Así comenzaron los bomberos

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El relato histórico de las magnificas horas en que nacieron los Bomberos de Antofagasta


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El incendio ocurrido el viernes 2 de abril de 1875 ocurrido a las 11 de la mañana en la actual calle Prat, llamada en ese tiempo “La Mar” entre Juan José Latorre y Carlos Condell, que afectó la casa y el almacén de un connotado vecino, había reducido a escombros una parte de la naciente ciudad, aunque pasaban las horas, los vecinos estaban desbastados con semejante tragedia que nunca antes había ocurrido con tal magnitud en la naciente Antofagasta.

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Los vecinos más curiosos , iniciando una tradición Antofagastina que se ha mantenido hasta nuestros días, habían venido a ver el incendio primero y ahora desde todos los puntos de la pequeña ciudad llegaban a ver los maderos humeantes y calaminas retorcidas que aún eran removidas por sus dueños para ver que se podía salvar de entre tanta destrucción.

Los propietarios y dependientes de las casas incendiadas no podían ocultar su pena y amargura ante tremenda tragedia que había devorado en pocas horas una manzana completa del centro de Antofagasta. Sus primeros esfuerzos fueron para tratar de apagar las llamas, pero cuando estas tomaron una fuerza avasalladora solo se limitaron a impedir su propagación en compañía de muchos hombres y mujeres de buena voluntad que ayudaron desinteresadamente a su extinción. Ahora los dueños buscaban y rebuscaban en los escombros para ver que podían salvar, pero nada quedaba, solo maderas, latas y fierros retorcidos esperaban el anochecer del puerto bajo una humareda blanca que se levantaba suavemente al cielo costero de Antofagasta que a esa hora comenzaba a llenarse de estrellas.

Un informe de mediados de la década de 1870, entregado por Matías Rojas Delgado, alcalde de la ciudad desde 1879 hasta 1888, describía el crecimiento de Antofagasta poniendo de relieve la fuerte ascendencia del ciudadano chileno en la construcción de la urbe: “La población actual de Antofagasta, tomando en cuenta solo los nombres anotados en los rejistros sube a 5.384 habitantes; pero tomado en cuenta el cálculo general de un 10% sobre el total que deja de anotarse, por causas que no es necesario apuntar. I calculando que solo
cincuenta operarios hayan en las minas de los alrededores, tendremos que la población total será de 5.972 habitantes. Hai una particularidad que debo hacer notar a usted respecto a la nacionalidad de los habitantes, i es que sobre el total de 5.384, existen en este puerto 4.530 chilenos.

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Habiéndose formado un cuadro aparte de los nacionales, resulta de él que el total es de 419, siendo de éstos, niños nacidos en este puerto 260. En un puerto de reciente creación, no pueden encontrarse monumentos u obras públicas que llamen la atención; sin embargo, puede indicarse que cuenta con una Iglesia que si no es de lujo, satisface perfectamente las necesidades de la población. Una Aduana, que llena las necesidades del comercio... un Hospital i Lazareto perfectamente atendidos por la Junta de Beneficencia; un Cementerio que fue declarado en su orijen Laico por esta Municipalidad... un edificio dedicado a Recova, un Matadero público... El Teatro también es un establecimiento que llama la atención sino por su solidez a lo menos por su sencillez i elegancia... La plaza tiene una reja elegante de madera. El Muelle no es de la mejor construcción, i sirve solo para el desembarque de pasajeros... Como establecimientos particulares que llaman la atención se cuentan dos: la máquina de amalgamación perteneciente a la Sociedad Beneficiadora, que en su jénero puede considerarse como el primero de la América del Sur... i el del salar del Carmen, perteneciente a la Compañía de Salitres i Ferrocarril de Antofagasta. Existen dos Clubs sociales i un Cuerpo de Bomberos. En cuanto a establecimientos de instrucción pública hai dos, uno para cada sexo: éstos corren bajo la vigilancia inmediata de la Municipalidad”

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Plano de la Ciudad de Antofagasta

Durante las horas de la remoción de escombros, los mineros de Caracoles, son despertados a la fuerza de su fiesta estridente y explosiva que ante tanta calamidad candente y humeante son devueltos a la realidad. Cada uno de ellos es sacudido abruptamente de su alegría embriagada de licores traídos a la pampa para secar la sed del desierto y refrescar el cuerpo y el alma de las largas jornadas en los cerros perdidos en el desierto, solo en la compañía de sus palas y picotas que levantaban el caliche al sol del desierto. Son los gritos y lamentos de los vecinos de la ciudad los que sirven de furioso reclamo a su conducta irresponsable y dispersa que los lleva a alejarse rápidamente del puerto y volver al mineral de Caracoles en la primera carreta que encuentran a continuar su dura faena que han seguido todos los hijos del norte por tiempos inmemoriales.

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Estos hombres del desierto ocultan sus rostros curtidos por el sol y ahora por la culpa que sienten, bajan sus miradas al piso, ellos cansados de juerga y fiesta no quieren enfrentar a sus inquisidores que los miran con rabia y dolor, haciéndoles un juicio público con sus miradas y palabras de ira. Estos pirquineros conocedores de la pampa, estos herederos de Juan López y ahora mineros de Caracoles y piques aledaños, con sus cartuchos de pólvora y fuego han provocado el primer fuego de Antofagasta y ahora deben pagar por ello con una culpa histórica que los seguirá por siempre.

Para darnos una idea fue tal la afluencia de gente que desde un principio acudió al mineral de Caracoles, que en poco tiempo su población alcanzó a más de 20.000 habitantes. Un considerable número de carretas, que no bajaría de 1.500,se encargaban del tráfico entre Antofagasta y el mineral. La gente vivía allí, al principio, de cualquier manera, la mayor parte en carpas de sacos; pero luego los comerciantes de mayores recursos empezaron a construir casas de madera y calaminas. Fue tal la importancia del comercio que había en el mineral, que dos años después del descubrimiento las existencias de los negocios establecidos se calculaban en más de seis millones de pesos de la época.

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En las conversaciones que se empezaron a dar entre la muchedumbre qué miraba asombrada tanta devastación, comenzó a surgir un sentimiento de vulnerabilidad que en pocas horas se había instalado en todas las esferas sociales del puerto. La sentencia y conclusión era una, Ese nefasto día 2 de abril a las 11 de la mañana la ciudad quedó sin nadie que defendiera a sus habitantes, sus enseres y a las débiles maderas de las aterradoras y avasallantes llamas que podían consumir en fracción de minutos lo construido en años con tanto esfuerzo y sacrificio de nortinos.

Primeros antecedentes de la fundación del Cuerpo de Bomberos de Antofagasta

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Refiere Don Isaac Arce que en el primer bienio de la década de 1870, sólo se constató en 1871 un incendio de escasa proporción que afectó a la pulpería de la Compañía Salitrera. La situación de la ciudad de Antofagasta era delicada, dada la construcción de sus edificios con material ligero y sin más inversión para prevenir siniestros. Era el resultado, según afirmara Matías Rojas D., de la política gubernamental del gobierno boliviano, por un lado, y de la incertidumbre de los vecinos e industriales sobre el porvenir de la urbe, por otro. Sobre el punto, escribe Matías Rojas D.:

“Quizás muchos ignoran la razón por que Antofagasta no ostenta, después de su gran prosperidad, sólidos i elegantes edificios, notándose en general la ligereza de las construcciones, lo que hace una labor casi imposible extinguir los incendios en su principio. Vamos a darla a conocer. El Gobierno de Bolivia desde la apertura de este puerto puso serios inconvenientes para su incremento i desarrollo, llegando hasta ordenar su clausura, debido en una parte a su política internacional, que lo hacía mirar con desconfianza toda población que se levantase al sur de Mejillones, donde la aduana era común con Chile i podía dar lugar a cuestiones que comprometiesen sus buenas relaciones con esta República; i por otra parte a fomentar ese puerto, punto de donde debía partir el ferrocarril en proyecto, al interior”.

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El municipio en agosto de 1874, en tiempo de la presidencia de Matías Rojas Delgado, nombró una comisión para recoger erogaciones del vecindario con la finalidad de fundar un Cuerpo de Bomberos, quedando compuesta por Jorge Hicks, administrador de la Compañía de Salitres, como tesorero, e integrada como directores por Eduardo Foster, Luis Lichtenstein, Hugo de Voss, Salvador Galeno y Rejino Meza, pero no logró su cometido en la población. Pero debía acaecer “algo extraordinario que hiciese despertar a los vecinos de su letargo”, apostilla Matías Rojas Delgado, y ese algo se verificó en el gran incendio del 2 de abril de 1875 que afectó a la casa y almacén de José Tomás Peña, en la calle principal (La Mar, hoy Paseo Arturo Prat), afectando toda una manzana: las comprendidas entre Juan José Latorre y Carlos Condell. El siniestro fue en la mañana y a las siete de la tarde se convocaba en el teatro a un “meeting” para crear dos compañías de bomberos: una de Guardia de Propiedad y otra de Ganchos, Hachas y Escaleras. El éxito de la concurrencia conllevó a reunirse el día 4 de abril, para una vez contabilizado lo recaudado entre el vecindario proceder por votación al nombramiento de capitanes, tenientes, secretarios y tesoreros.

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Es por eso que un grupo de vecinos, fueron mandatados por sus pares, tal vez por ser ellos los más documentados y comprometidos con la ciudad. Todos, Antofagastinos de nacimiento o adopción, enterados que las grandes ciudades de Chile ya habían sufrido incendios dantescos, tales como Valparaíso que el 15 de Diciembre de 1850 sufrió un devastador incendio en la calle Del Cabo, hoy Esmeralda y después de 6 meses de colectas y debates interminables un 30 de junio de 1851 organizó el primer Cuerpo de Bomberos Voluntarios de Chile y Sudamérica. O la mismísima ciudad capital, Santiago, que después del tristemente célebre incendio del Templo de la Compañía, ocurrido el martes 08 de Diciembre 1863 con más de dos mil víctimas y después de 12 días de grandes esfuerzos humanos y económicos, un grupo de destacados vecinos Santiaguinos, fundaban el 20 de Diciembre de 1863 el Cuerpo de Bomberos de Santiago. Ahora era el turno de los Antofagastinos y se dieron con tesón y voluntad a la tarea de organizar esta histórica reunión que daría vida a dos compañías de bomberos primero y con ellas la organización del Cuerpo de Bomberos de Antofagasta.

Jorge Hicks, Matías Rojas Delgado, Francisco Errázuriz, Abdón S. Ondarza, Francisco Bascuñán, Pedro Machefert, Cruz Muñoz, Benito Fernández, Luis Dorador, Luis Lichtenstein, Escipion Vernaza, Cesar del Rio, Hernán F. Puelma, Eleuterio Ramírez, Salvador reyes y alrededor de unos 60 vecinos recorrieron las calles de Antofagasta, visitando personas, empresas y comercios. Horas más tarde junto a la primera autoridad de la ciudad convocaron a una reunión general en el teatro del puerto para tratar sobre la organización de un “Cuerpo de defensores de la propiedad”. Esta primera reunión oficial que se llevó a cabo un día después del incendio, o sea el 4 de abril. Este ”meeting”, como lo llamaron los vecinos, fue presidido por el Señor Francisco Errázuriz que era administrador y accionista de la “Sociedad Beneficiadora de Metales de Bellavista”, en esta reunión tomó fuerza la idea de la creación de un “Cuerpo de Bomberos” y que este debía contar con dos compañías una de “Hachas Ganchos y Escaleras” y otra compañía de “Guardias de Propiedad”. Se acordó también en esta reunión recolectar fondos entre los vecinos para adquirir las primeras herramientas necesarias y mandar a construir los carros y escaleras a la fábrica de don Eduardo Orchard. Se designó para la colecta de fondos al abogado boliviano Sr Abdón S. Ordanza a los comerciantes Señores Cruz Muñoz, Benito Fernández y Luis Dorador, además el señor Pedro Machefert, de nacionalidad francesa y a cargo de la redacción del diario el “Caracolino” ayudaría con artículos de interés y también con la recaudación de más dineros. Al término de esta segunda campaña económica se recolectó la importante suma de $ 1.495 que fueron puestos de inmediato a disposición del primer Directorio General.

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En la reunión de ese 4 de abril de 1875 a las 14:30 horas junto con elegirse las oficialidades de las dos compañías existentes, se eligieron tres delegados por cada una de ellas. Estos delegados en la misma reunión eligieron a la primera Oficialidad General que quedo compuesta de la siguiente forma: Superintendente Propietario el inglés, Don Jorge Hicks y como Superintendente Interino fue elegido Don Francisco Errázuriz, Vicesuperintendente al boliviano Don Abdón S. Ordanza, Comandante Don Francisco Bascuñán, Vice-Comandante Don H. R. Stevenson, Secretario General Don Belisario Campusano y Tesorero General Don M. Franklin Alvarado,. Habían pasado exactamente 51 horas y media desde el comienzo del gran incendio, hasta la constitución definitiva de las compañías y la Oficialidad General del Cuerpo de Bomberos de Antofagasta

La organización definitiva y su constitución fue el día 5 de abril de 1875, donde se reunieron para su ratificación y la elaboración de los pasos a seguir para la consolidación de esta magnífica institución. Si bien este directorio duro pocos meses ya estaban sentadas las bases para una gran obra, finalmente se regularizan los cargos y asume el Coronel Ecuatoriano Don Cornelio Escipion Vernaza y como Vicesuperintendente Don Abdón S. Ordanza.

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El apoyo de la municipalidad se hizo notar de forma inmediata, toda vez que por nota de 27 de abril de 1875 el Superintendente propietario Jorge Hicks, enviara al presidente de la Junta Municipal, Matías Rojas Delgado, una nota solicitando la creación de fondos que pudieran “subvenir sus necesidades urjentes”. La nota de Matías Rojas D. a Hicks es elocuente de la acción del vecindario:

“Esta Municipalidad, haciéndose eco del pueblo, que tiene el honor de representar, no puede por menos que tributar sus felicitaciones i enviar un voto de reconocimiento a todas las personas que han tomado parte en el Cuerpo de Bomberos, i hacer presente al señor Superintendente que siempre i en todo caso debe contar con el apoyo decidido i entusiasta de esta Junta”.

Mención especial merece Matías Rojas Delgado quien fue elegido miembro del Directorio del Cuerpo de Bomberos, en el año 1878, ocupando el puesto de vicecomandante. Bajo este directorio el Cuerpo de Bomberos solucionó sus problemas de cuarteles, con el apoyo de la Municipalidad. En 1879 Matías Rojas era Comandante del Cuerpo de Bomberos. En vida de Matías Rojas Delgado, se contó en servicio con la Primera Compañía “Antofagasta” y con la Segunda Compañía “Salvadores y Guardia de Propiedad”, según algunos historiadores llamada “Cayetano Marletti”, creada el 22 de diciembre de 1880 y la Tercera Compañía “Bomba Angamos”.

