QUERONQUE A 30 AÑOS DE UN APOCALIPSIS

Nacho

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Queronque; Un atentado por la "libertad de Chile" de FPMR , Robo de cables de comunicación (cobre) por Ladrones y receptadores, y un turno mal entregado actuando sin preguntar EFE ,para que se diera lo que ni Dante podría describir pasajeros de dos trenes que no imaginaba que iban al apocalipsis un destino que le fraguaron causas e intereses mezquinas, ,un lugar sin acceso, Carabineros,PDI y Bomberos se dividen la zona para buscar respuesta a un aviso que no se sabe quien lo dio y un piloto de la Armada que efectúa una maniobra arriesgada para indicar el punto exacto a los Bomberos. imagino el Stress post traumatico de todos lo que partieron en auxilio de las victimas, recuerdo claramente la información de TVN, y luego la !"información oficial" que indicaba 58 fallecidos ¿cuantos heridos murieron después?, años después un Bombero me decía " No fuero 58 muerto , fueron muchos mas " " y cuantificaba sobran brazos piernas y cabezas para ser 58.

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http://www.elbombero.cl/foro/threads/a-24-aÑos-de-la-tragedia-de-queronque.18206/
 
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Bombero limachino recuerda la tragedia de Queronque
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BY JOSE MOLINA ON 17 FEBRERO, 2015FAVORITOS, LIMACHE
Ya han pasado 29 años desde la horrible tragedia ferroviaria de Queronque que costó la vida de decenas de pasajeros y en su mente aún continúan frescas las imágenes que le toco presenciar en aquella fatídica tarde del 17 de febrero de 1986.

Se trata de Luis Pastene Silva, maquinista rentado de la segunda compañía de Bomberos de Limache y quién el año de la tragedia era voluntario de la misma unidad siendo elegido por el destino para ser el primero en llegar hasta el lugar donde dos automotores se abrazaban mortalmente, a cuatro kilómetros de la estación de Limache.

“Esa tarde estaba listo para tomar once cuando de pronto sonó la sirena. Salí corriendo en dirección a la compañía tomando la conducción de carro de transporte Dodge. Junto a mi abordaron los voluntarios Ricardo Valenzuela, Rafael Gahona, los hermanos Rodrigo y Alvaro Mañez y el capitán Luis Moraga Ahumada” recordó Luis Patene. “Nuestra información fue que debíamos verificar un posible accidente de trenes y con esa misión partimos rumbo a Queronque”.

El maquinista de la segunda compañía recuerda que a la altura de la casona de los Eastman, en la entrada de Los Laureles se unió con un furgón de Carabineros y una patrullera de investigaciones conformando una caravana que velozmente inició su marcha. “No había un camino definido, avanzamos hasta que llegamos al puente Queronque, al que pasamos por debajo y a la altura de la antigua medialuna tanto Carabineros como la patrullera de investigaciones tomaron hacia la izquierda mientras yo opte por seguir derecho”.

Pastene recuerda que tras avanzar varios metros en medio de los cerros cubiertos de espinos hubo algo que llamo poderosamente su atención “de pronto veo en el cielo una avioneta de la Armada que comenzó a volar sobre nosotros. Se puso arriba del carro y empezó a bajar casi en picada sobre un lugar que no veíamos debido a los cerros. Salía, giraba y volvía a picar sobre el mismo lugar. Así comprendí que nos estaba indicado donde estaba el choque”.

Tras avanzar algunos metros y luego de alcanzar el sitio marcado por el avión, Luis Pastene y la tripulación del carro bomberil descendieron del vehículo y lo que apareció ante sus ojos fue una imagen que 29 años después no olvida “Ahí estaban los carros, abrazados, con heridos por todos lados. Recuerdo que tras bajar corriendo les pedí a los demás voluntarios que no ingresaran a los carros pero hubo algunos que fue lo primero que hicieron quedando tan choqueados que salieron corriendo rumbo al cerro”.

El relato del maquinista bomberil continua… “como ya comenzaba a oscurecer le pedí a Ricardo Valenzuela que cortara ramas de espino y con ellas hiciera algunas fogatas para alumbrar el sector. Rápidamente empezamos a reunir a diversos heridos a los que subimos al carro para trasladarlos al hospital y justo cuando íbamos partiendo venia llegando el furgón de los Carabineros con el capitán Alejandro Palacios” .

Tras dejar los primeros heridos en el centro asistencial, Luis Pastene vivió una primera experiencia que aún recuerda nítidamente “había un caballero de terno oscuro, con un maletín tipo James Bond al que al ayudar a bajar del carro pego un agudo grito de dolor indicando que tenía las costillas quebradas. Y de repente parte a tomar la micro para irse a su casa… lo tomé y lo ingresé al hospital…estaba en estado de schok”.

Muchas son las imágenes de Luis Pastene recuerda perfectamente “había un caballero que andaba todo cubierto de sangre y su única preocupación era encontrar su maletín con herramientas o el caso de una niña que lloraba junto a su madre, que había muerto en el lugar, pero que ella aseguraba que aún estaba viva por todavía estaba calentita”.

Tras haber trabajado duramente por varias horas fue cerca de las tres de la madrugada cuando mental y físicamente sucumbió “a esa hora yo no pude continuar. Me sobrepaso ver tanta tragedia, tantos muertos… me dio pena y dolor ver los cadáveres de tanta gente que venía alegre de un paseo y termino de esa manera…es muy triste.”

Pastene afirma que tras la tragedia quedó muy mal, anímica y mentalmente “Estuve como 4 días sin comer porque aun sentía el olor de la sangre, me costaba dormir y despertaba con pesadillas, sentía los gritos de quienes pedían auxilio.” “Nosotros fuimos como Bomberos pero nos vimos totalmente sobrepasados. Fue una gran sensación de impotencia. Bomberos en materia de rescate no tenía nada, estábamos en pañales, llegamos a Queronque con un chuzo y una pala. Pero esto finalmente sirvió para que se unieran y crearan grupos de rescate, se hicieran cursos y hubiese una mejor preparación.”

