Nuestros Martires

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Los primeros mártires del Cuerpo

Blackwood! Lawrence! Rodríguez!.......


Por: Eduardo A. Budge

Valparaíso, la noche del 23 de Febrero de 1869, dormía apaciblemente en deliciosa calma. Por aquel tiempo no había el movimiento nocturno que la civilización moderna, entre sus innumerables beneficios y sus no despreciables males, nos ha ido imponiendo poco a poco. Después de una tertulia o de una mano de cartas o de damas, juegos muy en boga en aquellos tiempos, era una hora muy avanzada para recojerse a casa, las nueve y media o diez de la noche.
La corneta de algunos de los barcos de guerra extranjeros que generalmente pasaban fondeados en la quieta bahía, con sus toques de ocho a ocho y media de la noche y cuyas notas resonaban en medio del silencio por las quebradas vecinas, indicaban el momento del descanso reparador. Solo, como decíamos antes, una tertulia que se desbandaba bulliciosa, traía un movimiento pasajero y fugaz a las solitarias callejuelas de la ciudad dormida, y entonces los transeúntes semejaban sombras esquivas más negras que la negra penumbra de las calles, apenas desvanecida por uno que otro farol, de débil luminaria.
La paz y calma eran completas. La naciente Republica de 50 años atrás, era un país, sino muy rico, floreciente. Sabias leyes dictadas por verdaderos representantes del pueblo, regían su desarrollo. Como vigías del progreso, y guardianes celosos de la Independencia, duramente alcanzada, surcaban las aguas del mas grande de los océanos, los cuatro barcos de madera de nuestra Marina de Guerra, que en inanición momentánea por entonces parece que juntaban fuerzas, para mas tarde conquistar nuevas glorias.
Interna y externamente la Republica podia descansar tranquila. En las ciudades y especialmente en Valparaíso, las municipalidades hacían labor efectiva. El aquel entonces Alcalde Mayor de Valparaíso, don J. Egaña, y sus colegas Cobo y Cruz, habiase preocupado arduamente de la vigilancia diurna y nocturna de la ciudad, logrando establecer el servicio de policía y ronda, a cargo de aquellos servidores que se llamaban “alguaciles” o “serenos”.




A los dos de la madrugada del 24 de Febrero del año ya indicado,
traficaba tranquilamente, embozado en amplio poncho, y pendiente de su mano un farolillo, uno de aquellos “serenos” o “alguaciles”, por la calle de la Aduana, hoy de Arturo Prat. Con lento y tardo paso, como queriendo llevar el compás a las largas horas de la noche, rondaba por el cuartel confiado a su vigilancia.
De pronto al llegar a la subida Almendro, hoy calle Urriola, detuvo sé paralogizado. En la esquina nor-oriente formada por las calles de Prat y Urriola, y en el mismo sitio en que hasta hace poco se encontraba el Banco Santiago, alzabase una construcción de tres pisos, que ocupaba en ese tiempo la Oficina de Alsop y Cia. Y la de Vorwerk y Cia. Por el costado que da a la calle Urriola, y en la esquina de Cochrane, por todas las ventanas y tragaluces del edificio, salía densa humareda. dejando su farolillo sobre el mal pavimento de la calzada, corrió despavorido el vigilante ala calle de Cochrane, atravesando el estrecho callejón de la calzada del Almendro entre las bocanadas de espeso humo, y procedió a golpear violentamente las puertas de las casas habitaciones situadas sobre los almacenes incendiados, y cuyas puertas daban a Cochrane.
A los golpes y gritos del “sereno” despertaron los vecinos, que pudieron darse inmediata cuenta de la magnitud de la catástrofe que los amenazaba. Minutos mas tarde tañía lúgubremente la campana del Cuartel General de Bombas, y un solo farol rojo izado en lo alto de su palo de bandera, comunicaba al que deseaba imponerse, que el fuego había aparecido en el radio del Primer Cuartel, de los tres en que se encontraba dividida la ciudad





Corrían presurosos los abnegados bomberos voluntarios y la inmensa hoguera desatada ya, dabales mas ánimos e infundíosle aliento para llegar a los cuarteles y trasladar al sitio del siniestro los carros de escalas y las pesadas maquinas de agua.
Simultáneamente con los primeros toques de alarma, la vieja “Americana” de la Primera Compañía, salía de su cuartel. Arrastrad por algunos voluntarios y apegando a los chicotes de los vecinos, llego pronto al sitio del siniestro, después de recorrer por el endiablado pavimento las tres cuadras que distaban del Cuartel.
La detuvieron en Cochrane esquina Almendro, en el pozo de agua salada, alumbrada por la inmensa fogata. A vida de lucha la vieja maquina a vapor comenzó a sentir calentarse sus entrañas de fierro, atizado el fogón por su maquinista don Juan Hartley, y luego enrojecidas sus parrillas por el fuego, e hirviente el agua en sus calderas, movieronsé sus volantes, actuaron los émbolos, y tras un pitazo que arranco un grito de desahogo a los consternados espectadores, surgió potente el primer chorro de agua con que los hombres iban a dominar el elemento destructor, despiadadamente desatado en el corazón mismo de la ciudad!
Precisaba, por el momento, salvar los edificios del Ban de Agustín Edwards, en cuyas salientes cornisas y ancho alero de tejado, debido a lo angosto de la calle Almendro, había el fuego hecho presa. Hábilmente dirigido el primer chorro salvador, conjuro por el momento ese peligro. Un segundo chorro se coloco en la calle de la Aduana, y con el se trato de liberar los edificios colindantes con la hoguera, hacia el lado oriente, y los del frente.
La casa de la señora Manzano, sita donde hoy se alza el edificio de la Cia de Seguros “La Central”, comenzaba a arder.
Un tercer chorro, alimentado por la Segunda Compañía, cuya maquina había sido colocada en el Muelle Goyenechea (hoy Estación del Puerto), a ocho cuadras del siniestro, domino también este peligro.
Las compañias de hachas y escaleras y de guardia de la propiedad, se dedicaban con tesón admirable a sus respectivas tareas. La bomba de la Tercera Compañía, alimentada desde la playa por el remolcador “Adela”, entro luego a actuar, aportando salvadores servicios.
Tripulantes del paquebote francés “Megere” desembarcaron rápidamente, y es marinería, al mando de sus Oficiales, supo sacrificarse conjuntamente con el Cuerpo de Bomberos, y tuvo también que pagar como este su tributo de sangre para aplacar la furia del ígneo elemento.




