CUERPO DE BOMBEROS DE SANTIAGO
Sesión Nº 3 de Directorio, con carácter de ordinaria celebrada el 16 de marzo de 2016.
14º.- CUENTA DEL SUPERINTENDENTE.- *A solicitud del Superintendente, el Directorio se constituyó en Comité entre las 20:15 a las 21 hrs., para abordar lo concerniente a los inconvenientes de tipo legal que estaban enfrentando los Cuerpos de Bomberos del país, que conformaban el Sistema Nacional de Bomberos conjuntamente con la Junta Nacional de Cuerpos de Bomberos de Chile, entidades independientes y con fines diferentes unos de la otra, producto de la aplicación de la Ley N° 20.500, Sobre Asociaciones y Participación Ciudadana en la Gestión Pública (que establecía que los integrantes de los organismos disciplinarios no podían integrar un estamento de carácter directivo), disposición legal que impugnaba nuestra Institución y para cuyo efecto estaba implementado diversas acciones, que contaban con el apoyo de la mayoría de los Cuerpos de Bomberos de la Región Metropolitana.* Puntualmente, el Superintendente manifestó que la comunicación que hizo llegar la Junta Nacional de Cuerpos de Bomberos de Chile a los Superintendente de los Cuerpos de Bomberos, con fecha 29 de enero de 2015, le parecía un error, toda vez que esa Junta interpretó a su modo lo estipulado por la Ley N° 20.500 y su Departamento Jurídico, posteriormente, elaboró una propuesta de modificación de Estatutos de los Cuerpos respetando, "el debido proceso". Muchos Cuerpos, como el nuestro, incorporaron el debido proceso aún antes de la Reforma Procesal Penal, a instancias de la acertada visión del fallecido Director Honorario don Gonzalo Figueroa Y. La interpretación de esa Junta fue equivocada ya que no contempló el daño que significaría para todos los Cuerpos la aplicación de dicha Ley, aparte de las modificaciones que se hicieran en la constitución de los Consejos Disciplinarios. El 31 de agosto 2015, añadió, el Presidente Nacional ofició al 26° Juzgado Civil de Santiago, indicando que había instruido a los Cuerpos sobre la "necesidad de regular sus Estatutos a la Ley 20.500", error que validó ante ese Tribunal la visión que tenía la Junta sobre esa Ley, cosa que, por lo demás, no competía a dicha Junta. Un pronunciamiento de esa importancia debió ser debatido al interior de las reuniones de Superintendentes en los diferentes Consejos Regionales, por cuanto, en su opinión, podía significar el término de la actividad de Bomberos como se conocía actualmente. Posteriormente, con fecha 7 de septiembre, el Presidente Nacional informó al mismo 26° Juzgado, las diferentes condiciones que tenía Bomberos como servicio de utilidad pública y lo estipulado en el artículo 17 de la Ley 18.959, que claramente consignaba la interpretación correcta de la situación : " ...en lo que fuere compatible con sus fines, naturaleza y organización jerárquica y disciplinada". Estaba claro que aquí se había tratado de un lamentable error de interpretación legal, validado equivocadamente por la mencionada Junta Nacional. Por lo anterior, y además de las acciones que había asumido nuestra Institución para modificar esta errónea interpretación legal, surgió la idea en varios Cuerpos importantes, de formar una agrupación o Federación que, en ningún caso, compita o sea contraria a esa Junta Nacional, sino con un aspecto especialmente técnico donde se discutan temas relevantes de la específica labor bomberil. La Junta Nacional realizaba muy bien las funciones para las que fue creada: coordinaba a los Cuerpos, servía de enlace entre ellos y era un canal de comunicación con el Gobierno y otros organismos administrativos. Esta labor la hacía adecuadamente y la destacábamos. Pero, los temas estrictamente técnicos y de vital importancia para la mantención de la identidad del voluntariado, debía ser manejado netamente por los Cuerpos de Bomberos, que así lo entendían y necesitaban, y que abrazaban esta idea. Era la manera de tener el espacio adecuado de discusión, que la Junta, considerando sus fines y su organización actual, no podía darles. Finalizada la intervención del Superintendente, en el análisis participaron los Directores Honorarios señores Alejandro Artigas, Próspero Bisquertt, Enrique Matta y Mario Banderas, y el Director de la 5ª. Compañía, quienes, en lo principal, manifestaron lo siguiente:
= El Director Honorario don Enrique Matta: Que se requería de la creación de un Comité de Defensa, ya no de Negociación, para que establezca los pasos a seguir para hacer frente a eventuales dificultades en caso que fracase cualquier otro camino, legal o político, como por ejemplo, saliendo a la calle para dar a conocer lo que son los Cuerpos de Bomberos y la postura de nuestra Institución sobre la materia.
