Creo que debemos separar los temas. Por un lado, pienso que el saludo a las autoridades de la JNB es un reconocimiento de su calidad de representantes elegidos por nosotros mismos, independiente de si estoy o no de acuerdo en su mecanismo de elección, sistema de trabajo o su existencia misma. Este reconocimiento se realiza en Bomberos mediante un saludo característico, el “cuadrarse”, esté de acuerdo o no con su uso, forma o historia, y auque me provoque vergüenza, es el saludo institucional, no requiriendo para realizarlo tener a mano la especificación estatuaria y detallada de a quiénes se saludará. Esto es un símil a la autoridad ejercida por los representantes del pueblo, como las autoridades de la República, a la cuál se debe el respeto del saludo protocolar, estén o no de acuerdo con su ideología, haya o no votado por ellos y se le saludará de acuerdo a las formas que cada institución ha determinado.
Por otro lado, tenemos un tema con la “doctrina militar”, que a muchos causa resquemores y malestares, sin embargo, tiene una razón. Un Bombero debe poseer varias cualidades, una de ellas es una cantidad de conocimientos teóricos que le permitan afrontar la emergencia. Sin embargo, estos conocimientos no serán de gran utilidad, si el personaje que los posee, carece de otra característica fundamental, la capacidad de entrega a una causa.
Esto lo saben muy bien en las instituciones armadas, ya que ellas poseen siglos entrenando personas para enfrentar situaciones límite, y que serán llevados a ello impulsados por valores o ideas intangibles como el servicio a la patria, honor, deber, etc. Para llegar a que una persona se someta a tal nivel de entrega, se requiere desprenderse del “uno mismo”, de la individualidad, para vencer el temor natural y estar dispuesto a arriesgar la vida por una causa común altruista. Esto es algo que se logra trabajando el carácter de una persona, llevándolo a sentirse parte de un grupo, una “familia”, integrada por individuos en las que ella confía, respeta y con los cuáles, y por las cuáles, estaría dispuesto a arriesgar la vida. Estas características se expresan socialmente por medio del uso de la disciplina marcial expresada en uniformes, distintivos, formaciones, saludos, etc. Pensar que es posible lograr esta condición sólo desde la “intelectualidad” es un error, los humanos, por más que queramos creer lo contrario, somos seres sociales, y necesitamos de estas manifestaciones que exteriorizan nuestra pertenencia y disposición de entrega a las causas que abrazamos. Debemos comprender que la disciplina militar (adoptamos esa ya que no existen otras mejores) entrena la capacidad de entrega, servicio y trabajo en equipo y requerimos de ella, tanto como necesitamos de practicar el arme y de líneas de ataque, todo por supuesto que en su justa medida, entendiendo que es un medio para lograr objetivos y no un fin en si mismos.
Despreciar esta importante parte de la formación implicará que tendremos grandes Bomberos para combatir desde el PC, pero inestables para enfrentar una situación real de emergencia al no sentirse identificados ni con sus compañeros, ni con su institución, y por tanto no estarán dispuestos a arriesgarse por ellos llegado el momento de la realidad; y al contrario, si despreocupamos la capacitación teórica, abusando de un exceso de militarismo tendremos un Bombero animoso y con una excelente postura para el desfile, pero sin conocimientos suficientes para enfrentar las diversas situaciones a las que se verá enfrentado. Ese es el desafío de los Bomberos del futuro, saber equiparar estos dos aspectos de la formación, de esa forma tendremos mejores Bomberos.