Finalmente y tras 29 años de ocurrida la tragedia, Luis Pastene reflexiona sobre el tema “a nosotros los bomberos, de las 3 compañías que trabajamos en el accidente, nos quedó una sensación de satisfacción al haber aportado un grano de arena ante la magnitud de los hechos. No teníamos prácticamente nada sólo las ganas de ayudar y hacer las cosas. Tal vez, al sacar a alguien de entre los fierros contribuimos a salvar la vida de esa persona.”

Luis Pastene Silva, uno de los tantos héroes anónimos de la tragedia de Queronque sigue fiel a su compromiso de ayudar al prójimo y no duda un instante en correr y ponerse tras el volante de alguna de las dos unidades de la segunda compañía de Bomberos para responder al llamado de la sirena que cada cierto tiempo clama al viento que alguien, en algún sector de Limache, está requiriendo ayuda.

 
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A 30 años de la tragedia de Queronque, rescatista revive impactante hecho

miércoles, 17 de febrero de 2016

HERNÁN CISTERNAS ARELLANO
Nacional
El Mercurio

Sin las tecnologías actuales, bomberos y ambulancias tuvieron dificultades para localizar el sector despoblado de la colisión.




El choque frontal de dos trenes, que por una falla humana y de comunicaciones fueron puestos en marcha por una misma vía, dio lugar hace exactamente 30 años a la peor tragedia ferroviaria en la historia de Chile. El 17 de febrero de 1986, en la curva Aranda, a un kilómetro del puente Queronque, entre las estaciones de Limache y Peñablanca, 58 personas murieron y 510 resultaron lesionadas -111 de ellas graves-, y algunas, con secuelas por el resto de sus vidas.

Al mediodía de hoy, familiares de las víctimas se reunirán en el lugar de la colisión para recordar a sus deudos y participar en un acto litúrgico. Como el sector sigue siendo un lugar de gran aridez y despoblado -que fue la gran complicación que enfrentaron los equipos de emergencia para rescatar a los accidentados-, Metro Regional Valparaíso dispondrá un tren especial para los parientes, que saldrá a las 11:00 horas desde la estación de El Belloto.

Esta fecha genera también recuerdos especiales e impactantes al bombero limachino Luis Pastene Silva, quien en esa fecha tenía 23 años y fue el primer rescatista que pudo llegar al lugar de la tragedia. Luego de internarse por lomas y cerros, donde lo único que había eran huellas y espinos, logró conducir el carrobomba al punto más cercano del accidente y desde allí orientar a las ambulancias y al resto de los equipos de emergencia.

Recuerda que a las 20:20 horas de ese domingo recibió la orden, como maquinista de la bomba, de ir a investigar un posible accidente de trenes.

"Una señora Juanita, que vivía en el asentamiento Los Laureles y que estaba recogiendo leña, llegó en carretela hasta Limache para informar del accidente. Había que ir a ver si era efectivo. En lo mismo andaba una patrulla de Carabineros, a cargo del capitán Alejandro Palacios, y un auto de investigaciones, con su jefe Omar Acuña. Ellos doblaron hacia la izquierda, hacia el puente Queronque, y yo seguí derecho hacia la loma".

Pastene indica que "en ese momento vimos una avioneta de la base naval de El Belloto que se puso sobre nosotros. La hora no era la adecuada para volar, por la poca luz que había. Nos llamó la atención que volvía sobre nosotros, picaba en la quebrada y otra vez pasaba sobre el carrobomba. Eso lo repitió varias veces. Captamos que nos estaba mandando un mensaje sobre el lugar del accidente. Subimos la loma, nos asomamos y vimos que estaba la escoba".

Recuerda que "fuimos los primeros en llegar. Junto a la línea férrea había cientos de personas sentadas, ensangrentadas, varias moribundas. Era tanta la gente que uno no sabía por dónde empezar, qué hacer. A los bomberos más jóvenes les dijimos que no ingresaran a los carros, pero igual lo hicieron. Quedaron choqueados. Era demasiado fuerte la imagen de personas entre los fierros retorcidos, miembros cercenados, gente incrustada en las ventanas". Para orientar a las unidades de rescate, cortaron pinos y encendieron una fogata.

58
personas perdieron la vida en el accidente de 1986, en Queronque

45
víctimas cobró una tragedia en San Bernardo, en 1955

19:45
fue la hora de la colisión. A las 20:20 se inició la búsqueda del lugar del accidente

A 30 años de la tragedia de Queronque, rescatista revive impactante hecho

http://impresa.elmercurio.com/Pages...17&dtB=17-02-2016 0:00:00&PaginaId=5&bodyid=3
 

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Para no olvidar: Queronque, la tragedia ferroviaria más grave de la historia del ferrocarril chileno


Al igual como lo ocurrido en España, Chile no ha estado exento de accidentes ferroviarios de magnitud, cuyo último evento grave fue el ocurrido en el sector de Queronque en la Quinta Región.

El accidente se produjo en la zona de Queronque, sector ubicado entre Limache y Villa Alemana, en el interior de la región de Valparaíso, cuando dos convoyes chocaron frontalmente. De los cerca de mil pasajeros involucrados, 58 fallecieron, aunque hay cifras de la época que hablan de hasta 63 muertos.

Un video de TVN que reproduce The Clinic Online recuerda las duras escenas de la catástrofe.


Reportaje del programa Testigo Ocular de Canal 13


Trailer documental: Destino Queronque


Choque de trenes de Queronque: la mayor tragedia ferroviaria en la historia de Chile
En febrero de 1986 dos trenes que transportaban a mil pasajeros chocaron frontalmente en los alrededores del puente de Queronque, en la V Región. El saldo fue de más de 100 muertos y 510 heridos

En la tarde del lunes 17 de febrero de 1986 se produjo la peor tragedia en la historia ferroviaria de Chile: el tren expreso AES-16 que viajaba desde Valparaíso hacia la estación Mapocho de Santiago chocó de frente con el automotor AES-9, que venía con tres vagones desde Los Andes hacia Valparaíso. La espantosa colisión se tradujo en más de 100 muertos (hasta el día de hoy no se sabe la cifra exacta de fallecidos) y 510 heridos.