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Ricardo Rabanal Bustos
Profesor
Voluntario N° 2272
Antofagasta, Marzo 2013

http://bomberosantofagasta.cl/
 

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en las fotos que muestran, se encuentra nuestro dennis. perteneciente a 6ta compañía, el cual me atrevo a decir que es el único que funciona al 1oo%.como en sus mejores tiempos.

aquí un vídeo de nuestro carro en desfile. sale en el minuto 7:32.

 
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LOS BOMBEROS DE CASTRO

A fines del siglo XIX cuando el fuego amenazaba destruir una casa un desorden de vecinos, corriendo hasta la casa que se quemaba, intentaba apagar el incendio, llevando baldes, tinas, jarras, lavatorios llenos de agua y alguna escala; mientras un asustado repicar de las campanas de la iglesia anunciaba la catástrofe. Cuando el fuego se volvía incontenible a golpes de hachas derribaban las casas vecinas para que el fuego no acabara con todo el pueblo.Pero un grupo de vecinos cansados de tanto desorden que no era de gran ayuda ni prevenía las catástrofes; se decidieron a crear el Cuerpo deBomberos y formaron una Compañía de Hachas y Escalas. Esto sucedió el 8 de marzo de 1896. Su bautizo fue cuando el fuego arrasó con la casona donde funcionaba el Archivo Judicial. Fue el primer incendio donde demostraron su capacidad; antes de ser formada la Compañía de Bomberos cada incendio a lo menos arrasaba con tres o más casas de madera. Cuatro años después, en abril de 1900, se crea la Segunda Compañía de Agua.Obligados por su solidaridad, a pie o en caballo, los bomberos de esta pequeña ciudad concurrían a apagar el incendio anunciado por el nervioso yBrepetido repicar de la campana de su cuartel ubicado enfrente de la esquina suroeste de la plaza. Motivados por el orgullo y la dignidad de ser bomberos,en esos días heroicos, algunos voluntarios colocan en la puerta de su casa una estrella de metal con el número de la compañía a la que pertenecen para que sus vecinos supieran su responsabilidad de ser bombero. Si de noche ocurría un incendio, a gritos lo despertaban sus vecinos y lo apuraban a salir corriendo, colocándose a la carrera el pesado chaquetón, el cinturón blanco y el casco con su estrella de metal brillante con tanto orgullo de ser bombero; ansiosos, corriendo hasta el cuartel para arrastrar por las calles de Castro la bomba de palanca que en 1906 enviaron desde Valparaíso para la Primera Compañía. Ubicados en ambos extremos de una larga palanca, con movimientos de subir y bajar los voluntarios movían un pesado embolo de bronce, al ritmo de: agua, fuego, agua fuego…Provocaban un vació que atraía
el agua desde el pozo al estanque de la bomba y la empujaba a una manguera con un pistón con el cuál un bombero voluntario intentaba apagar un incendio



http://es.scribd.com/doc/102626335/Chiloe-Cronicas-Insulares
 

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Cuerpo de Bomberos: rescatando a Alimapu, la tierra quemada

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Incendio en 1880


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Primera oficialidad de la Bomba Americana


Desde antes de la colonia hasta hoy, Valparaíso lleva una historia marcada por el fuego. En 1851 la comunidad se cansó de aceptar las pérdidas de brazos cruzados y formó la Asociación Contra Incendios, pionera en Chile. Actualmente son 16 las Compañías de bomberos que luchan por resistir la naturaleza fogosa de la ciudad.

Es la noche del 15 de octubre de 1850 pasadas las dos de la madrugada. Las calles están desiertas y el silencio reina. En un minuto más las campanas de los relojes avisarán que ha pasado un cuarto de hora. Pero eso no será lo que despierte a los vecinos de la Calle del Cabo (Esmeralda) y de la Aduana (Prat), sino los gritos de Carmen Olivo, pues en ese momento su vivienda y cigarrería comenzarían a arder.

Fuego por ambos lados de la Calle del Cabo. Unos hombres tratando de apagarlo con una sola bomba de agua. Si no fuera por los marinos ingleses y franceses, que llegaron con mangueras de sus buques, el siniestro se hubiera expandido hacia la Cueva del Chivato (subida al Cerro Concepción). Seis horas ardió el centro comercial de la ciudad. Al otro día el diario El Mercurio titulaba:- Necesidad de bombas y bomberos. Esta no era la primera vez que los ciudadanos lamentaban sus pérdidas. Se abrieron listas para formar un cuerpo de bomberos voluntarios; más de cuatrocientos hombres acudieron al llamado. El 30 de junio de 1851 se fundó oficialmente la Asociación Contra Incendios de Valparaíso, formándose la Compañía de Hachas, Ganchos y Escaleras, la Guardia de Propiedad (hoy llamada Eduardo Farley), la 1ª y 2ª.

Quienes hicieron fila para inscribirse no fueron, como se podría pensar, los que no tenían nada que perder; al contrario, las firmas pertenecían a comerciantes burgueses motivados por el miedo de ver sus posesiones hechas añicos. El Cuerpo de Bomberos no nació como una cosa de solidaridad, sino porque si no lo hacían iban a perder todo- dice Hernán Nocetti, voluntario de la 6ª desde hace sesenta y tres años.

Muchos de los enlistados eran inmigrantes, por ejemplo, Juan Brown, Guillermo Müller y Martin Stevenson, quienes lideraron junto a José Cerveró, Nicolás Gatica y José Tomás Ramos la fundación del Cuerpo. Tanto así que a la 1ª Compañía se le conocía como la Inglesa y a la 2ª como Germana. Cada colonia formó una: los franceses la quinta en 1856, los italianos la sexta en 1858 y los españoles la séptima en 1893. Antes de que se creara la Asociación contra Incendios, existían los Zapadores Bomberos desde 1836; artesanos y jornaleros del puerto a los que la Municipalidad les pagaba dinero. Pero lo cierto es que no tenían ni la motivación ni los recursos para adentrarse en el fuego. Probablemente éstos eran los mismos que luego de formados los burgueses, trabajaban a sueldo para ayudarles con el trabajo pesado: llevar los carros –en ese tiempo carretas con baldes de agua que se tiraban con cuerdas-, las mangueras y escaleras.

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Ejercicio general en 1940


Desde entonces los bomberos pasaron a ser una parte importante de la sociedad porteña. Cada Bomba con su propia personalidad: uniformes, lemas e himnos distintos, como sucede hasta hoy, excepto que antes incluso los carros de agua tenían diferentes colores. Ciertos rituales se transformaron en espectáculos solemnes para los ciudadanos, como los Bautizos de Agua que se celebran para los aniversarios de las Bombas. Los que entraron el año anterior deben ponerse unos frente a otros y lanzarse chorros de agua. O los Ejercicios Generales, en los que se simula un incendio, incluidas las hazañas pertinentes.

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Primera oficialidad de la Bomba Italiana


La tradición más peculiar son los funerales nocturnos. En 1859 la ciudad se encontraba bajo toque de queda y con prohibición de hacer reuniones públicas. Pero el bombero Domingo Espiñeira falleció y había que rendirle honor. Entonces decidieron llevar a cabo la ceremonia de noche. En silencio y portando algunas antorchas caminaron de la Compañía de Espiñeira hasta el cementerio, iniciando una práctica que sería adoptada por todos los bomberos del país.

A fines del siglo XIX se iniciaron las Competencias entre las bombas, que ya no se hacen por falta de presupuesto. Los voluntarios se acuartelaban durante un mes para un intenso entrenamiento. A Manuel Alcaide, quien entró a la Bomba Americana (1ª) en 1950 con 19 años, le tocó participar. Empezábamos haciendo gimnasia. No sabíamos qué movimientos tendríamos que hacer hasta diez días antes de la competencia- dice Alcaide. La Comandancia dictaba esos pasos que tenían como objetivo derribar blancos con chorros de agua. Pero además se debía ir cambiando y uniendo las tiras de las mangueras y pitones. Era una carrera contra el tiempo, la Compañía que se demorara menos triunfaba. Era muy bonito porque se pintaban las mangueras para que el público las distinguiera- recuerda Alcaide y agrega que además ellos lo pasaban muy bien durante el entrenamiento, que incluía espiar lo que las otras Compañías hacían.

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Competencia en el Estadio Valparaíso de Playa Ancha en 1939


Hernán Nocetti entró a la Bomba Italiana en 1945 con 22 años. No fue idea de él sino de su padre, quien cada vez que había un incendio bajaba del Cerro Bellavista a mirar de cerca, encontrándose con el lugar acordonado por los carabineros. Entonces un día le dijo a su hijo:- Tienes que hacerte bombero, así me pasas tu placa y yo paso la barrera. Dicho y hecho. Ocho años después, Nocetti, viviría uno de las peores catástrofes de la vida del Cuerpo: el incendio y explosión del 1º de enero de 1953.

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Hernán Nocetti, Jorge Vassallo y Antonio Barchiessi, sobrevivientes de la explosión de 1953


Esa noche él estaba de guardia en la Sexta cuando sonó la Alarma General. La barraca Schulze de calle Brasil se estaba incendiando. Apagaron el fuego rápidamente, pero nadie podía prever lo que pasaría: detrás de la barraca, por calle Blanco, en el patio de la Dirección de Vialidad había un camión con dinamita, junto a tambores de bencina y alquitrán. Probablemente una bengala prendió el polvorín. Fue igual que ver el hongo de la bomba atómica en Hiroshima. Los que estaban del lado de Blanco murieron. Para su suerte Nocetti estaba en la calle Brasil, y sólo quedó con problemas al oído. La baja fue de treinta y seis bomberos; hubo Compañías que perdieron a toda su juventud.

Hoy día, según Manuel Alcaide de la 1ª, la mayoría de los incendios estructurales se producen por un mal estado de las instalaciones eléctricas. Hay una gran cantidad de edificios que datan de 1908 y 1910. Son edificios grandes, si se produce un cortocircuito el incendio es de proporciones gigantescas. Darío López, director actual de la Bomba Americana, agrega que esas construcciones hoy están parceladas en varias viviendas, lo que agrega el peligro del sobrecargo de enchufes.

La situación del Cuerpo de Bomberos desde sus décadas primerizas a la actual ha cambiado mucho. Para empezar, la ropa con que trabajan es muy distinta:- Antes se usaban unos pecosbil (jeans), una camisa cualquiera, unos bototos y una cotona de hule. Cuando había mucho humo mojábamos una toalla y entrábamos. Ahora se usa la esclavina, que es una malla contra el fuego, y un equipo de respiración automática porque los materiales con que están hechas las viviendas tienen muchos químicos- cuenta López.

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Carro Centenario de la Primera Compañía, 1951



Otra diferencia es la falta de interés de los jóvenes de hoy. López, que entró en 1962, dice: nosotros entrábamos por la adrenalina; no existían los deportes extremos en esa época. Hoy no los puedes motivar por ese lado. Y Alcaide, dice que se ve muy distinto desde afuera, y que una vez dentro se le toma cariño a la Compañía:- Nos sacamos la mugre por ella. ¡Porque somos primerinos y vamos a morir primerinos! Y para nosotros es la mejor Compañía. Por supuesto todas son las mejores para sus voluntarios. Ese espíritu bomberil tiene que ver con un sentido de pertenencia y tradición, que es cada vez más escaso.


Por Montserrat Madariaga


BIBLIOGRAFIA

Historia del Cuerpo de Bomberos de Valparaíso. Jorge Garín. Valparaíso, 1998

ENTREVISTAS

Hernán Nocetti - voluntario honorario de la Sexta Compañía. Ex Superintendente por 16 años (1981- 1997) del Cuerpo de Bomberos de Valparaíso

Manuel Alcaide - voluntario honorario de la Primera Compañía. Ex Intendente del Cuerpo de Bomberos de Valparaíso

Darío López - actual Director de la Primera Compañía


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150 años salvando vidas (( Cadiz)

El Cuerpo Local de Bomberos cumplirá el próximo 16 de junio un siglo y medio de su constitución 10.000 reales de vellón fue la primera partida presupuestaria destinada a su formación.

El próximo 16 de junio el Cuerpo Local de Bomberos cumplirá 150 años desde que fuera constituido en una Sesión celebrada en el antiguo Ayuntamiento en el año 1863. Desde el siglo XIX hasta la actualidad el Cuerpo Local de Bomberos ha ido evolucionando hasta estar conformado, a día de hoy, por casi una cuarentena de profesionales preparados para afrontar la peligrosidad de su oficio. Sin embargo, para llegar hasta el momento actual se han ido desarrollando una serie de circunstancias que han hecho posible que los bomberos de El Puerto puedan celebrar su 150 aniversario.

A pesar de que hasta el 16 de junio del año 1863 no naciera de manera oficial el Cuerpo Local de Bomberos, éste se crea, entre otros motivos, a raíz de la construcción de la vía de ferrocarril que transcurría por la ciudad a partir de la segunda mitad del siglo XIX, sobre el año 1848. El carbón que necesitaban las locomotoras de la época, al prender para generar la energía necesaria para impulsar el sistema hacía que brotaran chispas que incendiaban los campos de cultivo y las malezas que se amontonaban en los laterales de las vías. En los días de fuerte viento este fuego se propagaba rápidamente hasta la ciudad, ocasionando graves destrozos a edificios que hoy en día no se conservan. Ante las demandas del Ayuntamiento y de los agricultores afectados la compañía de ferrocarriles asumió la construcción de cortafuegos, pero estos eran abandonados una vez que la maleza volvía a crecer.

Por aquel entonces eran los propios vecinos de la ciudad los que a través de cubos llenos de agua y varias herramientas, dependiendo del oficio que desarrollaran, se apuraban en apagar los fuegos que se originaban cerca de sus domicilios. Sólo las compañías de seguros tenían el capital necesario para poseer bombas de agua, ninguna aseguradora llegó a instalar una en la ciudad, ya que no les era rentable en relación con otras localidades que tenían más seguros contratados que El Puerto. A pesar de que la ciudad nunca contó con una bomba hidráulica, sí que hubo una promesa por parte de uno de los jefes de una de las compañías de seguros para instalarla, sin embargo, esta promesa cayó en saco roto consiguiendo el enfado del alcalde de la época.

