Bomberos participaran en el rescate de los 33

RVRESCUE

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31 Mar 2007
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Valparaiso
Tienes razon... quizas yo no repare en que ese era el sentido de las palabras de PGraf...

Mas bien segui la linea de destacar que la lealtad es un valor que debe primar entre quienes arriesgamos la vida por desconocidos, y por tanto, cuanta mas razon debe haber para hacerlo por uno de los nuestros... si su vida corre riesgo y en nuestras manos esta el poder socorrerlo incluso a riesgo de nuestra propia integridad.

Si embargo es muy cierto lo que tu dices... y si ese es el sentido que Pgraf imprime a su comentario... tiene mucha razon...

Les contare algo...
Hace muchos años.. algunos de mis mentores en el tema bomberil, y referentes para mi, un adolescente de 16 años... Rodrigo Figueroa y Alex Tardon, fueron los que me hicieron comprender la necesidad de mantener la calma cuando asistimos a una emergencia... cuando la gente corre, los bomberos caminan... a paso rapido, pero sin perder el control, serenos, pensando en cada paso que dan y cada cosa que hacen. Solo asi lograran tomar buenas decisiones y ser la solucion y no parte del problema.

Siempre aplique esas palabras, pero solo hace dos años atras comprendi su real dimension... cuando yo mismo
moz-screenshot-24.jpg
fui victima de un joven bombero que en su afan por llegar pronto a una emergencia, y corriendo como un desaforado en su vehiculo, me choco.

Sorpresa la mia, al enterarme que iba a un llamado de pastizales en un cerro
donde ni siquiera hay casas...

Entonces, aunque sigo sosteniendo que las palabras de Pedro Rivero pueden ser interpretadas como el valor de la lealtad entre compañeros que enfrentan juntos el peligro... es tambien absolutamente cierto que todos debemos ejercer extrema cautela al vertir opiniones ante bomberos jovenes, que bien pudieran interpretar nuestras palabras como maximas y guiar su actuar por estas.

Saludos cordiales a todos...

REINALDO VALLEJOS CACERES

 

KTRASK

Chupe
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2 Jun 2007
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:dft003:un poco faramdulero......Don Pedro......:dft003::dft003::dft003:.....

con respecto al tema del primer intento de rescate.... yo tengo una maxima...... seamos una solucion al problema no parte del problema.....
 

