terminado. Los buques alemanes, excepto un destructor que se había topado con una mina y se había hundido, anclaron en la costa de la Isla de May en las afueras del fiordo de Forth, rodeados por sus carceleros.

"La bandera alemana será arriada al atardecer y no será izada de nuevo sin permiso", fue el inequívoco mensaje de Beatty.

Destinado a no durar

Antes de celebrar una misa de acción de gracias a bordo del HMS Queen Elizabeth, el almirante le dio las gracias a los marineros de la Gran flota.

"Felicitaciones por una victoria que ha sido obtenida sobre el poderío naval de nuestro enemigo. La grandeza de este logro no se ve disminuida de ninguna manera porque este episodio final no tomó la forma de una acción de flota", dijo.

La Marina Real estaba en la cima de su poderío. Reino Unido dominaba las olas. "Entonces, Reino Unido era la potencia mundial naval, y la segunda potencia acababa de entregarle sus barcos", explica Choong.

Pero no estaba destinado a durar. Pocos meses más tarde, la flota alemana estaba en el fondo de Scapa Flow, hundida por unas tripulaciones esqueleto, en un acto desafío final.

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Sin enemigo que enfrentar, y desesperada por recortar los presupuestos militares, la Marina Real no podía justificar el gasto de estos barcos masivos.

"La mayoría fueron hechos chatarra entre los años 20 y los 30. Un puñado de los mejores sirvieron en la Segunda Guerra Mundial", explica Choong.

Al menos uno de los barcos de guerra británicos, el HMS Hercules, fue remolcado por el Mar del Norte para enfrentar su destino en el deshuesadero del puerto de Kiel, en Alemania.

Pero al caer el sol la tarde del 21 de noviembre de 1918, nada de aquello podía avizorarse. Mezclado con el sonido de los cornetines se oían los "vivas" de los marineros de la Gran flota. El reportero del Times no tenía duda de haber presenciado un espectáculo único:

"El plan de la operación no logra ilustrar la escena, pero debe quedar registrada para la historia por siempre, pues indica una disposición de las flotas hostiles como no nunca había sido vista antes y probablemente como no se verá nunca más".

24horas.cl
 

Nacho

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Meses despues.
“Usted ha violado el honor común y las tradiciones de honor de los marinos de todas las naciones. Con un armisticio en marcha, reanudó las hostilidades sin previo aviso al izar la bandera de Alemania en los buques internados y procedió a hundirlos y destruirlos”.
Discurso del almirante Fremantle, al almirante Reuter. Estos, acompañaban a su almirante firmes en la cubierta del barco. Callaban y miraban inexpresivamente la escena.


“Diga a su almirante que no puedo aceptar los términos que contiene su discurso y que mi sentimiento es muy diferente. Yo soy el único responsable del acto realizado, y estoy seguro de que, en mi lugar, cualquier oficial británico hubiera actuado de la misma manera”
Respuesta del almirante Von Reuter a la perorata de Fremantle.




Los naufragios de Scapa flow aparecen como una de las zonas de hundimientos intencionados más grande de la historia naval mundial. En ninguna otra parte hay un yacimiento submarino con tal concentración de buques de porte y de guerra de principios del siglo XX. En su conjunto representan la vanguardia de la tecnología contemporánea de principios de siglo, testigos históricos de excepción de una época. Las circunstancias que rodearon el hundimiento están bien documentados científicamente por los responsables de cultura de las administraciones y asociaciones proteccionistas Británicas (el resultado es todo un ejemplo a seguir entre sostenibilidad, difusión y protección del legado cultural entre administración pública, sociedad civil y universidad). Poner en valor esa cooperación es uno de los objetivos de este artículo. Al final el beneficiario final, de forma tangible es la sociedad y el ciudadano. Los buzos que pueden contemplar aquellos vestigios, y por último y fundamental; los propios yacimientos. Su conservación, la de pecios de este siglo XX, y su tratamiento arqueológico los hacen ser resultado pionero de una política cultural intelignte. Esos barcos de hierro y acero, resultaron importantes para la historia en su momento. Con el paso del tiempo lo serán, aún más. En reconocimiento de esta importancia, los restos del Dresden, Brummer, Kolnm Karlsruhe, Kronprinz Wilhelm, König y Markgraf han sido protegidos como monumentos programados. Mediante sentido común y una sensibilidad dirigida a la sostenibilidad. Y es que cualquiera visitante y buceador, puede ayudar activamente informando sobre los descubrimientos de nuevos sitios, o los materiales arqueológicos que encuentren en el subsuelo marino. Estas informaciones se complementan en el proyecto ScapaMap, ayudando a registrar los ya existentes a las autoridades competentes. Si desea participar activamente en proyectos de grabación documental, también se puede participar en proyectos organizados dirigidos por la Sociedad de Arqueología Náutica (NAS). Para los no buceadores, se le facilita un tour mediante ROV (Roving Enterprises Eye) o se puede visitar el Centro de Interpretación Lyness. El caso es facilitar el acceso a la historia por los medios existentes. Pero sin duda alguna los que más disfrutan de Scapa son los buceadores deportivos. Estos pueden disfrutar y respetar de estos restos, pero el daño de los yacimientos es ilegal, de hecho es curioso, pero muy pragmático y disuasoriio ver las boyas que señalan en la superficie marina, la localización de los pecios. Avisan de las sanciones qu podría acarrear cometer un delito en un yacimiento arqueológico submarino. Y funciona. Protección, historia y buceo. Poderosa combinación de futuro. La gestión y su uso. La localización y utilización de nuevas tecnologías para su documentación y colaboración con la sociedad civil para su preservación y aprovechamiento, hacen del caso de Scapa Flow un ejemplo excepcional en el mundo. . Veamos el caso de éxito de Scapa Flow y su tutela y gestión pública, que hacen de la base naval de las Orkney un lugar fértil para la población y para su historia. Incluso la red de difusión del yacimiento, tiene una importante labor de utilización de las nuevas tecnologías aplicada a la arqueología, la divulgación en 3D que puedes perfectamente consultar desde casa, conectado a una red. En la misma te encuentras el scaneado de los yacimiento submarinos, sujeto a un grafismo y una información histórica acerca de los pecios, que facilita la elaboración de posibles rutas de buceo sobre los mismos (proyecto ADUS) haciendo del conjunto monumental un ejemplar círculo de investigación, intervención arqueológica, puesta en valor y difusión mediante nuevas tecnológicas del lugar. Veamoslo. Pena que en su momento, a principios de siglo no vislumbraran de la importancia arqueológica e histórica del yacimiento. Muchos de los acorazados de la flota imperial alemanana hundidos alí, desaparecieron. Veamos el porque y contemplemos su historia…