= El Director Honorario don Mario Banderas: Reiteró su propuesta en el sentido de que se realice una Cuenta Pública para dar a conocer a la ciudadanía, y crear conciencia en ella, respecto de lo que éramos y de lo que hacíamos.
= El Director Honorario don Alejandro Artigas: Que la Institución debía centrar sus esfuerzos en llevar adelante la estrategia que había definido hacía algún tiempo, y que permitiría al Cuerpo, y a los Cuerpos de Bomberos del país, quedar excluidos de la Ley N° 20.500, para cuyo efecto se debían posicionar nuestros argumentos ante quienes estaban emitiendo fallos, los Tribunales de Justicia, por los recursos de protección interpuestos por ex Voluntarios de Cuerpos de Bomberos; como también ante los legisladores. Algo similar se debía ejercer respecto de la Junta Nacional de Cuerpos de Bomberos de Chile. No desestimaba que se realizara una Cuenta o una Declaración Pública, que sería muy útil, pero sólo para informar a una población que desconocía los antecedentes previos. Además, estimaba que no había otro Cuerpo de Bomberos del país que estuviese mejor preparado que el nuestro para constituir sus Organismos disciplinarios, conforme al requisito que a la Institución le parecía históricamente absurdo. Esto, en la eventualidad que el Cuerpo se viese obligado a hacerlo. En la Institución nunca se habían mezclado los conceptos de dirección con la aplicación de la disciplina. Hoy día, el foco, la urgencia, estaba dada por apuntar al ámbito legislativo y judicial, de lo contrario, el Cuerpo podría quedar con “las manos atadas”.
= El Director de la 5ª. Compañía: Manifestó que el aspecto positivo de la situación era la forma en que el Directorio la estaba abordando: con decisión, madurez, inteligencia y sabiduría, lo que había permitido confluir hacia una visión Institucional, luego del diagnóstico que se formuló hacía algún tiempo, y que permitió definir una estrategia. Consideraba que la discusión ya no se limitaba a la interpretación de una Ley, porque la Ley N° 20.500 era clara. Expresó que lo que sucedió fue que como la defensa de los Cuerpos de Bomberos afectados no fue del todo buena, la Corte terminó haciendo una errada interpretación de una Ley que era bastante clara. Hoy día, el tema no se limitaba a una Ley o al tema disciplinario, sino a algo más de fondo. El Cuerpo debía avanzar en la adopción de acciones concretas y coordinadas en relación a la estrategia que definió. El próximo paso debía traducirse en acciones en relación a la visión Institucional. Había que definir las acciones que se tomarán sobre el ámbito Parlamentario, judicial, comunicacional y bomberil, interno y externo. Por lo tanto, hacía una llamado en este sentido. Esperaba que los Cuerpos de Bomberos del país permanecieran en la misma condición que tenían antes del impasse que se produjo por la interpretación de dicha Ley.
= El Director Honorario don Prospero Bisquertt: Manifestó que el Cuerpo había evolucionado mucho en aspectos técnicos en relación a otros Cuerpos de Bomberos, pero había dejado de lado la parte humana, emotiva, motivacional, o sea, lo que significaba ser “Bombero voluntario”, y eso había implicado un costo para la Institución. Con el afán de servir de acuerdo a los requerimientos de la comunidad, cada día se aprendían más cosas de utilidad, pero se dejaban de lado aquellas que se consideraban secundarias, las que tenían que ver con la vida. Todo lo que estaba sucediendo tenía que llevar al Cuerpo al análisis de la vereda en que deseaba estar, porque si bien era cierto la Institución estaba enfrentado en buena forma lo que estaba aconteciendo, parte de la comunidad bomberil la apuntaba con el dedo. Aun así, la Institución respaldaba las decisiones que adoptaban sus autoridades en uno u otro sentido. Una vez definida la posición en que se deseaba estar, había que salir con fuerza a señalar quiénes éramos los Bomberos, con la misma fuerza con que se hacía en la Campaña Económica. Era necesario diseñar una Campaña que no sólo permita solicitar la colaboración de la comunidad para renovar el material del Cuerpo, sino que también facilite el mensaje Institucional en el sentido de quienes somos, para evitar que la Institución pueda morir por la inercia de nuestra propia incapacidad para haberla defendido cuando correspondía. El Cuerpo de Bomberos de Santiago debía demostrar que era una Institución fuerte, maciza y necesaria para las 9 Comunas donde prestaba sus servicios, a pesar de que en ocasiones se le veía como una entidad distante, como si fuera diferente de lo que eran los otros Cuerpos de Bomberos. El espíritu de la Institución debía regresar a la ciudadanía que la vio nacer, a pesar que pudieron haber cambiado sus necesidades y sus recursos.