Nacho

Comandante de Guardia
Miembro
Miembro Regular

E112_85.jpg


Operación de​
rescate ejemplar
editorial​
E112 • Diciembre 2010 • Nº 85​
El ejemplo mostrado por la operación de rescate de los
mineros chilenos en la mina San José nos ha enseñado
que si se cuenta con una voluntad decidida, las empresas
más difíciles son posibles.
Por el número tan elevado de atrapados, por el hecho
de que se produjo a varios cientos de metros bajo tierra,
y por la duración que tuvo, esta situación ha tenido el
carácter de extraordinaria. No obstante, en lo esencial,
se ha tratado de una situación de emergencia,
con aspectos muy comunes a la mayoría de las emergencias.
Se trataba del atrapamiento bajo tierra de 33
hombres, amenazados por riesgos que comprometían
gravemente su vida. El reto para los rescatadores era
sacarlos con vida.
Salvando la distancia que impone la gran dificultad de
la operación de rescate y alejándonos también un poco
del enorme efecto mediático que ha tenido, a los que
trabajamos en el sector de las emergencias todo esto
nos es familiar: riesgos, víctimas, operación de rescate.
En este caso, operación de rescate exitosa. Debemos
congratularnos todos por el resultado, felicitando a todos
aquellos que la han hecho posible, rescatadores
y mineros.
Si pensamos, aunque sea de un modo rápido, en los
factores que han contribuido al éxito de la operación,
nos aparecen bastantes: planificación, organización,
tecnología, dirección, liderazgo, comunicación, control
y, detrás de todos ellos, hombres con su voluntad
inequívoca de conseguir un objetivo claro, realizando
cuantos esfuerzos se necesitaran para conseguir las
capacidades de intervención que el rescate exigía. Sin
la conjunción de todos estos elementos seguramente
no se habría conseguido el mismo resultado.
Aunque el objetivo estaba claro desde el primer momento,
para conseguirlo se necesitaron muchos requisitos.
Fue preciso disponer de una gran cantidad de recursos,
muchos de los cuales se tuvieron que diseñar y construir
específicamente para esta operación, aunando tecnologías
de diferentes disciplinas e innovando diseños,
métodos de trabajo y nuevas soluciones.
Pero no todo era tecnología, sino que también fue fundamental
la psicología, puesto que la convivencia de
33 personas encerradas bajo tierra durante más de dos
meses y sin tener garantizadas sus posibilidades de salir
con vida constituía un problema con pocos precedentes.
Desde la organización del rescate se cuidó también
especialmente este aspecto, para mantener con un alto
grado de confianza y esperanza tanto a los atrapados
dentro de la mina, como a sus familiares fuera, así como
a todo el personal que intervenía en la operación. Debe
destacarse aquí el papel de liderazgo asumido por algunas
personas, como el jefe de turno Luis Urzúa dentro
de la mina, de la cual fue el último rescatado.
Junto a la tecnología y psicología, también fue esencial
la planificación. Los condicionantes de este caso obligaron
al diseño de un plan que, partiendo del objetivo
inicial, permitiera seleccionar estrategias alternativas
y organizar su puesta en marcha. Hasta tres planes
alternativos de rescate se eligieron y se comenzaron a
aplicar simultáneamente. No se descuidó ningún detalle.
Hay que reconocer aquí el papel del ingeniero André
Sougarret, quien asumió desde el primer momento el
complejo reto de dirigir esta operación; su capacidad
técnica y de gestión tuvieron una contribución clave al
éxito del rescate.
El extraordinario ejemplo de esta intervención de rescate
debería servirnos a todos los que estamos relacionados
con las emergencias. A los responsables políticos de
los servicios públicos de emergencias para comprender
la importancia de la prevención que pueda evitar estos
accidentes, y para entender también la necesidad de
disponer de suficientes capacidades de intervención
operativa para el caso de que el siniestro se produzca. A
los responsables técnicos y a todo el personal operativo
de estos servicios para comprobar que con objetivos
claros, planificación rigurosa, organización eficiente de
recursos y cuidado liderazgo se pueden conseguir las
más altas metas, por difíciles que parezcan al principio.
Y también, por qué no, a la población en general, que ha
podido asistir en directo a la operación, comprobando
con orgullo cómo se conseguía salvar la vida de todos
los mineros atrapados, reforzando así una alta consideración
y confianza en sus servicios de rescate.
Si somos capaces de aprender de Sougarret y de todos
los que con él han tomado parte en este salvamento,
podremos afrontar los retos más difíciles de nuestros
servicios de emergencia. La operación de rescate en
la mina San José ha sido un ejemplo del cual tenemos
mucho que aprender​
l

Javier Navarrete Ruiz.
Presidente de la APTB.​

 