Boya señalización del pecio del Royal Oak, Scapa Flow. En la misma se determina mediante un gráfico, de las sanciones a las que somete el que bucee en cualquier pecio protegido por la ley del país.


Buzos realizando operaciones submarinas en Scapa Flow


Buena parte de los buques de guerra alemanes rescatados en Scapa Flow corrieron la misma suerte hace años, cuando no se daba la importancia que tenía al legado histórico; aunque parezca mentira, su final fue el desguace. A veces, su blindaje llegaba a 12 pulgadas de espesor y aquello en términos económicos, para los implacables “chatarreros” de la época, era un negocio más que apetecible. No tardaron mucho en hincarle el diente. Inconscientemente, y llevados por la “miopía” usurera del momento, rescataron del fondo de la bahía a aquellos monstruos de hierro, testigos únicos y actores principales de una época, con el único destino de ser desguazados. De desaparecer. Los beneficios potenciales para los “chatarreros” eran notables. Para los historiadores y amantes del patrimonio, aquello fue una triste cacería llevada a cabo por el mercantil sr Knox.




Cuando el acorazado Freiedrich se elevó del fondo del mar, y se desguazo, produjo 18.943 toneladas de metales ferrosos y 774 toneladas de plomo, latón. bronce y cobre. Esta chatarra se vendió por un total 134.886 libras esterlinas de la época. Más el acorazado dejo de existir para siempre. Ya no lo podrían disfrutar las generaciones venideras. El concepto de una historia, el del dominio de los mares y de una tecnología, el de su construcción naval, terminó en el desguace. Suele ocurrir desgraciadamente en muchas ocasiones con la historia.


 

Nacho

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De 74 buques alemanes de la flota alemana, se hundieron15 de los 16 buques más importantes en Scapa Flow, 5 de los 8 cruceros, y 32 de los 50 destructores. El resto permaneció a flote o consiguieron remolcarlos hasta aguas poco profundas para embarrancar. Los buques embarrancados fueron repartidos entre las armadas aliadas, pero la mayoría de los buques hundidos fueron abandonados en el fondo de Scapa Flow. Un fondeadero protegido en las Orcadas, al norte de Escocia. Durante la Primera Guerra Mundial fue el anclaje principal para la Gran Flota británica. Con el tiempo, esta recóndita y fría base militar se ha convertido en una de las zonas de inmersiones para buceadores, más atractiva del mundo. Eso si, indispensable traje seco, al menos para los que no han bebido suficiente Campeltowmn y han crecido en las Higlands.

 

Nacho

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Con mentalidad de arqueólogo, el paso del tiempo y los siglos, podría aventurarse que esos barcos tendrán un valor histórico y arqueológico importante. Así ha sucedido. De hecho es uno de los lugares más visitados del mundo por los buceadores técnicos. Adelantándonos a los acontecimientos, el próximo 2014 se conmemoran los 100 años del inicio de la I guerra mundial. A este propósito les invitaría a que siguiesen de cerca la publicaciones y eventos de la arqueóloga portuguesa Fátima Claudino. UNESCO actualmente trabaja en lacomemoración (Centenary of World War I – UNESCO will protect the Underwater Cultural Heritage from WWI from 2014 onwards); entre otras cuestiones, con el bello propósito de no olvidar tan cruento episodio, del que es capaz el ser humano. Recordar a las generaciones presentes la importancia de la paz y poner en valor el conocimiento sobre el pasado de la Primera Guerra Mundial a través de la investigación y la conservación del patrimonio que dejó atrás. Curiosamente se tiene al patrimonio cultural subacuático y sus pecios, como principales protagonistas. Una vez más.

Desde la arqueología bien sabemos, que el tiempo transcurre inexorablemente, y tras los pecios de la I guerra mundial vendrán los de nuestra guerra civil Española (sobre la cual hubo numerosos e importantes hundimientos), de la Segunda Guerra Mundial y posteriormente los naufragios de la guerra fría. Es sólo cuestión del paso del tiempo.¿Es un debate notable para la ciencia?.¿Son las naves de acero y hierro contemporáneas, arqueología?, ¿Historia?. Claro que lo son. Porque no lo iban a ser.Como lo es una nave de guerra Napoleónica o lo es una fragata de la guerra ruso-japonesa. Forman parte de una reciente, en la que la madera es sustituida por el acero. La única cuestión, es preguntarnos ¿es patrimonio arqueológico una nave de guerra, con valor histórico hundida antes de esos 100 años que establece UNESCO por ley?. Veamos el caso de Scapa Flow. Veamos como le sientan ese centenario que están a punto de cumplir.¿En que estado se encuentran?.¿Qué es lo que ha hecho la sociedad y las autoridades Británicas en la materia?… Veámoslo. Buceemos en el fondo de su historia.



En torno Rosslyn Wemyss sugirió que la flota fuera internada en Scapa Flow con una tripulación mínima de marinos alemanes, y vigilada por la Gran Flota.Fue la combinación ganadora, y así se hizo. Una vez hundidos, la flota alemana, formó parte del olvido. Hasta que un avispado empresario británico se fijó en aquella chatarra que valdría su peso en libras. La operación de rescate de los metales de los barcos fue un negocio arduo y arriesgado, y hubo varias muertes.La historia es contada en el excelente libro de de George SC ‘Jutlandia hasta Junkyard’. Un total de 26 destructores, cinco cruceros de batalla, siete acorazados y un crucero se plantearon como objetivo de la empresa chatarrera.Para ellos no era historia. Eran simples moles de acero. Y así los trataron. Como hacen los cazatesoros con las naves hispanas allá donde los encuentran en las aguas del mundo. Como simples objetos equivalentes a dinero.