Debido al desarrollo industrial que había vivido la ciudad durante el último siglo y la proliferación de un importante tejido comercial basado en la vinicultura, además de todos los tesoros urbanos que habían sido conservados y construidos en diferentes puntos de la ciudad, el alcalde, en una Sesión celebrada en el Ayuntamiento el día 16 de junio de 1863, aborda la cuestión de la peligrosidad de si un fuego se originara de nuevo en El Puerto. En el documento que se ha conservado viene reflejado que se iba a destinar hasta 10.000 reales de vellón para la compra de dos bombas de agua y el adiestramiento de una serie de personas para manejar esa herramienta hidráulica. Casi un mes más tarde, el 3 de julio, se vuelve a ratificar lo que viene reflejado en el documento registrado durante la Sesión, pero en septiembre de ese mismo año el tesorero del Ayuntamiento certifica que es imposible liberar la cantidad pensada y solamente se podrán destinar 2.000 reales de vellón.

Ante la falta de fondos el Ayuntamiento decidió conseguir el dinero mediante una suscripción popular a las compañías de seguros, las bodegas y los dueños de los edificios a partir de septiembre del año 1864. Debido a que finalmente se consiguió la financiación necesaria, esas bombas se mandaron a pedir a la fábrica, aunque se desconoce el momento exacto en el que llegaron a la ciudad. Un año más tarde, con esas herramientas de extinción de incendios a pleno rendimiento se acordaron los toques de campana necesarios para saber en qué punto de la ciudad había un incendio y dependiendo de la zona se encargaría una persona destinada. Así, una vez que las campanas avisaban de que había un fuego posteriormente seguirían otros toques que indicaban las zonas. En esos años El Puerto se dividía en cuatro ordenadas numéricamente. Durante esos años las personas encargadas de sofocar los incendios que se producían no tenían un sueldo asignado, sino que dependiendo de las veces que actuaran recibían una gratificación.

Iban pasando los años y ya en el 1866 se crea una especie de estatuto que intenta regular la labor que realizan los bomberos de la época, además de la manera de actuar en cada ocasión. Sin conocer los motivos exactos este prototipo de Cuerpo de Bomberos locales va dejando de actuar de la manera en la que lo hacía hasta entonces, sin embargo, los incendios iban siendo sofocados otra vez por particulares y por las bombas hidráulicas de empresas privadas.

A partir del año 1944, José Ortega, conocido como Pepe 'el Bombero', el primer jefe del Cuerpo Local de Bomberos, comienza a trabajar en el Ayuntamiento pero como ayudante del recaudador de impuestos. Dos años más tarde renuncia a su cargo de funcionario y comienza a trabajar, también para el Ayuntamiento, como chófer municipal. Él era el encargado de conducir los dos vehículos que poseía el Consistorio, uno dedicado al transporte y otro con una cuba que se usaba para extinguir incendios. Cada vez que se originaba un fuego José Ortega acudía con el camión e iba recogiendo a varias personas que tenía asignadas para apagar el fuego. El Ayuntamiento decidió en el año 1955 contratar a un perito aparejador, José Almagro, para que se encargara de todas las dependencias municipales y es él quien se encarga de crear un lugar específico para guardar el camión con el depósito de agua. Así, la antigua lonja de pescados se convierte en el lugar donde reposará el camión y será a su vez el hogar de Pepe 'el Bombero' y de toda su familia. De esta manera José Ortega tiene, a partir de ese año, como dedicación exclusiva ser el conductor del camión de bomberos, haciendo guardia las 24 horas del día.

A raíz del deterioro de estos camiones se decide comprar otros que tuvieran las condiciones apropiadas para el cometido principal, sofocar los incendios que se originaran. Debido a las dificultades de la época se decide adaptar dos vehículos, ahorrando así costes, uno para transportar las herramientas necesarias y otro con bombas hidráulicas de gran capacidad. En el año 1960 es cuando El Puerto cuenta finalmente con un vehículo dedicado exclusivamente al Cuerpo Local de Bomberos.

Un año más tarde la Plaza de Toros se convertirá en el Parque de Bomberos, además de la residencia de Pepe 'el Bombero'. En esa época los hijos de José Ortega, debido a la profesión de su padre, se unen al oficio familiar, creándose por primera vez turnos de trabajo. El 25 de marzo de 1973 José Ortega, a las nueve de la noche, tiene un accidente de tráfico al acudir a sofocar un incendio y falleció en acto de servicio, sucediéndolo en el cargo Tomás Martín. Ya en el año 1982 se conformó el Consorcio Provincial de Bomberos y deja de ser un servicio municipal, mediante el cual El Puerto dispone de un Cuerpo de Bomberos pagando una tasa anual, que este año será de 2.145.312 euros. Diez años más tarde, y gracias a la cesión de una parcela municipal y a la inversión de la Junta de Andalucía, la ciudad podría contar con el actual Parque de Bomberos.

Poco a poco los bomberos de El Puerto han ido pasando de realizar una acción puntual a dedicarse exclusivamente a velar por la seguridad de los portuenses, consiguiendo salvar multitud de vidas en estos 150 años de historia..


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Miembros del Cuerpo Local de Bomberos en acto de servicio, durante las inundaciones en la barriada de La Coronación (El Vietnam) en el año 1996.



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Una parte del documento de la Sesión celebrada el día 16 de junio de 1863.



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Una de las anteriores formaciones del Cuerpo, junto al camión de bomberos.


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Historia de los cuerpos de bomberos en el mundo

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Gaspar Schott, padre jesuita, escribió descripciones de las maquinas y aparatos de combatir incendios en la ciudad de Konishofen el año 1617, y con lujo de detalles describe la monumental bomba construida por John Jautsch en Nuremberger en 1657. De los países europeos, fue Alemania el que mas adelanto en los métodos de extinguir incendios. Construyo su primera bomba de mano en la ciudad de Nuremberger en 1616. Consistía dicho aparato de un recipiente bastante grande montado en correderas, con un pistón en el centro. Tres hombres eran necesarios para su operación, en adición a aquellos encargados de suplir agua al recipiente. Las palancas del pistón estaban fijas a una pieza horizontal, las que se manipulaban subiendo y bajando, lo que ponía en funcionamiento el pistón y el agua era lanzada a presión por el pitón, cuya forma semejaba el cuello de un ganso. Al finalizar el siglo XVI, encontramos que los grandes recipientes de agua, con sus pistones, sus balancines y pitones han sido montados en ruedas de madera y eran más fuertes.Un nuevo pitón había sido inventado, el que funcionaba sobre unión universal y podía moverse en distintas direcciones.

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Durante el año 1699, Paris contaba con 17 aparatos de combatir incendios, llamados bombas, pero ya en 1712 la capital francesa contaba con 30, distribuidas en distintas demarcaciones de la ciudad. Es muy probable que dichas bombas hayan sido similares a las que nueve años más tarde (1721) importara en Londres la ciudad de Nueva York, en los Estados Unidos de America. Ya para esa época un inventor apenas conocido había ingeniado uno de las variaciones de mayor beneficio, al adicionar a la bomba una cámara de aire, dentro de la cual el aire comprimido expelía el agua en forma de chorro continuo. En 1748, Ricard Newsham, ingeniero ingles, desarrollo y perfecciono la primera de las modernas bombas de mano. Fue este el primer aparato con los balancines convenientemente montados, de manera que su presión, al juntarse la fuerza y el peso de varios hombres pudieran operarla, aumentando la fuerza y su presión.La altura del chorro lanzado por la maquina Newsham era alrededor de 60 pies. Nótese aquí la constante preocupación del hombre por alcanzar mayores alturas, siendo para los años 1820 a 1832 cuando se escribieron en las calles londinenses las páginas negras de la historia de los Cuerpos de Bomberos.

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En Londres se intensifico la organización científica en los Cuerpos de Bomberos, después del gran fuego ocurrido en 1666. El desarrollo de estas organizaciones estaba estrechamente ligado al negocio de seguros. Durante los últimos años del siglo XVII varias compañías de seguros fueron organizadas en Londres y todas ofrecían como incentivo para sus negociaciones, la protección de las propiedades aseguradas con ellas por Bomberos pertenecientes a dichas empresas. Cada compañía tenía sus propias Brigadas de Bomberos para proteger las edificaciones por ellas aseguradas, por la sencilla y comprensible razón de que mientras menos propiedad asegurada se quemase, menos dinero tendría que pagar, y mayores serian los beneficios de la compañía. Cada compañía de seguro colocaba al frente de las propiedades por ella aseguradas, distintivos alusivos a la empresa responsable del seguro, con el fin de que sus Bomberos pudieran conocer cuales propiedades debían proteger. Era corriente el caso en que en una zona hubiese varios edificios aseguradas con distintas compañías. A la voz de alarma, al ocurrir un incendio en dicha zona, concurrían las brigadas de todas las compañías y cada una trataba de proteger y salvar las propiedades que lucían los distintivos de sus compañías. Verdaderas luchas se entablaban en las calles por apoderarse de las bocas de incendio, y no fueron pocas las veces que, mientras las llamas consumían las propiedades, los Bomberos luchaban en las calles por apoderarse de las fuentes de abastecimiento de agua.

En estas luchas, se usaban los mismos aparatos y equipos para el combate de incendios y tratando por todos los medios de destruir el equipo de la brigada rival. En esta forma los Cuerpos de Bomberos resultaban poco menos que inútiles, ya que los mismos inflaban las nominas de las compañías a la vez que rendían muy poca labor efectiva. Pero los directores de las compañías de seguros se dieron cuenta del problema que representaba tener distintas Brigadas de Bomberos, y concretaron su unificación. De los cambios ocurridos en esa época, el Mayor C.C.B. Morrys, ingeniero mecánico, Jefe del Cuerpo de Bomberos de Londres, en su libro FIRE, escribe: En los comienzos del siglo XIX, eran sumamente inadecuadas las provisiones para la protección de la ciudad, ya que las Brigadas de Bomberos, sostenidas por las compañías de seguros, extinguían solamente aquellos fuegos que ocurrían en los edificios asegurados por sus patronos y la rivalidad entre las compañías de seguros y las Brigadas causaban gran confusión. En 1832, diez de las compañías de seguros más importantes juntaron sus recursos y formaron lo que se conoció como el Establecimiento de las Bombas del Fuego de Londres (London Fire Engine Establishment). Jaime Braidwood, quien desde 1824 había estado a cargo de la Brigada de Bomberos de Edimburgo (la primera que se estableció en Inglaterra), fue nombrado Superintendente.Un año mas tarde 1833, se aprobó una Ley de proveía protección contra incendios, a las propiedades fuera del área central de Londres.

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El 22 de junio de 1861 ocurrió un pavoroso incendio en la calle Tooley, que causo la perdida de varias vidas incluyendo la de Jaime Braidwood, quien pereció debido al derrumbamiento de un edificio mientras dirigía las operaciones de extinción del incendio. Las perdidas estimadas en este siniestro están alrededor de 2.000.000 de libras esterlinas. Esta fue una de las causas que más influyeron para que el gobierno decidiese encomendar la responsabilidad de proteger la ciudad de Londres a la Junta Metropolitana de Obras Públicas, decisión que se incorporo a la Ley Metropolitana de Brigadas de Bomberos de 1865. En consecuencia, la Junta se hizo cargo, el día 1ro. de Enero de 1866, de los miembros y aparatos del establecimiento de Bombas de Fuego, incluyendo 130 Oficiales y Bomberos, distribuidos entre sus 7 Parques. En 1867 la Junta se hizo cargo de las 85 bombas y de la mayoría de los empleados de la Sociedad Real para la Protección de Vidas contra Incendios. El Capitán, mas tarde Sir Eyre Massey Shaw, Superintendente del Establecimiento de Bombas de Fuego de Londres, fue el primero en ser nombrado Oficial de la Junta Metropolitana de Bomberos, y a los antiguos cuarteles del establecimiento en la calle Watling continuaron usándose hasta que se edifico en 1878 un Parque nuevo en la avenida Soithwark Bridge.
En los años siguientes continúo aumentando progresivamente tanto la fuerza de la Brigada de Bomberos como el número de Estaciones o Cuarteles, a fin de proveer protección adecuada para toda el área de Londres. Entre los años 1865 y 1899 el número de Parques aumento de 17 a 55 y ya en 1907 hasta 80 de ellos. Durante los primeros años de la Jefatura del Capitán Shaw no existían los sistemas de alarma en las calles. Cada Parque estaba provisto de una alta torre de observación desde la que los Bomberos vigilaban constantemente la ciudad. El Vigía o Bombero Vigilante era cambiado periódicamente, estableciéndose así el sistema de vigilantes. Cada torre de observación estaba equipada con binoculares y compases para la mayor eficiencia y exactitud en el momento de dar la alarma, cuando un incendio era avisado por el Vigilante. La orden de salida a las distintas brigadas con su equipo era dada de acuerdo con el sitio en que se desarrollaba el incendio, ya que cada brigada daba servicio en determinadas zonas o distritos. En 1904 el titulo de Brigada Metropolitana de Bomberos fue cambiado al de Brigada de Bomberos de Londres. Mientras los europeos luchaban por mejorar los sistemas de extinguir incendios, los Estados Unidos de America, un pueblo nuevo para aquella época, también sentía, lamentaba y sufría los estragos causados por los incendios.

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Apuntes dignos, demuestras que en el año 1648 la ciudad de Nueva York, conocida entonces como Nueva Ámsterdam, ordeno a Holanda un cargamento de escaleras, garfios y cubos de cuero. En 1731, dos maquinas construidas por Newshaw, fueron importadas de Londres y llegaron a Nueva York el 1ro. de Diciembre de 1731. Es muy probable que estas hayan sido las primeras maquinas de extinguir incendios usadas en el nuevo mundo. La primera maquina conocida para el combate y la extinción de incendios construida en estados Unidos de America, fue diseñada y construida por Anthony Nochols en la ciudad de Philadelphia en 1732.Un año más tarde, los hermanos Tomas y José Hill construían la segunda en Boston (Massachusetts). A pesar que durante los años comprendidos entre 1732 y 1768 muchos y variados estilos de maquinas y bombas fueron construidas en los EUA, ninguna era tan eficiente como las Newshaw y muchas ciudades americanas las adquirieron. Las mejoras mas importantes introducidas al equipo de combate del fuego desde la época del desarrollo de la maquina de Newshaw ocurrió en 1832, cuando toda la ciencia fue revolucionada con un equipo capaz de succionar agua de un recipiente.