El accidente, que se produjo en el sector del puente de Queronque, entre las estaciones de Peñablanca y Limache, ocurrió justo en el centro de una curva. El choque frontal de ambos trenes, que transportaban cerca de mil personas en total, fue de tal magnitud que las máquinas quedaron incrustadas entre sí, formando una masa retorcida de metal. Sólo a las 7 de la mañana del martes 18 de febrero se logró separar ambos trenes e iniciar el rescate final de los fallecidos, muchos de los cuales no pudieron ser reconocidos posteriormente porque quedaron literalmente triturados entre los asientos delanteros y los fierros de los vagones.



El pasajero Ricardo Orellana, uno de los sobrevivientes del accidente, recordó que “nos detuvimos en Peñablanca unos 5 minutos. Diez minutos más tarde se produjo el choque y, con el impacto, todos nos fuimos al suelo. La gente quedó atrapada entre fierros retorcidos y muchos gritaban y lloraban. Todo parecía un infierno. Había mucha gente sangrando y cuerpos mutilados por todos lados”.

El periodista Marcelo Simonetti, quien llegó al lugar como reportero en práctica del diario “La Estrella”, agrega que “la escena era dantesca. La gente estaba tirada en el piso o atrapada, y había como olor a muerte, algo que jamás había sentido antes”.

Jaime González, funcionario de Ferrocarriles del Estado que también sobrevivió al espantoso choque, recuerda que “hubo un silencio espantoso y todo estaba lleno de tierra. Los pasajeros sobrevivientes, algunos en precarias condiciones físicas, comenzaron a ayudarse entre sí. Los que estábamos mejor bajamos a los otros. Luego empezó a llegar mucha gente para ayudar, y ahí pude ver la nobleza del ser humano, pero también la bajeza, porque algunos saquearon a los muertos y a los que estaban mal”.

Razones del accidente

Las causas del accidente fueron varias. El día de la tragedia existía una sola vía férrea para la circulación de los trenes que corrían en ambos sentidos, ya que el puente cercano al sitio del suceso estaba siendo sometido a reparaciones a raíz de un atentado terrorista perpetrado en 1985. Además había sido afectado por los temporales. El sistema de comunicaciones, que databa de 1928, no era el óptimo y el teléfono estaba en mal estado. El sistema de señalización eléctrica tampoco funcionaba y se dice que pocos días antes se habían robado los cables del teléfono interno.

El cineasta porteño Roberto Mathews, autor del documental “Destino Queronque” (2009) y quien investigó en profundidad el caso, afirma que probablemente la causa basal que originó el choque “fue que el encargado no avisó que venía el otro tren. Pero la razón real fue la osadía humana, eso de usar sólo una vía, y justo en una curva. Además existe un testimonio de ex funcionarios de Ferrocarriles que explicaron que los trenes se desplazaban por una sola vía debido a que los contratistas que ejecutaron algunas obras en el lugar no habían dado la autorización para ocupar la otra línea, a raíz de que aún no les pagaban por el trabajo”.

Si bien el saldo oficial de fallecidos fue de 58 muertos, muchos aseguran que los muertos sobrepasaron el centenar. “Las autoridades de la época mintieron, porque fueron sobre 100 las personas que fallecieron”, aseguró Jaime González. Roberto Mathews, en tanto, agrega que “yo me quedo con lo que me dijeron las personas que entrevisté para el documental. Según ellos, fueron más de 120 los muertos”.

La consecuencia más inmediata de la tragedia de Queronque, además del centenar de fallecidos y 510 heridos, fue la suspensión del histórico servicio de trenes Santiago-Valparaíso, que sólo se restableció en el verano de 1992. Si bien los automotores fueron reforzados con equipos de radiocomunicación para advertir sus problemas, años más tarde el servicio de transporte de pasajeros entre Valparaíso y Santiago fue cancelado definitivamente, siendo usada la vía sólo para trenes de carga.

Nota de TVN Red Valparaíso del accidente de Queronque:

 
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Jose Fernando Molina Briones.
17 de febrero a las 9:27
Fuerte relato de lo que seria una de las tragedias que impulsaría la creación de los equipos de rescate en Chile.




Jose Fernando Molina Briones
16 de febrero a las 18:33
Han pasado ya 30 años desde aquel fatídico día de verano de 1986, y en mi mente está incólume el recuerdo de lo vivido en aquella jornada.
Para ese lunes 17 de febrero, yo me desempeñaba como colaborador de Radio Minería de Viña del Mar, a donde había llegado en 1980 para realizar pequeños programas de corte juvenil. Era una participación esporádica, pero que me llenaba de satisfacciones, al efectuar una de las cosas que yo más deseaba: transformarme en un comunicador social de verdad. Cómo iba a imaginar que ese día, y de manera tan horrible y dolorosa mi sueño comenzaría a hacerse realidad.

Cerca de las 19.30 horas, junto a un grupo de amigos conversábamos animadamente en la esquina de Avda. Urmeneta y Riquelme… cosas sin importancia, bromas, planes de término de verano.
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Minutos más tarde, la sirena de bomberos rompió la tranquilidad. Nuestra conversación siguió alegremente; sin embargo dos hechos llamaron poderosamente mi atención. El primero fue la premura con que bomberos respondió al llamado, ya que casi no terminaba de sonar la alarma general cuando una unidad ya se dirigía velozmente a la emergencia… Lo segundo fue que en cosas de minutos, mi querido y recordado amigo, el periodista de La Estrella y El Mercurio en Limache, Luis Medina Valdés, abandonaba casi corriendo su oficina en la céntrica calle Serrano para doblar en Avda. Urmeneta rumbo a la estación local.