Con el paso del tiempo, y salvajadas aparte, además de otros seis naufragios alemanes, 28 británicos, 33 pecios y los yacimientos de los acorazados británicos HMS Vanguard y el HMS Royal Oak, hacen de Scapa Flow un paraíso actualmente para los buceadores y un gran yacimiento arqueológico submarino mundial. El lugar es sólo comparable con la laguna de Truk en el pacífico, base naval japonesa de la II Guerra mundial en cuyo interior fueron hundidos por la Task Force del almirante estadounidense Mitscher, una buena parte de la flota Imperial de guerra. Aún así nos encontramos con una importante diferencia. Truk, no tiene los grandes barcos de superficie de la marina de guerra que nos encontramos en Scapa Flow. La imponente sombra de los acorazados que sobrevivieron al destrozo impone en cualquier fondo marino del mundo . Los acorazados alemanes son tan grandes, (es fácil de observar en las fotografías que se adjuntan) que se necesitan varias inmersiones para bucear y hacerse una idea de la totalidad de los mismos. Los que han visto aquellas bordas interminables, en sombras que emergen entre aquellas aguas verdes plomizas, con esa presión al descender, y recorrer sus cascos saben a lo que me refiero. No son una inmersión sencilla. Algunos de ellos se encuentran al límite para el buceo de aire comprimido. El desarrollo del buceo de nitrox ha hecho que los pecios sean más accesibles. Scapa Flow tiene los tintes de santuario. Afortunadamente, para la historia y la arqueología, no todos los barcos alemanes pudieron ser desguazados, materialmente no dio tiempo a aquella brutalidad. Lo que atrae a los buceadores de medio mundo son los siete grandes barcos de la antaño Flota Imperial alemana, esos que ni Cox ni sus sucesores llegaron a reflotar. Son tres acorazados de unas 26.000 toneladas (König, Kronprintz Wilhelm y Markgraf) y cuatro cruceros de 5.000 toneladas (Brummer, Dresden, Cöln y Karlsruhe).

 

Nacho

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De la flota alemana original, sólo permanecen tres barcos de guerra: el Kronprinz Wilhelm, el König y el Markgraf, todos ellos de 177 metros de eslora y cuatro pequeños cruceros: el Dresden, el Brummer, el Köln y el Karlsruhe. Estos pecios se encuentran a profundidades entre 24 y 45 metros, con una visibilidad entre 10 y 15 metros. Una de las mayores ventajas del buceo en Scapa Flow es la profundidad asequible para el buceo. El pecio de guerra situado a mayor profundidad, el Markgraf, está localizado a 46 metros. Por lo tanto, en las islas Orkney las inmersiones presentan profundidades entre estos dos extremos. El barco más profundo se encuentra a 63 metros, es el llamado bote de John Thornton, que ha sido hundido recientemente para ser usado como parte del entrenamiento Trimix. El silencio, el frío y la soledad a 36 metros de profundidad son tan sepulcrales que no muchos buceadores osan introducirse en las entrañas laberínticas del crucero. Paseemos por ellos;

El Kronprinz Wilhelm, botado en Kiel en 1914, hermano gemelo del Konig y del Markgraf, es el acorazado más grande jamás visto. Tanto su tamaño (177 metros de eslora) como la profundidad a la que se encuentra (entre 34 y 39 metros), obligan al buceador a ser precavido. Su estructura es similar a la de un portaaviones. De los tres barcos de guerra, es el que está en mejores condiciones, a pesar haber sufrido alguna detonación, especialmente en la sala de motores. El acorazado Kronprinz se encuentra en el lado de estribor, pero casi al revés, con la mayor parte de su superestructura incrustado en el fondo del mar.El fondo del mar alrededor del yacimientos están llenos de escombros. Sin embargo, una serie de puntos de referencia son visibles para el buceador – en particular los dos mástiles que se extienden lejos de los restos del naufragio, los cuatro quillas de balance sobre el casco y los timones en la popa.

El König, botado en Wilhelmshaven en 1914, contaba con tres turbinas que le permitían alcanzar una velocidad de 23 nudos. El peso colosal de su superestructura, con sus cinco torres principales y sus cañones, es el responsable de que terminase hundido a una profundidad de 39 metros, tras haberse inundado.

El Dresden, construido en Kiel, está completamente intacto, con muchos de los objetos originales todavía en su sitio. Se encuentra entre 28 y 38 metros. Presenta gran variedad de vida marina, especialmente esponjas y estrellas de mar en las zonas menos profundas del pecio. Como uno de los más completamente intacto de los restos de la flota de alta mar, el crucero Dresden es un excelente buceo. Toda la superestructura, junto con el palo mayor se encuentra relativamente intacto. Se encuentra en el lado de babor, pero se escoró un poco, con la cubierta que sobresale por el fondo del mar. La imagen del sonar muestra claramente cómo la cubierta protectora en la proa está pelando lejos de las planchas del casco, revelando más de su interior. De nuevo nos encontramos con daños del rescate significativos, en las proximidades del motor.



El Markgraf es el que se encuentra más profundo y el más impresionante de todos los pecios. Botado en Bremen en 1913, estaba equipado con diez cañones distribuidos en cinco torres, además de contar con cinco torpedos sumergidos. Hundido a 46 metros, es la inmersión más memorable.Al igual que todos los buques de guerra, el Markgraf se encuentra prácticamente al revés. El casco se escoró ligeramente en su lado del puerto. El daño extensivo del intento de rescate de metal por parte de los soldadores es evidente, tanto en el extremo delantero y de popa, así como en la zona media del barco.