Mientras tanto, en Europa ocurría otra revolución en la ciencia del combate de incendios. En la ciudad de Ámsterdam (Holanda), y en 1672, desarrollaron un nuevo equipo y una nueva técnica, técnica y equipo que han sido desde la fecha de su desarrollo, la piedra angular de todo Cuerpo de Bomberos en el mundo entero.La primera manguera de extinguir incendios surgió en 1672 en Ámsterdam, muy parecida a las mangueras en uso actualmente, construida de cuero y en tramos de 50 pies de largo, con uniones de bronce en ambos extremos. Este invento puso fin a la época de los cubos de cuero.Ya no había necesidad de exponer las vidas de los Bomberos, así como el equipo, ya que con el nuevo sistema de mangueras, las maquinas podía colocarse a mayor distancia del edificio incendiado y evitar que los Bomberos y equipos fueran víctimas de las llamas.

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Fue este el comienzo del sistema de atacar el incendio en su base. Hasta esta fecha, los Bomberos tenían que conformarse con lanzar chorros de agua desde las maquinas y a través de ventanas y puertas. Es sorprendente notar la lentitud con que se generalizo el uso de la manguera en America. No fue hasta 1811 (139 años mas tarde), que la primera manguera de cuero fue fabricada en los EUA en la ciudad de Philadelphia por A.L. Pennock y james Sellers. La primera maquina de apagar fuego construida por los señores Pennock y Sellers fue entregada a la ciudad de Providence, en el Estado de Rhode Island en 1822 y constituyo uno de los acontecimientos mas comentados de la época. Los periódicos de aquellos días llamaron a esta pieza de equipo una de las grandes invenciones de la época. Desde ese día, todas las maquinas fueron construidas con bombas capaces de succionar y con estas surgió la era romántica en la historia de los Bomberos, la que termino 30 años mas tarde con la invención de la bomba movida por vapor y la organización de Bomberos Profesionales con salarios fijos. Fueron durante estos 30 años que se escribieron en la historia de America, las páginas más pintorescas en relación con las organizaciones de Bomberos. Como cada maquina o bomba llevaba solamente 300 pies de mangueras, varias brigadas tenían que interconectar su equipo para poder llegar desde la fuente de abastecimiento hasta el incendio. Muy lejos de aquellos Bomberos estaba el espíritu de cooperación. Cada brigada trataba de bombear mayor cantidad de agua que lo que la próxima bomba podía absorber, ocasionándose daño y exponiendo sus Bomberos al ridículo. El individualismo, tan peligroso en los Cuerpos de Bomberos, imperaba en todos los Bomberos de estos años.

Cada Jefe trataba de exponer al ridículo a los otros Jefes, cada Bombero trataba de ridiculizar a los otros Bomberos. No hubo incendio, por pequeño que este fuese, que no comenzase y terminase con luchas y peleas entre Bomberos. Esta rivalidad dio motivo a centenares de alarmas falsas, dadas, con el único fin de dar oportunidad para la lucha. En Londres (1829), el famoso ingeniero George Brathwaite invento la maquina de vapor. En su invento fue grandemente ayudado por el Capitán John Ericson, quien más tarde se cubría de gloria y fama al construir el barco de Monitos que tan prominente sitial ocupara en la guerra civil de los EUA. La primera bomba de vapor pesaba 12 toneladas y media, y tenia un motor capaz de desarrollar 10 Hp. y lanzar 250 galones de agua por minuto. Debido a lo enorme de su peso era muy poco manejable y pronto cayo en desuso. En 1832, Brathwaite construyo otra de estas maquinas para la ciudad de Berlín, pero tampoco tuvo éxito. En 1841, el Sr. Paúl R. Hodges, de Nueva York, invento una nueva bomba que era movida por la presión del vapor producido por una caldera. Fueron también las ocho toneladas de peso, el principal motivo de su fracaso. Aunque en una exhibición dada frente a la Alcaldía de Nueva York, el 27 de marzo de 1841, esta maquina lanzo tres potentes chorros de agua, resultaba muy difícil de manipular en los incendios, terminando su vida útil como pieza en un museo.

En enero de 1840, el Instituto de Mecánicos de Nueva York ofreció una medalla de oro como premio para el que produjera los mejores planos para la bomba de vapor. El premio lo gano John Ericson. Entre las mejores bombas y maquinas de extinguir incendios construidas durante el siglo XIX, ocupan lugar destacado las fabricadas en los años 1852 al 1856 en la ciudad de Cincinnati por la firma A.B. & E. Latta. El costo de una de estas maquinas ascendía a $ 7.925,00. En la historia Americana, el Sr. Latta es reconocido como uno de los genios de su época, así como uno de los inventores mas destacados. El equipo de su fabricación fue usado por las mas importantes ciudades, siendo Boston una de las primeras en adquirirlos el 24 de febrero de 1855. Para mediados del siglo XIX, el problema mayor en los Departamentos de Extinción de Incendios lo constituía el peso del equipo. Se había demostrado que las bombas de vapor eran más convenientes que las movidas a mano. Varias asociaciones y firmas de ingenieros se dieron a la tarea de fabricar equipo de combatir incendios, usando como guía la maquina de vapor inventada por el Sr. Latta.

En la historia de los Cuerpos de Bomberos, encontramos que hay tres innovaciones que pueden considerarse como pasos revolucionarios en la técnica de extinguir incendios. Primero la bomba de succionar inventada en 1822, la bomba de vapor perfeccionada en 1852 y tercero, los aparatos movidos por motor que hicieron su aparición de 1903. El desarrollo de la maquina de vapor fue solo un nuevo paso dado por el hombre hacia su meta de conseguir mayores cantidades de agua y mayor presión con que combatir los incendios en los edificios de mayor altura. Los modernos camiones de extinguir incendios hicieron su aparición entre 1903 y 1908. Las primeras unidades fueron montadas en chasis comerciales, consistiendo su unidad de bombeo en bombas rotatorias. Este tipo predomino hasta 1930, en cuya fecha las bombas centrifugas empezaron a ganar popularidad. Hoy en día la mayoría de los camiones de extinguir incendios están equipados con bombas centrifugas.

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Fue a un humilde y laborioso Bombero de San Francisco (California), Daniel D. Hayes, a quien le correspondió la gloria de haber inventado el primer camión de escaleras mecánicas. Desde ese entonces distintos tipos de escaleras han sido introducidas, así como se ha variado las formas y métodos de operación.A tal grado ha llegado la simplificación de estos métodos, así como del equipo, que actualmente un solo hombre puede a través de manecillas y botones, hacer que escaleras de 100 pies se muevan a su conveniencia.La primera torre fue introducida en el Cuerpo de Bomberos de la ciudad de Nueva York en 1882. Su principal objetivo era lanzar enormes chorros de agua a través de las ventanas de los pisos superiores, en forma horizontal, alcanzando así el interior del edificio. Para 1950, las torres tienen una altura de 65 pies y son operadas hidráulicamente. El primer extintor de soda y acido fue inventado en 1860. Al comienzo, eran aparatos muy complicado y de difícil manejo. Mas tarde se simplificaron y fueron adoptados por los Cuerpos de Bomberos. En 1908 fue inventado el extintor de tetracloruro de carbono, el que demostró gran efectividad en fuegos de motores eléctricos. Durante 1915, en la Estación Naval de Brooklyn (Nueva York), se realizaron las primeras pruebas con el tan conocido extintor de espuma, que con el tiempo llego a ser uno de los mas populares y de los mas usados. Los pitones de rocío, que han dado excelentes resultados en fuegos de aceites, es el perfeccionamiento de uno usado en 1915, y no fue sino hasta 1925 en que entro a formar parte del equipo regular. Hoy día, es usado con efectividad en fuegos de tanques de aceite, en interiores de edificios y en fuegos en equipos y materiales eléctricos. Los métodos de combatir incendios han variado al compás de los cambios en el equipo.


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Hasta 1910 la ventilación de edificios en llamas no se usaba. Sin embargo, hoy en día, gran atención se da a este método que baja la temperatura dentro del edificio y aligera a los peligrosos gases producidos por el incendio. La historia de los Cuerpos de Bomberos, así como la de combatir incendios nunca estará completa. Forma parte de la historia del mundo y cada día traerá nuevos capítulos. Así como han pasado siglos desde que se organizo el primer Cuerpo de Bomberos y durante esos años se ha tratado incesantemente de progresar, así pasaran los siglos, siempre con el empeño del progreso. He ahí lo interesante de la historia. La historia moderna se convertirá con los años en la antigua y mientras más lejana sea esta, mas romántica parecerá.Quizás en el futuro esta época, moderna de rapidez, de grandes presiones, de equipo casi supermodernista, parezca al Bombero del futuro como época de atraso y lentitud, pero siempre con los deseos inmensos de mejorar.


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La historia del Cuerpo de Bomberos se remonta a los orígenes de la humanidad, ya que podemos estar seguros que el descuido nació en el hombre antes de la idea de frotar pedernales para hacer el fuego con que cocinar sus alimentos y calentarse en los fríos días de invierno. El fuego una vez producido y debidamente controlado, era el amigo más fiel del hombre, se volvía un peligroso enemigo que destruía sus hogares, sus utensilios de labranza y sus siembras, cuando el descuido permitía que se extendiese fuera del control humano. Es lógico pensar que el hombre conoció el fuego a través de la naturaleza y sus fenómenos, tales como el rayo, la combustión espontánea o el volcán en erupción. En la misma forma en que la naturaleza le enseño al hombre que era el fuego y los daños que podía ocasionar, le enseño también como extinguirlo. Así el hombre de la prehistoria vio como el agua que caía en forma de lluvia apagaba el fuego. Así a lo largo de los siglos y a lo ancho del mundo, el agua siempre ha sido el principal medio de extinguir incendios; siendo en extremo interesante ver como el agua ha mantenido la supremacía en cuanto a agentes para extinción del fuego, a pesar de los innumerables esfuerzos hechos por el hombre para buscarle sustituto.

El desarrollo y el perfeccionamiento de los pitones de rocío han demostrado la importancia y efectividad en fuegos en aceites, en aparatos y motores eléctricos y en otras ocasiones en que se considero peligroso el uso del agua. Así gano el agua otra lucha por su liderato. Prácticamente el progreso habido en la ciencia de apagar fuegos, desde los más remotos días de la historia antigua hasta nuestros días, se ha basado en el desarrollo de inventos de maneras para obtener mayores cantidades de agua y lanzar la misma, en la forma más efectiva para extinguir el fuego. A medida que la civilización se desenvolvía, los edificios ganaron altura. Los pueblos crecían en todas direcciones y los primitivos cubos de cuero resultaban inefectivos. Y es ahí donde comienza la interesante historia de la transición desde el humilde cubo hasta la moderna bomba de alta presión. La historia de los Cuerpos de Bomberos debidamente organizados, se remonta a los tiempos en que las antiguas ciudades de Grecia y Roma estaban en es apogeo de su esplendor, varios siglos antes de la era cristiana. Lentamente, estas instituciones fueron desarrollándose, mejorándose en cuanto a organización técnica y a equipo se refiere, alcanzando un alto grado de eficiencia, durante el primer siglo después de Cristo en la ciudad de Roma.

Para esta época, la Metrópoli Romana tenia un Cuerpo de Bomberos que contaba con cerca de 7000 miembros que luchaban contra las llamas, usando métodos empíricos y relativamente muy eficientes. Muy poco se sabe de los Cuerpos de Bomberos durante el periodo de tiempo comprendido por los siglos III al X de la edad media. Como casi todas las ciencias y artes, la ciencia de combatir incendios cayó en la oscuridad del olvido, poco después del colapso del imperio romano, para resurgir de nuevo entre el esplendor del renacimiento, a mediados del siglo XIV. Las modernas máquinas que hoy vemos avanzar con rapidez asombrosa por las avenidas de las grandes ciudades y que son usadas por las mas progresistas y eficientes organizaciones, son en realidad las ediciones ampliadas y mejoradas de las maquinas llamadas “Siphona”, inventadas cuatro siglos antes de Cristo por Ctesibius, ingenioso griego nacido en Alejandría y por otro no menos ingenioso griego, Heron, quien nació en el año 200 A.C., inventó un aparato para la extinción de incendios cuyas características esenciales han sido usadas hasta 2000 años mas tarde. Con anterioridad a Ctesibius y a Heron, no se conoce ningún aparato de combatir incendios que no sea el cubo de cuero. En el año 440 A.C., y aunque por corto tiempo, se uso un aparato hecho de los intestinos y estomago de los bueyes.

Los intestinos eran usados en forma de mangueras, mientras el estomago, o un saco de lona, servia de tanque o recipiente. Al operarse tan rústico sistema, se llenaba de agua el saco y se llevaba al lugar del siniestro; los intestinos se estiraban hasta alcanzar el edificio en llamas, y varios hombres hacían presión sobre el saco, obligando al agua a pasar a través de las mangueras hasta el fuego. Este método no parece haber dado buenos resultados, ya que en toda la historia no se vuelve a mencionar. Mas tarde apareció la “jeringa”, que consistía básicamente de un cilindro y un pistón para imprimir presión. Se llenaba el cilindro de agua y haciendo presión con el pistón, se obligaba al agua a salir por el pitón con relativa fuerza. Este tipo de extinguidor se uso en Roma, para el año 300 A.c. y estaba en uso en Inglaterra para fines del siglo XII. Las bombas inventadas por Heron en Roma y por Ctesibius en Grecia, tenían bastante en común y son estas las que dieron la base para el desarrollo de nuestra moderna y eficiente bomba. La bomba inventada por Heron, consistía en dos pistones de bronce conectados a una sola salida.

