España Seis parques de bomberos luchan sin cuartel contra un incendio en Etxebarri

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El fuego, desatado en un pabellón que alberga 40 empresas, obligó a desalojar a medio centenar de trabajadores y afectó a tres bomberos
LEIRE PÉREZ| HELENA RODRÍGUEZEtxebarriMartes, 1 octubre 2019, 01:24
Una veintena de profesionales de seis parques de bomberos de Bizkaia se enfrentaron ayer a un pavoroso incendio, declarado sobre las 13.30 horas en un pabellón industrial de Etxebarri. Durante horas, sus esfuerzos resultaron inútiles para hacer frente a unas llamas que comenzaron en una lonja que servía de almacén para cientos de bicicletas, motos y coches eléctricos de la empresa Nuuk. En las labores de extinción, que continuaban al cierre de esta edición, tres bomberos resultaron afectados. El primero, sufrió un golpe de calor y fue atendido en el lugar. Dos de sus compañeros, que cayeron víctimas del cansancio extremo y del humo, fueron evacuados a los hospitales de Basurto y Galdakao, según confirmaron fuentes de la Diputación.

El dispositivo comenzó a las 14.00 horas, después de que los trabajadores de una ebanistería ubicada en el edificio, situado a pie de la N-634, diesen la voz de alarma y advirtiesen de que estaba saliendo humo de una de las lonjas vecinas. «Olía a quemado en una empresa de bicis. Hemos llamado a los dueños de la empresa, aquí en Etxebarri. Cuando han venido y han abierto el portón ha empezado a salir más humo, hemos oído varias explosiones y hemos visto que era más grave de lo que parecía», relataba Pedro Pérez, empleado de la carpintería Moncada.

En cuestión de minutos el fuego se propagó y terminó con alrededor de 500 bicis y motos eléctricas, así como una decena de coches de pequeñas dimensiones. Pero, además, la intervención se complicó por la existencia de baterías de litio y plomo, además de otros componentes químicos. Mientras, agentes de la Policía Local desalojaban a medio centenar de trabajadores y alejaban a los curiosos de las inmediaciones del edificio.

Pronto los expertos se dieron cuenta de que el incendio iba a ser de los complicados. La presencia de baterías de litio, peligrosas por sus componentes, llevaron a última hora de la tarde a cambiar de táctica para no poner en peligro a los bomberos. También se solicitaron refuerzos para atajar con una «escala» el fuego desde arriba. Durante unos minutos se llegó, incluso, a cortar el tráfico en la N-634.

A 200 grados
Las «altas temperaturas registradas en el interior, de alrededor de 200 grados» complicaron la actuación y obligaron a trabajar «poco a poco». «Se va a alargar en el tiempo, hay que apagar el incendio», advirtieron desde la Diputación, que movilizó efectivos llegados de seis parques, entre ellos el de Artaza, Derio, Urioste, Basauri, Iurreta e incluso Bilbao. Se trabajó a relevos y a un ritmo extenuante al que no ayudaron los muchos grados que se registraron en la jornada de ayer.

La densa humareda que salía del pabellón era visible desde muchos lugares, no solo desde Etxebarri; también de las poblaciones cercanas. Los vecinos de la zona estaban visiblemente alarmados, temerosos de que hubiera peligro. A media tarde, responsables del departamento de Salud Pública del Gobierno vasco junto al alcalde de Etxebarri, Loren Oliva, recorrieron en coche el municipio para conocer si había riesgo para la población. Según indicó el regidor, «no hay que preocuparse, no hay problemas». Aún así, el Consistorio optó, como «precaución», por recomendar a los residentes de viviendas cercanas que «cerrasen las ventanas».

Responsables de Nuuk, la empresa donde se habría iniciado el incendio, explicaron a EL CORREO que no desconocían lo qué había podido pasar. «Cuando nos han avisado no hemos podido ni entrar y ya han llegado los Bomberos», relataron. En el inmueble pegado a la N-634 se congregan alrededor de cuarenta empresas de diferentes sectores, desde carpinterías, hasta el almacén de Elkar e incluso dos aparcamientos de autocaravanas. Los trabajadores de otras de las firmas instaladas allí lamentaban lo sucedido. «Somos autónomos, esto nos lleva a la ruina. A ver ahora qué hacemos», lamentó el responsable de una fontanería. El propietario de un almacén de vino también se dolía: «Para apagar las llamas están tirando litros y litros de agua. Así se me va a arruinar la cosecha».


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