Cerca ya de las cinco de la mañana circunscribiose definitivamente el fuego Las perdidas materiales fueron cuantiosas. Solo las compañías de perdieron alrededor de $ 107,000.00 (de 52 peniques) y 30,000 libras esterlinas.
Dominado el fuego, los bomberos y marinería del “Melgere” dedicaronse a la tarea, de por si pesada, de apagar los todavía ardientes escombros. En medio de esta labor, un entorpecimiento de la Bomba obligo al Sargento señor Teodosio F. Budge a abandonar su puesto, para ir a averiguar las causas del accidente. Dejando a su gente bien distribuida, se dirijio a la calle, donde se encontraba la bomba. No había alcanzado aun esta cuando el inmenso murallón de adobes que daba hacia el callejón del Almendro, y a cuyo pie por el interior del edificio se encontraba la gente, desplomose con sordo ruido, sepultando entre sus restos aun ardientes, al grupo de heroicos y valientes muchachos; que ajenos a su destino, sonreían alegres a la mañana que despuntaba!
Angustioso grito de horrenda desesperación salio de los miles de bocas de las gentes que contemplaban la terrible caida!....
Las cornetas del Cuerpo, a la voz del Superintendente don Eduardo Cuevas, del primer Comandante don Tomas Borrowman y del Segundo Comandante don Aquiles Reid, prorrumpieron en arrebatadores toques de auxilio. Sonaron cristalinas, como irónica risa, las campanelas de las bombas, detuvosé su trabajo, y compañeros y amigos, vecinos y autoridades, hombres y mujeres, paralizados un momento, lanzaronse a un mismo tiempo sobre los terrosos adobones de la enorme muralla, escarbando, ahondando, apartando la tierra, los maderos y los fierros, en su afán loco, en el afán único e imperioso, de salvar a las desgraciadas victimas.




Poco a poco fueron sacándose los cuerpos de aquellos primeros mártires bomberiles.
Apareció, entre pingajos del rojo uniforme, amasado con barro y sangre, el cuerpo inanimado del voluntario Alejandro Blackwood. Su muerte debe haber sido repentina y fulminante; su cara larga y pálida, de luenga barba a la usanza de esos tiempos, no dio señal de vida, y veiasele mas alargada y afilada aun por los efectos del golpe, que casi aprenso, reduciéndolo a un espesor de dos pulgadas, el recio casco de cuero y bronce que tenia puesto.
Blackwood, ingles de nacimiento, solo tenia 24 años. Compañero de viajes del inmortal explorador britanico John Livinstone, habia ingresado a la Primera Compañía de Bomberos el dia 8 del mismo mes de Febrero del aquel año 1869 en que ocurría la tragedia. Murió en el cumplimiento del deber en su ultima aventura, de la que no se vuelve mas; pero su recuerdo y ejemplo, perdura aun en el Cuerpo de Bomberos.
Salio después, con vida, pero agonizante, el cadáver aun viviente del segundo bombero: Eduardo Rodríguez. Compañero de Blackwood, habia ingresado como el, tan solo 16 días antes a la Compañía. Fue tétrico bautizo de sangre, fuego y agua, que recibiera esa mañana, en que por primera vez vestía el uniforme de su Compañía.
Chileno de nacimiento, y de corazón grande, Rodríguez rindio su vida al servicio de una religión sublime: el renunciamiento propio en beneficio de otros. La abnegación y disciplina, lema del Cuerpo a que recién entrara, llevándolo a la tumba, y así corono su frente el laurel inmortal, orla de gala que la humanidad otorga a los héroes hombres.
Tras nuevas búsquedas, ante la expectación de los vecinos, hallose el cuerpo de Guillermo 2º Lawrence, el tercer voluntario caido. Su casco, conservado junto con los de sus compañeros, como preciada reliquia, en el Cuartel de la Primera Compañía detalla mudamente, la extensión de la horrible herida que atravesándole la frente, partió su cara casi en dos pedazos.
El cura Casanova, mas tarde ilustre Arzobispo, acudió a prestar sus servicios religiosos, y como viera que Lawrence estaba con vida, le administro los sacramentos católicos contestando con estas bellísimas palabras a los que le observaban que el moribundo era protestante: “No importa: no hay mas que un solo Dios, que este momento represento yo”.
A las nueve y media de la mañana fallecía Lawrence. Recién vuelto de Europa, donde se había educado, la corona del martirio sello su frente antes que alcanzara a ver sus pobres padres, que vivían en Concepción.




Y, al iniciar otra vez la emprendedora ciudad sus tareas diarias, pudo ver apagado el colosal incendio, cumplido a costa de tres vidas el heroico sacrificio del Cuerpo de Bomberos, flotando a media asta el pabellón nacional, en el Cuartel General de Bombas, junto a un crespón de luto, que al ondular del viento semejaba la negra sierpe de la desgracia abatiéndose sobre el hogar de ese puñado de heroicos y abnegados voluntarios, mártires de una nueva religión!
El sacrificio estaba consumado
El índice descarnado de la Muerte, habia señalado sus victimas, y los invisibles rayos de su mirada hueca, habían tronchado tres vidas. La Gloria, sin embargo, recojia su hazaña, su estilete sagrado la grababa para siempre con letras rojas de fuego en el libro de la Historia del Cuerpo de Bomberos, y la voz imperecedera de la Inmortalidad susurraba sus nombres con suave admiración!....
Y al cerrar la noche de aquel dia, mientras montaban guardia, junto al túmulo mortuorio de los mártires, sus heroicos compañeros, y se dormía apacible y dulcemente la ciudad al toque de silencio, razgo la quietud de sus quebradas y se extendió sonora por la tranquila bahía la voz potente del Cuartel General… No tocaba a arrebato; no llamaba a un incendio: lloraba suave, lenta acongojadamente!
Y al vecindario, recogido en sus hogares, elevando una plegaria por los mártires bomberos, creyó oír que la campana, con su lengua de bronce, murmuraba tres nombres sagrados: Blackwood!...Lawrence!...Rodriguez!....




Eduardo A. Budge
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ALEXANDER BLACKWOOD
PRIMER MASÓN MÁRTIR DEL CUERPO DE BOMBEROS DE VALPARAÍSO
(1845 – 1869)
Autor: Manuel Romo Sánchez

Publicado en la web del autor y en la sección Varios de la web "Antología Poética Bomberil" www.bomberil.cl


A las dos de la madrugada del día 24 de febrero de 1869, las campanas del Cuerpo de Bomberos de Valparaíso dieron la llamada de incendio. Un viejo edificio de tres pisos, situado en la quebrada del Almendro, entre las angostas calles de la Aduana y Cochrane, comenzó a ser presa de las llamas “en los altos ocupados por los empleados de los señores Alsop y Cía”.(1)

Dos horas más tarde el fuego tomó la acera sur de la calle de la Aduana incendiando la imprenta del diario “La Patria”, de propiedad del hermano Isidoro Errázuriz, y amenazó la casa del oriente, perteneciente a Magdalena Kiern de Manzano(2), donde estaba la imprenta del Universo, cuyo propietario era el hermano Guillermo Helfmann.

En la calle de la Aduana, por la acera norte, se quemaron las propiedades de Volwerk y Cía, Alsop y Cía., Robertson y Cía., Pearson, Jackson, Santamaría, Schutte Droste y Cía., casa habitación de Alsop y Cía. y casa habitación de Andrés R. Bello. Por la acera sur, se incendiaron las propiedades de Couve y Rondanelli, Ossa y Escobar, Lafuente y Sobrino, Carlos Rossell, C. von der Heide, Benito Manhenn, Francisco Carvallo, la Imprenta de La Patria, Quiroga y Cía., Juan R. Molina, Prieto Hermanos, el escritorio del abogado Troncoso, la Litografía de Jacobsen Hermanos y la casa habitación de Aguiar.

En la quebrada del Almendro se quemó la casa habitación de La Motte du Portail, la casa de martillo de Leonardo A. Dodds, “y varias otras habitaciones y escritorios”. (3)

En el combate contra el fuego participaron exitosamente las compañías 1ª, 2ª y 3ª y 34 marineros franceses del mercante “Megère”.