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Los cilindros estaban ajustados a una base de madera, la que se sumergía en el agua. El artefacto inventado por Ctesibius, consistía de una bomba de doble acción operada manualmente, la que desde el propio aparato lanzaba un chorro hasta el incendio. Estas bombas se generalizaron en Grecia y en varias ciudades del Imperio Romano en los comienzos de la era cristiana. Al principio estos aparatos de extinguir incendios, eran manipulados por voluntarios, que generosamente cooperaban en los momentos trágicos de un incendio. Cuando se le propuso a Trajano, Gobernador de una de las provincias Romanas, que un Cuerpo de Bomberos Voluntarios fuera organizado, este se opuso tenazmente. Insistía que un grupo de hombres trabajando de forma voluntaria o espontánea, traería grandes contratiempos, ya que, sin importar como se les llamase, o como estuvieran organizados, no faltarían divisiones entre ellos mismos.
En vez de un grupo de Bomberos Voluntarios, Trajano sugirió que el Gobierno proveyese maquinas de extinguir incendios y que los dueños de las casas ardiendo y todo aquel cuya casa estuviese en peligro, fuesen obligados a operar dichas maquinas. Son innumerables los fuegos ocurridos en Roma, en los tiempos de Plinio. Creso, llamado El Rico, obtuvo su inmensa fortuna, del fuego y de la guerra. Creso, se ideo el negocio de comprar edificios cuando estaban ardiendo y aquellos adyacentes, que estuviesen en peligro. Por lo regular, los compraba a precios muy bajos, aprovechándose de la ocasión en que los dueños los vendían a cualquier precio ante el temor de perderlo todo. Aparentemente, Creso tenía su organización privada de Bomberos que se ocupaban de apagar el fuego y evitar que se extendiera. Mas tarde, los edificios eran reparados y vendidos, siendo de tal magnitud el producto de estos negocios, que Creso era conocido en todo el mundo como el hombre más rico de todas las épocas.
El primer Cuerpo de Bomberos, cuya organización le acredita para llamarse como tal, fue en Roma durante el primer siglo antes de Cristo. Fue organizado en el año 22 A.c., por el emperador Augusto Cesar y se componía de 600 esclavos a los que llamaban Vigiles. Este sistema de Esclavos Bomberos, funciono hasta seis años d.C., cuando Augusto Cesar reorganizo el Cuerpo de Bomberos, creando un departamento u organización mejor entrenado y equipado, mas a tono con las necesidades y el prestigio de una gran ciudad, que era la capital del mundo ara aquella época. Esta organización rindió espléndidos servicios hasta la caída del Imperio Romano (476 d.C.) La nueva organización creada por el emperador Augusto, estaba compuesta por 10.000 Bomberos (esclavos liberados o ciudadanos), con equipo adecuado y suficiente. Aunque se seguían llamando Vigiles, eran miembros de una organización semi-militar, con divisiones y subdivisiones similares a aquellas del ejército romano, estando cada división a cargo de una demarcación o zona especifica.
Este Cuerpo de Bomberos estaba dividido en diez cohortes urbanas, aunque cada una de estas también controlaba y era responsable de la seguridad de los distritos semiurbanos, en los que la ciudad estaba dividida. Primeramente, los cuarteles fueron establecidos en residencias privadas, siendo posteriormente dotados de estructuras propias; que por su lujo, comodidad y tamaño podían llamarse palaciego. Cada cohorte tenia dos shipona, escaleras, escobas de metal, picotas, mallas, palas y otros equipos. El salvamento y protección de la propiedad se llevaba a cabo cubriendo la misma con mantas llamadas formiones, las que, siendo impermeables evitaban que el agua las dañara. Se disponía también de hachas conocidas en aquella época con el nombre de dolobrae. Las mallas de seguridad, muy parecidas a las usadas actualmente, también se encontraban entre el equipo romano y eran conocidas como cantones. Las escaleras se conocían por escalae, otro equipo ya en uso para esta época era el arpón (perticae) y los cubos hechos con sogas fuertemente tejidas y entrelazadas (amae).
El personal del Cuerpo de Bomberos organizado por el emperador Augusto Cesar, tenia distintos rangos jerárquicos, incluyendo un Prefecto, un Sub-Prefecto, diez Tribunos, cien Centuriones, cien Vixillarii, y un numero indeterminado de bomberos con distintas calificaciones, denominadas: Acquarii, Siphonarii, Uncunarii y Falcarii. Sus clasificaciones indicaban el trabajo que realizaban en la escena del incendio. El Prefecto tenía el Comando de todo el Cuerpo, quien por lo general era seleccionado por el emperador de entre la aristocracia romana. Los demás rangos correspondían a los Jefes de Zona, Capitanes, Tenientes, Sargentos y Cabos de los modernos Cuerpos de Bomberos. Los siphonarii estaban a cargo del manejo de las maquinas y los pitones, mientras que los Acquarii eran encargados de suplir agua a las siphona. Así mismo, los distintos rangos en el Cuerpo de Bomberos de tan lejana época, corresponden a los rangos del ejército romano.
Los bomberos romanos recibían un salario y una pensión al retirarse después de haber servido por 26 años. El prefecto tenía poderes de juez, para juzgar asuntos relacionados con los fuegos. Si alguien obstruía el libre transito de los equipos, el Prefecto podía ordenar su arresto y celebrarle juicio inmediatamente. Un número de azotes era corriente en estos casos, dependiendo del número de estos, de la intensidad y magnitud del incendio. Los Bomberos, eran una combinación de Bomberos y Policías, y llevaban macanas y otros objetos con los que castigaban a los que entorpecían sus labores. Entre los antiguos Jefes o Prefectos de mayor renombre durante este glorioso periodo, figura el Prefecto Aeneas Cyrenus. El historiador Plinio, hace resaltar la falta de equipo en las ciudades de menos importancia durante el primer siglo de la era cristiana. Es difícil determinar cuantas ciudades siguieron el ejemplo dado por Roma, así como también es difícil señalar cuantas ciudades desaparecieron víctimas de las llamas, especialmente durante las invasiones nórdicas. No hay indicadores históricos que durante los siglos XII y XIII de la edad media señalen que los pueblos se preocuparon por su seguridad, en lo que a combatir y a evitar incendios se refiere. Pero, ya en el año 1460 la ciudad de Francfort (Alemania), tenia leyes para proveer protección contra incendios y en 1518 estaba en la ciudad de Angsburgo distintos instrumentos y aparatos de combatir incendios.


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Más que cosas de bomberos


Honorio Trillo Marín, miembro de la Agrupación de Bomberos de Jerez, desvela toda una vida de experiencias en el cuerpo y relata las anécdotas como profesional con 34 años de dedicación.

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La figura del bombero en Jerez existe desde hace poco más de 150 años. Mucho ha cambiado desde que los primeros 'zapadores-bomberos' tenían que contar con unos medios mínimos para la extinción de incendios basados en unas escasas reservas de agua, llevar cubos de mano en mano, u optar por el derribo para evitar que se propagase el fuego. Honorio Trillo Marín, bombero jerezano, comenta que, históricamente, en cuanto el agua se agotaba, "surgía el comentario común de que eran bomberos destrozones. Pero como zapadores, el derribo es lo que había y poco más podía hacerse". Una historia con más sombras que luces, detrás de la cual se esconde la necesidad de una visión de futuro en torno al sector que evite que quede obsoleto, con unos medios que en relación a los incendios se quedan anticuados rápidamente.

En el recuerdo quedan los primeros camiones que no eran más que carros empujados por los mismos bomberos o algún que otro caballo, que portaban una bomba, y eran llevados a toda velocidad al lugar del incendio, mientras tañían las campanas indicando la localización. La juventud era el tesoro más preciado. No había bomberos con más de 40 años, del mismo modo que no eran más que un grupo de voluntarios entregados a una causa que si ya no estaba bien remunerada requería de un sacrificio inhumano.

En cuanto al parque de Jerez, como sede, nunca estuvo sujeto al razonamiento lógico de los diferentes proyectos. "El handicap económico siempre nos ha perseguido. Que dicen que no hacemos nada y que el Ayuntamiento siempre nos ha visto como un gasto desorbitado para un operativo de tan pocas personas", afirma el bombero, el más veterano en activo de la ciudad. Es por ello que siempre se ha buscado la forma de ahorrar lo máximo posible. De hecho, hay que destacar que durante el Franquismo se reutilizaban camiones de la II Guerra Mundial, con grandes problemas debido a su uso y la metralla de la contienda en uno de sus motores. La renovación de los materiales siempre iba con cuentagotas, y llegaba al punto que las mangueras tenían que envolverse en trapos para repararse.

El bombero se viste con una vocación con conocimiento de causa, apartando a un lado el miedo. El fuego se conoce y se entiende, siempre prevaleciendo el respeto que, desde la experiencia, se necesita. Una labor que crea un estilo de vida y en muchos casos, impide desconectar del todo, incluso cuando se termina de trabajar. Como puntualiza Trillo, "siempre se queda la espina de saber si aquella persona a la que se le salvó la vida pudo salir adelante".

El Partido Comunista, a través de la concejala Cerdeña, hizo la primera petición seria para la construcción de cuatro parques de bomberos con una bomba de agua en cada uno de los distritos. Pero dichas mejoras no llegaron a fraguarse debido a problemas económicos. Fue entonces cuando se trasladó el parque a la cárcel de Belén, que se ha mantenido durante casi 40 años en dos periodos diferentes, sirviendo de sede jerezana, entre los continuos traslados de la asociación.

Como dice Honorio, "la calidad de los servicios subían y bajaban ya que las inversiones no eran regulares. Siempre pasaba que en cuanto ocurría un incendio y en cuanto se veía que faltaban medios, se volvía a invertir". Fue el caso de la renovación de vehículos ocurrida el 24 de enero de 1976, cuando tras arder el inmueble del Marqués de los Álamos, y verlo el entonces alcalde de Jerez desde el edificio colindante donde residía, se invirtió en vehículos nuevos.

Pero a pesar de ello, Jerez ha ido creciendo a un ritmo paulatino abriéndose paso a los nuevos tiempos en terreno y número de habitantes. No es el caso del desarrollo lógico de los servicios de extinción de incendios. Las dificultades económicas dejan la ciudad bajo unos servicios mínimos, que de forma invariable, igualan las prestaciones ya ofrecidas hace más de 30 años. Este veterano bombero añade que apenas "han cambiado las cosas. No nos regimos por caprichos propios mientras sufrimos el criterio personal de quien no sabe invertir a largo plazo".

El Consorcio Provincial de Bomberos nació como medida para aunar fuerzas desde la provincia y evitar el debilitamiento del sector. Las inundaciones de la barriada de la Asunción en septiembre de 1979, sirvieron de germen a las ocurridas después en 'Las Pachecas', por segunda vez en su historia, y pusieron en entredicho a las fuerzas de control y auxilio. La falta de prevención volvió a salir a flote, y no pudo evitarse una tragedia más que augurada repetidas veces en el pasado.

Los sueldos tardaron en normalizarse, y al principio se compensaba el servicio con beneficios tales como entradas gratuitas al teatro. Algo que cambió con el paso del tiempo. Se pagaba hasta dos o tres veces menos en comparación con otros trabajos, como los servicios de mantenimiento urbanos. Como explica Trillo, "no existían las horas extras, ni tampoco la tranquilidad de que al acabar tu turno pudieras irte a casa y dedicarte a otra cosa. Siempre estaba disponible, esperando escuchar la alarma para acudir al servicio".

Desde 1878 se comenzó a hacer el retén de la feria del ganado, por obligación de las autoridades y sin remuneración alguna. Se salía del trabajo y se iba a la feria. Pero era un servicio de prevención, que aún en las condiciones ofertadas, supuso un avance. Hasta que en 1978, tras la muerte de Franco, las condiciones comenzaron a mejorar. El factor humano es un elemento innegable en cada vida dedicada a la profesión. Honorio habla en nombre de todo el cuerpo cuando asegura que "se ha dado solución a problemas de todo tipo. Nos gusta ayudar a la gente". La vida del bombero no gira en torno a apagar fuegos. La lucha continua contra la naturaleza en inundaciones, derrumbes e incendios, la asistencia en accidentes de tráfico, donde se socorre y se adecenta la vía, son parte del pan de cada día. Todo eso unido al rescate de animales de todo tipo como gatos o caballos, o la poda de palmeras en diferentes puntos de la ciudad como el Zoológico o la alameda de Cristina. "Me crié leyendo la revista 'Alarma'. Puede decirse que me venía de herencia, al igual que ahora le pasa a mi hijo. Me gusta lo que hago. Vivo para esto", confiesa Trillo. Una profesión complicada, de buen hacer, donde el calor y el fuego son parte de la rutina, ya alejadas las mofas del pasado, esculpida con sudor y sangre, caracterizada por algo más que cosas de bomberos.

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Memorias del Fuego


El primer cuerpo de bomberos del país se organizó en la antigua provincia de Las Villas, el 13 de noviembre de 1696. Desde entonces, quienes ejercen ese oficio en Cuba han escrito más de una página heroica


27 de Agosto del 2013 21:26:46 CDT
Uno de los gremios que desplegó mayor actividad en Las Tunas decimonónica fue el de los bomberos. ¡Vaya si hubo incendios! Los amigos de la historia saben que la villa fue reducida a cenizas varias veces por los mambises, incluyendo cuando el Mayor General Vicente García profirió la frase que integra el escudo citadino: «Prefiero verte quemada antes que esclava».
La recurrencia de los siniestros por acá fue tal que la céntrica calle Lucas Ortiz, antes de recibir ese nombre en 1931, se llamó Bomberos. Por cierto, ese oficio lo honró antes de la Guerra Grande una figura emblemática de las luchas independentistas tuneras: Ramón Ortuño, quien además de ser el primer general de la raza negra del Ejército Libertador, fundó el primer cuerpo de bomberos de la ciudad.
Según el bisemanario local El Eco de Tunas, en su edición del 13 de enero de 1910, aquel colectivo lo integraban solo personas de color, y contaba apenas con un carro, una bomba-extintor de mano, mangueras, cubos y cuerdas, todo propiedad del municipio. El medio agrega que algunos comercios de la ciudad disponían de pequeñas bombas, con las cuales regaban las calles los días de seca para evitar incendios.
No fue hasta el año 1944, en tiempos en que desempañaba el cargo de alcalde de Victoria de las Tunas el doctor Gerardo Placencia, en que el Ayuntamiento Municipal autorizó la compra de un yipi para ser utilizado en la extinción de incendios. El vehículo costó 3 500 pesos de la época.
El primer cuerpo de bomberos del país se organizó en la antigua provincia de Las Villas, el 13 de noviembre de 1696, fecha en que se celebra el Día del Bombero Cubano.
En Cuba los bomberos han gozado siempre de reconocimiento social. Tanto que hasta nuestro primer filme se llamó Simulacro de un incendio. Y en el Cementerio de Colón habanero se yergue un monumento —el más alto de la necrópolis— dedicado a los Mártires Bomberos, que honra a todos los que murieron en el ejercicio de ese oficio.
Hoy Las Tunas cuenta con un cuerpo de bomberos competente y entrenado, que ha escrito más de una página heroica. Dispone de moderna técnica para extinguir incendios con rapidez y eficacia, y para acometer labores de rescate y salvamento.
A juzgar por lo que atestigua la literatura especializada, el primer cuerpo de bomberos del mundo lo organizó el emperador romano César Augusto, hace casi 1700 años. El nuestro no es tan antiguo, pero no le va a la zaga en cuanto a historia. Su currículo de más de una centuria lo confirma.


