Adaptación de los medios hidráulicos en la extinción de incendios confinados - Part.1

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26 Jul 2012
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Todos sabemos que, para hacer frente a un incendio, hay que utilizar unos medios hidráulicos de extinción concretos, especialmente en los incendios producidos en espacios confinados.

Lo que no queda tan claro es si somos realmente conscientes de que la adaptación de los medios a las necesidades será la clave para conseguir un correcto y seguro desarrollo final del mismo. Nos asalta entonces la primera duda como bomberos…¿Qué lanza utilizar? y, ¿Cómo utilizarla?… ¿Qué diámetro es el adecuado… ¿Qué caudales y presiones son los ideales?Intentaremos responder a estas cuestiones.

Cualquiera que sea el país, comprobaremos que la elección de los medios hidráulicos se hace de modo empírico, y que a menudo, por no decir casi siempre, son la costumbre o la facilidad de acción los que deciden unos u otros. Solo la visión de un incendio de una magnitud inhabitual para el bombero provocará un cambio en la elección del material. De hecho, todos hemos oído alguna vez aquello de «si el incendio es grande, pues manguera grande…»pero claro, eso quiere decir que esa valoración está fundamentada en que hay que ver las llamas saliendo por ventanas o puertas para decidir si es grande o no, ¿No creéis? Y, además,pasando por alto la importancia y la peligrosidad de no valorar el riesgo potencial que pueden desarrollar los gases del incendio sin necesidad de ver las llamas en los primeros momentos. Si esta elección medio-necesidad es la correcta, entonces el resultado será óptimo. En caso contrario, la evolución del incendio, sobre todo en lo que afecta a la propagación y la accidentabilidad tanto de las víctimas como la de los propios bomberos, se verán seriamente comprometidas, llegando a situaciones de gravedad e incluso de muerte.

El objetivo del siguiente artículo va dirigido a comprender cómo utilizar de una forma efectiva los medios de extinción hidráulicos en un incendio confinado según el espacio físico al que nos enfrentamos. En el segundo artículo se analizarán los edificios actuales y su evolución.


Una actitud proactiva no reactiva

La siniestralidad en España o no se analiza o no se dispone de datos, cosa que dificulta la actitud proactiva del bombero con relación a este tema. No es el caso de otros países de nuestro entorno, que han sabido sacar provecho a los datos que arrojan dichas estadísticas referentes a la siniestralidad —en este caso de los bomberos—, en incendios en espacios confinados:


Estadística accidentes más relevantes incendios confinados 1994-2006

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Las nuevas realidades

Es necesario que los servicios de bomberos se adapten a las “nuevas realidades”. En el caso que nos ocupa, la dinámica de los incendios en espacios confinados ha evolucionado mucho en los últimos años por diversos factores, como son la modificación estructural en materia constructiva, con edificaciones más sólidas, o las mejoras en las condiciones de la estanqueidad y hermeticidad de nuestras viviendas, (ver tabla 1), facilitando así una mejora en el confort térmico de sus moradores, pero al mismo tiempo modificando la “dinámica del fuego” en caso de producirse un incendio en su interior justamente por eso, por la dificultad en el intercambio ventilatorio entre la atmósfera interior y la exterior.

Tabla1. Características térmicas de los materiales

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Este nuevo escenario favorece incendios que fácilmente se desarrollan mediante un gran cojín de humos producto de la combustión, tóxicos (CO y CO2) e inflamables, y que, todo ello unido al mayor potencial térmico combustible del interior de las viviendas, con grandes televisiones (no solo en una estancia, si no en cocinas o habitaciones), ordenadores, etc., hace que la dinámica del fuego se haya modificado, y se haya llegado a situaciones de incendios muy y muy potentes térmicamente hablando, en los que la técnica aprendida hasta no hace muchos años (que consistía en lanzar agua sobre lo que quemaba) tenga muchas limitaciones, obligándonos a mejorar tanto en los aspectos técnicos como tecnológicos, si queremos ser efectivos. Recomiendo leer el artículo “paquete combustible” en el que se puede comprobar este detalle.