A las seis de la mañana, cuando se creía que el peligro había pasado y se trabajaba en la remoción de escombros, el derrumbe de una muralla sepultó a tres voluntarios de la Primera Compañía de Bomberos:

“Alrededor de las 6 de la mañana se procedió a remojar escombros que aún ardían. En efecto, el capitán de la Primera Compañía, don Carlos Rowsell, ordenó al sargento don Teodosio Budge, junto a tres bomberos, los voluntarios Blackwood, Lawrence y Rodríguez, ingresar con un potente chorro por Calle de la Aduana con El Almendro. Se encontraban en esa faena, cuando la bomba “La americana” falló mecánicamente, por su arduo trabajo, motivo por el cual, el sargento Budge abandonó el recinto para dirigirse a la bomba y tratar de reparar la falla. No había alcanzado a llegar hasta ésta, cuando un inmenso murallón de adobes orientado a la calle El Almendro, cayó sobre los infortunados Blackwood, Lawrence y Rodríguez que se encontraban en el interior del edificio, sepultándolos entre los restos aún humeantes del grueso murallón. Los cornetas ayudantes del comandante señor Cuevas, tocaron en arrebatadoras notas de auxilio. En forma vertiginosa, concurrieron bomberos de la Primera, Segunda de Agua, Segunda de Hachas y Guardia de la Propiedad para proceder al rescate de los infortunados pitoneros sepultados de la Primera Compañía, bajo toneladas de escombros humeantes.

“Muy pronto encontraron a la primera víctima entre el barro, la sangre y trozos de uniforme rojo. Se trataba de Alexander Blackwood. Su cuerpo se encontraba triturado por la muralla, y su casco, de suela y borde de bronce, había sido reducido a sólo dos pulgadas de espesor. Su muerte debió ser instantánea.

“Continuaron las labores de rescate y luego apareció el cuerpo del joven voluntario Eduardo Rodríguez, que aún vivía, pero agonizante. Gravemente herido, la muerte llegó pronto, ante la consternación de sus compañeros de bomba.

“La rebusca continuó, y se rescataron, con leves heridas, dos marineros del vapor mercante “Megère” y un campesino colaborador, afortunadamente sin lesiones.

“Tras nuevos esfuerzos de búsqueda y rescate, fue encontrado el cuerpo del voluntario de la Primera, Guillermo 2ª Lawrence, con una profunda herida que le atravesaba la frente y le partía la cara, en dos pedazos. Fue llevado a una casa particular, en la esquina de la Calle de la Aduana con la Quebrada El Almendro, donde hoy se encuentra la Bolsa de Valores de Valparaíso. Después de una dolorosa agonía, Lawrence, falleció a las 09.03 horas de la mañana, asistido por el cura de la iglesia de la matriz, monseñor Mariano Casanova, posteriormente Arzobispo de Santiago. A pesar que Lawrence era presbiteriano protestante, monseñor Casanova le impartió los últimos sacramentos católicos, aduciendo que existe un solo Dios”.(4)

Al nombre del Teniente Alejandro Farley, mártir de la 10ª Compañía de Bomberos de Valparaíso, caído en acción el 13 de noviembre de 1858, se sumaban ahora los de los mártires de la 1ª: Eduardo Rodríguez, Guillermo Lawrence y Alejandro Blackwood.

La ciudad de Valparaíso detuvo su actividad al día siguiente para participar en el homenaje que se les rindió a los héroes.

El cortejo fúnebre salió desde el cuartel general del Cuerpo de Bomberos e inició su marcha hacia el cementerio en el siguiente orden: la banda de música de la Artillería de Marina, todas las compañías de bomberos, la banda de la Artillería Cívica Naval, “los tres carros mortuorios, con sus uniformes sobre el cajón, tirados por dos miembros de cada compañía”, marinos franceses con sus respectivos oficiales, los Ministros del Interior, Hacienda y Justicia, el Intendente, la Municipalidad, el Cuerpo Consular, el Directorio del Cuerpo de Bomberos, comerciantes, oficiales de marina nacionales, el comodoro de Su Majestad Británica, oficiales extranjeros, “las cuatro logias masónicas, en número de 400 a 500, con el distintivo de una hoja de acacia”, gran número de particulares, “entre los cuales distinguíamos al diputado don Manuel A. Matta y su hermano Guillermo”. En total, entre cuatro mil y cinco mil personas.

La comitiva, en el orden mencionado, desfiló hacia el cementerio, “tocando las bandas de música marchas fúnebres”. Los restos de Eduardo Rodríguez fueron llevados al cementerio católico, donde se depositaron en la sepultura de la 3ª Compañía, después de una corta ceremonia.

“Los jóvenes Blackwood y Lawrence (5) fueron sepultados en el cementerio protestante, donde sólo se permitió entrar a los bomberos y autoridades.

“Don Benicio Álamos González y don David Trumbull pronunciaron algunas palabras sobre las tumbas de esos jóvenes.

“Después tuvo lugar una corta ceremonia masónica.

“Los bomberos y particulares regresaron a las dos y cuarto de la tarde; despidiéndose el duelo en la plaza del orden”.(6)

El diario La Patria del día siguiente dio cuenta de la despedida que los hermanos masones ofrecieron a los mártires:

“Las sociedades masónicas de Valparaíso, acompañadas de un considerable número de masones extranjeros, acudieron también en cuerpo a rendir los últimos honores a las lamentadas víctimas del deber y de la humanidad y en especial al joven Blackwood, Segundo Vigilante y miembro querido de la logia Bethesda de esta ciudad. La institución masónica debía hacer acto especial de presencia en un caso como el de ayer, en que se tributaba tan alto y merecido homenaje a las grandes virtudes sociales que ella cultiva y procura desarrollar entre sus afiliados”.

Benicio Álamos González, a la sazón Director de la 9ª Compañía de Bomberos de Valparaíso, Venerable Maestro de “Unión Fraternal” Nº1 y Gran Orador adjunto de la Gran Logia de Chile, pronunció un emotivo discurso, en el cual expresó:

“El masón que trabaja misteriosamente por el progreso, por la filantropía y por la fraternidad humana, ejecuta por cierto una obra bastante abnegada, porque jamás la mano derecha sabe lo que ejecuta la izquierda. Pero al menos, al través de esos trabajos, hay ciertas consideraciones personales y la esperanza de garantir la felicidad de los suyos, multiplicando el número de sus hermanos.

“Pero el bombero voluntario ¿qué espera? Nada. Para él no hay glorias ni hay inmortalidad, no hay recompensas futuras. Todo lo hace para el bien de la humanidad, por la más pura y desinteresada abnegación”.(7)

El hermano masón David Trumbull, miembro de la Logia “Bethesda”, a la que pertenecía el mártir Alejandro Blackwood, y pastor de la Iglesia Presbiteriana, pronunció un discurso de carácter religioso.

En Santiago, el drama conmovió también a la ciudadanía. Todas las compañías de bomberos pusieron sus banderas a media asta y las cubrieron con crespón negro en señal de duelo.