Minutos después, el ulular de sirenas por la avenida principal una vez más llamó mi atención. Eran una unidad de bomberos y una ambulancia de Villa Alemana que venían a toda velocidad, doblando por Serrano hasta desaparecer de mí vista…. “seguramente es un accidente de tránsito de gran envergadura” dije a mis amigos.

Apuré el término de la conversación y me dirigí a la corresponsalía de ambos periódicos.

Allí pregunté si alguien sabía algo y el ayudante de Don Luis me respondió con un – casi distendido comentario- “parece que chocaron unos trenes o algo así “. De inmediato, efectué una llamada telefónica a la segunda compañía de bomberos en donde una voz nerviosa me confirmó lo que recién me habían comentado “Se trata de un rescate, producto del choque de dos trenes “. Debo reconocer que mi primer pensamiento estuvo dirigido a quienes hacían tanto alarde de una situación que seguramente no pasaba de ser una mala maniobra de acoplamiento de un par de vagones. Sin embargo y de inmediato un extraño “olfato periodístico” me alertó que podría tratarse de algo más. No acababa de asumir dichas contradicciones, cuando ya estaba en mi casa recogiendo mi vieja y fiel grabadora a cassette, para luego dirigirme a la estación de la comuna.

Tan sólo entrar al recinto, uno podía apreciar nerviosismo, confusión y mucha preocupación. Carreras para allá y para acá daban cuenta que en realidad “ algo serio ocurría”.

En medio de tanto ajetreo, mi mirada se detuvo en dos funcionarios de Carabineros que comenzaban el proceso de evacuación de la terminal ferroviaria…. “Sí, ellos debían de tener más información “ – pensé y en un instante ya estaba a su lado para solicitar detalles.

Por aquel entonces, mi padre estaba recién acogido a retiro de Carabineros de Chile, tras haber cumplido cerca de 30 años de servicio y haber alcanzado el grado de Suboficial Mayor, de tal forma que nos conocíamos perfectamente con el personal policial.. Pregunté al de mayor rango qué sucedía y su respuesta aún está fresca en mis oídos… “Chocaron dos trenes en Queronque…. No tenemos mayor información de heridos o muertos” y luego hizo alusión a que el turno policial de aquella tarde aún no daba señales de vida “ … y lo peor es que el jefe del turno no aparece….la guardia lo ha llamado vía radial sin parar y él no responde… a lo mejor se metió por ahí a tomar once… mi mayor ordenó que en cuanto aparezcan se reporten con él….. el medio retito que les va a llegar. ”

Lógicamente que – conociendo al personal – mi curiosidad me hizo preguntar quiénes componían dicho turno. La respuesta fue precisa: “ El cabo Luis Cortés Bravo y el Carabinero Dante Martinez Ogaz “.

Pero, ¿ qué había sucedido ? Es justo dejar de lado por un instante mi relato y hacer algo de historia.: Cuando el reloj marcaba las 19.45 horas de ese fatídico día , el tren AES 16 , proveniente de Puerto y con destino la estación Mapocho, en Santiago, y el automotor AES 9, que venía de Los Andes con destino a Valparaíso, sumando entre ellos más de mil pasajeros a bordo, se encontraron de frente -a considerable velocidad- en el centro de una cerrada curva, sector Queronque, a tan sólo 4 kilómetros de Limache.

El impacto fue violento… atroz,… mortal.

Ahí quedaron mortalmente abrazados ambos automotores.

Una mala coordinación entre los operadores de las cabinas de Limache y Peñablanca había provocado que ambos trenes fueran despachados simultáneamente. Días antes de la tragedia, terroristas del FPMR habían dinamitado el acceso al puente Queronque dejando una de las dos vías inhabilitadas. Lo anterior, sumado al robo de cable de cobre que había hecho estragos en las comunicaciones complicaba el normal proceso de movilización, el que se había visto seriamente afectado.

Pero volvamos a lo vivido ese día…

Con la información que ya poseía, bien podía efectuar un despacho para Radio Minería y así fue como en un instante marqué el número de la emisora. El radio controlador de turno, Reinado Aroca, respondió mi llamada. En dos o tres palabras le conté lo que sucedía y le pedí me grabara un despacho. Le solicité que se lo hiciera escuchar al director y que él autorizara su salida al aire. Con el receptor radial sintonizado en el CB-80 del dial AM , en cosa de segundos pude escuchar el característico sonido de EXTRA EN MINERIA y al locutor de turno dándome el pase, para luego escuchar mi grabación informando del trágico hecho.

Instantes después, el mismo despacho volvió a salir al aire, esta vez desde Radio Minería en la capital para todo Chile. Así tuve el triste honor de ser el primero en informar al país de la tragedia.

Los instantes que siguieron fueron de mucho ajetreo. Desde Viña del Mar se me informó que a contar de ese mismo minuto tenía micrófono abierto y que efectuara todos los despachos que pudiese. Debía entonces volver a la estación de Limache y buscar más información.

A esa hora, la noticia ya se había divulgado como un reguero de pólvora.

En la iglesia de Las 40 Horas se desarrollaba la Novena de la Virgen y el sacerdote había interrumpido su prédica para informar a los fieles del accidente y pedir por los fallecidos y heridos.

También Carabineros había reforzado su personal en torno a la estación de Limache y el control de quienes podían ingresar se efectuaba en las esquinas de Prat y Urmeneta. Sin mayor obstáculo superé la barrera policial y cuando ya ingresaba al recinto sentí una voz que me llamaba… “ Molina….Molina… “ Me detuve y me percaté que era el mismo suboficial de instantes atrás. Tan sólo acercármele me lanzó una noticia en la cara…” Apareció el turno…” Recuerdo haberle preguntado….” Y fue muy fuerte el reto?…”. Su expresión cambio de un instante a otro y me respondió… “ Están muertos… iban en la cabina de uno de los trenes que chocó.”
 

Nacho

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La información fue impactante, pues conocía bien al cabo Luis Cortes, pero no así al carabinero Dante Martínez que, que recién salido del curso de formación policial, tenía a Limache como su primer destino.