El Brummer, localizado entre 32 y 36 metros, alcanzaba una velocidad de 28 nudos y fue creado para poner minas en las rutas de los barcos aliados. Los expertos están de acuerdo en que este pecio, es el más fotogénico de Scapa Flow. Su torre de control se reconoce de forma instantánea. Debido a su deterioro, a los buceadores se les aconseja no entrar en el barco. La superestructura principal permanece intacta y los cañones todavía están en posición, apuntando a popa. En cuanto al timón, se encuentra en el fondo.
El Koln fue construido en Hamburgo y descansa entre 30 y 35 metros. Está relativamente intacto, exceptuando un agujero en la popa, sus inmensos cañones de 150 mm apuntan a un cielo inexistente, algunos se encuentran todavía armados con obuses. A través de los mamparos y corredores puede verse las estancias y pertrechos del barco tal y como quedaron el 21 de junio de 1919. Como ocurre en sus homólogos, también tiene importantes daños por parte de los soldadores del equipo de chatarreros que trabajaron sobre la flota.



El Karlsruhe se halla a tan sólo 24 metros. Debido a su superficial localización, ha sido expuesto a los efectos de fuertes tormentas. De todas formas, a pesar de su deteriorada condición, es una inmersión interesante: su escasa profundidad garantiza una vida marina muy rica.


Hasta aquí las inmensas moles de los pecios de la flota Alemana. Pero Scapa Flow es famosa por tener también en sus aguas a barcos legendarios de la marina británica. Y así, nos encontramos con el HMS Vanguard, un acorazado británico que, anclado a puerto, se hundió el 9 de julio de 1917 al estallar su pañol de municiones. El naufragio, que costó la vida a más de 700 hombres, sigue rodeado de misterio (tiene como no, una buena historia detrás del mismo): no se sabe aún si ocurrió un accidente en el polvorín del barco o si fue objeto de sabotaje por parte de un agente alemán, como sugiere el historiador escocés Lawson Wood (Scapa Flow, Dive Guide. Aquapress, 2008). En reconocimiento de la gravedad de su estado de guerra, los restos de HMS Vanguard y el HMS Royal Oak están protegidos como sitios controlados bajo la protección del militar sigue siendo la Ley de 1986. El buceo en estos pecios es ilegal sin el permiso del Ministerio de Defensa Británico. La segunda tumba de guerra es el HMS Hampshire, un crucero acorazado de 10.850 toneladas que fue hundido por una mina alemana el 5 de junio de 1916 frente a los acantilados de Marwick Head (costa oeste de las Orcadas). De nuevo, este tiene otra historia de ordágo. Su naufragio también fue dramático: murieron 643 hombres y se salvaron solo 12 en un bote salvavidas. Pero la sorpresa fue que el barco llevaba, en misión secreta, al todopoderoso mariscal de campo y ministro británico de la Guerra lord Horatio Herbert Kitchener

Y es que esta isla esta llena de naufragios. En una de aquellos promontorios, en Fair Isle, allá por el 1588, encalló El Gran Grifón. Uno de los pecios Españoles de la invencible.








Los siete pecios que permanecen bajo las aguas están protegidos bajo el Acta 1979 de áreas arqueológicas y antiguos monumentos. Las autoridades británicas lo tenían claro desde un principio. Aquello formaba parte de su historia y había que protegerlos. Desgraciadamente en nuestro país, muchos de los barcos recientes, especialmente los procedentes de la guerra civil (son numerosos los pecios a lo largo de nuestras aguas), en condiciones idénticas que las de Scapa flow, no se conoce su localización, ni su estado. A decir verdad, en ninguno de ellos se ha realizado un proyecto de investigación vinculada a una actuación arqueológica. Es una sutil diferencia del estado en el que se encuentra la sensibilizacion hacia nuestro patrimonio. En Scapa Flow, El buceo está permitido, pero es necesario solicitar una autorización para ello. Al tiempo que finalizadas las inmersiones visitamos los fantásticos museos de Stromness y de la base naval de Lyness donde se conserva viva la memoria de los acontecimientos sucedidos en las islas Orcadas desde los albores de la historia. Llegados a la superficie, una taza de sopa caliente y picante de tomate nos devuelve a la realidad, al siglo XXI. Sin embargo hemos de permanecer poco en este tiempo ya que estamos ansiosos por volver a internarnos de nuevo en las profundidades de la historia. Victoria Street y en su centro el pub del Royal Hotel, nos servirá de descanso. Fuera descansarán por los siglos, los restos de sumergidos de la historia. Los reto de la flota alemana imperial de la I Guerra Mundial.
 
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Elkete

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El acero de esos buque se ha seguido usando para construir....¡¡¡satélites!!!, como su acero no está afectado por radiaciones de estroncio radiactivo, no alteran las lecturas de los delicados instrumentos de a bordo.

Luego de la 2da GM, los buques alemanes que se salvaron y fueron rendidos, fueron utilizados en explosiones de bombas atómicas, a varios tuvieron que agarrarlos a cañonazos para que se hundieran.

Ojo, en la 1ra GM Alemania no se rindió ni fue derrotada, solo firmó un "armisticio", o sea una forma elegante de decir "tregüa".
 
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Nacho

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Pero la Historia no para alli.
EL DESASTRE DE SCAPA FLOW

El 14 de octubre de 1939 un submarino alemán mediante una audaz acción penetra en la inexpugnable bahía inglesa de Scapa Flow y hunde al acorazado HMS Royal Oak,averiando también a otro navío.

En 1939, el Almirante Karl Doenitz, estaba convencido que era posible ingresar a Scapa Flow, pero como lo había demostrado la experiencia, sólo había una forma de entrar en la base y era de noche y utilizando un submarino. Doenitz le comunica al Gran AlmiranteRaeder los detalles de la “Operación Baldur” y Raeder firma la orden de ataque. Doenitz, escoge al hombre que puede realizar esta operación, el teniente de navío Günther Prien, un joven y experimentado comandante, de treinta y un años, que ingresó en la marina de guerra en 1933 y que mostraba una impecable hoja de servicios.