El día 27 de febrero la 1ª Compañía de Bomberos de Santiago y la Compañía de Salvadores y Guardia de Propiedad de la misma ciudad, enviaron sus condolencias.(8)

La familia del bombero Blackwood escribió una carta para agradecer a las autoridades, a los bomberos y al público, “por sus manifestaciones de respeto y simpatía hechas en memoria este amado y malogrado joven”.(9)

El Directorio del Cuerpo de Bomberos de Valparaíso escribió una sentida carta a las familias de los bomberos mártires. En parte de ella expresa: “El cuerpo de bomberos conservará imperecedero el recuerdo de esas preciosas víctimas y su primer deber, mientras exista, será guardar de la manera más solemne tan querida y triste memoria (…)”.(10)

Dos días antes, el 4 de marzo, la Primera Compañía de Bomberos de Valparaíso, representada por su Director, Francisco C. Brown, y Carlos E. Browne, agradece las condolencias recibidas. Su dolor es aún mayor, por cuanto estos voluntarios se habían incorporado hacía poco tiempo a la institución: “Profundamente nos ha impresionado ver a tres estimados compañeros, que apenas se incorporaban en nuestras filas para combatir nuestro enemigo común (…)”.(11)

La única nota discordante en esta sumatoria de homenajes al valor, a la entrega y al amor por la humanidad, la puso la Revista Católica, de Santiago, que describió el funeral como un acto profano, donde “no podían tener cabida las ceremonias y preces prescritos por la Iglesia en la conducción de los cadáveres al lugar sagrado en las solemnes exequias, desde que se conducían a la vez los de personas de distintas creencias, y el convoy era una mezcla de fieles con protestantes y católicos excomulgados”.(12)

El hermano Alexander Blackwood había nacido en 1845 y era carpintero. Fue el peticionario Nº 245 para ser iniciado en la Logia “Bethesda” de Valparaíso; la solicitud la presentó el 13 de noviembre de 1865. Su aplicación fue aceptada en este Taller masónico el 11 de diciembre del mismo año. Para el período 1867-1868 había sido elegido Segundo Vigilante.(13)

El 21 de junio de 1869, la Logia “Justicia y Libertad” Nº5, de Santiago, destinó una Tenida Fúnebre para honrar la memoria del hermano Alejandro Blackwood.


NOTAS:
(1) La Patria, Nº 1706, Valparaíso, 24 febrero 1869. (El lugar corresponde a las actuales calles Prat, Urriola y Cochrane).
(2) Esposa del masón Esteban Manzano.
(3)Op. cit.
(4) Texto del Bombero Honorario de la 1ª Compañía, don Jorge Humberto Bonilla B. (Correo electrónico del 14 octubre 2005), a quien agradezco, al igual que al voluntario Juan Portilla P., a cargo de los contactos por Internet, y a la Oficialidad de la “Bomba América”.
(5)Guillermo Lawrence había llegado hacía poco de Europa, donde había estado estudiando, enviado por su familia. En el viejo continente había pasado seis o siete años. El joven Guillermo Lawrence era hijo del hermano masón del mismo nombre, en este momento con sus negocios en Tomé, que había sido iniciado en la Logia Unión Fraternal, de Valparaíso, el 4 de enero de 1854, y que se encontraba radicado en la zona de Concepción, donde había participado, en 1856, en la fundación de la Logia “Estrella del Sur”.
(6) La Patria, Nº 1707, 25 febrero 1869.
(7) La Patria, Nº 1708, 26 febrero 1869.
(8) La Patria, Nº 1710, 1º marzo 1869.
(9) La Patria, Nº 1711, 2 marzo 1869.
(10) Carta dirigida al padre de Guillermo 2ª Lawrence. (La Patria, Nº 1711, 2 marzo 1869).
(11) La Patria, Nº 1739, 7 abril 1869.
(12) Citado por La Patria, Nº 1718, 10 marzo 1869.
(13) Información del V. H. John Enos, de la R. L. “Bethesda”, de Valparaíso.
 
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El 7 de Junio de ese fatídico año 1991, nuevamente el dolor y la incredulidad invaden el corazón, y la mente de los voluntarios de la “Pompa Italia”. Carlos Giaverini Faundez, compañero leal, amistoso, siempre dispuesto a servir, sin importar condición ni circunstancia, siempre presente para colaborar en forma espontánea en lo que fuera requerido, concurrió por propia voluntad, como siempre lo hacia en los actos, del servicio, a un ejercicio dispuesto por el Cuerpo de Bomberos de Santiago para el programa de televisión "Sábado Taquilla" de TVN, al interior del Parque O’Higgins, en que participaban la 7ª. Y 11ª. Compañías. El reloj marca las 10:00 am. y el timbre anuncia la partida de nuestra máquina para dirigirse camino al Parque O'Higgins. Carlo, que venía llegando, no alcanza a tripular y decide tomar un taxi para dirigirse al lugar del ejercicio

La actividad bomberil se desarrollaba con normalidad, pero de pronto un percance suspende su prosecucuion al trabarse el ascensor de la escala mecánica de la 7ª Cia. Carlo Giaverini, como siempre, concurrió a ayudar a solucionar el problema. El ascensor que se encontraba a una altura de aproximadamente cuatro metros, con dos voluntarios en su interior, se destrabo repentinamente cayendo pesada y violentamente sobre Giaverini, causándole lesiones de tal gravedad cayendo mortalmente herido, mientras llega la ambulancia, se le practica respiración artificial, arrebatándose momentaneamente de la muerte. A las 11:30 hrs es ingresado al Instituto de Neurocirugia; todo lo que era paz y quietud ha sido quebrantado por este cruel accidente; la familia Oncina y todo el Cuerpo de Bomberos de Santiago se opone con entereza, temor y mucha esperanza a esta nueva y desigual batalla en la cual se enfrentaban la ciencia y la muerte. Pasan las horas, y las heridas mortales son irrecuperables, a las 16:50 hrs. ya todo era todo inútil, el dolor, la desesperación nuevamente se han perpetuado en nuestra Compañía, la que esta vez ve desaparecer a un bombero de excepción. Carlo Giaverini, un voluntario de 59 años de edad, y que pocos días antes, el 3 de Junio había recibido su Premio de Constancia por 5 años de servicios en la Compañía, caía victima de su voluntad de servir, constituyéndose en el tercer mártir de la Pompa Italia y el 40º en la lista de Honor del Cuerpo de Bomberos de Santiago.

Pero el trágico destino agregaría una nota adicional al fallecimiento de Carlo Giaverini, puesto que tanto el hijo de este, como el padre de Claudio Cattoni, eran también, bomberos de la Undécima, lo que llevo al Director de la Compañía de aquella época, Adolfo Croxatto Ornano, al momento de despedir los restos mortales, de Carlo Giaverini Faúndez, a decir emocionado:

“Consternada, sin poder comprender tanta fatalidad, la Undécima Compañía de Bomberos de Santiago “Pompa Italia”, llega a despedir los restos mortales de uno de los suyos, Carlo Giaverini Faundez, Mártir de la Institución. En poco mas de cinco meses, la Undécima ha visto inmolarse a dos dilectos voluntarios; la comunidad italiana a dos de los suyos, que llevan su sangre y, además, a un padre perder a su hijo y a un hijo perder a su padre”.