En 1998, Stefan Särdqvist realizó un estudio sobre incendios en estructuras en la ciudad de Londres (Real Fire Data Fires in non-residential premises in London 1994-1997). En cada incendio se tomaron datos de la superficie afectada, así como del tiempo de intervención y de otros factores, y pudo constatarse que, en el 25% de los casos, estos incendios se desarrollaban de forma muy violenta. También se demostró que, en el 25% de los casos, los medios hidráulicos eran insuficientes para detener la progresión del incendio, o lo que es lo mismo, para detener laPROPAGACIÓN EN UN MOMENTO CONCRETO. Finalmente se conseguía la extinción del incendio, pero solo cuando la curva de progresión del incendio estaba en la parte decreciente, o sea cuando ya se había producido la propagación y el desarrollo total del incendio. (Ver grafico adjunto)



INICIO DEL INCENDIO CRECIMIENTO TOTAL DESARROLLO DECRECIMIENTO


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Este análisis de la extinción refleja que, en numerosas intervenciones sobre las cuales la curva de progresión del incendio se encuentra en forma creciente, y los medios de extinción de incendios luchan por conseguir una extinción rápida, ésta no es posible, debido a que no se han utilizado los medios adecuados. El hecho de que se haya logrado extinguir el incendio después de muchas horas no es una prueba de la eficacia de la acción.



Valorar para ser efectivos

Solo deberíamos realizar dos reflexiones antes de intervenir;

1. Valorar los medios de que disponemos y 2. Valorar las necesidades.

Una vez valorado lo anterior, se podrían dar 4 situaciones o escenarios posibles:

Los medios son insuficientes y nos quedamos fuera (no entrar)
Los medios son suficientes y nos quedamos fuera (no entrar)
Los medios son suficientes y entramos (entrar)
Los medios son insuficientes y entramos (entrar)

Hipótesis 1: situación en la que el responsable de la intervención conoce perfectamente los medios de que dispone en ese momento y las capacidades de su personal, y valora la magnitud y tipología del incendio. Decide no entrar e iniciar las tareas de extinción desde el exterior. Indudablemente el caudal que se utilizará será mucho más grande, pero poco importa, ya que la premisa principal está asegurada: la seguridad del personal.



Hipótesis 2: Los medios son suficientes, pero también se decide no entrar. Situación que puede venir provocada por dos cuestiones: el responsable no sabe valorar correctamente la capacidad técnica de sus medios extintores, y/o tampoco sabe valorar la potencia térmica producida por el incendio. Esta falta de capacidad técnica hace que su decisión sea dirigir el trabajo desde el exterior, cosa que ocasionará posiblemente un difícil control sobre la progresión y propagación interior del incendio, así como una demora en el tiempo total de la extinción y en este caso seguramente se quemará más de lo que se tendría que quemar.



Hipótesis 3: situación ideal: El responsable, previa valoración <<medios-necesidades>> ordena a su personal entrar en el espacio confinado incendiado. Los medios de que dispone son suficientes para asegurar efectivamente la extinción del incendio y simultáneamente asegurar a los bomberos implicados y a las posibles víctimas del siniestro en el caso de una progresión súbita y descontrolada del incendio. Los medios se adaptarán a las necesidades, efectuando el ataque desde el interior, la extinción será rápida y segura, utilizando la cantidad de agua necesaria para ello.



Hipótesis 4: El responsable valora de una forma INSUFICIENTE Y TEMERARIA la ecuación <<medios-necesidades>>. Seguramente motivado por una formación inadaptada, opta por un ataque interior exponiendo a su personal a una situación de peligro y desencadenándose una situación incontrolada y catastrófica final.



Importancia de la absorción térmica del agua

Como hemos demostrado anteriormente, una valoración acertada de la situación nos dirigirá hacia niveles de seguridad y efectividad máximos. Conocer los diferentes niveles de absorción térmica del incendio nos facilitara la comprensión de esta nueva visión técnica, ya que aquí está la clave de la cuestión: esta absorción “no es infinita” y se debe a diversos factores que hay que conocer y saber valorar. Como que un litro de agua absorbe un máximo de 2,6MW*s:

Calentar agua de 20ºC a 100ºC 0.3 MJ/kg

Vaporizar agua a 100ºC 2.3 MJ/kg

Capacidad de enfriamiento teórica 2.6 MJ/

También que no toda el agua que salga por la lanza será “efectiva” en la captura de la calor, ya que dependiendo de cómo la proyectemos (posición de la lanza) y de las características técnicas de la instalación (presión/caudal) disminuirá drásticamente este factor de absorción. Lo veremos más adelante.

