Lo que hace el trago.
Bueno los gringos quedaron con la bala pasada y tuvieron su revancha gracias a una pelea de curados que parte en un bar de nombre medio raro el nombre de "True Blue" algo asi como verdad azul, otros dicen bar “True Love” que estaba ubicado a los pies del cerro El Arrayán.en la subida carampangue, una vez que termino la Guerra civil chilena de 1891 corría el mes de octubre era el 16 , con el derrocamiento del presidente Balmaceda, asumieron el Gobierno los congresistas, en un clima muy poco propicio para las buenas relaciones ciento diez y siete hombres. Éstos luego turistear concurrir a las bibliotecas e ir a la iglesias deciden conocer la gastronomia y enologia nacional encamindadose a barios tiopicos cantando " In the navy" y otros temas entre religiosos country . Hacia las seis de la tarde estalló una pelea de borrachos, entre un chileno y dos yanquis en El Arrayán, uno de los barrios de la ciudad. Los americanos las emprendieron a pedradas contra el chileno, y luego de dejarlo en el suelo, huyeron en un carro, que fue alcanzado por un grupo de hombres que salieron de los tugurios cercanos. Bajaron a la fuerza a los dos marineros, uno de los cuales cayó herido. Llegó la policía y cuando se llevaban al lesionado a una farmacia, éste recibió una bala que le atravesó la garganta, matándolo. La pelea se generalizó, y la policía optó por detener a todos los marineros que encontraba, fueran chilenos o norteamericanos. Cinco de estos últimos resultaron con heridas graves, y dos muertos.
Así dicen que informaba la prensa de la época.
"El 16 de Octubre del año 1891, el comandante Schley autorizó el desembarco de ciento diecisiete tripulantes del crucero norteamericano, con el fin de que recorrieran la ciudad y se divirtieran en la misma. Algunos de ellos se dirigieron al bar “True Love” ubicado a los pies del cerro El Arrayán, al Oriente de la actual subida Carampangue. Hacia las seis de la tarde se inició una gresca entre un civil chileno y dos tripulantes del crucero visitante. Estos dos tripulantes, al dejar herido al chileno, tomaron un carro con el fin de huir de la escena de la lucha y así evitar la acción policial y judicial; sin embargo, ambos fueron alcanzados por un grupo de boteros y obreros que salieron desde las viviendas cercanas, quienes bajaron a la fuerza a los dos marineros y uno de ellos, el contramaestre Charles W. Riggin cayó herido. Llegó la policía del puerto y cuando trasladaban al lesionado a una botica (farmacia) para recibir auxilio, éste recibió un disparo en el cuello, matándolo. La gresca se generalizó y se detuvo a todos los marineros norteamericanos y civiles que se encontraban en la vía pública. Cinco marineros resultaron gravemente heridos, otros tantos contusos y dos muertos: el contramaestre Riggin y el armero J.J. Johnson"
El 18 de octubre se celebraban las elecciones presidenciales del país, en las que resultó ganador Jorge Montt. Dos días más tarde salían en libertad todos los marineros detenidos. Mientras la Justicia chilena investigaba los hechos, el comandante Schley, del Baltimore, preparaba su propio informe, que despachó al Departamento de Marina, en Washington. Señalaba que una multitud de civiles, militares y marinos había insultado y agredido a pedradas a dos o tres norteamericanos. Luego, la muchedumbre fue creciendo y atacaban a golpes o cuchilladas a los marinos del Baltimore, en cualquier lugar donde los encontraran. El contramaestre Charles W. Riggin fue hallado con heridas, en el suelo, por el armero J.M Johnson. Cuando éste trataba de auxiliarlo apareció la policía que le disparó a Johnson y remató a Riggin.
Las versiones de la justicia chilena no coincidían con la norteamericana, especialmente en cuanto a la actuación de la policía de Valparaíso.
El Departamento de Estado envió instrucciones a su embajador Egan de pedir las explicaciones o reparaciones del caso al Gobierno de Chile. La situación empeoró por el reclamo de Egan ante la Cancillería chilena por la vigilancia que mantenía día y noche la policía secreta de este país sobre la Legación americana, a causa de los asilados balmacedistas que había allí. Egan se quejó de que el personal de su embajada y quienes la visitaban, eran constantemente hostilizados y hasta detenidos.
"En las últimas horas de la pasada noche, varios de estos hombres ( los policías ) dieron motivos a excesos que perturbaron la tranquilidad del vecindario y, en aparente estado de embriaguez, golpearon las ventanas de la Legación y pronunciaron groseros insultos contra los refugiados..." - decía la nota de Egan.
Para deteriorar aún más las cosas, el marinero Patrick Shields, de un barco mercante, concurrió la Consulado norteamericano en Valparaíso para pedir protección contra la policía chilena que lo había detenido en dos ocasiones, sometiéndolo a castigos brutales que certificaron los médicos de su embarcación, advirtiendo que podían dejarlo inhabilitado para el trabajo por el resto de su vida.
Así las cosas, el 9 de diciembre de 1891, el Presidente Harrison en su Mensaje, que leyó ante el Congreso, se refirió largamente a las relaciones con Chile. Al hablar de los incidentes del Baltimore dijo que no había "otra explicación de esta obra sangrienta, que la de haberse originado en una hostilidad contra estos hombres por ser marineros de los Estados Unidos, que cargan el uniforme de su Gobierno..." Lamentaba Harrison, que la petición de explicaciones hubiera sido contestada por el Canciller chileno "en tono ofensivo".
Al enterarse del Mensaje de Harrison, el Canciller Manuel Antonio Matta envió un enérgico telegrama al ministro plenipotenciario chileno en Washington, Pedro Montt, en que le daba instrucciones de desautorizar las versiones que manejaba el gobierno norteamericano sobre los sucesos del Baltimore, en las que no había "exactitud ni lealtad". Calificaba las comunicaciones del embajador Egan como "agresivas de propósito y virulentas de lenguaje". Agregaba estar seguro del derecho, el decoro y el éxito final de Chile" a pesar de las intrigas que van de tan abajo y de las amenazas que vienen de tan alto en la actualidad."
El telegrama fue publicado en los diarios. El Embajador Egan lo calificó "no solamente de injurioso para los oficiales de la marina norteamericana y para la Legación, sino ofensivo para el secretario de Marina y para el Presidente mismo". Egan decidió suspender toda comunicación con el gobierno chileno hasta que éste retirara las ofensas que contenía el telegrama.