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FUNDACIÓN DE LA TERCERA COMPAÑÍA DE BOMBEROS DE VALPARAÍSO

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EL GRAN INCENDIO DEL ALMENDRAL
No hay mejor relato de un hecho, que aquel sustraído de la misma época en que ocurrió. Por lo cual transcribo lo siguiente:
“El 1º de septiembre de 1853 (jueves), a la una y media de la mañana, en el barrio del Almendral, tuvo lugar el más voraz incendio habido desde la fundación del Cuerpo, fue una verdadera catástrofe, por los valiosos edificios y valores que se perdieron.
“El incendio tuvo lugar en la calle de la Victoria (actual Pedro Montt), en el suntuoso edificio del señor José Orrego. La campana de alarma de la Bolsa hizo salir a escape hacia el lugar del fuego. La casa del señor Orrego, ya ardía por todas partes cuando los elementos bomberiles llegaron. Las bombas se dirigieron a cortar la invasión del fuego a la vecindad; pero, desgraciadamente, cuando la voracidad del fuego había tomado cuerpo.
“Las casas del señor Gallo Zavala no tardaron en arder también, sin que fuera posible evitarlo y la casa que seguía a la izquierda del señor Orrego. Extendiéndose estos edificios de una calle a otra, no tardó en aparecer el fuego en la calle Nueva (hoy Independencia) en donde ardían con la misma furia que en la principal. A las dos y media de la mañana toda una manzana ardía con voracidad extraordinaria. Las bombas hacían inútiles esfuerzos.
“Se dice que el incendio empezó por la casa del señor Orrego, no como se aseguraba inicialmente por una tienda, sino por el interior de la casa, la que se encontraba inhabitada y con trabajos de carpintería. Es probable que un descuido de los trabajadores haya sido el motivo principal de esta terrible catástrofe.
“Es, sin duda, uno de los más grandes incendios de que se conserva memoria en esta ciudad.
“El auxilio del vecindario fue eficaz. Los buques de guerra enviaron inmediatamente sus auxilios de útiles, instrumentos, tripulación y oficiales. El señor Intendente (don Roberto Simpson) se hizo ver desde lo alto de un edificio, dirigiendo una bomba sobre los edificios abrazados por las llamas.”
“Este desastroso incendio en el barrio del Almendral, una vez más vino a manifestar la necesidad de que la Asociación contara con una compañía en el sector”.
Otro relato de este vital incendio para la fundación de la Tercera, es el que nos entrega el diario “El Mercurio” del día 1º de septiembre de 1853, quizás en un reportaje singular, pues el incendio se había iniciado en esa madrugada a la 1,30 A.M., por lo cual lo que transcribo a continuación debió ser un golpe periodístico para esos años:
“Pocos minutos después de la una de la mañana, la campana de la Bolsa dió la alarma de incendio. Muchos comerciantes y dependientes se hallaban a esa hora todavía en sus escritorios preparando la correspondencia para el vapor “Bogotá” que ha salido hoy para el norte.
“Corrieron éstos inmediatamente al depósito de las bombas que sin un instante de demora comenzaron a arrastrar, pero empujados por escasos brazos, teniendo que atravesar un espacio de más catorce cuadras por un camino de montaña., las pesadas máquinas no pudieron llegar sino tarde al lugar de la catástrofe.
“Tenía el lugar ésta, en la calle de la Victoria, una cuadra más allá de la plaza del mismo nombre, en los hermosos edificios del Sr. Orrego, los primeros del Almendral por la elegancia y gusto de su arquitectura. Cuando los bomberos llegaron las llamas sobresalían del techo y el fuego había abrasado ya todo el cuerpo del edificio.
“¿Por dónde entonces atacar al destructor enemigo que en todo su vigor y rapacidad, como una vasta hoguera inflamada, no presenta contornos ni lados visibles? ¿Dónde terminará la furia devastadora del terrible elemento, que por su aspecto amenaza querer tragarse a toda la ciudad, a todo Valparaíso? Se preguntaban todos.

“El humo cubría totalmente la atmósfera y las llamaradas que del centro del incendio se elevaban, iluminaban la ciudad entera.
“He aquí la gigantesca obra que se iba a encomendar a unos pocos jóvenes, estranjeros la mayor parte y arrojados y valientes hasta la temeridad. Piquetes de jendarmería y de tropa de línea, cubrían todas las boca-calles y avenidas al lugar del desastre, para evitar los robos y desórdenes.
“La 2ª compañía de bomberos se presentó primero a la escena y se colocó en la parte alta de arriba haciendo frente al fuego que el viento impelía en aquella dirección; la de ganchos y escaleras, llegada un poco antes, comenzó también su obra demoliendo, unos, la casa más próximamente amenazada y detrastando (sic), otros, las habitaciones. Desgraciadamente se perdió mucho tiempo con la inútil esperanza de poder salvar el edificio del señor Gallo Zabala que ocupaba el colejio de Mme. Lebeuff; fue con todo, pronto invadida y presa de las llamas. No había más remedio que demoler la pequeña casa en que residía el señor Correa, y fué esto lo que se hizo.
“La 2ª compañía de bomberos se contrajo, mientras tanto, a rendir el fuego en la casa esquina de la Sra. Grimwood, totalmente devorada, para impedir que se comunicase a la próxima manzana, lo que produjo el mejor resultado, porque a los pocos momentos cambió el viento sur en un norte flojo, que no causó ya mal ninguno.
“Pero a espaldas de la casa del Sr. Orrego, y abrasando una estención también como de media cuadra, estaban otros edificios recién construidos y no terminados aún, del señor señor Gallo Zabala, que formaban frente de la calle Independencia. No había medios ni era posible acudir a ellos, estando unidos y siendo como una construcción del edificio incendiado. Fueron pues, presa de la implacable voracidad del incendio, que vino a estrellarse casi naturalmente, con una casucha baja con techo de tejas que está a su costado oriental.
“Eran como las tres y media de la mañana y el fuego comenzaba a ceder por todos lados y se alimentaba ya, sólo con el inmenso material y combustibles que le ofrecía construcciones nuevas de madera con sus pinturas recientes e inflamables. Los bomberos habían desempeñado su tarea con un celo y coraje de que hai mui pocos ejemplos, y sus esfuerzos parecerán inauditos para los que hubieran visto una de las vastas y peligrosas conflagraciones por las que ha pasado Valparaíso y cuya pérdida no se estima en menos de 200.000 pesos.”

El señor Matías Cousiño Jorquera hizo a la Asociación el obsequio de una bomba de primera clase, autorizando que de su cuenta se encargara a los Estados Unidos. La Dirección General aceptó con gran reconocimiento este obsequio y acordó que esta bomba sería destinada a la sección del Almendral y que llevaría por nombre “Cousiño” en homenaje al generoso gesto de este acaudalado señor.
El documento enviado por el señor Matías Cousiño decía lo siguiente:

Santiago, Setiembre 6 de 1853.

Mui señores mios:

Me ha sido mui satisfactorio saber el noble empeño con que la Sociedad ha prestado sus importantes trabajos en la mañana del 1º del presente, para mermar los desastres del desgraciado incendio de este dia; a esos esfuerzos, he debido yo, talvez, la conservación de mi casa cerca del lugar incendiado; i deseando acreditar a esa Sociedad mi admiración por esos trabajos a favor de la humanidad i mi agradecimiento por la parte en que he sido favorecido, he acordado obsequiar a la Sociedad una bomba de primera clase, para cuyo efecto encargo con esta fecha al señor Thomas Bland Garland, uno de los miembros de ese Directorio, para que, de acuerdo con Uds., proceda a encargarla de mi cuenta. Suplico a Uds. se sirvan admitir esta manifestación de gratitud, con que me suscribo de Uds. atento servidor. Q.B.S.M.

M. Cousiño

A la espera de este encargo, el Directorio procuró organizar el personal de la que sería la nueva Compañía. Para conseguir este propósito, publicó en “El Diario” un llamado a los vecinos del Almendral para organizar una nueva Compañía que sirviera las bombas de ese barrio.
En el diario “El Mercurio” del día 12 de septiembre de 1853 se publicaba lo siguiente:
“Prevensión. Los vecinos del Almendral se reunirán el 16 del presente para analizar con la junta de la Asociación contra Incendios, la creación de una compañía de bomberos”.
En 1 de enero de 1854 se citó a una reunión dando así los primeros pasos para la constitución de la nueva institución, pero se determinó esperar la llegada de la nueva máquina para su oficialización.
La bomba encargada por el señor Cousiño arribó a Valparaíso a fines del mes de septiembre de 1854. Fue guardada provisoriamente en cuarteles de las Compañías ya existentes.
En diarios de la época podemos constatar algunos hechos que dicen relación con la flamante bomba. Es así como en el diario “El Mercurio” del día 7 de octubre de 1854 se informaba lo siguiente:

“Ejercicio de Bomberos
No habiéndose podido reunir un número suficiente de bomberos, de los que pertenecían a la 3ª Cía. Del Almendral, salieron ayer a las 3,30 de la tarde los miembros que componen a la 1ª y 2ª y unos pocos de la 3ª llevando la bomba regalada por el señor Cousiño a la plaza de la Municipalidad (hoy Echaurren), para hacer allí su experimento. El resultado fue el mas satisfactorio que hubiera podido desearse; probose primero con una sola manga poniéndola en dirección a los edificios de los señores Gallo que dan frente a aquella plaza, en cuyo encumbrado techo caía una copiosa lluvia capaz de apagar las llamas más voraces. En seguida, hízose el experimento con dos mangas y esta vez el éxito tampoco nada dejó que desear, la fuerza de la magnífica máquina no por eso disminuyó un ápice de su fuerza”.
Por otra parte, el 10 de octubre se publicaba lo siguiente:
“Bomberos del Almendral.
Gran entusiasmo hay entre muchos jóvenes del Almendral, quienes se proponen formar la 3ª Compañía. Para esto, varios jóvenes de los principales de aquel barrio han principiado a promover semejante espíritu entre los buenos almendralinos. A juzgar por lo que se lleva hecho, no dudamos que en poco tiempo la 3ª Compañía estará enteramente organizada y será una competidora de las del puerto. La bomba del señor Cousiño necesita lucirse, y estar servida por la más lucida juventud del barrio a que ha sido regalada. Dentro de pocos días publicaremos la lista de los jóvenes que vayan formando la nueva Compañía”.
El viernes 13 de octubre de 1854, se reunieron los vecinos que habían firmado la lista de adherentes para dar constitución a la nueva institución. La reunión se llevó a cabo en los salones de la Bolsa de Valores, ubicada en esos años en el lugar donde hoy se erige el monumento a los Héroes de Iquique.
En la citada reunión, se eligió la primera oficialidad. Los que firmaron, y por ende se constituyeron en miembros fundadores, fueron los siguientes:

Luis Cousiño Squella, Isaac Lamas, Saturnino Costabal, José Miguel Torres, Eusebio Rosa, Bernardo Costabal, Edmundo Sartori, Antonio Barrena, Manuel Riofrío, N. Aurelio Santa Ana, Santos Samit, Félix In. Gorsse, Juan Díaz Gana, Carlos Oportot, Juan M. Soruco, José Blas Squella, Anjel R. González, Juan Aguayo, José Zilluerelo, Martín Barrera, Aparicio Toro, Benjamín López, Alberto Carson, Federico Santos, Tristán Benítez, Exequiel Vargas, José 2º Salamanca, Zoilo Aguayo, Benjamín Carson, Tadeo 2º Rubio, Carlos G. Bissert, R. Polanco, Ismael Infante, José Echavarría, A. Armstrong, M. Valenzuela, Romás R. Armstrong, L. Augusto Medina, Luis C. Costa, Agustín 2º Vidaurre, Tristán Balbontín, Emilio Moyano, José R. Samit, Guillermo Potts, R. Masson, F. Cood, D. A. Guzmán, Benjamín Benítez, Luis Osmán, José M. Silva, Eusebio Lathan, Ricardo Carson, Daniel Carson, Tomás Lathan, Enrique Campino, José María Valenzuela, M. Soruco, Guillermo Larraín, Daniel Vives, Acario Cotapos, Pedro N. Barba, Blas Vargas, Leoncio Palma y Francisco A. De Palma.

De los sesenta y cuatro firmantes, seis venían de las compañías ya en servicio. De la 1ª Compañía: Sartori, Alberto, Benjamín y Daniel Carson. De la 2ª: R. Masson y M. Soruco. A su vez, once de los fundadores habían firmado en el pasado el primer intento de organizar la 3ª del Almendral.
La elección de oficiales fue algo tempestuosa, pues un sector de los reunidos propuso para el cargo de Director al señor Luis Cousiño Squella, hijo de don Matías, a modo de retribución hacia este último por la donación de la bomba. A esto se opusieron los hermanos Costabal, ya que consideraban al señor Cousiño Squella demasiado joven, tenía tan sólo 20 años. Sin embargo, realizada la votación salió electo el señor Cousiño Squella. La oficialidad completa quedó estructurada de la siguiente forma:

Director : Luis Cousiño Squella
Capitán : Edmundo W. Sartori
Teniente I : Daniel Carson
Teniente II : José M. Torres
Teniente III : Benjamín Benítez
Teniente IV : Manuel Riofrío
Secretario : Antonio Barrena L.
Ayudante-Tesorero : Juan Díaz Gana

Antes de poner término a la sesión inaugural, el flamante Capitán don Edmundo W. Sartori pronunció las siguientes palabras:

“Debemos tener mucha unión entre nosotros, y muy buena disposición para el desempeño de los deberes que nos hemos impuesto; si esto se consigue, tendré la satisfacción de mandar la primera Compañía de Bomberos de Valparaíso, por su puntualidad, entusiasmo y disciplina.”

La nueva bomba fue entregada a la Tercera el martes 2 de noviembre de 1854. Se podrá deducir el entusiasmo con que los miembros fundadores de la Compañía esperaban la ocasión. Aquel día se habían reunido en la Bolsa Comercial y de ahí salieron al mando del Capitán Sartori, llevando la impecable bomba de palancas. Se encaminaron con ella hacia la Plaza de la Victoria, donde se detuvieron y armaron los chorizos en el pozo existente en la calle del Circo (hoy Edwards) para realizar un ejercicio. En éste se pudo comprobar que se trataba de una bomba poderosa y eficiente.

Conviene dejar estampado en este capítulo, un extracto de un libro más o menos contemporáneo del historiador Cristián Gazmuri, llamado “El 48 chileno. Igualitarios, Reformistas Radicales, Masones y Bomberos” en el que se cita lo siguiente:
“Hay historiadores o cronistas que afirman que el gobierno de don Manuel Montt se opuso a la iniciativa de fundar cuerpos de bomberos voluntarios en las ciudades chilenas, temeroso de toda asociación de carácter filantrópico, que veían como sospechosas después del episodio de la Sociedad de la Igualdad. Sin embargo, el propio Montt pasó revista al Cuerpo de Bomberos fundado en Valparaíso, lo que realizó el 2 de marzo de 1852 y no se opuso a que en la misma ciudad se fundara la primera compañía de bomberos voluntarios genuinamente chilena el 13 de octubre de 1854, la Tercera denominada hoy “Cousiño y Agustín Edwards”. Esta Compañía tendría como territorio a cubrir el sector Almendral”.

