
Un incendio ha arrasado esta noche el islote de s'Espalmador, un paraíso natural situado al norte de la isla de Formentera.
El origen de las llamas habría sido una bengala lanzada desde una embarcación que se encontraba fondeado junto al islote, y que habría caído en la zona sureste, entre el mar y el charco de fango que da fama a la isla. La Guardia Civil de Formentera ha localizado la embarcación, de bandera alemana, y ha detenido a un italiano de 43 años como presunto responsable del lanzamiento.
S'Espalmador es un territorio de tres kilómetros de largo por 800 metros de ancho, protegido por numerosas figuras medioambientales, y que forma parte del Parque Natural de ses Salines.
No se puede acceder por carretera y los medios aéreos no pueden actuar de noche, por lo que se ha habido que movilizar los efectivos de extinción por vía marítima. Entre ellos las dos embarcaciones que Salvamento Marítimo tiene en la isla de Ibiza, a once millas del islote. Según informa el Consell de Formentera, la 1.30 horas ya se ha podido dar por estabilizado el incendio.

El fuego se originó poco después de las once de la noche, y a los pocos minutos las llamas ya eran visibles desde la vecina isla de Ibiza.
Mark Stucklin, yerno de uno de los propietarios del islote, asegura que los daños están siendo considerables, y que el fuego podría haber arrasado una gran parte de la vegetación de la isla, formada principalmente por sabinas.
S'Espalmador es uno de los lugares más bellos de la costa balear, pero también uno de los más visitados. Cada día decenas de embarcaciones fondean a escasos metros de su arenal. Su mayor atractivo es una actividad prohibida: los baños de lodo. Popularizados en nuestro país en anuncios como el de Estrella Damm o películas como Lucía y el Sexo con una embarrada Paz Vega. Aunque la verdadera campaña la hacen los numerosos famosos que cada verano atrapan los paparazzis bañados en lodo, como Paris Hilton o el Príncipe Guillermo.
Hace casi un año los propietarios anunciaron que ponían el islote a la venta por 24 millones de euros ante la imposibilidad de hacerse cargo de su protección por culpa de la presión turística y los atentados constantes contra el Medio Ambiente.
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