Como sabemos, en un incendio confinado, una de las prioridades es el enfriamiento efectivo de los humos por la vaporización del agua, con el fin de limitar el riesgo de fenómeno térmico y de propagación súbita del incendio proporcionada por los humos calientes. Si toda el agua que proyectamos con la lanza se evapora (seria el caso al utilizar el cono adecuado y la lanza adecuada…), podríamos calcular fácilmente la potencia térmica absorbida según el caudal:

El aumento de temperatura de un gramo de agua de 15º a 100º consume 365 joules (85 calorías)
Pasar de un estado al otro (vaporización) consume 2.258 J (539cal);
Esto nos da un total de 2 614 J por gramo de agua, o lo que es lo mismo 2,614 MJ por litro de agua. Es suficiente multiplicar el caudal en litros por segundo por este valor para conocer la potencia absorbida: P = 2,614 · D/60 (D = caudal en L/min, P en megavatios)

Potencia térmica absorbida en función el caudal

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Esta tabla considera que la totalidad del agua proyectada se vaporizará totalmente (rendimiento del 100%).

El mejor rendimiento se obtiene con la posición en la lanza en « cono de ataque o de difusión » y es del orden del 90 %. Por el contrario, su alcance es reducido. Una posición en la lanza de « chorro directo » no será nada efectiva, ya que gran parte del agua proyectada sobre el incendio no se vaporizará correctamente, aunque sí dispondremos de un alcance mayor que en el anterior.

Otros datos de interés:

Una instalación hidráulica que nos proporcione un caudal de 40 L/min. nos ofrecerá una capacidad de absorción térmica cercana a los 2.5 MW.
Una instalación hidráulica que nos proporcione entre 40 y 500 L/min, ofrece un poder de absorción de calor entre los 6 MW con 150 L/min y 20MW con 400 L/min ;
Un sofá de una plaza : 1,8 MW ;
Un sofá de tres plazas : 3,5 MW ;
Unas literas de pino : 4,5 MW ;
Con todos estos parámetros podemos asegurar que la capacidad de absorción real del agua es del orden del 70 al 90% de este valor teórico (entre 1,82 MW y 2,34 MW). También debemos recordar el tiempo que el porta lanzas necesitará para introducir esta cantidad en el volumen a tratar de una forma efectiva. La destreza es, pues, parte esencial para conseguir este objetivo. Por tanto será necesario conocer las características técnicas del materialde extinción de que disponemos, así como las capacidades técnicas de nuestro personal. A continuación podemos ver una Tabla que refleja la absorción térmica del agua con los siguientes valores:

1ª línea, caudales en litros por minuto.

2ª línea, cantidad de agua por 3 segundos en litros.

3ª línea, absorción térmica (en MW) con un rendimiento teórico de 100% (2,6MW multiplicados por la cantidad de agua lanzada en 3 segundos).

4ª y 5ª línea, nos dan la absorción térmica corregida (en MW) entre el 90 y el 70%.





Importancia del potencial térmico / generación de calor

Como hemos demostrado en el punto anterior, “robarle calor” al incendio, o lo que es lo mismo, la capacidad de absorción térmica del agua no es infinita y va directamente ligada al potencial térmico o carga de fuego desarrollada por el incendio siendo este algoritmo el necesario para calcular las necesidades hidráulicas de extinción. Lo más sencillo es calcular la carga térmica mediante los dos métodos que conocemos y que radican en la valoración por el combustible y por el comburente. Esto nos facilitara dos valores que nos ayudaran a fijar un margen de maniobra.

Una vez determinada la carga de fuego, es decir, la energía total potencialmente cedida por el incendio, hay que determinar cómo se libera esta energía. La curva de generación de calor, RHR, del inglés Heat Release Rate, representa la potencia del fuego en función del tiempo.



Recordar: El calor de combustión efectivo es el ratio entre el flujo de calor liberado y el ratio de pirólisis.

Ecuación (E 2-1)

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La eficacia de la combustión se representa con el factor m: Ecuación (E 2-2)

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La velocidad de pirólisis m (t) representa la cantidad de combustible sólido que se transforma en combustible gaseoso por segundo, en [kg/s].

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Es también el ratio de pérdida de masa del combustible. La ecuación (E2-1) solamente es válida cuando el oxígeno no limita la combustión. Es muy común encontrar “velocidad de combustión” como sinónimo de velocidad de pirolisis, pero en condiciones de baja ventilación estas dos velocidades pueden no ser iguales.

En la figura [2-2] se ven tres curvas de generación de calor correspondientes a la misma carga de fuego, dado que la superficie bajo curva en ambas es la misma.

