Bombarderos y Bombas que Salvaron vidas y dieron esperanza

Nacho

Comandante de Guardia
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Desde niño he tenido una fascinación por los aviones ,particularmente por los Bombarderos, de trasporte y Pasajeros, en el caso particular de los Bombarderos son sinonimo de destrucción y muerte, pero como toda arma en manos correctas son instrumentos de paz y vida

Operación Maná Los Bombarderos son armas de Destrucción y Muerte, pero las armas son eso según quien las use.

La fecha fue el 29 - 04- 1945; una adolescente junto con otras 12 personas estaba en la clandestinidad de las tropas alemanas. Estaba asustada, temblando de miedo, debilitado por el hambre; no tenía ni idea de su destino.

La Gestapo estaba cazando para Theodora Tielrooy y su familia que ayudó a pocos Judios escapar de las garras de los nazis y ahora se esconde en un pueblo holandés llamado Sloterdijk. Fría y El hambre estaba matando lentamente y su moral fue deteriorando a un ritmo cada vez más rápido en el. La familia estaba decidido a mantener a sus amigos judíos seguro, pero ahora su propia seguridad pendía de un hilo.

Ya habían luchado y algo derrotado otro enemigo, famosamente conocido como Hongerwinter, el frío invierno de 1944 a 1945, cuando los nazis prohibieron la comida y el combustible en las principales ciudades y pueblos de los Países Bajos. Este embargo nazi mató a decenas de personas - 20.000 según algunos estimaciones- pero Teodora y su familia sobrevivieron de alguna manera el 'infierno Fría'.

Teodora no podía imaginar una transición repentina y devastadora en su vida, desde la tranquilidad de pronunciar el caos, desde suaves clases de piano a correr descalzo, de los manantiales calientes a Hongerwinter frío.

La primavera trajo ninguna alegría para el pueblo, y la familia en esa pequeña casa en Sloterdijk, hambrientos y desesperadamente aferrarse a lo que les quedaba. Tuvieron que comer la comida del ganado con el fin de que puedan sobrevivir; que habían perdido toda esperanza de ayuda de nadie.

Ahora, una maestra jubilado, Teodora, 82 - Ahora la señora Coleman - recuerda el día en que Dios envió a la ayuda de los cielos poner fin a su calvario. Ella recuerda el día en que se enteraron por la radio que la RAF y aviones estadounidenses estaban en camino para ayudar a la gente hambrienta de Países Bajos. Por un momento se sentían a gusto, pero rápidamente se convirtió en desesperación cuando se dieron cuenta de que no están en una ciudad y las perspectivas de los aviones de la RAF que vienen a ayudarlos en un pequeño pueblo eran muy pequeñas.

Pero entonces todo cambió, cuando al día siguiente se oyó el estruendo ruidoso de aviones de rescate, y el relajante sonido de las bahías de bombas de apertura. Los aviones cayeron comida en su casa. Teodora dice que es imposible para ella para replicar o incluso expresar lo que sentía después de ver los planos y comer los alimentos que habían entregado, The Independent informa.

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La operación fue el nombre en código 'Maná', después de la comida enviada por Dios a los israelitas hambrientos. En el partido de ida de la misión de bombarderos de la RAF se redujo un total de 7.030 toneladas de alimentos para los holandeses. Estados Unidos aporto con el lanzamiento de los suministros de alimentos que pesan 4.150 toneladas. Según los informes, la Operación 'Maná' había salvado más de 3,5 millones de civiles holandeses de morir de hambre y de una muerte segura en manos de los nazis
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Nacho

Comandante de Guardia
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BOMBAS QUE NO MATAN

El Bombardeo de Chocolate de Berlín - Un Ejemplo de SER la Diferencia

Para comenzar esta historia debemos situarnos en Alemania, el en año 1948. El país había sido dividido entre las cuatro potencias vencedoras, las cuales rápidamente se habían agrupado en una Alemania occidental, y una oriental dominada por los rusos. A su vez, la capital, Berlín, había sido dividida de la misma forma pero la ciudad en si estaba en la zona soviética, creando una isla occidental controlada por Francia, Inglaterra y Alemania en medio de un mar rojo.