Volví una vez más al teléfono e informé la muerte de ambos policías, omitiendo sus grados y nombres ya que en ese mismo instante la institución se encontraba notificando a sus familiares.

Ya a esa hora la Empresa de Ferrocarriles había entregado los nombres de los cinco primeros muertos, todos funcionarios que se encontraban a bordo de los trenes accidentados.

Se trataba de Julio Lorca Hernández, Oscar Catalán, Ramón Carmona Meneses, Rodolfo Valenzuela Bascoli y Fernando Rodríguez Elgueta ( Quiso el destino que años después fuese compañero de trabajo del hermano de este último, y con quien conversamos en más de una oportunidad de lo vivido en aquella aciaga jornada.)

Limache, ya plenamente envuelto por la oscuridad, se encontraba revolucionado. Decenas de personas acudían a la estación local a solicitar mayores detalles y otros a ofrecer su ayuda en lo que fuese posible.

En el sitio de la tragedia ya trabajaba personal de la Armada, de la Base Aeronaval de El Belloto, efectivos de bomberos de diversas comunas, numeroso contingente de Carabineros, equipos de salud y funcionarios de Ferrocarriles del Estado, además de numerosos voluntarios que habían logrado acceder al lugar. Fue en ese instante cuando un pequeño carrito, que se utilizaba para trasladar personal que reparaba las vías apareció en la estación de Limache. A bordo venían numerosas personas y entre ellas un rostro conocido. Era un ex compañero de la Escuela 88 que por aquel entonces prestaba servicios en la Cruz Roja local.

Su impecable traje blanco, con el que acostumbraba a verlo en desfiles o servicios varios, venia manchado de sangre, aceite y tierra. Su rostro – abatido por el cansancio y el dolor – daba cuenta del espantoso cuadro que habían visto sus ojos. Me acerqué rápidamente y le pedí una entrevista…. “ No puedo”, me dijo….. y al instante comprendí que su fortaleza interna estaba totalmente destruida…aniquilada. En breves minutos me hizo una descripción de lo que estaba sucediendo, y al solicitarle una cifra estimativa de muertos, su respuesta me dejó paralogizado: “Yo, personalmente, conté más de cien… ”
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Debo reconocer que me costó sobreponerme a tamaña información. Sólo se hablaba hasta ese momento de siete fallecidos. De inmediato volví al teléfono y preparé el despacho.

Radio Minería había dispuesto que los contactos debían hacerse directamente a Santiago, poniendo de inmediato la información al aire a través de la poderosa red que poseía la emisora y que cubría prácticamente todo Chile. En los estudios centrales, el destacado periodista Hernaní Banda había asumido la conducción central de la emergencia. Impactante fue su reacción cuando señalé que “ la cifra de muertos superaba el centenar”. Un silencio absoluto se apoderó de su persona hasta que al cabo de unos pocos segundos – que fueron eternos – me solicitó aclarara la cifra… “ los muertos superan los 100….. uno… cero…cero…” recuerdo que dije al aire. Hernani Banda entonces señaló que “ de ser así, estamos ante la peor tragedia ferroviaria que recuerde la historia de Chile.”

La estación de Limache comenzó a prepararse para recibir una gran cantidad de heridos, que pese a sus lesiones, podían caminar o utilizar otros medios de transporte, dejando así las ambulancias a los que presentaban riesgo vital. Ante mis ojos desfilaban numerosos comerciantes, que abrieron sus locales y sacaron rollos de telas, con las cuales comenzaron a efectuar unas especies de vendas. Otros, en tanto, llegaron con cajas de cartón, las que al abrirse eran puestas en el suelo a modo de improvisadas colchonetas.
Finalmente un carro de ferrocarril arribó a la terminal limachina con cerca de 50 heridos, socorristas y voluntarios de bomberos y carabineros.

Las escenas que se vivieron a continuación fueron macabras. El silencio de la noche dio paso a quejidos, gritos de dolor y llanto. Vi personas que caminaban como autómatas, sin rumbo fijo hasta que alguien las tomaba del brazo y las guiaba a algún vehículo para ser trasladadas al hospital comunal. Las ambulancias no daban abasto y decenas de personas llegaron con sus autos y camionetas para llevar a los lesionados. Tan sólo subirlos al vehículo, partían raudo, tocando la bocina y con personas que gesticulaban pidiendo paso. Otros recibían la escolta de algún carro policial. Lo importante era evacuar a los heridos y que estos obtuvieran una pronta atención médica. Según supe después, un cuadro similar se vivía en Villa Alemana.

Pasada la medianoche, y tras haber visitado el hospital local, estimé que mi trabajo había terminado. Volví a mi departamento, en donde comenté con mi familia las horribles escenas que había visto y conocí información que ellos habían obtenido por otros medios. Una agradable taza de té y un reparador sándwich cerraron mi jornada – o al menos eso era lo que yo creía.
 

Nacho

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Nada más haberme acostado y haber recitado un par de oraciones por las victimas de aquella espantosa tragedia, la voz de Hernani Banda – a través del receptor radial – me puso una vez más en alerta… “ hasta los estudios de Radio Minería, aquí en Santiago, han llegado decenas de personas que requieren información de sus seres queridos y seguramente a esta hora nuestro corresponsal en Limache, José Fernando Molina, ya trabaja en una nómina de lesionados y sobrevivientes que calmará la desesperación de estos angustiados familiares ”. Ante ese comentario era imposible permanecer en la comodidad de mi cama. Rápidamente me vestí y en cosa de minutos me encontraba en los salones de la Iglesia de Lourdes, en donde el cura párroco Ramón Tapia había habilitado una especie de albergue para los heridos de menor consideración y personas que habían resultado ilesas.