El submarino alemán U-47 que logró una hazaña
bélica ante las narices de los ingleses.
El submarino U-47, comandado por Günter Prien y con 40 hombres zarpó el 8 de octubre del puerto de Kiel ypenetró sigilosamente en la base naval inglesa de Scapa Flow, en las Islas Orcadas (Escocia).Entró en la bahía a las 23.25 horas del 13 de octubre, maniobrando con gran habilidad entre la costa rocosa y el casco de uno de los barcos hundidos como obstáculos para proteger la base. Estaban tan cerca que pudieron ver a un hombre pasar en bicicleta por la senda costera.
Una vez dentro de la base naval enemiga esperaron el momento y dispararon una salva de torpedos a la 1 en punto. Uno impactó en la proa del HMS Royal Oak anclado en la bahía de Scapa Flow, buque de guerra de 30.000 toneladas. Prien espera unos minutos y luego ordena lanzar más torpedos desde una distancia de 1500 metros del objetivo, impactando 3 más en el acorazado, otro torpedo averió a un navío que no pudieron precisar, ubicado detrás. El otro buque era elPegasus, un auxiliar de hidroaviones de 6.900 toneladas.

Los torpedos del U-47 abrieron un boquete de 9 metros en el Royal Oak, que no tardó en hundirse. De la tripulación de 1.400 hombres, 833 hombres perecieron, incluidos 24 oficiales de su tripulación. Su Comandante, el Contralmirante H. F. C. Blagrove, también murió. A las 01.16 AM, del 14 de octubre, tres torpedos fueron disparados desde el U-47, todos impactaron y en el lapso de 15 minutos el buque se escoró y se hundió.


Günther Prien, comandante del
U-47, fotografiado en 1940.
Tan desconcertados dejó el intrépido ataque a los confiados británicos, que el U-47 logró salir del puerto indemne. El submarino retornó a Alemania y su tripulación fue recibida como héroes.

El U-47 atracó en Wilhelmshaven el 17 de octubre de 1939, donde Prien es ascendido y condecorado personalmente por Adolf Hitler con la Cruz de Hierro de 1ª Clase. La tripulación, con la Cruz de 2ª clase.

El U-47 durante la 2ª Guerra, en menos de un año y 7 meses hundió un total de 30 buques que totalizaron 162.769 toneladas.

Un total de 391 sobrevivientes fueron rescatados del buque impactado. El haber estado fondeado en las aguas comparativamente "seguras" de Scapa Flow, motivaron que muchas escotillas, ventiladores y portas estuviesen abiertas. Si estos elementos hubiesen estado cerrados en el momento del ataque, el Royal Oak se hubiese hundido no tan rápido, y por lo tanto se hubiesen salvado mayor cantidad de vidas. Indudablemente este hundimiento delorgullo de la Marina británica puede considerarse como la mayor hazaña que jamás haya perpetrado un submarino en la Historia.


El HMS Royak Oak, orgullo de la Royal
Navy se hundió en 15 minutos.
El Royal Oak yace sobre su banda de babor en 25 metros de agua, a 1000 metros de la costa.Actualmente el lugar del hundimiento es una tumba de guerra protegida y cada año el 14 de octubre, una bandera blanca es colocada sobre su casco por buzos de la "British Navy".

Lo cierto es que los ingleses se vanagloriaban de su supremacía en el mar en general y de Scapa Flow en particular. Gran Bretaña había levantado dos clases de defensas para proteger las dársenas de la base -la hilera exterior, con siete bocanadas estaba día y noche patrullada; en el interior de las diversas y laberínticas rías habían redes, cadenas, minas y barcos hundidos-. El punto vulnerable se hallaba en Kirk Soud, una entrada minúscula en donde había dos navíos hundidos que bloqueaban el canal en su punto más estrecho y en donde las fuertes mareas llegaban a alcanzar diez nudos. El U-47 de Günter Prien, logró entrar y destrozó el acorazado HMSRoyal Oak e inició la huída, fue toda una hazaña bélica.
Este hecho valeroso, trata actualmente de ser negado por quienes reescriben permanentemente la historia “oficial”.



Los marineros del U-47.
Hace poco salió un libro diciendo que el ataque furtivo no sucedió. Que era propaganda nazi, con exageraciones de la autobiografía del capitán Prien titulada El camino de Scapa Flow (libro inhallable, tal vez proscripto por quienes reescriben la verdadera historia). Lo interesante del relato es que, para entrar en Scapa Flow, era verdaderamente difícil, casi imposible, sin embargo los alemanes lo lograron, impactando severamente en la moral británica que trató de ocultar el hecho.

Pero ahora, se trata a toda costa de negar el ataque alemán, diciendo que el barco explotó por un “accidente”. Había esa noche unos 5 oficiales navales experimentados en el puente del U- 47 y todos se equivocaron al ver explotar el buque de guerra y un buque con cubierta plana detrás del HMS Royal Oak.

Y como si el ataque del submarino no fuera ya heroico de por sí, tres días después del hundimiento del HMS Royal Oak, cuatro bombarderos Junkers JU 88 de la Luftwaffe sobrevolaron Scapa Flow en uno de los primeros bombardeos de la guerra sobre Gran Bretaña, dañando gravemente al veterano acorazado HMS Iron Duke, siendo derribado uno de los bombarderos por una batería antiaérea.

Mapa de la ruta del U-47 en Scapa Flow.
En el año 2002, se efectuaron esfuerzos con la finalidad de extraer los residuos de combustible remanentes (Fuel Oil) de su casco, para evitar posible derrames.

Gran Bretaña ocultó a su pueblo el ataque del submarino a la base naval porque demostraba la debilidad de la marina británica. Recién se enteraron cuando se publicaron las Memorias de Churchill.