La antigua gran capital era solo las ruinas de la grandeza de la ciudad. 6 años de guerra y 3 de ocupación habían reducido a la más absoluta pobreza tanto a la ciudad como a sus habitantes. La supervivencia era por medio de los artículos que llevaban los ejércitos aliados, hasta que luego de una escalada en el nuevo conflicto que comenzaba a vivirse entre occidente y Rusia, conflicto que se conocería como la guerra fría, Stalin decide quedarse completamente con Berlín rindiéndola por medio del hambre, por lo cual ordeno cerrar la vía de comunicación entre Berlín Occidental y Alemania Occidental que pasaba por territorio controlado por los soviéticos. Los aliados occidentales reaccionaron creando lo que se conocería como el Puente Aéreo de Berlín, en el cual movilizaron cientos de aviones cada día con el fin de proveer alimentos y víveres a los 2.5 millones de personas que quedaron sitiados dentro de Berlín Occidental. Y es bajo este panorama, que comienza esta historia.
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La situación era tremendamente difícil, a pesar de que se realizaban cientos de vuelos cada día, con despegues y aterrizajes cada 3 minutos en cada uno de los 3 aeropuertos en Berlín, la situación era crítica para poder proveer a los más de 2 millones de berlineses. Entre estas idas y venidas, un joven piloto de un avión de transporte se dio el tiempo de observar a un grupo de pobres niños que venían a ver subir y bajar los aviones detrás de los cercos del aeropuerto. La historia cuenta que al ver las caras de asombro de los niños, en un gesto de simpatía, saco un par de barras de goma de mascar de sus bolsillos y se los lanzo a través del cerco. Dos de ellos saltaron desesperados a tomar el inesperado regalo, pero luego de alcanzarlos, ocurrió algo que asombro al joven aviador. Los niños que alcanzaron las golosinas, en vez de quedárselas para ellos solos, prefirieron compartirlas con el resto dividiéndolas en partes iguales, y lo más asombroso, fue que todos ellos no se los comieron sino que se contentaron con solo poder olerlas. Habían pasado tanto tiempo sin poder sentir el placer de tener algo así que con solo hacer eso se sintieron como los niños más afortunados del mundo. Conmovido, Gail Halvorsen, el joven oficial, les prometió volver y compartir más dulces con ellos. Al siguiente día, ya en Alemania occidental, Gaill compra todos los dulces que puede y construye como sea un par de pequeños paracaídas para lanzar por la ventanilla de su avión su regalo a sus pequeños amigos. Y así comienza día tras días a bombardear Alemania, con dulces. Para que los niños pudiesen distinguirlo de entre los cientos de aviones cargueros que volaban cada día, decide comenzar a darles una señal: Ladear sus alas al acercarse. A los pocos días seria conocido entre los niños de Berlín como "El tío ladea alas": el bombardero de dulces.

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Al poco tiempo todo el mundo se da cuenta de que algo está pasando. En tierra, cada día más niños comienzan a reunirse para ser "bombardeados". En el aire, más y más pilotos siguen el ejemplo de Gail, formando el comando de bombardeo de candies (Operación "pequeños víveres") y en occidente, gracias a la cobertura de la prensa acerca de los bombarderos de chocolate, muchas empresas comienzan a donar grandes cantidades de dulces y grupos de personas se unen armando los pequeños paracaídas que son usados durante la operación.

