Escrito en el Vecinal
El calor y los incesantes llamados del Cuerpo de Bomberos de Bulnes, hicieron que el día no correspondiera a uno normal.
Temprano se desató un incendio en la Barraca de Santa Clara y luego a eso de las ocho de la tarde, se comenzó a escribir una tragedia que enluta a distinguidas familias bulnenses.
En el apiario Santa Elvira ubicado en el kilómetro uno de la ruta 148 pasado el cruce San Luis, Don Eduardo Abásolo Paud y su hija María José Abásolo decidieron limpiar el pozo profundo con el que se abastecen de agua. Para ello ingresaron junto a ellos un motor para bombear el agua, pero el monóxido de carbono emitido por el motor hizo que comenzaran a asfixiarse por lo que pidieron auxilio a la esposa del dueño de casa que se encontraba fuera del pozo y quién llamó a los Bomberos de Bulnes.
Una vez llegados los voluntarios del Cuerpo de Bomberos de Bulnes al lugar, el voluntario Don Rolando Torres debidamente quipado y sujeto con un arnés, bajó al pozo a rescatar a los atrapados logrando sacar al varón pero también sufrió los efectos del monóxido de carbono y víctima de asfixia fue sacado y trasladado al hospital.
Enseguida bajó al pozo a continuar el rescate el voluntario Don Luis Divas, quién no corrrió la misma suerte y falleció a causa de la asfixia conjuntamente con la jóven Coté, en el interior del pozo.
Vanos fueron los esfuerzos de los demás voluntarios que sacando fuerzas de flaqueza mientras lágrimas resbalaban por sus mejillas, nada pudieron hacer para salvar estas dos vidas de la tragedia que el aciago destino les tenía preparada.
Don Eduardo Abásalo fue atendido en el hospital de Bulnes y posteriormente trasladado al hospital de Chillán debido a la gravedad de su intoxicación. El voluntario Rolando Torres fue atendido y estabilizado en la unidad de emergencia del hospital de Bulnes y luego hospitalizado en recuperación, encontrándose estable y sin riesgo, aunque con un golpe en una sien.
Los cuerpos sin vida de los dos vecinos fueron trasladados al instituto médico legal de Chillán.
Escenas de profundo dolor se vivieron en el servicio de urgencia del hospital, lugar al que llegaron el nuevo Superintendente del Cuerpo de Bomberos de Bulnes Don Francisco Zapata y su plana mayor, la alcaldesa subrogante Ninette Orrego, el concejal Max Pacheco y un centenar de vecinos que no podía creer lo sucedido, máxime si Coté era una jóven llena de vida, hermosa e inteligente y Rómulo un cantante que animaba las fiestas donde era requerido y que incluso tenía un disco grabado.