En sus Memorias, Winston Churchill habla sobre el hundimiento delRoyal Oak echando por tierra los intentos de algunos británicos de negar que un submarino alemán hubiera entrado a la base de Scapa Flow. Dice Churchill:

"He mencionado anteriormente la alarma que se produjo, cuando se anunció que un submarino había entrado en Scapa Flow,… Ahora, al cabo de un cuarto de siglo casi exacto, se ha visto la realidad. A la 1.30 horas del 14 de octubre de 1939, un submarino alemán, desafiando las mareas y las corrientes, penetró en nuestras defensas y hundió el acorazado Royal Oak que se encontraba anclado. De la primera salva de torpedos, sólo uno de ellos dio en la proa produciendo una explosión apagada. El almirante y el capitán que estaban a bordo se sentían tan seguros en Scapa Flow, que les pareció increíble que les hubiera alcanzado un torpedo, atribuyendo las explosiones a alguna causa interna. Pasaron veinte minutos antes de que el submarino, que existía realmente, cargara de nuevo sus tubos y disparara una segunda andanada. Tres o cuatro torpedos hicieron impacto en el buque en rápida sucesión, desgarrando su obra viva. En menos de dos minutos, el Royal Oak escoró totalmente y se hundió."

El hundimiento del Royal Oak demostró que el submarino era un arma de gran potencial y que la expansión de las construcciones de este tipo era una prioridad urgente.
Aquí un video documental sobre la hazaña del U-47:
Operación Baldur-Scapa Flow

 
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Nacho

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Y ahora el Misterio....................

El relojero de Scapa Flow
Tras el exitoso ataque de Prien en Scapa Flow, los rumores en Londres y Washington no cesaban. Los británicos insistían en que el comandante alemán debía haber recibido ayuda desde el interior de la base para poder acceder a ella. Nadie podía hundir al orgullo de la flota británica sin ayuda.

Curt Riess, hábil periodista y escritor conocido, residente en Nueva York, escribió un artículo que fue publicado en el Saturday Evening, donde contaba la historia completa del espía alemán que ayudó a Prien a entrar en la base naval de Scapa Flow.

Scapa Flow
Scapa Flow, una triste y desolada ensenada de 20 Km. de larga y 14 de anchura a 60º de latitud Este, se encuentra en la isla Pomona, en el archipiélago de las Orcadas, al norte de la punta extrema de Escocia, de la que está separada por un brazo de mar que se llama Pentland Firth.

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Esta gran bahía, refugio segurísimo de la Royal Navy, está protegida, naturalmente, por una corona de escollos e islotes, muy cercanos unos a otros, y los canales que forman están bloqueados con barreras, pontones, redes antisubmarinos y cascos de barcos hundidos. Desde hace más de setenta años los ingleses han hecho de Scapa Flow el eje de su estrategia naval contra Alemania.

Desde este punto los navíos de guerra británicos dominan tanto el acceso al Mar del Norte como las grandes rutas del Atlántico. Cuando quieran, pueden imponer a Alemania un bloqueo naval tan riguroso que la ahogaría.

A más de mil kilómetros de las bases alemanas, las Orcadas están casi siempre envueltas en las densas y gélidas nieblas del norte; huranes de viento y nieve que barren con gran violencia la zona la protegen de cualquier desagradable sorpresa del adversario.

Los aviones de reconocimiento alemanes rara vez se arriesgan a fotografiar Scapa Flow. Los bombarderos, aunque tengan la suficiente autonomía para llegar a la base, atacarla y regresar, suelen verse obstaculizados por el mal tiempo y la escasa visibilidad. Los cazas y los antiaéreos ingleses los tienen a su merced.
Antecedentes
Por estos motivos, ya durante la Primera Guerra Mundial los submarinos alemanes habían intentado, por dos veces, penetrar en Scapa Flow. En Octubre de 1914, el U18 de von Henning, escondiéndose tras la estela de un mercante inglés, había podido llegar a uno de los accesos de la base, pero la bahía estaba desierta porque la flota se había hecho a la mar.
En 1918 también el UB116 de von Emsman, que había intentado hacerlo, había sido echado a pique con toda su tripulación.
Cuando Wildhelm Canaris, futuro almirante y jefe de la Abwehr, fue nombrado a principios de 1926, comandante de la "A-11 Marina" en el ministerio de Defensa, con orden de fortalecer el servicio de espionaje, su primer pensamiento fue para Scapa Flow. Aquella bahía escocesa era para él, marino de profesión, no solo uno de los objetivos del servicio secreto como corazón vulnerable de la flota inglesa, sino también el símbolo de la derrota alemana.

Allí después del armisticio de 1918, fue llevada la flota alemana, y allí para no sufrir la humillación de ser repartida entre las potencias vencedoras, los marinos del almirante von Reuter hundieron sus propios acorazados y cruceros un año más tarde.
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Como indica el sentido común, solo hay un método de introducirse en Scapa Flow: penetrar con un submarino, pero ¿por donde? Ciertamente -piensa Canaris- debe haber un punto debil en la férrea defensa de la bahía y , en tal caso, únicamente un espía podrá descubrirlo.
El Espia
Fue así como, aquel mismo año, comienza la Operación Baldur, nombre cifrado del ataque a Scapa Flow. Ante todo hace falta un hombre idóneo, y la elección de Canaris recae sobre un oficial de marina, el capitán Alfred Wehring, que ha servido al emperador a bordo del Admiral Hipper.
Quincuagenario, moreno y de mediana estatura, Wehring es un hombre simpático, culto y de caracter solitario, aunque nunca ha querido casarse. Nacido en Hannover en 1875, Wehring ha vivido siempre en el mar. Físicamente más parece español que alemán. Este oficial ha trabajado ya, durante la primera guerra mundial, para el servicio secreto de la marina, y su ficha lo caracteriza como "excelente oficial, excrupuloso, muy atento, agudo observador".
Licenciado al final de la guerra, ha estado empleado como contable en una pequeña fábrica de relojes propiedad de un tio suyo. En 1921, vuelto al servicio activo, ha estado encargado también de una investigación reservada sobre los equipos navales franceses.
En 1925, cambiando su nombre por el de Karl Müller, se ha convertido en corredor de relojes de una conocida fábrica alemana y en dos años ha recorrido Francia a lo largo y a lo ancho.
Sus informes mensuales a la empresa contienen -en cifra- interesantísimos datos sobre tonelaje, armamento y tripulación de todos los nuevos barcos de guerra que están en construcción en los astilleros de Brest, El Havre y Marsella.
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El día de Navidad de 1927 el supuesto Müller es llamado a Berlín al despacho de Canaris.
La conversación con el jefe de la sección "A-11 Marina" se desarrolla sin testigos, pero en seguida se sabrá que el futuro "pequeño almirante" le ha encargado de una misión excepcional: encontrar a toda costa el modo de establecerse en la base naval de Scapa Flow y descubrir el secreto de las barreras que hacen inviolable a la bahía.