Con la ayuda del profesor Rolando Romero Moscoso, que hacía las veces de jefe de aquel improvisado refugio, me paré en medio del salón y tras identificarme hablé con voz fuerte “ necesito que las personas de Santiago que se encuentran aquí me den sus nombres, direcciones y teléfonos, ya que hay muchos familiares de ustedes que están desesperados buscando información “ Al instante decenas de personas levantaron sus manos y así pude confeccionar un listado, que de inmediato di a conocer en un extenso despacho de más de 45 minutos y en donde pude hacer un resumen de la información obtenida hasta el momento.

Cerca de las 6.45 horas puse término a mi labor iniciada casi 12 horas atrás.

La claridad del alba me indicaba que un nuevo día se nos venía encima y con él nuevas y desagradables sorpresas.

Fue cerca de las 9 de la mañana cuando mi sueño se vio abruptamente interrumpido con los llantos y lamentaciones de una de mis primas. Evelyn, una de sus hermanas, no daba señales de vida. Había partido cerca de las 19.30 hrs. rumbo a Valparaíso y testigos aseguraban haberla visto subirse a uno de los trenes accidentados. Incluso, el tren la había esperado cuando ella corrió desde calle Prat hasta la estación.

Lógicamente no pude seguir durmiendo y mientras mi padre partía rumbo al hospital Santo Tomás de Limache para tratar de ubicarla, yo me encaminé hasta la corresponsalía del diario La Estrella para comentar los últimos acontecimientos.

Por aquellos años, había un conocido local de fotografías a un costado de la corresponsalía y fue allí donde pude ver las instantáneas de los Carabineros muertos el día anterior y que pasarían a formar parte del sumario administrativo que había iniciado la institución. No es mi intención describir las imágenes, sólo puedo decir que al verlas, quedé helado.

Al pasar de algunas horas vi que mi padre aparecía en las puertas de las oficinas de la corresponsalía y con voz baja me dijo… “ encontré a Evelyn.., ” por su semblante y el tono de su voz adiviné que algo terrible había sucedido “Está en la morgue del hospital de Limache… murió anoche luego de ser trasladada de urgencia”

Así, mi querida prima Evelyn Anabalón Briones, asistente de párvulos del jardín infantil “ Caperucita “ de la población Juan Egaña, pasaba a engrosar la lista de fallecidos.

Las horas y días que siguieron, prácticamente están borrados de mi memoria. Sólo recuerdo haber asistido con gran pesar a sus funerales y seguir compartiendo el dolor que su pronta partida ocasionó en sus padres y hermanos.

“Primita querida… te sigo recordando y queriendo como siempre...”

Al cabo de una semana de haber ocurrido los hechos, recibí una invitación para ir a los estudios de Radio Minería en Viña Mar, ya que el director de la emisora, Manuel Miranda Jerez deseaba saludarme. Fue la ocasión en que me transmitió las felicitaciones de la gerencia general de Santiago por la labor desarrollada y me hizo algunos obsequios. Y al instante una oferta que yo jamás había esperado… “ A fines de abril se va el actual Jefe de Programación de la radio, quien ha renunciado para irse a vivir al norte del país…su vacante está disponible y por lo demostrado en la cobertura del accidente creemos que tú eres la persona indicada para ocupar su cargo”, dijo con su característica voz de locutor FM.

Así, dos meses después, el 1 de mayo de 1986 yo pasaba a ser oficialmente funcionario de planta de Radio Minería de Viña del Mar.

El tiempo ha pasado.

La tragedia de Queronque lentamente se ha ido sumiendo en el olvido. Las autoridades de la época cifraron en 58 las víctimas fatales y en 510 los heridos de diversa consideración, aunque quienes estuvimos involucrados en los hechos esa terrible jornada sabemos que los muertos superaron ampliamente los 100.

Varios años después, y con motivo de un aniversario más de la tragedia, fuí al lugar del accidente. No había estado nunca ahí.
La tranquilidad de aquella tarde nada tenía que ver con lo que allí había sucedido. Fue inevitable pensar en todas aquellas vidas que se vieron abruptamente interrumpidas, en el sacrificio desarrollado esa noche por aquellos héroes anónimos a los cuales la historia nunca ha reconocido en su justo valor: Carabineros, marinos, soldados, profesionales de la salud, periodistas y reporteros gráficos que cumplieron una labor abnegada y principalmente a los voluntarios de Bomberos, que con escasísimos medios dieron lo mejor de sí para evacuar a muertos y heridos.

A todos ellos mi más humilde homenaje.

Sólo unas cuantas cruces ubicadas en el lugar exacto de la tragedia recuerdan que la muerte, un día de febrero de 1986, decidió detenerse ahí para llevarse a decenas de veraneantes que volvían de un día de playa o viajaban a cumplir trámites y compromisos.

Ocasionalmente algún tren, del moderno sistema de Metro Valparaíso, hace sonar su pito en dicho lugar, recordando a los desaparecidos.

Treinta años han transcurrido. La estación de Limache ya no es la que era, ha sido completamente refaccionada, y casi nada queda de ese tiempo…

Modernos sistemas de cobros y de acercamientos a los sectores más alejados han llegado a ocupar el espacio que un día fue testigo de llanto, dolor y pena… UNA NOCHE QUE LIMACHE, JAMÁS OLVIDARÁ.
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Nacho

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El tema de stress post traumatico habi saltado al tapete con el accidente de lautaro el año anterior y quedo en evidencia aqeui donde dante se queda corto, El trabajo de don Cristian Araya Molina respecto de la Psicología de la Emergencia aun no se toma en serio como curso en la malla ANB.

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Nacho

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http://chile-catastrofes-tragedias.blogspot.cl/2010/06/tragedia-ferroviaria-en-queronque.html

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RESCATISTA DE QUERONQUE: DOY GRACIAS A DIOS POR HABERME PERMITIDO AYUDAR A TANTA GENTE QUE ESA NOCHE NECESITABA DE MI”
20 noviembre, 2013 · de prensaquintanoticias · Añadir a marcadores el enlace permanente


Los recuerdos de aquella terrible jornada, vivida hace ya 27 años, aún están frescos en su memoria y los evoca como su hubiese ocurrido ayer.