Nacho

Comandante de Guardia
Miembro
Miembro Regular
Operación derescate ejemplar

editorial
E112 • Diciembre 2010 • Nº 85​
El ejemplo mostrado por la operación de rescate de los
mineros chilenos en la mina San José nos ha enseñado
que si se cuenta con una voluntad decidida, las empresas
más difíciles son posibles.
Por el número tan elevado de atrapados, por el hecho
de que se produjo a varios cientos de metros bajo tierra,
y por la duración que tuvo, esta situación ha tenido el
carácter de extraordinaria. No obstante, en lo esencial,
se ha tratado de una situación de emergencia,
con aspectos muy comunes a la mayoría de las emergencias.
Se trataba del atrapamiento bajo tierra de 33
hombres, amenazados por riesgos que comprometían
gravemente su vida. El reto para los rescatadores era
sacarlos con vida.
Salvando la distancia que impone la gran dificultad de
la operación de rescate y alejándonos también un poco
del enorme efecto mediático que ha tenido, a los que
trabajamos en el sector de las emergencias todo esto
nos es familiar: riesgos, víctimas, operación de rescate.
En este caso, operación de rescate exitosa. Debemos
congratularnos todos por el resultado, felicitando a todos
aquellos que la han hecho posible, rescatadores
y mineros.
Si pensamos, aunque sea de un modo rápido, en los
factores que han contribuido al éxito de la operación,
nos aparecen bastantes: planificación, organización,
tecnología, dirección, liderazgo, comunicación, control
y, detrás de todos ellos, hombres con su voluntad
inequívoca de conseguir un objetivo claro, realizando
cuantos esfuerzos se necesitaran para conseguir las
capacidades de intervención que el rescate exigía. Sin
la conjunción de todos estos elementos seguramente
no se habría conseguido el mismo resultado.
Aunque el objetivo estaba claro desde el primer momento,
para conseguirlo se necesitaron muchos requisitos.
Fue preciso disponer de una gran cantidad de recursos,
muchos de los cuales se tuvieron que diseñar y construir
específicamente para esta operación, aunando tecnologías
de diferentes disciplinas e innovando diseños,
métodos de trabajo y nuevas soluciones.
Pero no todo era tecnología, sino que también fue fundamental
la psicología, puesto que la convivencia de
33 personas encerradas bajo tierra durante más de dos
meses y sin tener garantizadas sus posibilidades de salir
con vida constituía un problema con pocos precedentes.
Desde la organización del rescate se cuidó también
especialmente este aspecto, para mantener con un alto
grado de confianza y esperanza tanto a los atrapados
dentro de la mina, como a sus familiares fuera, así como
a todo el personal que intervenía en la operación. Debe
destacarse aquí el papel de liderazgo asumido por algunas
personas, como el jefe de turno Luis Urzúa dentro
de la mina, de la cual fue el último rescatado.
Junto a la tecnología y psicología, también fue esencial
la planificación. Los condicionantes de este caso obligaron
al diseño de un plan que, partiendo del objetivo
inicial, permitiera seleccionar estrategias alternativas
y organizar su puesta en marcha. Hasta tres planes
alternativos de rescate se eligieron y se comenzaron a
aplicar simultáneamente. No se descuidó ningún detalle.
Hay que reconocer aquí el papel del ingeniero André
Sougarret, quien asumió desde el primer momento el
complejo reto de dirigir esta operación; su capacidad
técnica y de gestión tuvieron una contribución clave al
éxito del rescate.
El extraordinario ejemplo de esta intervención de rescate
debería servirnos a todos los que estamos relacionados
con las emergencias. A los responsables políticos de
los servicios públicos de emergencias para comprender
la importancia de la prevención que pueda evitar estos
accidentes, y para entender también la necesidad de
disponer de suficientes capacidades de intervención
operativa para el caso de que el siniestro se produzca. A
los responsables técnicos y a todo el personal operativo
de estos servicios para comprobar que con objetivos
claros, planificación rigurosa, organización eficiente de
recursos y cuidado liderazgo se pueden conseguir las
más altas metas, por difíciles que parezcan al principio.
Y también, por qué no, a la población en general, que ha
podido asistir en directo a la operación, comprobando
con orgullo cómo se conseguía salvar la vida de todos
los mineros atrapados, reforzando así una alta consideración
y confianza en sus servicios de rescate.
Si somos capaces de aprender de Sougarret y de todos
los que con él han tomado parte en este salvamento,
podremos afrontar los retos más difíciles de nuestros
servicios de emergencia. La operación de rescate en
la mina San José ha sido un ejemplo del cual tenemos
mucho que aprender​
l


Javier Navarrete Ruiz.
Presidente de la APTB.