La operación crecía día a día, a pesar de los grandes problemas, la ciudad, luego de muchísimo tiempo, comenzó a sonreír a pesar del acoso al que se veía sometida. La esperanza había vuelto a Berlín.
Y así continuaron las operaciones tanto del puesto aéreo como de los bombarderos de dulces durante el resto del año. Finalmente, el 12 mayo del 49, los soviéticos se dan por vencidos, la ciudad había sobrevivido. El 23 del mismo mes, se decreta la fundación de la República Federal Alemana, la unión oficial en un solo país de todos los territorios que sostuvieron el puente aéreo. A los años después los rusos volverían a intentarlo con un muro, pero la semilla de la libertad ya había germinado en los corazones alemanes.
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Posteriormente Halvorsen volvió a su natal Salt Lake City. Durante su carrera militar, llego al grado de Coronel, y en los 70s fue enviado como comandante de la base aérea del aeropuerto Tempelhof, en Berlín, donde comenzó esta historia, para luego de retirarse de la fuerza aérea

Hasta el día de hoy es considerado como un símbolo de las relaciones AlemanoAmericanas. Durante las olimpiadas de invierno del 2002 en Salt Lake City, la delegación Alemana le solicito que portase su bandera durante el desfile inaugural. Pero más allá de ello, su historia es todo un símbolo de como un pequeño acto de amor puede convertirse en una acción que puede cambiar completamente la historia de un país completo, de millones de personas

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HISTORIA
Los héroes del puente aéreo de Berlín
En el Berlín de 1948, el piloto estadounidense Gail S. Halvorsen aterrizó en el aeropuerto de Tempelhof, donde unos 30 niños le preguntaban si tenía chocolate. Ese día, la vida de Halvorsen cambió para siempre.


“No pedían comida, solo preguntaban si podía darles chocolate”, recuerda el piloto, que entonces tenía 27 años y solo contaba con dos chicles en el bolsillo. “¡Dos para 30 niños!”, subraya. Partió los chicles en cuatro pedazos y los distribuyó. Para su sorpresa, los niños no se amontonaron para recibirlos. “Hasta olían el papel, y lo guardaban para llevárselo a casa. Entonces supe que debía hacer algo más”.

Los soviéticos bloquean Berlín Occidental


El entonces teniente Gail Halvorsen lanza dulces en Berlín, en octubre de 1948.

La situación en la Berlín dividida de posguerra era de mucha tensión. Pocas semanas antes, el Ejército soviético había bloqueado la zona occidental de la ciudad. Tras la introducción de la nueva moneda, el Deutsche Mark, los soviéticos tratan de obligar a retirarse a las fuerzas aliadas. A Berlín Occidental no llegan camiones, barcos ni trenes. Unos 2,2 millones de personas están aisladas y no cuentan con alimentos ni carbón de leña.

Pero los aliados no abandonan a los berlineses. El puente aéreo, a través del cual los aliados ponen en marcha la mayor acción de ayuda humanitaria de todos los tiempos, permite que cientos de aviones estadounidenses y británicos sobrevuelen la zona. Transportan artículos básicos de consumo hacia el aeropuerto de Tempelhof, y se los conoce como “Bombarderos de pasas de uva” (Rosinenbomber), nombre con el que pasarán a la historia, ya que no llegan para destruir sino para traer un poco de alivio y dulzura a los alemanes de posguerra.

Chocolate en paracaídas

El estadounidense Gail Halvorsen, hoy de 92 años, es uno de los pilotos que participó


Niños de Berlín Occidental saludan a un avión estadounidense del puente aéreo. (1948).

en el puente aéreo, cubriendo numerosos vuelos hasta el fin del bloqueo, en mayo de 1949. Su encuentro con los niños de Berlín lo inspira: “Les prometí que volvería al otro día con chocolate. Y que reconocerían el avión en el que iba porque al aterrizar haría balancear las alas”.

Halvorsen se ocupa de reunir las reservas de chocolate de sus compañeros. “Tenía las dos manos llenas de chocolate”, cuenta. El 18 de julio de 1948 aterriza en Tempelhof y lanza el chocolate, atado a pequeños paracaídas blancos. Los niños se abalanzan entusiasmados sobre la dulce carga.