Eduardo Sánchez Maturana tiene 50 años de edad y reside en Limache, comuna en ha vivido prácticamente toda su vida. Para 1986 era voluntario activo de la defensa civil de Limache, en donde se esforzaba por ayudar a la comunidad estando siempre dispuesto a colaborar en servicios especiales producto de inundaciones, incendios y otras hechos que así lo requirieran. Sin embargo, jamás se imaginó lo que el destino le tenía preparado.

La tarde del 17 de febrero, y tras haber desarrollado diversas actividades internas al interior del cuartel de la defensa civil, situado en los patios internos de la 3era. Comisaría de Carabineros de Limache, decidió salir a darse una vuelta y saludar a sus amigos de la estación de ferrocarriles, sitio al cual concurría habitualmente para conversar e intercambiar opiniones sobre diversos temas de interés.




Eduardo Sánchez recuerda nitidamente cada momento de lo ocurrido la noche del 17 de febrero de 1986 en Queronque.

En ese lugar se encontraba conversando animadamente con un vendedor de collares y pulseras artesanales que esperaba el tren para viajar a Santiago cuando una serie de gritos, provenientes de las oficinas de administración del recinto ferroviario llamaron su atención. “Como se te ocurre… y agregó una serie de garabatos, haberle dado el paso al tren cuando hay uno que va para allá en este momento.” Era el jefe de estación, Francisco Morán, quien desesperado conversaba con gente de la estación de Peñablanca, dice Sánchez, quién al instante recuerda haber visto correr al funcionario rumbo a las cabinas de transmisión con la intención de cortar la luz y detener el andar del automotor, que pocos minutos antes había salido desde la estación de Limache rumbo a Valparaíso.


Varios minutos después, y cuando nadie sabía que había ocurrido realmente con los automotores apareció una mujer que venía en una carretela y avisó que los trenes habían chocado en el sector de Queronque. “ De inmediato bajé corriendo a la comisaría y le avise al capitán que se encontraba en la sala de guardia en ese instante. Recuerdo que el llamó de inmediato a la estación para corroborar el hecho y luego yo le dije… mi capitán, en el cuartel de la defensa civil tenemos una camilla, pero está cerrando… ¿ me autoriza a quebrar un vidrio para así poder abrir la puerta ? … y así fue como, premunidos de una camilla me fui con dos Carabineros hasta la estación y vimos que ya se estaba sacando un carrito pequeño, de color salmón – de esos que se ocupaban para llevar trabajadores a arreglar las vías – y en ese nos subimos junto a un par de trabajadores de la estación y partimos al lugar del choque. ”

Eduardo Sánchez recuerda que al llegar al lugar del impacto el panorama que se presentó frente a sus ojos resultó ser terrorífico. “había mucha gente herida, gritando y se escuchaba el llanto de muchas guaguas. Recuerdo haber visto cuerpos colgando de las ventanas, otros cuerpos estaban decapitados, había personas que habían sufrido la amputación de alguno de sus miembros y varios niños llamaban a sus papás. Al poco rato llegaron bomberos de peñablanca a ayudarnos y casi al instante apareció un carro de la segunda compañía de Limache. Mucho rato después aparecieron en el lugar militares de Quillota y entre todos empezamos a sacar gente en camilla y la empezamos a preparar para trasladarlas a la estación de Limache.”


Desde que llegó al lugar de la tragedia, Eduardo Sánchez no paro de trabajar arduamente. En la imagen se le ve tomando en sus brazos a una bebé que es retirada del interior de uno de los vagones siniestrados por un rescatista.

Sanchéz dice que ya entrada la noche apareció un tren automotor y en él se procedió a la evacuación de numerosos heridos, los que recibían atención de primeros auxilios en el andén de la estación de Limache para luego ser trasladados hasta el hospital local.

La poca preparación y un plan adecuado para enfrentar situaciones de emergencia como la ocurrida en ese momento hizo que cada cual hiciera lo que estimaba más conveniente. “ Escuchábamos a alguien gritando y entonces focalizábamos la ayuda en ese lugar, hasta que la encontrábamos y rescatábamos y entonces los soldados, que eran conscriptos de Quillota, la sacaban en algunas camillas.


Luego de haber trabajado en el lugar del accidente, Eduardo Sánchez se dio el tiempo para trasladarse a la estación de Limache en donde ayudo en el traslado de los heridos al hospital local.

Ellos se vieron enfrentados a una difícil situación – recuerda Sánchez – debido a que muchos de los cadáveres que eran sacados desde el interior de los presentaban una gran hinchazón y prácticamente explotaban en las camillas. “yo vi a varios soldados que se desmayaron frente a tal panorama” dice con voz entrecortada.


Su trabajo se extendió por varias horas y cuando el reloj ya marcaba cerca de las 7 de la mañana decidió volver a su casa, no sin antes rescatar a la última persona que permanecía con vida al interior de los carros “era una guaguita que de pronto se puso a llorar. Entonces la empezamos a buscar hasta que la encontramos bajo unos asientos, al lado de su mama que había fallecido tras sufrir la amputación traumática de una pierna y un brazo.”




“Doy gracias a Dios por haberme permitido ayudar a tanta gente que esa noche necesitaba de mi”

Al pasar de los años, Eduardo Sánchez dice tener fresca en la memoria los hechos vividos en Queroqnue y sólo un pensamiento viene a su mente cada vez que viaja en tren y pasa por el lugar: “yo me persigno y le digo a Dios, gracias por haberme permitido ayudar a tanta gente que esa noche necesitaba de mi”


Ese pensamiento es el que le dice le alienta cada día a seguir en su senda de ayudar al que lo necesita, ahora desde su humilde trabajo de amplificación, trabajo que asegura realizar muchas veces de forma gratuita porque en los tiempos actuales hay mucha gente que se casa, por ejemplo, y quiere hacer su fiesta y no tiene dinero para pagar una buena amplificación, entonces yo les ayudo y les ofrezco el servicio de manera gratuita… “claro que tengo más pega gratis que pagada” dice con una sonrisa en sus labios.