Como escribiría el voluntario y ex capitán José Oneto Escudero así es el bombero; fanático de sus ideales, les consagra incluso la vida. Amado por los más, incomprendido por algunos, guarda como un prvilegio el sacerdocio del debe, apóstol que, como los otros, necesita, para ejercerlo el estímulo de su vocación. Mitad hombre de trabajo, militar; como ciudadano de la vieja Roma, que aunque vitiera de civil la túnica pretexta o la purpurada toga senatorial, era un soldado pronto a dejar el martillo o el foro para combatir en la legión; así el bombero, cualquira sea la actividad con que se gane su vida, distribuye su misión permanente en esta doble calidad que lo transforma en un instante, reemplazando sus instrumentos de trabajo por armas de combate, siempre atento al llamado a que ha ofrecido la tranquilidad de su vida.


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Chupe
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iquique
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Primeros MÁRTIRES del Cuerpo de Bomberos de Iquique y los unicos de mi compañía. Tambien mencionar que son los unicos que han fallecido en un Incendio.
[h=2]
cia12.2.png
[/h]
[h=2][/h][h=2]NUESTROS MARTIRES DEL DEBER [/h]Un despertar tranquilo se hacia presente en Iquique la mañana del Viernes 5 de Julio del año 1929, a las 10:10 horas, se hacen sentir las campanas de alarma de incendio, una extensa columna de humo se hacia ver desde toda la ciudad, un incendio reducia a escombros unas 7 casas de habitaciones completamente ocupadas y causaba enormes estragos en el corazón de toda una manzana en la calle Unión entre Vivar y Barros Arana.
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El fuego producido por el volcamiento de un anafre a parafina, que se extendió hacia un depósito de alquitrán, producto de trabajos que se realizaban en el lugar y que no pudo ser controlado en sus inicios y este amenazaba con extenderse hacia el sector oriente de la manzana Tan pronto fue dada la alarma, las primeras compañías en llegar fueron la Victoria Nº 11 y la Iquique Nº 12, las que en el lugar hacían esfuerzos sobre humanos para luchar contra dantesco incendio y tratar de controlar la situación, la que se vio agravada por la absoluta carencia de agua en el lugar, basta decir que el agua levantada por los pitones que combatían el siniestro no alcanzaban ni siquiera los dos metros de altura.
Mientras los bomberos que se encontraban en el lugar, realizaban labores de salvamento, con el fin de evitar que el fuego pudiera propagase, se dispuso derribar algunos tabiques, lo que traería graves consecuencias.
Cerca de la 11:00 horas se produce un derrumbe, una muralla de material sólido, cáe sobre varios voluntarios de distintas compañías, los que quedan atrapados, con heridas y quemaduras de diversa consideración. Los voluntarios heridos fueron los siguientes:


• Julián Lafuente Compañía Germania Nº 2
• Jorge Díaz, Compañía Germania Nº 2
• Humberto Jorquera Compañía Dalmacia Nº 5
• Vicente Gómez Compañía Dalmacia Nº 5
• Juan González Compañía Sargento Aldea Nº 6
• José Rodríguez Compañía Zapadores Nº 8
• Santiago Malebrán Compañía Zapadores Nº 8
• Manuel Fuentes Compañía Victoria Nº 11
• Manuel González Compañía Iquique Nº 12
• Fermín Céspedes Compañía Iquique Nº 12


Debido a la gravedad del incidente los esfuerzos de los bomberos se orientaron al rescate de los voluntarios, los que son trasladados en el carro ambulancia de la Compañía Arturo Prat Nº 9, hasta el Hospital de Beneficencia donde son visitados por las autoridades Bomberiles de la época, quedan internados de extrema gravedad y con peligro de muerte, los Voluntarios de nuestra Compañía , Céspedes y González
Fermín Céspedes, debido a sus graves lesiones y quemaduras, fallece el día domingo 7 de Julio, a las 12:45 horas y Manuel González, también a causa de sus graves heridas, fallece el día Martes 9 de Julio, a las 13:55 horas, siendo la segunda victima del trágico incendio.
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[h=3]Fermín Oscar Céspedes[/h]Había nacido en el año 1896 e ingreso a la compañía un 11 de noviembre de 1917, a la edad de 21 años registrándose como miembro fundador de nuestra Institución, durante sus años de servicio en la institución, se destaco por su de entrega y cooperación, debido a su profesión de sastre fue quien confecciono los primeros uniformes de la compañía. En 1927 recibió su segundo premio por 10 años de servicio. Al momento de su fallecimiento tenia 33 años de edad.
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[h=3]Manuel González Véliz,[/h]Había nacido en el año 1911, ingreso a la compañía en el año 1927, a la edad de 16 años, de profesión lustrabotas destacándose por su jovial entrega a la institución, su único premio fueron sus buenos sentimientos de acudir con presteza a la ayuda de sus semejantes, ya que por ser tan joven aun no había recibido otra distinción, la muerte del humilde y conocido Lustrabotas, causo una honda consternación en toda la ciudad. A momento de su fallecimiento tenia 18 años de edad.
Sus cuerpos fueron trasladados a la Comandancia General, transformados en los primeros Mártires del Deber del Cuerpo de Bomberos de Iquique, en ese lugar se erigió una capilla ardiente donde fueron velados, recibiendo el homenaje de sus camaradas, como de toda la comunidad Iquiqueña y posteriormente en solemne romería sus restos fueron trasladados al Cementerio General donde hoy descansan en el Mausoleo de la Institución.
En el año 1972, por decreto ley la Ilustre Municipalidad de Iquique, dio un nuevo nombre a la calle Unión, pasándose a llamar calle “Mártires Céspedes y González”, para perpetuar sus nombres y en sentida gratitud por la acción que en vida llevaron a cabo, además se levanto un Monolito en el mismo lugar de la tragedia, donde año a año en el mes de Julio, nuestra Compañía Rinde los Honores correspondientes.

 

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Germán tenderini, el primer héroe-mártir de los bomberos de santiago

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Germán Tenderini (1828 - 1870)

Todo el mundo ubica la calle que recorre paralela a Mac Iver dos cuadras desde la Alameda Bernardo O’Higgins hasta Agustinas, pasando por locales de comida rápida, tiendas de ollería, importadoras de abarrotes y una cuadra completa ocupada por el muro oriente del Teatro Municipal.

Todos saben lo que allí encontrarán: tarotistas, restaurantes, un monumento a W. A. Mozart, pilotes con enormes cadenas cerrándole el paso a los vehículos. Todos saben también lo que hay en los locales comerciales de la primera cuadra, por los pasajes del costado: joyerías, tiendas de antigüedades, casas de instrumentos musicales y los últimos negocios de revelado y fotografía que sobreviven en la era de la cámara digital.

Algunos personajes ilustres han vivido por acá. En el departamento 40 del número 85 de la calle, por ejemplo, residía hacia los años sesenta el Diputado radical Víctor Manuel Flores Castelli. En el 127 estaba el estudio del diseñador Carlos Garretón Señoret, uno de los mueblistas más cotizados de su época. En el número 26 funcionó también una importante empresa de ingeniería: A. Montero y Cía.

Hacia Agustinas, un elegante café para intelectuales, un prestigioso restaurante de comida italiana, el ex edificio Paramount de líneas egipcias y la entrada a la Sociedad Nacional Agricultura y a sus estudios radiales… Y el busto de bronce de un bombero.

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En fin, todos conocen la calle Tenderini y, sin embargo, nadie parece conocer la historia del hombre que le da nombre a la misma, ni su vinculación con el lugar, con el Teatro Municipal, con el Cuerpo de Bomberos de Santiago, o con el heroico acto de servicio que le costara la vida justo allá, al final de esta calle peatonal, ahí donde hoy se terminan los trabajos de los estacionamientos subterráneos de calle Agustinas.