Epopeyas Tercerinas
De Claudio Chaparro Forn.

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Apuntes para una historia del Cuerpo de Bomberos Voluntarios de Yumbo (Colombia)

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Panorámica del parque Belalcázaren los años 50.

En 1953 los yumbeños vieron como un pavoroso y voraz incendio destruyó la casa de techo pajizo ubicada en el costado occidental de la calle 7 entre carreras 4ª y 5ª, donde años atrás el pedagogo Elías Sánchez Velasco creó lo que se llamó la primera universidad de Yumbo, la misma adonde fueron a estudiar, después de terminar la educación elemental en la escuela, los jóvenes cuyos padres no tenían los suficientes recursos para enviarlos a Buga o Popayán pero sí para pagarle al maestro Elías por las clases de geografía, matemáticas y hasta latín que les impartía. Entre esos estudiantes estaban Oswaldo Sánchez Candelo, Cenón Daniel Satizábal Borrero, Fabio Lenis Satizábal y otros.

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Escuelas de mi pueblo (calle 7a. de Yumbo). Pintura de Jario Barón Dimaté


En diciembre de 1952 había fallecido fray Alfonso de la Concepción Peña, testigo excepcional del espíritu cívico que por entonces animaba a los yumbeños. El paisaje de Yumbo, producto del fenómeno de la industrialización, iba cambiando; lo que antaño eran las dehesas para el ganado se iban convirtiendo en sitios de construcción y montaje de la gran industria. En el 39, Cementos del Valle y en el 44, Cartón Colombia. Los dirigentes conocían que muchos empresarios miraban hacia el norte de la quebrada de Menga como la región privilegiada por Dios y la naturaleza para asentar lo que con los años fue el mayor parque industrial de Colombia. Y así como llegaban las industrias, también llegaban más personas a vivir en Yumbo.

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Cementos del Valle en los años 40. Foto Cámara de Comercio de Cali, sede Yumbo.

Los numerosos brazos que se sumaron para formar la cadena humana que traía el agua desde el río Yumbo y las acequias cercanas, no fueron suficientes para controlar y apagar el incendio de la vieja casa de Elías Sánchez Velasco. Por entonces vivía en Yumbo Jesús Alfonso Salinas, teniente de Bomberos Cali, quien viendo el entusiasmo de los yumbeños le sugirió a un grupo de personas que se creara un cuerpo de bomberos para Yumbo. Miguel Milciades Pulido Osorio, unidad bomberil de Cali pero residenciado en Yumbo le apoyó en el trabajo de motivación.

Según los anales de la historia, el 2 de abril de 1953, el alcalde Rafael Sánchez Tello, sobrino del maestro Elías Sánchez Velasco, firmó el Decreto Número 20, amparado en las Leyes 18 de 1848 y 12 de 1948, las mismas que habían dado vida jurídica a las instituciones bomberiles en Colombia. En ese decreto se designaron como integrantes de la Junta del Cuerpo de Bomberos de Yumbo a los ciudadanos Rafael Sánchez Tello, Marco Morales, Bernardo García, Ignacio Ferrerosa, Jesús A. Salinas, Oscar Martínez. Cenón Satizábal B., Pedro Sánchez Tello, José Ángel Bejarano, Legnel Rubiano, Jesús Cerquera, Luis Muñoz Díaz del Castillo, Arnulfo Gómez Lora y Pedro Pablo Mosquera, único superviviente y que esta tarde nos acompaña.

Este puñado de hombres tomó posesión en el Despacho de la Alcaldía Municipal, la vieja edificación de la esquina de la carrera cuarta con calle quinta. Y se dieron a la tarea de convocar a los jóvenes del pueblo que quisieran entrar al naciente Cuerpo de Bomberos, siendo el encargado de tomar la lista el secretario de la alcaldía, Jesús Toro. Respondieron muchos, esos que de manera espontánea siempre salían a controlar los incendios que de manera recurrente se presentaban en los ranchos de paja que abundaban en Yumbo.

Cuenta Alipio Valencia que 24 jóvenes se inscribieron: Hernán Ferrerosa, León César y Hernando Muñoz, William Franco, Hernán Valencia, Roberto Arias, Gerbo E. Giraldo, Gabriel Pérez, Luis Arango, Leonidas, Guillermo y Alfredo Barona, Óscar Gómez, Alipio Valencia, Arcadio Sánchez, Guillermo Ballesteros, Américo Echeverry, Luis Eugenio Lenis, Bernardo Orejuela, Hernán Sepúlveda, Manuel Cifuentes, Antonio Castillo, José Vicente Hurtado y Jaime Mera. La memoria nos hace jugarretas y la falta de documentos de la época nos hace incurrir en errores involuntarios; si alguien falta en la lista, a ellos les pido que me disculpen.


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La estatua en honor a fray Peña fue inaugurada el 4 de octubre de 1953, ocho meses después de creado el Cuerpo de Bomberos de Yumbo.

A mediados del siglo pasado pensar que Yumbo tuviera su Cuerpo de Bomberos era algo utópico dada la carencia de los recursos necesarios para adquirir los elementos que tal proyecto exigía. Pero esto no fue óbice para que ese puñado de hombres soñadores insistieran en su empeño y armados de ganas y con las alcancías que salieron del taller de Miguel Pulido, que además de ser bombero voluntario en Cali era el latonero del pueblo, se dedicaron a recorrer el suroccidente colombiano buscando apoyo para ese recién nacido.

Hubiera sido una utopía, una llamarada de lata, pero gracias a la decisión y la perseverancia de los entusiastas fundadores y los que luego habrían de llegar en estos 60 años, es que hoy tenemos al Benemérito Cuerpo de Bomberos de Yumbo, y los yumbeños, así se presenten emergencias que sí las hemos tenido, no volvimos a sentir el pánico y la incertidumbre que sintieron nuestros antepasados aquel día cuando se quemó la casa de techo pajizo de la calle 7ª entre carreras 4ª y 5ª.

(Fragmento del borrador del Primer capítulo del Libro de Recuperación Histórica del Benemérito Cuerpo de Bomberos de Yumbo, leído por el autor en el acto de celebración de los 60 años de Bomberos Yumbo).


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Brigada infantil del Cuerpo de Bomberos de Yumbo.


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VIÑA DEL MAR

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Los inicios del Cuerpo de Bomberos de la Ciudad Jardín se originan en 1884, es en ese año y tras varios incendios que afectaron a importantes vecinos de la naciente ciudad, que un grupo de caballeros de la sociedad viñamarina, decide en noviembre organizar formalmente una compañía de Bomberos.

Su organización inicial consistió en una Compañía con dos secciones una de Agua y otra de Hachas y Escalas y se nombró una comisión compuesta por los señores Carlos Enrique Browne, Adam Birrel, Antonio H. Cornisa, Heriberto Ducoing, Salvador Vergara, Teodoro Lowey y Enrique Valdés Vergara, encargada de tomar los datos necesarios para los pozos y el servicio de cañerías, formar presupuestos y recibir suscripciones, entre otras cosas.

Hacia principios del mes de diciembre de ese año, la sección de Hachas y Escalas encabezados por Julio Chaigneau, se separa, y el 14 de diciembre de 1884, fundan la 2° Compañía Zapadores Mixtos de Viña del Mar, siendo la unidad más antigua existente hasta el día de hoy en la ciudad.

Debido las constantes disputas existentes entre ambas compañías por falta de recursos y de representación propia, en agosto de 1885 la Primera Compañía acuerda disolverse para solicitar su incorporación al Cuerpo de Bomberos de Valparaíso la que aceptó a la nueva unidad entre sus filas. Es así como los ex–voluntarios fundan la 11° Compañía de Bomberos “Viña del Mar” la cual pasa a ser parte integrante del Cuerpo de Bomberos de Valparaíso.

Las relaciones entre la Segunda Compañía de Zapadores, Hachas y Escalas de Viña del Mar y la 11º Compañía “Viña del Mar” no fue la mejor y por lo mismo trabajaban con bastante dificultad en los siniestros que cada vez eran más frecuentes en la ciudad. Su trabajo era apoyado por la Municipalidad de la Ciudad Jardín cuyos regidores en su mayoría pertenecían a las compañías existentes.

Sin embargo, la 11º compañía tuvo un corto desarrollo, no participaba en reuniones de Directorio General como tampoco de Capitanes y se encontraba muy distante de Valparaíso. Es por este motivo, que en enero de 1888 el Director de la Compañía, Don Juan Brain, solicitó la separación del Cuerpo la que fue acogida por el Cuerpo de Bomberos de Valparaíso.

La nueva entidad tomó un rumbo distinto con el nombre de “Primera Compañía de Bomberos de Viña del Mar”.

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La entonces inaugurada compañía comenzó por reorganizar a sus directrices, quienes el 26 de Enero de 1888 reformaron su reglamento y, el 1° de Febrero de 1888, lo oficializaron.

Las relaciones entre la nueva Primera Compañía de Bomberos de Viña del Mar y la Segunda Compañía de Zapadores, Hachas y Escalas tomaron ya un rumbo normal. El funcionamiento de ambas se mantuvo en forma independiente; aunque en cooperación mutua y sin mayores sobresaltos hasta la guerra civil de 1891, la cual hizo entrar en receso a ambas compañías ante problemas nacionales.

Durante este período algunos miembros de las compañías tuvieron protagonismo como Enrique Valdés Vergara, veterano de la Guerra del Pacífico y fundador de la primera compañía de Bomberos hacia el año 1884, quien desempeñando el cargo de Secretario de Escuadra, bajo órdenes del Congreso, fallece en el hundimiento del Blindado Latorre frente a la costa de Caldera.

Al crecer la ciudad se hizo necesaria una nueva compañía, por lo que los mismos vecinos nuevamente re reúnen y en abril de 1898 crean la Tercera Compañía de Bomberos de Viña del Mar. Curiosamente esta unidad es fundada por miembros de la Primera y Segunda Compañía como Santos Ruiz, Julio Chaigneau, Guillermo Pinto y Francisco Fuentes. Sin embargo esta nueva unidad por problemas de recurso no pudo funcionar como Compañía de Agua tomando la función de Salvadora y Guardia de Propiedad.

Ya con tres compañías, que funcionaban en forma independiente, se va consolidando la función de los bomberos en Viña del Mar, esto conlleva a la necesidad de un mando unificado y la creación de una institucionalidad superior, es decir, un cuerpo de Bomberos. De esta manera hacia fines de 1898 y teniendo personalidad jurídica las tres compañías existentes, se elige el primer directorio General compuesto por un Superintendente, un Comandante, un Secretario General y un Tesorero General; puestos ocupados respectivamente por Teodoro Ganter, Julio Chaigneau, H. V. Hidalgo y Domingo Sarratea, el que comienza a funcionar en 1899.

El formalmente constituido cuerpo de bomberos de Viña del Mar tuvo una ascendente línea de progreso con una destacada participación de sus voluntarios ante los vecinos de la ciudad, acciones que incluían el combate de incendios, como también el apoyo a la guardia para asistir a las ciudadanos durante los sucesos posteriores al terremoto de 1906. Todo esto se realizó con la adquisición de moderno material.

El Cuerpo de Bomberos de Viña del Mar tuvo un normal funcionamiento hasta 1913. Lamentablemente, ese año se desató una fuerte crisis económica que se arrastraba desde mediados de 1912, Este déficit llevó a la necesidad de disolver la organización y, por lo tanto, perder la personalidad Jurídica obtenida en 1901 con el fin de reorganizar en forma adecuada sus recursos.

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Durante este duro periodo, la actividad de labores contra incendios quedó delegada a la policía municipal; sin embargo se hizo un llamado público a los voluntarios de cualquiera de las tres compañías para que ayudasen en caso de siniestro a este grupo de inexpertos, pues no tenían la preparación adecuada para afrontar la situación del momento a pesar del apoyo de las autoridades. Pero los esfuerzos eran escasos a pesar de todo, ya que la policía no podía conformar una dotación humana suficiente en caso de alguna eventualidad, por lo cual se reclutó a personal de aseo municipal que deseara cumplir labores de extinción de incendios y, de este modo, logró acrecentar las débiles filas. Durante el periodo de disolución y receso del cuerpo de bomberos afortunadamente no se registro ningún siniestro o alarma.

En 1913 tras una serie de reuniones y debido a la necesidad de contar con elementos de defensa en caso de incendio en el primer balneario de la República, se da inicio a una nueva compañía de bomberos. La reorganización de las restantes unidades del Cuerpo de Bomberos siguió un camino muy distinto; ya que estas, al contrario de la Primera compañía, no fueron nuevas entidades sino que mantuvieron sus voluntarios y sus reglamentos aunque se vieron obligados a realizar una nueva elección de oficialidad.

A partir del 9 de Mayo de 1913 se cuenta en Viña con la reorganización de las dos compañías más antiguas de Viña del Mar.

De esta manera el Cuerpo de Bomberos de Viña del Mar, como la actividad bomberil de la ciudad en general, llegó a tomar una real consolidación institucional, la cual se vio afectada sólo por problemas circunstanciales que no pusieron en jaque a la organización o alguna de sus unidades.

