El gran incendio
Valdivia nació bajo los signos del fuego y el agua; no podía ser de otra manera. Los bosques proveyeron la leña y la madera en abundancia y su presencia prevalece hasta nuestros días, mientras los ríos sirvieron a la comunicación.
Por ello la ocurrencia de incendios ha sido la constante, a lo largo de los siglos. Si hasta el Presidente Germán Riesco, debió huir a medio vestir cuando en 1904, se quemó la Intendencia donde pernoctaba.
De todos, el más importante, ocurrió en la madrugada del 13 de diciembre de1909.
Para entender la magnitud del siniestro, baste saber que se quemaron completamente 18 manzanas de la ciudad, y por cierto las más importantes.
A pesar que hoy no existen las calles Adriasola, de Lorca, o el callejón de La Piedad, para situar al lector en la superficie devastada indicaré en forma aproximada las calles actuales, que mantienen sus nombres. Desde el inicio de avenida Prat hasta el sector del Helipuerto. Toda la edificación a ambos lados de Chacabuco hasta San Carlos y la calle Picarte en sus dos costados. Se quemaron hasta las lanchas surtas en el río Valdivia.
Las pérdidas estimadas en 20 millones de pesos, mostraron el espíritu previsor de los valdivianos, pues las compañías de seguro pagaron 12 millones.
El diario "El Correo de Valdivia" se quemó también. A la vez ardió la imprenta del diario "El Comercio". Se destruyó la prensa de "La Aurora" pero un suplemento de ella se imprimió a las pocas horas en la Casa Lampert.
Los bomberos acudieron de La Unión, Osorno, Temuco, Gorbea y Loncoche y junto a ellos trabajaron cien obreros de la maestranza de ferrocarriles.
Sin desgracias personales, ardieron 117 construcciones, 98 casas de comercio, con 92.000 m2 de superficie.
El presidente Pedro Montt con su ministro Ismael Tocornal llegaron a la ciudad y destinaron como indemnización medio millón de pesos.
Debe comprenderse que este golpe al corazón de Valdivia, le ocurría en uno de sus momentos de mayor esplendor, donde florecía el progreso y se habían consolidado con creces los mejores sueños de los colonos alemanes.
Hubo lágrimas especialmente por los recuerdos perdidos, pero la dignidad y el orgullo no dieron lugar a lamentaciones. En Santiago se comentó el hecho que los valdivianos agradecían la solidaridad pero que declaraban con firmeza, "no necesitar ayuda de nadie".
En corto tiempo se diseñaron calles más amplias, y mejores edificios, algunos de cuyos exponentes todavía están presentes en nuestro centro urbano y la costanera.
Nuevamente se reconstruyó la catedral, la Intendencia y las oficinas públicas y, las casas comerciales levantaron modernos locales.
Fuente: El Diario Austral de Valdivia

Valdivia nació bajo los signos del fuego y el agua; no podía ser de otra manera. Los bosques proveyeron la leña y la madera en abundancia y su presencia prevalece hasta nuestros días, mientras los ríos sirvieron a la comunicación.
Por ello la ocurrencia de incendios ha sido la constante, a lo largo de los siglos. Si hasta el Presidente Germán Riesco, debió huir a medio vestir cuando en 1904, se quemó la Intendencia donde pernoctaba.
De todos, el más importante, ocurrió en la madrugada del 13 de diciembre de1909.
Para entender la magnitud del siniestro, baste saber que se quemaron completamente 18 manzanas de la ciudad, y por cierto las más importantes.
A pesar que hoy no existen las calles Adriasola, de Lorca, o el callejón de La Piedad, para situar al lector en la superficie devastada indicaré en forma aproximada las calles actuales, que mantienen sus nombres. Desde el inicio de avenida Prat hasta el sector del Helipuerto. Toda la edificación a ambos lados de Chacabuco hasta San Carlos y la calle Picarte en sus dos costados. Se quemaron hasta las lanchas surtas en el río Valdivia.
Las pérdidas estimadas en 20 millones de pesos, mostraron el espíritu previsor de los valdivianos, pues las compañías de seguro pagaron 12 millones.
El diario "El Correo de Valdivia" se quemó también. A la vez ardió la imprenta del diario "El Comercio". Se destruyó la prensa de "La Aurora" pero un suplemento de ella se imprimió a las pocas horas en la Casa Lampert.
Los bomberos acudieron de La Unión, Osorno, Temuco, Gorbea y Loncoche y junto a ellos trabajaron cien obreros de la maestranza de ferrocarriles.
Sin desgracias personales, ardieron 117 construcciones, 98 casas de comercio, con 92.000 m2 de superficie.
El presidente Pedro Montt con su ministro Ismael Tocornal llegaron a la ciudad y destinaron como indemnización medio millón de pesos.
Debe comprenderse que este golpe al corazón de Valdivia, le ocurría en uno de sus momentos de mayor esplendor, donde florecía el progreso y se habían consolidado con creces los mejores sueños de los colonos alemanes.
Hubo lágrimas especialmente por los recuerdos perdidos, pero la dignidad y el orgullo no dieron lugar a lamentaciones. En Santiago se comentó el hecho que los valdivianos agradecían la solidaridad pero que declaraban con firmeza, "no necesitar ayuda de nadie".
En corto tiempo se diseñaron calles más amplias, y mejores edificios, algunos de cuyos exponentes todavía están presentes en nuestro centro urbano y la costanera.
Nuevamente se reconstruyó la catedral, la Intendencia y las oficinas públicas y, las casas comerciales levantaron modernos locales.
Fuente: El Diario Austral de Valdivia