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No puede culparse a las masas por este desconocimiento, sin embargo. Aun cuando se homenajee correspondientemente a Germán Tenderini con ese busto junto al muro del teatro, existen muchos puntos nebulosos y desconocidos de su vida, que se advierten al tratar de estudiar las escasas biografías que circulan de él.

Germán Tenderini y Vacca nació en el pueblo toscano de Carrara, en 1828, poblado italiano reconocido internacionalmente por sus artesanías e industrias de trabajo en mármol. Hijo de Juan Bautista y Zenobia Tenderini (ella de apellido Vascá cuando soltera, según algunas fuentes), la familia también participaba de este oficio, por lo que trabajó en él desde niño y en duras condiciones, hasta cerca ya de su juventud.

Su vocación de servicio quedó manifiesta cuando tuvo lugar la devastadora epidemia de cólera en Italia, durante la cual trabajó como voluntario para asistir enfermos y trasladar ayuda. Destacó de tal manera en estas labores, que el Gobierno de Roma le otorgó un reconocimiento público y hasta le ofreció premiarlo con el título de Barón, distinción que el joven héroe rechazó por las tendencias progresistas de sus ideas, inspiradas por teorías sociales y románticas.

Entre muchas de las incertidumbres que rondan su vida, se desconoce la razón por la que viajó después hasta Chile con su madre y de su hermano Uldaricio, hacia 1856, probablemente por alguna situación relacionada con la reciente unificación italiana. Acá se dedicó a trabajar también el arte del mármol y se integró a la Masonería de Chile, siendo invitado a la Logia Nº 5 “Justicia y Libertad”.

Su sentido vocacional de servicio, además de su liderazgo innato, se impuso otra vez, llevándole a fundar un taller-escuela para la enseñanza de aprendizaje en técnicas manuales y artesanía. Fiel a sus ideas, se integró al Club de la Reforma y se hizo miembro de la Sociedad de Artesanos La Unión y al Club de Obreros, ambos relacionados con la masonería, y desde los cuales ayudó a organizar a trabajadores y artesanos en torno a la protección de sus derechos.

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Vista de la segunda cuadra. Perfil del busto de W. A. Mozart

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Segunda cuadra de Tenderini, donde están los bustos de bronce


Estando aún viva su madre, conoce a doña Antonia Bustamante Sepúlveda, de quien se enamora perdidamente aunque sin contraer matrimonio, pues no creía en los vínculos sagrados de la Iglesia y en aquellos años no existía el matrimonio civil. Sin embargo, su mujer cayó gravemente enferma y, estando ella en peligro muerte, Tenderini decidió desposarla en ceremonia religiosa del 9 de noviembre de 1867. Para su fortuna, ella no murió.

A partir de diciembre de 1863, luego del fatídico incendio de la Iglesia de Compañía de Jesús, se había comenzado a citar a voluntarios que quisieran integrar el Cuerpo de Bomberos que estaba fundándose. Tenderini ingresó a la Compañía de Guardia de Propiedad el 13 de octubre de 1865.

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En 1867, fue ascendido a Sargento Cuarto, y al año siguiente Teniente Cuarto. Sus propios compañeros le concedieron el grado de Teniente Tercero de la Cuarta Compañía “Salvadores” en julio de 1868, al quedar vacante el cargo. Fue reelegido en este grado para el período 1869-1870, en reconocimiento a su heroísmo y audacia, mismas virtudes que lo llevarían a la muerte, sin embargo.

El 8 de diciembre de 1870, se declaró un incendio en el Teatro Municipal de Santiago, por fortuna sólo poco después de concluida una presentación en sus escenarios y cuando el público acababa de retirarse.

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Germán Tenderini fue el primero en llegar respondiendo a la alarma, encontrándose con el edificio en llamas que, de cundir, podrían haber provocado un desastre como el de Valparaíso en 1843. Allí se encontraría con su colega Arturo Villarroel, futuro héroe de la Guerra del Pacífico apodado "El General Dinamita". Fueron recibidos por quien trabajaba como portero del teatro, Santiago Quintanilla, quien le abrió las puertas y le acompañó al interior del infierno para detectar y atacar el foco principal del fuego.

Los demás bomberos llegaron cuando las llamas ya abrazaban la construcción por todos sus costados y el fuego bramaba exhalando humo por las ventanas del teatro. Nadie advirtió que Tenderini ya se encontraba adentro, y que por esta razón no respondía a los llamados de sus compañeros de uniforme.

Cuando volvieron al Cuartel y pasaron lista, quedó clara su ausencia, y comenzó a temerse lo peor. La triste realidad quedó en evidencia durante las inspecciones realizadas dentro del edificio siniestrado, cuando se encontró el cuerpo calcinado del héroe al lado del escenario del Teatro Municipal. Quintanilla también había fallecido.

El otro de los primeros bomberos que había llegado al lugar y que alcanzó a ver con vida a Tenderini, Villaroel, sólo pudo dar su testimonio después de haberse recuperado de la asfixia. En su informe detalla los angustiantes y dramáticos últimos momentos de Tenderini y Quintanilla, antes de caer sofocados por los humos.

Germán Tenderini fue, así mucho más que el nombre homenajear en una calle del centro de Santiago, cuando ésta se abrió entre las calles Clara (Mac Iver) y San Antonio. Por algunos años, la 6ª Compañía de Bomberos de Santiago publicaba también una revista institucional con el apellido del héroe, y en el primer centenario del Teatro Municipal, la Ilustre Municipalidad de Santiago hizo levantar el 17 de septiembre de 1957 un busto de bronce en el lugar, que aún se encuentra allí recordando su sacrificio.

Tenderini correspondió al primer mártir del Cuerpo de Bomberos de Santiago, y su ejemplo ha sido espejo de rectitud y sacrificio para esta institución de voluntarios que sigue constituyendo un ejemplo elogiado en el mundo entero.


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Busto de bronce de Germán Tenderini junto al teatro. Se encuentra tras unas rejas. Fue inaugurado el 17 de septiembre de 1957 y su obra artística quedó encargada a E. Montecino.



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Otro busto de Germán Tenderini, en la Sexta Compañía de Bomberos (imagen tomada del sitio web de la compañía).

http://urbatorium.blogspot.com/
 

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Agradecer este excelente reportaje primero que nada.
Solo me asalta una duda y se refleja en los bustos...
¿cual era el casco utilizado por los Guardianes y Salvadores en 1870 ya que ambos bustos lo representan con cascos diferentes?
 

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LOS ANDES: Bomberos conmemora a sus mártires a 26 años de la tragedia en el Río Aconcagua

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Se cumple un nuevo 25 de Noviembre y para el Cuerpo de Bomberos de Los Andes esta fecha no es una fecha grata de recordar. Ya que se conmemora la partida de 4 de sus voluntarios los que perdieron la vida realizando lo que más les gustaba hacer.

Nos remontamos al año 1987 a las 9 de la mañana y la alarma del cuerpo de bomberos indicaba que debían concurrir a un rescate de una persona que se habría precipitado al lecho del Río Aconcagua en el sector de las Vizcachas. Se trataba de Raúl Guzmán Díaz, un joven de 23 años, quien supuestamente habría caído a las aguas del rio. Sin pensarlo este equipo especializado compuesto por Guillermo Muñoz Rojas, Andrés Améstica Herrera, Carlos Rombado López y Gregorio Díaz Flores en conjunto con su compañía acudieron a esta emergencia comenzando con la búsqueda de la persona.