El “Tío muevealas”

A partir de ese momento, los niños llaman a Halvorsen “Tío muevealas”, ya que el lanzamiento de las “bombas” dulces se convierte en rutina. Muy pronto también se entera la prensa. “Eso fue un problema al comienzo. Un reportero sacó fotografías en los que se veía el número de identificación de mi avión”. Y así fue como apareció un gran artículo en un periódico. Halvorsen es citado por el comandante del Ejército de EE. UU. “Pensé que ese era el fin, pero me dijo: ‘buena idea'”. Su idea hace que nazcan otras. Muy pronto, niños estadounidenses empiezan a recolectar dinero para comprar más barritas de chocolate, y otros pilotos se unen a la acción. Hasta el final del bloqueo de Berlín, 22 toneladas de golosinas aterrizan en el sector occidental de la ciudad.


Traute Gier tenía 14 años cuando se realizó el puente aéreo de Berlín.

Entonces de 14 años, Traute Gier, que vivía en el barrio de Neukölln, no logra recoger ni un solo chocolate. “Cuando Gail Halvorsen sobrevolaba el área lanzando chocolates Hershey, todos los chicos corrían a atraparlos, pero yo no. Me empujaban, y no me gustaba”. Pero dice no estar triste por eso, sino profundamente agradecida. “En mis pensamientos siempre están los pilotos. ¡Qué gran esfuerzo hicieron! Y todo por nuestra libertad”, dice.

El puente aéreo fue un acto de valor humano y logístico. “Al principio volábamos noche y día”, recuerda Gail Halvorsen. La misión no dejaba de ser peligrosa. Murieron al menos 78 personas en accidentes de aviación. Las máquinas estadounidenses y británicas despegaban y aterrizaban minuto a minuto. Pero todo fue un éxito. El 12 de mayo de 1949, la Unión Soviética levantó el bloqueo a Berlín Occidental, que es, a partir de ese momento, nuevamente libre.

Enemigos que se convierten en amigos

El puente aéreo de Berlín tiene otro efecto por añadidura: el apoyo de EE. UU., potencia vencedora en la II Guerra Mundial, funde lazos de amistad entre estadounidenses y alemanes, un vínculo vigente hasta el día de hoy. “Nuestros enemigos se convirtieron en nuestros amigos”, dice Traute Gier. La misión de Gail Halvorsen es un símbolo de esa amistad. Cuando el presidente de EE. UU., Barack Obama, sostuvo un discurso ante la Puerta de Brandeburgo, en Berlín, se dirigió en forma personal a los veteranos sentados en el público: “Para nosotros es un honor saludar aquí al piloto de los ‘bombarderos de pasas de uva', el coronel Gail Halvorsen, de 92 años”.


El coronel Gail S. Halvorsen, visitando la Casa de la Historia de Berlín.Durante las olimpiadas de invierno del 2002 en Salt Lake City, la delegación Alemana le solicito que portase su bandera durante el desfile inaugural.


En 1974, el “tío muevealas” recibió la Cruz al Mérito alemana en Berlín. En junio de 2013, una escuela secundaria adopta el nombre de “Bombarderos de pasas de uva”. Gail Halvorsen, que actualmente tiene cinco hijos, 24 nietos y 41 bisnietos, no se pierde la oportunidad de asistir personalmente a la inauguración de la escuela. Le gusta viajar a Alemania, donde tiene muchos amigos. El encuentro con los niños de Berlín en el aeropuerto de Tempelhof lo marcó para siempre: “Poder ayudar a alguien hace muy feliz”. Además de a sí mismo, el coronel Halvorsen hizo feliz a muchos niños.
 