Este parámetro es seguramente el más importante para describir un incendio. El RHR influye mucho en la fase de crecimiento del fuego, controlando en una cierta medida

fenómenos como el tamaño de la zona de pirólisis, el flujo caliente de gases o la temperatura de la zona caliente. El RHR depende sobre todo del tipo y de la cantidad de combustible, de la cantidad de oxígeno disponible, pero también de muchos otros factores, como el tamaño del recinto y las propiedades térmicas de sus límites.

La única manera de estimar el RHR es la experimentación. Existen dos técnicas principales, una por perdida de masa del combustible, y otra por depleción de oxígeno. La segunda, más moderna, permite alcanzar resultados de una buena exactitud.

Esta técnica consiste en medir la concentración de oxígeno en los gases de combustión, lo que permite deducir la cantidad de oxígeno quemado. Esta cantidad, multiplicada por el calor de combustión del oxígeno, da el valor del RHR. La misma carga de fuego ardiendo a gran velocidad o haciéndolo lentamente puede dar lugar a curvas de temperatura del gas completamente distintas.

En los ámbitos relacionados con la prevención de incendios se estima que una habitación Standard, en caso de incendio puede desarrollar una potencia térmica cercana a los 500kW/m2, y una oficina entorno a 500. Nosotros tomaremos el valor más bajo, 500kW/m2. Esta estimación esta hecha mediante el cálculo calorífico medio proporcionado por el combustible sólido.
 

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Como hemos comentado en el prólogo de este artículo, en el interior de un local afectado por un incendio se creará una fuerte y rápida producción de humos (y gases del incendio) que almacenará un volumen enorme de combustible gaseoso producto de la descomposición parcial del combustible sólido en forma de gas. Es aquí donde el fenómeno de intercambio ventilatorio entre el interior y el exterior jugará un papel importantísimo en la potencia liberada (por segundo) del incendio, ya que el consumo del aire interior, y su velocidad de aportación al foco principal del incendio, potenciarán de una forma terrible la dinámica del mismo hasta cotas insospechadas y peligrosísimas, en las que la propagación súbita final será el resultado más esperado. Nos encontraremos delante de un incendio controlado por el comburente, en el que la potencia liberada no la podemos calcular entorno al combustible inicial, sino por el comburente interior acumulado.



Curiosamente este fenómeno también ocurre en los grandes incendios forestales (GIF) en los que la entrada de viento modifica súbitamente la dinámica del mismo, produciendo dramáticos resultados como los sufridos en el incendio forestal en Guadalajara en el año 2005 (11 muertos), o el más reciente de julio del 2009 en Horta de Sant Joan, en Cataluña, con 4 bomberos muertos.



Cómo afecta la ventilación

Ventilación

La ventilación, que provee el oxígeno, constituye un parámetro muy importante:

En la fase de ignición, el oxígeno está disponible y la evolución depende sobre todo del combustible y de la fuente de calor inicial. Después hay dos posibilidades:

Si hay bastante oxígeno, el fuego está controlado por el combustible
Si no, el fuego está controlado por el oxígeno, que entra en el recinto mediante las diferentes aperturas de que disponga éste.
Ambas fases pueden verse ilustradas en la Figura 4.2, y 4.3, que contiene gráficos de la velocidad de combustión frente al parámetro de la ventilación Aw √h, con Aw como el área de abertura y la altura de la abertura (h). Se muestran los gráficos para distintas densidades de carga de fuego. Comenzando por el lado izquierdo de la figura, en la fase controlada por la ventilación, con el parámetro de la ventilación en aumento, la velocidad de combustión aumenta hasta alcanzar su valor límite, que a su vez está determinado por la densidad de la carga de fuego, y después permanece aproximadamente constante (fase controlada por el combustible).

Figura 4.2. Velocidad de combustión para distintas densidades de carga de fuego


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La regla de Thorton indica que la combustión de un gramo de oxígeno desarrollará una potencia térmica de 13460 Joules. También sabemos que en un m3 de aire en condiciones atmosféricas normales tenemos 280g de oxígeno, y que dicha combustión se verá afectada por dicho consumo de aire, aire que en nuestro entorno se encuentra en concentraciones del 21% (de oxígeno), y que si esta concentración desciende a valores del 14%, el fuego no es posible. Esto nos ofrece un valor para calcular que en este 21% de oxígeno disponemos de 1/3 utilizable para la combustión, y si sabemos que en un m3 de oxígeno tenemos 280gr, deducimos que solamente 93gr serán utilizados para la combustión.