Todas las noticias que Wehring, alias Müller, pueda recoger, las debe transmitir al dueño de un café de La Haya. De allí llegarán enseguida a Berlín.

En enero de 1928, el relojero Müller -con nombre nuevamente cambiado por el de Joachim van Schüllermann- parte hacia Holanda.

Esta vez el agente de Canaris es físicamente distinto del corredor que viajaba por Francia. Sus cabellos son ya rubios, lleve bigote, y gafas de gruesos lentes ahumados. A quien le pregunta el motivo, van Schüllermann cuenta que un grave accidente de coche le ha provocado una disminución de la vista.

Wehring pasa un año en Holanda vendiendo despertadores y cronómetros y aprendiendo bien el oficio de reparador de relojes.
Por fin, en 1929 pasa a Suiza, donde toma el nombre de Albert Oertel.

Esta es la "cobertura" decisiva para el espía de Canaris. Cuando, en verano del siguiente año, el falso Albert Oertel abandona ginebra y va a residir en Gran Bretaña, en las cercanias de Londres, está provisto de un normal pasaporte suizo. Su verdadera identidad está ya enterrada, y oculta a cualquier posible encuesta.

Con increíble paciencia, el capitán Wehring espera otros dos años -continuando siempre con su trabajo de representante y reparador de relojes- hasta que en 1932 solicita su ciudadania inglesa. Su petición es pronto aceptada. ¿Quien podría sospechar que es un espía este pacífico caballero entrado en los sesenta años, traquilo y digno, que centenares de personas ven todos los días inclinado sobre su mesa tras la vitrina de su negocio de Petham, cerca de Canterbury?

Y nadie sospecha de él cuando, en la primavera de 1933 (pocos meses antes Canaris ha sido nombrado jefe de la Abwehr, el servicio secreto alemán) el falso Oertel deja Londres y la Gran Bretaña, se va a Escocia y se traslada finalmete a Kirkwall -en la isla de Pomona del archipielago de las Orcadas, a pocas millas de la bahía de Scapa Flow- para abrir una tienda de relojes suizos y "souvenirs".
En el pueblecito brumoso, Albert Oertel no tarda en hacerse popular. Es un hombre discreto, nada curioso, que habla bien aunque con un ligerísimo acento extranjero, y lleva una vida muy retirada.
Todo su día lo pasa en el pequeño taller entre relojes y despertadores. Frecuenta regularmente la iglesia, no es avaro, y sólo se permite el lujo de algunos paseos por las cercanías, especialmente por las colinas que rodean la bahía de Scapa, pero siempre acompañado por un muchacho. "Tengo la vista demasiado débil", dice, "y no me atrevo a andar solo".

Todas las tardes hace un alto en la hostelería del puertecito, donde bebe un par de cervezas en compañia de los pescadores y participa de buen grado en las largas discusiones sobre el mar, sobre excursiones de pesca y sobre la gente de los pueblos vecinos.

Pero sobre todo, Albert Oertel escucha: escucha con aire indiferente, pero sin perderse una sola palabra, los relatos de los pescadores que con sus barcas llegan hasta la base naval de Scapa Flow a vender el pescado recién cogido o a organizar algún pequeño asunto de contrabando.

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Entre una frase y otra van saliendo informaciones curiosas, e incluso interesantísimas.
 

Nacho

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Por ejemplo, cómo traspasan los pescadores las barreras militares de acceso a Scapa dejándose arrastrar por la corriente de marea alta, cómo logran evitar los campos de minas en torno al fondeadero de la flota, cómo distinguen a los centinelas sobre los canales que llevan al exterior de la bahía, y cómo se aprovechan de la niebla para acercarse a los islotes que circundan la base.

Por eso, todas las tardes, cuando vuelve a casa desde la hostelería, el relojero atranca la puerta, corre las persianas y cortinas, enciende una potente lámpara, despeja la mesa de trabajo y extiende encima un gran mapa con la reproducción de la bahía de Scapa Flow:
la gran ensenada con forma de pan de azúcar, la costa erizada de rocas inaccesibles, el canal Hoy Sound entre las islas Stromness y Hoy, el canal Hoxa Sound entre Switha y South Ronaldsay, y el canal Holm Sound entre Burray y la tierra firme de Pomona.

Aquí las barreras de portones eléctricos, allí las redes antisubmarinos y los campos de minas, aquí las plataformas de los cañones, los proyectores y, al lado, las baterías antiaéreas.

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Tarde tras tarde el mapa se llena de nuevos datos (sobre la posición de los navíos, los que salen y los que arriban, sobre la llegada de destacamentos de soldados) a los que Oertel añade los que él mismo a descubierto con su aguda vista y su formidable memoria durante los paseos por las alturas que dominan Scapa Flow.
Pero hasta comienzos de septiembre de 1939, cuando apenas ha empezado la guerra, no logra el falso Oertel la información esperada por doce años.

El 12 de septiembre, mediante la oficina de La Haya, informa a la "Abwehr". El mensaje cifrado dice: "Ha llegado el paquete. Espero una nueva partida dentro de este mes. Ruego confirmación".