Cerca de las 10 de la mañana comenzaron con la búsqueda del supuesto cuerpo, lanzándose a las torrentosas aguas del Aconcagua en época de deshielos. Fue así, que tras unos minutos la sirena de Calle Esmeralda comenzaba nuevamente a sonar. Esta vez el llamado era incesante, se informaba que la embarcación que tripulaban estos voluntarios había perdido el control y se habían precipitado al agua. En ese momento Luis Mardones Mardones y Marcos Fernández Cortés quienes acompañaban la expedición lograron ganarle al poderoso afluente, logrando salir a la orilla. Sin embargo sus compañeros no tuvieron la misma suerte, siendo arrastrados por las torrentosas aguas.

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Conmemoración de la Tragedia del Río Aconcagua


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Eucaristía en memoria de los 4 mártires de la Primera Compañía de Los Andes

En ese momento las sirenas lloraban la partida de cuatro de sus miembros, sus compañeros luchaban por intentar rescatarlos con vida, siempre con la esperanza que sus camaradas pudieran zafar de esta. Sin embargo la madre naturaleza quiso lo contrario.
No hubo Bombero, ni andino que no llorara su partida. Eran jóvenes, que fiel al compromiso de Servir en forma noble y desinteresada a la comunidad, terminaron entregando su vida en el deber de cumplirlo.

Desde ese día, todo 25 de noviembre es recordado por todo el Cuerpo de Bomberos, con pena, con tristeza, pero con un amor a su labor que es la de salvar vidas y creemos que si en el lecho del río existe una emergencia, sin dudarlo los voluntarios volverían a lanzarse al agua para salvar una vida.

Este espíritu, una labor realmente inmensurable. Es por esto, que cada año se recuerda a estos cuatro mártires. Este lunes en el sector del accidente se realizó el lanzamiento al río de una ofrenda, cuatro campanadas, el toque de clarín y resonaron de sirenas, recordando a Guillermo, Andrés, Carlos y Gregorio.

Se leyeron las hojas de vida de cada uno, se izó la bandera y se guardó un minuto de silencio. Luego se procedió a la realización de una eucaristía en el mismo cuartel, recordando y conmemorando estos 26 años de la partida de estos cuatro mártires de la Primer Compañía del Cuerpo de Bomberos de Los Andes.

http://www.aconcaguanews.cl/
 

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Homenaje a rescatistas del siniestro de la Barraca Schulze cumple 61 años

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archivo

Un homenaje a los 36 mártires bomberiles que fallecieron en 1953 en el incendio y explosión de la Barraca Shulze, en el centro de Valparaíso, realizarán los bomberos de la zona esta noche de Año Nuevo, pasadas las tres de la mañana, momento en que se tocarán las pailas de bomberos.

Al respecto, el Comandante de Bomberos de Valparaíso, Enzo Gagliardo, confirmó el homenaje, que este 1 de enero cumple 61 años.

Entre los fallecidos se hace homenaje también a un carabinero, que al igual que los bomberos, esa noche trabajaba en la emergencia que se produjo en avenida Brasil.

Además, a la conmemoración se suman aquellos funcionarios de bomberos que prestaron labor voluntariamente la noche de 1953, quienes tuvieron que trabajar contra adversidades para superar la emergencia, poniendo muchas veces en riesgo también sus vidas.

biobiochile.cl
 

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LOS ANDES: Bomberos conmemora a sus mártires a 26 años de la tragedia en el Río Aconcagua

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Se cumple un nuevo 25 de Noviembre y para el Cuerpo de Bomberos de Los Andes esta fecha no es una fecha grata de recordar. Ya que se conmemora la partida de 4 de sus voluntarios los que perdieron la vida realizando lo que más les gustaba hacer.

Nos remontamos al año 1987 a las 9 de la mañana y la alarma del cuerpo de bomberos indicaba que debían concurrir a un rescate de una persona que se habría precipitado al lecho del Río Aconcagua en el sector de las Vizcachas. Se trataba de Raúl Guzmán Díaz, un joven de 23 años, quien supuestamente habría caído a las aguas del rio. Sin pensarlo este equipo especializado compuesto por Guillermo Muñoz Rojas, Andrés Améstica Herrera, Carlos Rombado López y Gregorio Díaz Flores en conjunto con su compañía acudieron a esta emergencia comenzando con la búsqueda de la persona.

Cerca de las 10 de la mañana comenzaron con la búsqueda del supuesto cuerpo, lanzándose a las torrentosas aguas del Aconcagua en época de deshielos. Fue así, que tras unos minutos la sirena de Calle Esmeralda comenzaba nuevamente a sonar. Esta vez el llamado era incesante, se informaba que la embarcación que tripulaban estos voluntarios había perdido el control y se habían precipitado al agua. En ese momento Luis Mardones Mardones y Marcos Fernández Cortés quienes acompañaban la expedición lograron ganarle al poderoso afluente, logrando salir a la orilla. Sin embargo sus compañeros no tuvieron la misma suerte, siendo arrastrados por las torrentosas aguas.

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Conmemoración de la Tragedia del Río Aconcagua


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Eucaristía en memoria de los 4 mártires de la Primera Compañía de Los Andes

En ese momento las sirenas lloraban la partida de cuatro de sus miembros, sus compañeros luchaban por intentar rescatarlos con vida, siempre con la esperanza que sus camaradas pudieran zafar de esta. Sin embargo la madre naturaleza quiso lo contrario.
No hubo Bombero, ni andino que no llorara su partida. Eran jóvenes, que fiel al compromiso de Servir en forma noble y desinteresada a la comunidad, terminaron entregando su vida en el deber de cumplirlo.

Desde ese día, todo 25 de noviembre es recordado por todo el Cuerpo de Bomberos, con pena, con tristeza, pero con un amor a su labor que es la de salvar vidas y creemos que si en el lecho del río existe una emergencia, sin dudarlo los voluntarios volverían a lanzarse al agua para salvar una vida.

Este espíritu, una labor realmente inmensurable. Es por esto, que cada año se recuerda a estos cuatro mártires. Este lunes en el sector del accidente se realizó el lanzamiento al río de una ofrenda, cuatro campanadas, el toque de clarín y resonaron de sirenas, recordando a Guillermo, Andrés, Carlos y Gregorio.

Se leyeron las hojas de vida de cada uno, se izó la bandera y se guardó un minuto de silencio. Luego se procedió a la realización de una eucaristía en el mismo cuartel, recordando y conmemorando estos 26 años de la partida de estos cuatro mártires de la Primer Compañía del Cuerpo de Bomberos de Los Andes.

http://www.aconcaguanews.cl/

Lamentable que solo se sepa de discursos, nada de investigar las causas y responsabilidades. FalleciO hasta el instructor. ¿Se habrá investigado el tipo y nivel de preparación para estos eventos del resto de quienes conformaban ese grupo?. ¿Habrá sido absolutamente en vano la muerte de esos cuatro jóvenes de entonces, que se aprendió, que se corrigió, algo, mucho, nada?.
 

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Tragedia de Barracas: Murió otro de los bomberos internados


Facundo Ambrosi, de 25 años, se encontraba internado con muerte cerebral. Esta tarde falleció luego de haber sido operado.