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Candy Bombers


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Al final de la Segunda Guerra Mundial, Alemania fue dividida entre los vencedores. La Unión Soviética se hizo cargo de la mitad oriental de Alemania, mientras que la occidental pasó a cargo de Estados Unidos, Gran Bretaña y Francia. Berlín, la antigua capital del III Reich quedó dividida en dos sectores, se quedó dentro en la Alemania oriental y solo era accesible por aire a través de unos corredores aéreos. Tristemente existían considerables diferencias económicas y políticas entre occidente y la Unión Soviética lo que propició el comienzo de la Guerra fría.

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Los Candy Bombers, también conocidos como los Raisin Bombers eran un grupo de pilotos americanos que trataron de sacar una sonrisa a los niños de la devastada ciudad de Berlín durante el bloqueo.

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Los Candy Bombers, tienen su inicio después de que Gail Halvorsen, un piloto americano comenzó a dejar caer en paracaídas, dulces artesanales a los niños atrapados detrás del muro de Berlín. Después de un tiempo otros pilotos se sumaron a la iniciativa, por lo que se convirtió oficialmente como la operación Little Vittles.

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Finalmente la asociación de confiteros de América, comenzó a donar grandes cantidades para este noble esfuerzo. La idea sensibilizó a gran parte de los americanos y al final de la operación alrededor de 25 bombarderos habían lanzado 23 toneladas de goma de mascar, chocolates y otros dulces en diversas partes de Berín.

La parte más importante de este lanzamiento fue que la mayoría de los niños alemanes solo sabían que los americanos los bombardearon y posiblemente mataron algún miembro de su familia. El efecto de la caída de dulces era dar esperanza y un poco de alegría a las personas más frágiles de la población; los niños.

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A Gail Halvorsen se le ocurrió la idea, después de haber dado unos palos de goma de mascar, a unos niños que se encontraban viendo aviones procedentes de la base de Tempelhof. Los niños querían más y le prometió traerles más en el próximo viaje.

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Como los aviones solían llegar cada 90 segundos, los niños naturalmente no podrían distinguir el avión de Gail, entonces les prometió mover las alas del avión para ser identificado, lo que le condujo a su apodo de “Tio Wiggly Alas”. El detalle importante es que lo hizo en contra de las ordenes y bajo amenaza de consejo de guerra.

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Por tanto el transporte aéreo llegaba con harina, carbón y como no, con los dulces del tío Wiggly que hacían la felicidad de los niños berlineses. Este dulce bombardeo puede haber tenido un impacto sustancial en la forma de ver los estadounidenses la posguerra en Alemania, y todavía es señalado como un símbolo en la actualidad de las relaciones germano-americanas.


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Nacho

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No solamente en otros lares los puentes aéreos salvaron vidas

Entre 1939 y 1960, LAN Chile (que era Estatal) se encargó del Puente Aéreo de los Terremotos de Chillán y Valdivia, en el Sur de Chile, siendo uno de los pocos casos de la Aviación Civil en caso de Terremoto,
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Entre el 21 y 22 de mayo de 1960 la zona sur de Chile, en Concepción, Valdivia y Chiloé eran azotados por una serie de terremotos uno de los cuales el de mayor magnitud de que se tenga registro en la historia. Además un tsunami arrasaba con todo a su paso en la zona de Valdivia dejando cientos de muertos, heridos y lugares aislados. Luego del terremoto se sucedieron sendos sismos de gran intensidad en la zona hasta Junio. Sumado a todo lo anterior el volcán Puyehue hacía erupción a solo unos 200 kms del epicentro. Además se estaba generando otra posible catástrofe al quedar obstruido el desagüe del lago Riñihue, el último de los siete lagos.

En ese contexto de destrucción y desaliento la ayuda aérea era la que más rápidamente se podía enviar a la zona. La FACH en una primera instancia ordena que se envíe un avión jet del Grupo 7 en ese entonces en el Aeropuerto Los Cerrillos. Rápidamente a las 19:00 hrs del 21 de mayo el avión un F-80C Shooting Star, volaba con rumbo al sur de Chile. Una hora más tarde llegada de vuelta informando las novedades y poniendo en acción a la FACH que entraba en estado de Alerta.