Así es este hombre de 50 años, que asegura nunca haber recibido un reconocimiento por su labor desarrollada aquella jornada de dolor y muerte en Queronque. Un héroe anónimo que no escatimó esfuerzos para ayudar a quienes clamaban de su ayuda en medio de la soledad de la noche de una fría noche de febrero de 1986.



Acerca de estos anuncios
 

Nacho

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Segunda Compañía Bomberos Villa Alemana
17 de febrero a las 0:44 ·


Un día como hoy, pero del año 1986 es decir hace exactamente 30 años, nuestro país fue testigo del peor accidente ferroviario de la historia. Queronque fue el lugar que el destino eligió para la fatal tragedia, un sector ubicado entre el límite de la comuna de Limache y Villa Alemana.

Fue en dicho lugar en donde por un sentido la locomotora AES-16 la cual viajaba desde Valparaíso hacia Santiago impactó frontalmente con la locomotora AES-9 la cual se trasladaba desde Los Andes a Puerto, ambos convoyes transportaban aproximadamente mil (1.000) pasajeros. Fue a eso de las 19:45 cuando se produjo el fatal desenlace.

Las causas del accidente fueron varias. El día de la tragedia existía una sola vía férrea para la circulación de los trenes que corrían en ambos sentidos, ya que el puente cercano al sitio del suceso estaba siendo sometido a reparaciones a raíz de un atentado terrorista perpetrado en 1985. Además había sido afectado por los temporales. El sistema de comunicaciones, que databa de 1928, no era el óptimo y el teléfono estaba en mal estado. El sistema de señalización eléctrica tampoco funcionaba y se dice que pocos días antes se habían robado los cables del teléfono interno.

Las primeras instituciones en responder fueron Carabineros, Bomberos de Limache y Villa Alemana, MERVAL, y la Armada de Chile (quienes se hacen presente con helicópteros y vehiculos logisticos desde la base aeronaval de El Belloto). Nuestra compañía se hizo presente desde los primeros momentos, debido a las dificultades del terreno fue despachada nuestro carro forestal 4x4, la Unidad 22.

Los 80's fueron tiempos completamente distintos para Bomberos Chile, desde hace ya unas décadas los automóviles dejaron de ser de fierro y sus materiales cada vez fueron más económicos y a su vez menos resistentes, comenzaron a producirse los primeros accidentes de tránsito con personas atrapadas en su interior, era una emergencia relativamente nueva por lo que era un campo en descubrimiento, para el año 1986 Bomberos no contaba con las herramientas ni medios como para realizar las labores de rescate de tal magnitud. Este accidente significó el desarrollo profesional de muchas areas desconocidas para la realidad nacional, como fueron las técnicas de rescate, nueva especialización e interés para adquirir nuevas herramientas, así como la administración de recursos frente a grandes emergencias.

Nunca se supo la cantidad exacta de los fallecidos, si bien el saldo oficial de fallecidos fue de 58 muertos, muchos aseguran que los muertos sobrepasaron el centenar.

La consecuencia más inmediata de la tragedia de Queronque, además del centenar de fallecidos y 510 heridos, fue la suspensión del histórico servicio de trenes Santiago-Valparaíso, que sólo se restableció en el verano de 1992. Si bien los automotores fueron reforzados con equipos de radiocomunicación para advertir sus problemas, años más tarde el servicio de transporte de pasajeros entre Valparaíso y Santiago fue cancelado definitivamente, siendo usada la vía sólo para trenes de carga.

A 30 años de desde aquel día la Segunda Compañía recuerda esta fatal tragedia.
 

Elkete

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“Doy gracias a Dios por haberme permitido ayudar a tanta gente que esa noche necesitaba de mi”

Si existiera algún dios con esa capacidad, mejor habría sido que evitara el choque. Podría haber cortado la electricidad, o que el procedimiento para las señalizaciones fuera respetado, o que....... uffff, podría haber hecho mil otras cosas, pero las fantasías son fantasías.
 
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Gabriel M.

Bombero Activo
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19 Ene 2015
1.594
1.041
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Temuco - Chile
Si, de hecho existía un vhs del accidente grabado por don Gustavo Ortíz (Q.E.P.D) que era usado como capacitación y análisis para cada nuevas generación de Bomberos que se iba incorporando.....
Ahora el documento se encuentra en poder de la Viuda de Don Gustavo..... Ese accidente fue el que terminó de justificar la llegada del carro amarillo a Temuco ya que sucedió, me parece, a los tres meses posterior a la llegada del carro.
Un honorario cuenta que el panorama era entristecedor y que fueron muchas horas de trabajo.
 

meteor

Honorario
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26 Jul 2007
2.053
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5
48
Si existiera algún dios con esa capacidad, mejor habría sido que evitara el choque. Podría haber cortado la electricidad, o que el procedimiento para las señalizaciones fuera respetado, o que....... uffff, podría haber hecho mil otras cosas, pero las fantasías son fantasías.
Esos son temas en que cualquier caballero no se mete, por diferentes que sean las opiniones de uno, se las guarda.
Esa incontinencia verbal ...
 
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Venturio

Consejero Superior
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24 Jul 2012
2.780
804
6
Rancagua
No solo en Chile han habido accidentes asi de graves, Francia tambien tuvo su momento negro (en 1998) con un choque de dos trenes de acercamiento:


La causa fue: error humano + fallas graves de seguridad

Y Alemania tambien vivio algo similar (en 1998) con un tren de alta velocidad:


La conclusión fue: fatiga de material + rueda muy mal diseñada

Saludos
Venturio
 

Nacho

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Caballeros.una estudiante de periodismo, que no conosco me contacto por el dato del foro, de Santiago que desea entrevistar a algún Bombero que hubiese participado en Queronque para un trabajo de la U , le comente que no es tan fácil dada la carga emocional del tema, me ha dejado un mail y un teléfono si alguno de los que participaron desea responder sus preguntas le envio su mail.