Cartas
Viernes 03 de junio de 2016
Los bomberos
Señor Director:
Nos permitimos responder a la carta del señor Manuel Blanco Vidal del 30 de mayo pasado. En primer lugar, el devastador incendio de la Iglesia de la Compañía, del 8 de diciembre de 1863, no apagó la vida de cientos de personas, sino que de más de 1.717 fieles, según el resumen onomástico publicado el mismo año por el editor Nicasio Ezquerra de Valparaíso. Pero aunque no fueran miles, sino que unas pocas, a partir de tan funesto evento, algunos ciudadanos de la capital tomaron la decisión de dar vida a una institución que, hoy por hoy, es la que goza de mayor respeto y reconocimiento público según todas las encuestas.
Los servicios que presta Bomberos a lo largo y ancho del país no son gratuitos, todos tienen un costo que en parte financian los propios voluntarios por medio de cuotas mensuales y obras de beneficencia; el Estado de Chile, a través de la Ley de Financiamiento; algunas comunas que cubren muchas veces gastos fijos de cuarteles o personal rentado, y, desde hace algunos años, los propios ciudadanos del país que deseando colaborar con Bomberos, pero no contando con el tiempo necesario para incorporarse al servicio activo, han sido invitados a formar parte de su sostén económico en forma un poco más constante y adecuada a los tiempos de campaña que se realiza cada tres años.
Sin ahondar en uniformes, mantención de cuarteles, adquisición y reparación de carros bomba, personal administrativo y conductores rentados, combustible, entre otros, un incendio promedio en Chile pudiera tener costos cercanos a los dos millones de pesos. Pero Bomberos no solo apaga incendios, también fomenta su prevención a través de campañas barriales, acude a rescates en casos de accidentes de tránsito o del trabajo, aborda emergencias químicas, realiza búsqueda y rescates en situaciones especialmente peligrosas o en catástrofes naturales, certifica sus procedimientos, capacita en el país y en el extranjero a sus voluntarios para ofrecer siempre mejores servicios, acude a emergencias internacionales, etc.
Es cierto, todo lo anterior cuesta dinero y el señor Blanco se pregunta con justa razón ¿de qué se trata la gratuidad de Bomberos? Bueno, los Bomberos de Chile no somos personas con tendencia al ocio. En general, somos jóvenes estudiantes, trabajadores y profesionales que, unidos por un ideal de servicio a la comunidad, regalamos nuestro tiempo y en no pocas ocasiones la vida, para acudir a emergencias a toda hora, todos los días y todo el año, estudiar de forma metódica y especializada -generalmente quitando tiempo a la familia o descontando de las propias vacaciones-, entrenar y alcanzar los más altos estándares de servicio, para ir en ayuda desinteresada de quienes más lo necesitan cuando menos lo esperan.
Camilo Torres Vicent
Secretario General del Cuerpo de Bomberos de Santiago