En ese entonces, la Fuerza Aérea poseía pocos aviones capaces de llevar material al sur, de los cuales se dispuso que se enviaran 3 de ellos a la brevedad. El día 22 de mayo mientras 3 de los primeros aviones C-47 Skytrain de la FACH descargaban su ayuda en Hualpencillo (Concepción) se sobrevenía el segundo gran sismo que dejaría a Valdivia en el suelo. A partir de ese momento se comenzó a realizar el Gran Puente Aéreo. Al momento de iniciarse esta operación la FACH dispuso de 3 DC-3, 4 C-47, 3 Beechcraft D18, 1 Beechcraft AT-11, 3 Bell 47, 1 Sikorsky S-55, 2 De Havilland Beaver, 2 Cessna L-18, 1 Cessna L-19, 2 OA-10 Catalina, 2 Grumman SA-16, 2 Beechcraft Twin Bonanza y 1 De Havilland Otter.
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Por su parte las Líneas Aéreas que operaban en el país se hicieron parte y colocaron a disposición gran parte de su material de vuelo. LAN Chile dispuso personal para coordinar vuelos de ayuda al sur y de regreso con personas evacuadas con 17 Douglas DC3 y 7 DC6-B. Por su parte Líneas Aéreas Sudamericanas aportó con 2 C-47; Panagra envió especialmente un DC-3; Línea Aérea Squella dispuso un C-46; Línea Aérea Parragué un OA-10 Catalina y Fuehrer un Grumman que operó en la zona de Puerto Montt. Todas estas aeronaves se pusieron bajo las órdenes del Grupo de Aviación N° 10. Por su parte y como es habitual hasta el día de hoy todos los Clubes Aéreos se pusieron a disposición de manera voluntaria y desinteresada para ayudar con sus aviones al apoyo de esa gran zona afectada.

aviacion-historia-c124-puente-aereo-valdivia2La ayuda comenzó a llegar de todos los rincones del mundo, arribando por vía aérea las más diversas aeronaves tales como C-47, DC-3, C-54, C-123 y los enormes C-124 Globemaster II. Desde Estados Unidos llegaron un total de 89 aviones de los cuales 75 eran C-124 Globemaster II y 14 C-118 Liftmasters, pertenecientes al MATS (Military Air Transport Service) de ese país. De esos 5 C-124 y 3 C-54 se pusieron al mando del Grupo 10 y fueron parte del puente aéreo. Totalizando más 100 aviones, de los cuales 10 eran de la FACH, esto sin contar los aviones y helicópteros llegados del extranjero como fueron los entonces nuevos UH-1 del US Army e incluso un Bell 47 de Cuba. En esos años hubo que improvisar para poder llevar semejante volumen de carga a las zonas afectadas. La nueva pista de El Tepual estaba recién terminada, pero no había nada más (se inauguraría en 1963) por cuanto las comunicaciones se realizaban a través de un T-34 Mentor que estaba estacionado en uno de los cabezales y hacía de enlace y control de tierra para las aeronaves que llegaban al lugar.

En total el puente aéreo operó con: 5 C-124 Globemaster II, 3 C-54 Liftmaster y 3 C-47 de EE.UU.; 2 C-47 y 1 C-54 de Argentina; 1 C-47 y 1 C-46 de Bolivia; 1 C-47 de Brasil; 1 C-54 de Colombia; 5 C-54 de Canadá; 1 C-121 y 1 C-46 de Cuba; 2 C-47 de Perú; 1 C-47 de Paraguay; 2 C-47 y 2 C-123 de Venezuela.

Entre el 21 de mayo y el 13 de junio de 1960 en que duró el Puente Aéreo, se realizaron 956 vuelos de ayuda de los que 489 fueron de la FACH, permitiendo evacuar a más de 8.000 personas y transportar hacia el sur más de 1.500 toneladas de carga, con un total de 5.736 horas de vuelo.