Con 93gr de oxígeno utilizable, nuestro m3 de aire podrá producir:

Q=13460*93=1256000 J

Si esta energía se produce en un segundo, generara entonces:

P=Q/t=1256000W (1,256MW)

Hemos podido ver la potencia para un 1m3, pero estimar el volumen de un local no es tarea fácil. Vamos a intentarlo.

Sabiendo que la mayoría de las habitaciones disponen de techos a una altura de 2.40m, vamos a acercar este valor en función de la superficie disponible, obteniendo una estimación del orden de 1,256MW x 2,40 = 3MW/m3. Este valor depende también de la temperatura del aire, pero con este valor de 3MW, disponemos de un estimación lo más cercana posible a la realidad.

Tenemos, pues, un gran margen, ya que el cálculo por el combustible nos da 0,5MW / m2, o sea 6 veces menos. Pero al mismo tiempo, este potencial térmico de 0,5MW concierne sólo a la estimación valorada sobre el material combustible sólido y no sobre el peligro potencial aportado por el volumen de gas del interior del recinto. Sin embargo, con el fin de tener datos más realistas, vamos a optar por 3 estimaciones térmicas: el valor por el combustible (0,5MW / m2), el valor por el comburente (3MW / m2) y un valor intermediario (1,25MW / m2).


Sobreponer las curvas

Nos queda ahora comparar el potencial térmico producido con el potencial térmico absorbible. Para esto vamos a utilizar dos gráficos, realizados con la aplicación informática Excel. De los dos vamos a trazar las estimaciones térmicas emitidas con respecto a la superficie disponible.

Tendremos tres curvas:

Azul que mostrará la evolución del potencial térmico con la hipótesis más baja que hay, 0,5MW / m2;
Verde, que será realizada con la hipótesis media, 1,25MW / m2;
Roja, con la hipótesis alta, 3MW / m2.
Sobre el primer gráfico con estas tres curvas, sobrepondremos las capacidades de absorción, con respecto a caudales cercanos a un rendimiento del 70 %. Trazaremos la capacidad de absorción a 50 lpm, 100 lpm, luego de 100 en 100, hasta 1000 lpm.

Sobre el segundo gráfico, sobrepondremos las capacidades de absorción, con los mismos caudales pero con rendimiento del 90 %.




Cómo utilizar los gráficos

Es bastante simple. Si consideramos que el personal es muy competente, utilizamos el gráfico con rendimiento de utilización de la lanza al 90 %, si no utilizaremos el rendimiento de lanza al 70 %. Luego bastará con mirar la superficie máxima del local que hay que tratar (eje inferior de los gráficos) y de subir hasta la curva de potencia térmica que se escoge. Tendremos así el potencial térmico generado por el fuego y el caudal mínimo requerido que deberá ser utilizado. Pero atención con la curva de potencial térmico elegido

La línea azul contempla unos valores mínimos que subestiman el potencial térmico de los incendios confinados actuales. En efecto, esta estimación (0,5MW / m2) está basada en una estimación por el combustible, mientras que los incendios confinados actuales son dependientes del comburente y utilizar esta estimación azul es particularmente peligroso!
La línea roja refleja una estimación térmica extrema. Aquí englobaremos a aquellos incendios SOBRE VENTILADOS; por ejemplo incendios de gran altura en los que la sobre ventilación es total y incontrolada, motivada por la entrada masiva de aire por diferentes ventanas o situaciones similares o los que la entrada del aire modificará incontroladamente la dinámica del incendio y afectando directamente a la potencia liberada en esos momentos que se incrementará drásticamente.
Las líneas verdes son utilizables en la mayoría de los casos. Ofrecen una buena idea de las potencias térmicas en que los nos podemos encontrar en la actualidad, esto nos ayudará a saber elegir los medios extintores adecuados (agua y/o control de la ventilación del recinto) para asegurar una extinción óptima preservando la seguridad de los bomberos.


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Algunas consideraciones finales…

Según lo expuesto anteriormente, es evidente que el potencial térmico aumenta muy rápidamente, cualquiera que sea la curva elegida y cualquiera que sea el método de cálculo. La utilización de instalaciones hidráulicas con caudales limitados como máximo a 200 lpm nos acercará temerariamente hacia la hipótesis más peligrosa: sobrestimar el incendio utilizando las curvas azules y sobreestimar la competencia del personal con un rendimiento del 90 % es todavía más arriesgado, y no digamos en la hipótesis más extrema, en la que se puede ver que la efectividad de dichos caudales es superada a partir de 47m2, como veremos en el artículo siguiente, poniendo en grave riesgo a los bomberos intervinientes.