Esto significa que el capitán Wehring ha descubierto un agujero en la coraza de hierro que protege Scapa Flow, y que por ese agujero podría pasar un sumergible.

La entrada oriental de la base se llama Kirk Sound; es un estrecho y turbulento brazo de mar comprendido entre la costa rocosa de Pomona y el escollo arenoso de Lamb Holm. Un pescador, durante la acostumbrada velada en la hostelería de Kirkwall, cuenta al relojero que este acceso a la rada de Scapa está bloqueado con tres pontones, pero que éstos, impelidos por la impetuosa corriente, están bastante distanciados entre sí, de modo que los vapores más pequeños -como los dedicados al transporte de viveres- se arriesgan a pasar.
Dos días después, con el pretexto de un duelo en la familia (la muerte de su madre), Albert Oertel deja Kirkwal, llega a Londres en tren y desde allí, con otra inocente carta en la que se habla de relojes que hay que adquirir y otros que han quedado invendidos, describe minuciosamente la posibilidad de entrar en la base por el Kirk Sound.
Pocas horas más tarde el almirante Canaris está al corriente e informa de todo a Doenitz, comandante de los submarinos.

La "Operación Baldur" puede comenzar.

Preparativos
Hacia la mitad de septiembre, el mando de submarinos alemán envía a las cercanías de Scapa Flow al U14, un pequeño sumergible del tipo IIb (Einbäume - Canoa), de 279 toneladas, para que estudie los sistemas de vigilancia, las corrientes y cuanto pueda ser útil a la operación. Y aprovechando un día de tiempo espléndido, los aviones de reconocimiento de la marina sobrevuelan las Orcadas por la tarde del 12 de octubre y fotografian varias veces el Kirk Sound, identificando con claridad las posiciones de las naves hundidas en el canal y comprobando la presencia en la bahía de un portaaviones, cinco acorazados y diez cruzeros.
A principios de octubre, Doenitz se decide: un U-Boote intentará entrar en Scapa Flow. Sólo necesita una noche sin luna, como la que llegará entre el 13 y el 14 de octubre, cuando también el estado del mar será totalmente favorable.

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Doenitz escribe al Gran Almirante Raeder: "Sostengo que, navegando en superficie entre las dos mareas, se puede pasar sin más". Y Raeder firma la orden de ataque, la Operación Baldur ha dado comienzo.

No está clara la suerte del capitán Wehring. Según una versión, aquella misma noche el falso relojero se alejó de Kirkwall pero siguió algunos meses en Gran Bretaña hasta que logró poco antes de la invasión de Holanda (mayo de 1940), llegar a Alemania.

Según otros -pero en diario de navegación del U-47 no lo menciona- el comandante Prien, que sabía la existencia del espía, antes de abandonar Scapa Flow emergió y, con un bote de goma, recogio a Wehring, que le esperaba en un punto predeterminado en la costa de Kirk Sound, llevándoselo a Wilhelmshaven.

Lo cierto es que, inmediatamente después del ataque a la base inglesa, el relojero desapareció de Kirkwall.

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Al día siguiente, cuando los vecinos, alarmados por su prolongada ausencia, entraron en el alojamiento del falso Oertel, encontraron en la mesa un horario de ferrocarril abierto, con una señal de lápiz rojo junto al tren que partía para el sur de Inglatera.

Sobre la mesilla de la alcoba había algo de dinero. Una nota explicaba que era para la sirvienta.

Por ello más de uno pensó que el relojero había tenido que salir inesperadamente.

Sólo al final de la guerra fue posible saber por los archivos del Tercer Reich que el tranquilo Albert Oertel era en realidad un espía alemán...
La Operación
El sorprendente ataque al supuestamente inexpugnable fondeadero de Scapa Flow empezó de una forma muy parecida a cualquier otra incursión submarina en el Mar del Norte. Gunther Prien llevó el 8 de octubre de 1939 a su U47 fuera de la base para submarino de Kiel y navegó por el canal de Kiel y hacia el norte hasta la punta de Escocia.

El 13 de octubre, el U-47 permanecío sumergido junto a las islas Orcadas. Prien emergió a la superficie a la caída de la noche y se deslizó en silencio al interior de Kirk Sound, uno de los estrechos canales que conducen al cercano fondeadero.

Luego culebreó a través de un estrecho canal entre dos buques hundidos y, unos pocos minutos después de medianoche, avanzó por las oscuras aguas del propio Scapa Flow.

Para su disgusto, Prien descubrió las aguas vacías. La flota británica había desaparecido, trasladada a otros fondeaderos.


Pero, al virar hacia el norte, Prien vio una enorme sombra: el acorazado Royal Oak, que había permanecido en Scapa Flow para realizar unas reparaciones. Su primera salva de torpedos no produjo ningún resultado visible, así que Prien dio la vuelta mientras recargaba y poco después atacaría de nuevo.
Esta vez tres torpedos dieron en el blanco, haciendo pedazos casi el acorazado de 29.000 toneladas y matando a 833 miembros de su tripulación.

Un exultante Prien se encamino rápidamente de vuelta a Kírk Sound, cruzando otro peligrosamente angosto hueco, y aceleró por el Mar del Norte hacia Wilhelmshaven, donde él y su tripulación fueron recibidos como héroes.

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¿Existió "el relojero"?
La historia de Curt Riess publicada en el Saturday Evening se convirtió en "la verdad de Scapa Flow", al menos por un tiempo.

Lo cierto es que investigaciones posteriores indican que el tal Kapitan Alfred Wehring jamás existió.
Las investigaciones de Ladislas Farago indican que ese nombre no aparece en ningún registro de la marina alemana, ni de la Primera Guerra Mundial ni de la Segunda Guerra.
Testimonios de supervivientes que prestaron servicios en el Abwher tampoco arrojaron ninguna luz sobre Wehring e investigaciones en Kirkwall tampoco mostraron evidencias que antes de la guerra, existiera un relojero nacionalizado británico de nombre Oertel. pero ¿Y entonces?....................................