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Tras años de intentos fallidos, la comunidad cordillerana se decidió
Finalmente nació la Brigada de Bomberos de Curriñe

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En una reunión realizada en la tarde del miércoles 29 de enero, entre la comunidad de Curriñe y el Directorio del Cuerpo de Bomberos de Futrono, en el comedor de la Escuela Rural de Curriñe, se llevó a efecto la creación y conformación de la Brigada de Bomberos de Curriñe, tras la decisión unánime de los vecinos.
A la reunión asistieron una cincuentena de vecinos y vecinas de Curriñe que, reconociendo la necesidad de contar con la presencia de bomberos en el sector para hacer frente principalmente a incendios que de tanto en tanto provocan importantes daños a familias de dicha zona cordillerana, ratificaron su deseo y compromiso de levantar una brigada bomberil en Curriñe.
En tanto Carlos Guarda Zaffaroni, Superintendente del Cuerpo de Bomberos de Futrono, explicó a la comunidad lo que significa contar con bomberos en el sector, los aspectos prácticos, administrativos y operativos a tener en cuenta, entre otros, enfatizando que no es el Cuerpo de Bomberos quien debe imponer la creación de una brigada bomberil, sino que es la propia comunidad quien decide en forma soberana contar con esta institución en su territorio.
Finalmente la asamblea decidió en forma unánime dar inicio a su brigada de bomberos, partiendo por levantar el acta de constitución de la misma, con la firma de todos los presentes.
LA PRIMERA DIRECTIVA
Tras la redacción del acta de constitución, la directiva de la Brigada de Bomberos de Curriñe quedó conformada por:
Capitán: Waleska Oporto Jaure
Secretario: Isaías Méndez Díaz
Tesorero: Gonzalo Méndez Díaz
Teniente de Máquina: José Méndez Barrientos
Ayudante de Máquina: José Castillo Higueras
Ayudante de Máquina: Juan Villagrán Higueras
Ayudante de Máquina: Víctor Bustos Medina
Al término de la reunión, los representantes de la comunidad agradecieron al Directorio del Cuerpo de Bomberos de Futrono el interés y apoyo, así como también agradecieron el apoyo y gestión de parte del sub-oficial de Carabineros Javier Gutierrez, del Retén Llifén, y confirmaron su compromiso de cuidar, mantener y potenciar su Brigada de Bomberos.
En lo inmediato quedan algunos desafíos y compromisos, tales como concretar el traspaso de un terreno municipal ofrecido por la alcaldesa Sarita Jaramillo, y proyectar la obtención del elemento más importante para el funcionamiento de la brigada: un carro bomba, el que será gestionado por el Cuerpo de Bomberos.

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Fruto de una Refundación


La Pompa Italia es fruto de la segunda refundación de la Undécima Compañía. La primera fue la Undécima “Manuel Recabarren” (que llevaba su nombre en honor al primer director de la Segunda Compañía “Bomba Esmeralda”) fundada en Junio de 1893 y que sería disuelta por actos de indisciplina el 25 de febrero de 1910, luego el 08 de marzo del mismo año y con 40 voluntarios de la recientemente disuelta Compañía fue por primera vez refundada bajo el nombre de “Abnegación y Disciplina” pero las nuevas discordias surgidas en sus pocos años de existencia obligaron a que el 22 de abril de 1914 fuera nuevamente disuelta. Por último la Undécima fue nuevamente refundada el 03 de Junio de 1914 por el ímpetu de Riccardo Federici Botto bajo el nombre de “Pompa Italia – Italica Gens” la cual gracias al espíritu y compromiso de la colectividad italiana residente en Santiago se ha mantenido firme por casi cien años de vida

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Pitón Ruso

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Yo sabia que la Compañía se llamaba Pedro de Valdivia.
 

Nacho

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Uno que otro detalle nuevo
El Servicio Contra Incendios de Roma despues de Carso y Marco Ignacio Rufo
·
Desde que el ser humano descubrió el fuego y generó la primera revolución tecnológica, allá en el Paleolítico, los incendios han estado a la orden del día. Por esta razón el hombre ha tenido que ingeniárselas para combatir a los infortunios provocados por el necesario pero peligroso fuego. Los primeros ecos de un grupo organizado destinado a combatir incendios los encontramos en la Antigua Roma. Cuidad grande, peligros proporcionales

En el siglo I antes de nuestra era, Roma era la ciudad más esplendorosa de su tiempo, con casi un millón de habitantes, la capital del Imperio más poderoso jamás conocido era un hervidero de seres humanos que pululaban por todas partes. Y a mayor población mayores son los riesgos. Debido a la gran cantidad de madera, paja y sustancias inflamables, los incendios comenzaron a ser sumamente frecuentes.los incendio

Ante el incendio del del año 6 d.C., el emperador Augusto decidió sustituir el sistema,de uso de esclavos, creando un cuerpo de vigiles (vigilantes) que hoy podríamos llamar el primer cuerpo de bomberos profesionales de la Historia formado por unos 600 hombres.asentados en stationes

El cuerpo de vigiles estaba formado por:

los aquarii (aguadores), transportaban el agua en cadenas humanas y Es su responsabilidad conocer que los recursos de alimentación de agua hay dentro de su cohorte y jurisdicción y en el fuego, los baldes (hamae) que eran impermiabilizados con con brea.
los siffonarii, arrojaban el agua al fuego con bombas de mano (siphos)
los uncinarii, con unas lanzas provistas de ganchos se sujetaban a los techos y paredes en llamas.

El centonarii . Se dedicaban a la fabricación, manipulación y reparación de centones piezas de tela cosidas que se emplea empapado en vinagre usado como retardante arrojandolos ante el anvce de fuego

El falciarii. algo asi como zapadores destruyen balcones y vigas maestras para derrumbar el edificio afectado

El uncinarii : apoyaba el trabajo de derribo usando escalaras y ganchos ( uncinae ).

El ballistarii derumbaba mediante el uso de catapultas los edificios donde fuego impedía el acercamiento.

El emitularii tenía cargo de emitula especie de colchon permitir que la gente de los edificios en llamas para saltar con seguridad el suelo

Equipos
El salvamento y protección de la propiedad se hacía cubriéndola con mantas llamadas Formiones,las que, siendo impermeables evitaban que el agua las dañara. Se disponía de hachas, llamadas dolobrae. Las mallas de seguridad, muy parecidas a las usadas hoy, eran conocidas como cantones. Las escaleras se conocían por escalae; otro equipo ya en uso para esta época era el arpón (perticae) y los cubos hechos con sogas fuertemente tejidas y entrelazadas (amae).

Las Bombas de hoy, son hijas de las “Siphona”, creadas el siglo IV A.C. por Ctesibius, sagaz griego nacido en Alejandría y por el griego, Heron, nacido el año 200 A.C. Eran operadas de forma manual y se constituía de dos pistones de bronce unidos a una salida y ajustados a una base de madera, la que se colocaba bajo el agua. Estas son las primeras bombas utilizadas luego del cubo de cuero.En el 440 A.C., y por corto tiempo, se uso un estanque hecho con el estomago de los animales. El intestino era usado como manguera y el estomago, servia de tanque. Para operarlo, se llenaba de agua el tanque y se llevaba al lugar del incendio; los intestinos se estiraban hasta alcanzar el edificio en llamas, y varios hombres presionaban el estanque, expulsando el agua por las mangueras hasta el fuego.


En el año 300 a.C. en Roma, apareció la “jeringa”; era un cilindro con un pistón para darle presión. Se llenaba de agua y haciendo presión con el mismo, salía el agua con relativa fuerza. Estuvo en uso en Inglaterra hasta fines del siglo XII. Al principio estas “máquinas” de extinguir incendios, eran manejadas por voluntarios, que cooperaban generosamente en los incendios incendio. Trajano, Gobernador Romano, se opuso a la creación de un Cuerpo de Bomberos Voluntarios, pues los juzgaba poco hábiles y conflictivos. En su lugar sugirió que el Gobierno proveyese máquinas de extinguir incendios y que los dueños de las casas ardiendo y todo aquel cuya casa estuviese en peligro, fuesen obligados a operar dichas maquinas.
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En 2004 arqueólogos alemanes, dirigidos por Bernd Paeffgen, descubrieron en el Valle del Rhin, una bomba de agua de una antigüedad de 1650 años. El equipo tenía además un tubo delgado de 1,10 m. que iba unido a la bomba, el que era una manguera. La podemos ubicar aproximadamente por los años 400 de nuestra era, cuando existía un cuerpo de bomberos profesional en la ciudad.



Esta organización estuvo activa hasta la caída del Imperio Romano (476 d.C.). Aunque se seguían llamando Vigiles, eran miembros de una organización cuasi militar, con divisiones y subdivisiones similares a aquellas del ejército romano. Cada división estaba a cargo de una demarcación o zona especifica. Este Cuerpo de Bomberos estaba dividido en diez cohortes urbanas y cada uno controlaba y era responsable de la seguridad de los distritos semi urbanos, de la ciudad. Al principio, los cuarteles fueron establecidos en residencias particulares, siendo dotados luego de cuarteles propios. Cada cohorte tenia 2 Shipona, escaleras, escobas de metal, picotas, mallas, palas y otros equipos.

El personal tenia distintos rangos, incluyendo un Prefecto, un Sub-Prefecto, 10 Tribunos, 100 Centuriones, 100 Vixillarii, y un número indeterminado de bomberos con distintas calificaciones, denominadas: Acquarii, Siphonarii, Uncunarii y Falcarii. Su clasificación indicaba el trabajo que realizaba en la escena del incendio.

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Los bomberos romanos recibían un salario y una pensión al retirarse luego de 26 años de servicios. El prefecto tenía poderes de juez, para juzgar asuntos relacionados con los fuegos. Si alguien impedía el libre transito de los equipos, podía ordenar su arresto y celebrarle juicio inmediatamente. El castigo más usual era un número de azotes, dependiendo de la gravedad y magnitud del incendio. Los Bomberos, eran una especie de combinación de Bomberos y Policías, llevaban macanas y otros objetos con los que castigaban a los que entorpecían sus labores
 
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CENT' ANNI Undicesima Compagnia di Pompieri, 'POMPA ITALIA'

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Hoy cumple 100 años la POMPA ITALIA y queremos saludar a nuestros hermanos de esta Compañía de Colonia, fundada por un grupo de italianos el año 1914. Reproducimos el texto histórico de la Undécima:


En 1893, a 30 años de la fundación del Cuerpo de Bomberos de Santiago, se originan dos nuevas compañías:

La duodécima y nuestra undécima, que aun no era italiana. Historia y crónica de la undécima como compañía chilena, casi no existe, dado su corta vida como tal, ya que solo a los 21 años de su fundación fue disuelta por el directorio del cuerpo, por razones disciplinarias.

Fue entonces en 1914, cuando aparece un entusiasta chileno, hijo de padres italianos, el cual en debido a su acendrado amor a la patria paterna, desde su niñez, anhela la existencia de una unidad bomberil italiana en santiago, a semejanza de otras que ya existían en el resto del país. Su nombre: Ricardo Federici Botto, de honrada memoria.

Llevaba casi tres años como voluntario de la duodécima compañía, cuando renuncio a sus filas, para iniciar su gran cruzada, hacer realidad un viejo anhelo: organizar una compañía de bomberos italianos.

No tardo en comenzar su difícil labor. Asistió a una reunión de las instituciones italianas, ocasión en que aprovecho para lanzar su idea, ofreciéndosele amplia cooperación.

Contando con esta demostración, solicito en la 12 compañía, a los señores Lertora y Tagle, que lo asesoraran con su experiencia y ayuda, a dar vida y forma a lo que es hoy la “Pompa Italia”.

El 21 de marzo de 1914, don Ricardo reunió a todos los presidentes de entidades italianas para exponerles su idea, pero como siempre, no todas las empresas son fáciles de concretar y así, surgieron las primeras dificultades. Al no recibir el apoyo esperado sufrió de gran desanimo, derramando varoniles lagrimas de impotencia y frustración. Sin embargo, no todo estaba perdido. Surgió la mano que alentaría a Federici, la del que hasta el día de hoy se recuerda como “papa panelli”, que en esa ocasión le dijo “non piangere, sei un giovanotto pieno d' entusiasmo e patriotismo. Continua a lavorare e trionferai” y estas sus palabras resultaron proféticas, ya que después nacería la “pompa”.

Y se le unen dos grandes colaboradores para dar vida a esta: Levi y Fossati.

Luego vendría la proclama a la juventud de la colonia, que le dio su franco y decidido respaldo, dando una categórica respuesta. Al sumar 53 firmas al sueño de Federici: para formar una compañía italiana.

Y este fue el grupo que el día 08 de abril de 1914, por intermedio de don Guillermo Tagle Álamos, envió al directorio del cuerpo, la histórica carta que a continuación se transcribe:

SANTIAGO, 08 DE ABRIL DE 1914

Señor
SUPERINTENDENTE DE CUERPO DE BOMBEROS DE SANTIAGO
PRESENTE

Señor Superintendente:

“los abajo suscritos, miembros de la Colonia Italiana de esta Capital, deseando ayudar a la tarea del Cuerpo de Bomberos, hemos acordado ofrecer nuestros servicios para reconstruir la 11ª . Compañía, recientemente disuelta.

Si nuestros servicios fuesen aceptados, solicitamos se nos entregue el material de la disuelta 11ª. Mientras obtenemos recursos para encargar un material moderno.

Declaramos conocer el Reglamento General del Cuerpo y comprometemos nuestra palabra de honor de respetarlo.

Esperando se nos conceda el honor de formar parte del Cuerpo de Bomberos de la Capital, con todo respeto nos suscribimos de UD. SS. SS .y SS.

(Hay 53 firmas de ciudadanos italianos)

Ya vencidos los primeros obstáculos dentro de la Colonia, se presenta otro problema más difícil en la Institución misma: la Colonia Alemana también aspiraba a formar una Compañía de Bomberos. Pero Federici no ceso en su lucha y prosiguió su búsqueda de más apoyo.

Así, el 03 de Junio de 1914, se reunía el Directorio del Cuerpo de Bomberos para decidir si la Colonia Alemana o Italiana se haría cargo de la 11ª. Compañía.

Federici, dominado por los nervios, espero pacientemente frente al edificio de la Comandancia, en calle Santo Domingo, el veredicto final. De pronto, los aplausos llegaron hasta sus oídos, dando a conocer la formación de la nueva compañía. Y pensó… ¿Cuál?.... ¿cual?.... y en esos instantes aparecen BALDUZZI, TAGLE y LEVI, que lo abrazan a la par, diciendo HEMOS TRIUNFADO… El rostro de FEDERICI reflejo la emoción, estallando en lágrimas viriles, al ver por fin el éxito alcanzado.

Días después, en los salones del Cuerpo, se les hacia bomberos y se procedía a elegir la primera oficialidad, siendo designado Director don Salvatore Cuneo C. y Capitán, el Sr. Luigi Abba V.

Don RICARDO FEDERICI BOTTO, nos dejo en el año 1960 y hoy descansa en paz, pero las presentes y futuras generaciones de oncinos, que están y/o lleguen a nuestro cuartel siempre lo mantendrán vivo en su recuerdo, a este chileno, que tanto amó la Italia de sus padres, que pese a su modestia, alcanzo lo imposible, hizo realidad una ilusión, demostrando que la voluntad y el tesón son los motores que todo lo consiguen, señalándonos día a día, un ejemplo digno de imitar.

Todo voluntario que ingresa a las filas de la undécima debe tener conocimiento de hechos destacados que marcan la historia de la compañía y que demuestran la calidad humana y grandeza de sus protagonistas



La Bomba España hace llegar los más calurosos saludos a todos nuestro amigos u hermanos de la Pompa Italia, al cumplir su primer Centenario al servicio de la comunidad entera y deseamos mucha prosperidad para los próximos 100 años.

Felice Anniversario cari amici !



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