Remarcar también que estos resultados obtenidos en los gráficos validan el método de ataque conocido como"ataque combinado o masivo” (proyectar gran volumen de agua durante un tiempo muy corto para la captación térmica MÁXIMA en pocos segundos). En efecto, el ataque masivo, o, como es conocido en Francia, Z- O-T (Crayonnage o escritura), o “Blitz Atack” en EEUU, es practicado con caudales más elevados y nos permite luchar contra incendios en locales superiores a 40m2. Si tomamos las curvas verdes, y si miramos la superficie que es posible tratar a 500lpm, en 3 segundos (duración de trazo de la letra Z) efectivamente obtenemos superficies comprendidas entre 37 y 47m2. Pero esto nos siempre efectivo, como podremos ver a continuación, ya que siguiendo las observaciones hechas por el experto Paul Grimwood, y que encontramos en los documentos americanos, en superficies mayores de 40 o 50m2, hasta una lanza a 500lpm será insuficiente. La argumentación a esta reflexión viene dada por dos cuestiones: primero por la capacidad de absorción del agua que utilizamos en ese momento y el volumen afectado en el incendio, y segundo por las características técnicas de la lanza, que tampoco facilitarán dicha acción. Una zona de 60m2 no podrá ser inertizada eficientemente con un caudal de 500lm.

Nos debería quedar claro que las curvas azules (estimación mínima) consideran el potencial térmico solamente del material combustible sólido que se encuentra en la superficie del recinto. En el caso de las estimaciones por el comburente (curvas rojas), se corresponden mucho mejor a los incendios actuales, y sus volúmenes y estimaciones nos arrojan consignas mas claras.



Conclusión

Una valoración rigurosa de la superficie afectada en un incendio debe bastar para que el responsable de la intervención elija los medios hidráulicos necesarios. Por supuesto que en el 90% de los casos el uso de muy pococaudal es más que necesario para extinguir la mayoría de incendios, pero se nos escapa ese 10% tan peligroso en los que la velocidad de propagación es extrema, y donde se pone a prueba si dicha valoración inicial se ha realizado con efectividad, o si, por el contrario, ha sido ineficaz, dando como resultado que en la mayoría de casos, se quema más de lo que se tendría que quemar. O lo que es peor, terminamos por lamentar daños personales que pueden ser irreparables.



Sigfrido Ramos

Oficial bomberos Ayuntamiento de Badalona

Coordinador del grupo de Instructores en Fenómenos Térmicos de Badalona

Formateur en simulateur d’embrasement géneralisé éclair (Yvelines – France)



Bibliografía

GNR « Explosion de fumée – embrasement Généralisé Eclair » de DDSC de
Février 2003.
GNR Equipe en Binôme : utilisation des lances de DDSC de août 2007
Guide du formateur : « l ‘intervention des sapeurs pompiers lors des feux en
volume clos ou semi ouvert du 12/12/2000.
« Méthode d’intervention sur les feux en volumes CLOS ou SEMI-OUVERTS » de
Groupe de travail accident thermique DDSC
« Moyens et Méthodes pour l’attaque du feu » version 1.00c de Pierre Louis
LAMBALAIS, Fabrice CHARTIER, et Franck GAVIOT BLANC.

www.flashover.fr

www.firetactics.com

Report 7003/2009 – Paul Grimwood - FireSafetyEngineer.com Beyond the Room & Contents Fire
Acciones térmicas y mecánicas; L.G. Cajot, M. Haller & M. Pierre PROFILARBED S.A, Esch/Alzette, Gran Ducado de Luxemburgo
 

Elkete

Comandante de Guardia
Miembro
Miembro Regular
Buen artículo.....en resumidas cuentas, si no se envía el caudal adecuado el incendio será "controlado" en unas cuantas horas, pero la idea de llamar a los bomberos es que estos detengan la propagación del incendio en cuanto llegan.

Lo más conveniente es dotar al bombero del pitón más versátil posible, aquel que permita enfrentar desde un par de piezas de una casa habitación a un sector de un supermercado o bodega, esta es la cachota de 95 a 250 gpm (350 a 950 lpm).

Así con dos pitones de 95 a 250 gpm se eliminan todos los demás pitones del carro, simplificando el entrenamiento y las operaciones, solo hay que cuidar de enseñar como se selecciona el caudal y como se calcula la presión en la bomba.