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BUENOS AIRES.- Facundo Ambrosi, uno de los bomberos internados por la tragedia de Barracas, murió en la tarde de este lunes tras dos semanas de estar en coma.

El joven bombero de 25 años pertenecia al cuartel vuelta de Rocha y se convirtió en la decima víctima fatal del incendio y derrumbe del edificio de Iron Mountain.

Ambrosi había sufrido severos golpes en la cabeza y varias heridas en el cuerpo. Hace unos días había sido intervenido quirúrgicamente pero había sido diagnosticado muerte cerebral. Finalmente, esta tarde falleció.


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Facundo Ambrosi sigue salvando vidas a través de sus órganos

El velatorio del bombero fallecido durante la tarde de hoy se realizará después de la ablación.


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BUENOS AIRES.- Facundo Ambrosi, el último sobreviviente de la tragedia de Barracas, se convirtió hoy en un héroe que trasciende su propia muerte, y continuará salvando vidas a través de la donación de sus órganos.

Antonio Sette, director del destacamento de Vuelta de Rocha, confirmó en una entrevista radial que "la vida de Facu fue una vida solidaria, porque hasta con su muerte dará vida". Una vez ablacionado el cuerpo de Ambrosi, se realizará el correspondiente velatorio.

El joven bombero era padre de tres nenes y se encontraba internado en coma farmacológico y con respiración asistida. Desde el día de la tragedia a la fecha, había sido sometido a una operación en la cabeza y una endoscopía.

Ambrosi se suma a Pedro Baricola, Juan Matías Monticelli, Anahí Garnica, Leonardo Arturo Day, Eduardo Conesa, José Luis Méndez, Damián Veliz, Sebastián Campos, y Maximiliano Martínez, todos ellos fallecidos como consecuencia del incendio y derrumbe de un depósito de la empresa Iron Mountain.

http://www.nuevodiarioweb.com.ar/
 

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Bomberos recuerda a su primer mártir fallecido en 1941

Ofrendas florales y emotivos discursos formaron parte del homenaje realizado por sus actuales camaradas, al joven inmolado en acto de servicio

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Una gran cantidad de bomberos de diversas compañías de La Serena se reunieron en la intersección de calles Balmaceda y Domeyko de la ciudad, para conmemorar el aniversario Nº73 del fallecimiento del primer mártir de la institución. Pedro Rojas Araya (21) dejó de existir la madrugada del 6 de abril de 1941 en acto de servicio, convirtiéndose en un ejemplo hasta el día de hoy.

Emotivos discursos marcaron el homenaje al ex voluntario, para posteriormente trasladarse en una romería hasta el cementerio municipal donde descansan sus restos. En la ocasión, el superintendente de Bomberos de La Serena, Raúl Cortés indicó que “este hecho nos recuerda los peligros existentes en nuestra labor, pero en vez de atemorizarnos nos insta a ser mejores.

“Esto quedó demostrado hace pocos días, cuando debido al terremoto ocurrido en la zona norte del país, nuestros voluntarios prestaron sus servicios con el convencimiento de que su trabajo es salvar vidas, siendo guías en momentos de calamidad”, expresó.

TRÁGICA HISTORIA

La muerte del exbombero Pedro Rojas ocurrió debido a un accidente automovilístico en momentos en que junto a otros dos voluntarios se desplazaban a un siniestro en el centro de La Serena, utilizando un carro portaescaleras. Al llegar a la intersección de calles Balmaceda y Domeyko la madrugada del 6 de abril de 1941, con dirección hacia la Alameda, fueron embestidos por un automóvil que los impactó de frente, hiriendo de gravedad a la víctima en uno de sus pulmones, perdiendo la vida en el hospital local.

Por otra parte, los voluntarios Alfredo Muhlenbrock y Juan Francisco Ávalos, involucrados en el accidente, debieron ser trasladados con heridas de gravedad para recibir atención médica, siendo dados de alta varias semanas después de ocurrido el lamentable hecho.

Es así como el bombero Rojas Araya pasó a formar parte importante de la historia de Bomberos de La Serena.

http://diarioeldia.cl/
 

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CUERPO DE BOMBEROS DE COQUIMBO

RUBÉN GÓMEZ ESCOBAR, 4a COMPAÑIA
26/07/2004




Un trágico accidente

El Teniente 1° de la 4a. Compañía, Rubén Gómez Escobar, falleció mientras participaba el lunes 26 de julio de 2004 en la extinción del fuego en las bodegas interiores de un barco anclado a la gira en el puerto de la IV Región.

El Voluntario, de 24 años, habría caído desde una altura considerable hasta la bodega, la cual ardía en el interior. Inmediatamente sus compañeros se abocaron a la tarea del rescate lo cual fue infructuoso ya que las condiciones no eran las mejores y se ponía en riesgo al resto de los Voluntarios.

Las esperanzas de encontrar los restos Rubén Gómez estuvieron cifradas en el día martes 27. A primera hora los Bomberos de Coquimbo se prepararon para tratar de ingresar a la siniestrada nave Taiyo Maru. No obstante, las altas temperaturas reinantes en el barco impidieron el abordaje, posponiéndose la búsqueda.

En horas de la tarde se procedió a subir al barco por la popa, que era el sector más frío. Bomberos trabajó en la cubierta, tratando de apagar totalmente el incendio. Los Voluntarios no lograron acercarse a las bodegas debido a que estás mantenían las altas temperaturas.

Cerca de las 19:00 horas, la escasa visibilidad y el humo tóxico que emanaba de la bodega siniestrada llevó a suspender la búsqueda, la cual se reinició el miércoles 28 encontrándose finalmente los restos del mártir.

Rubén Gómez Escobar, se convierte así en la primera víctima del Cuerpo de Bomberos de Coquimbo, que fallece en el cumplimiento de su deber, haciendo lo que para él fue su norte de vida, el cual era ser "Bombero". Este nuevo mártir bomberil pasa a engrosar las filas de quienes partieron sin más gusto que dar la vida propia por la de los demás y con la convicción profunda del cumplimiento de sus deberes ante cualquier tipo de emergencias.

Rubén Gómez Escobar ingresó al Cuerpo de Bomberos de Coquimbo el 30 diciembre de 1997 a la 2° Compañía "Esmeralda" para posteriormente, y en el transcurso de sus 7 años de Bomberos, haber prestado sus servicios en la 3° y finalmente 4° Compañía de esa institución.

http://www.bomberil.cl/
 

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Gracias por tus posteos bluebird.

No sabía que en Chile teníamos un mártir producto de un incendio en barco.
 

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A cien años de la muerte del primer mártir de los Bomberos de Curicó

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El viernes 8 de agosto se cumplen cien años de la muerte del primer mártir del Cuerpo de Bomberos de Curicó José Cayetano Figueroa (Q.E.P.D.)

José Cayetano Figueroa Silva, nació en Curicó el 28 de marzo de 1877 y sus padres fueron Bartola Silva y Cayetano Figueroa, siendo bautizado el 29 de Marzo de 1877.

Cuenta la historia que un 19 de mayo de 1914 los voluntarios retornaban después de haber atendido un incendio que se había producido en la botica de don Cristobal González ubicada en la Alameda de Las Delicias, don Cayetano que era auxiliar de la Segunda Compañía tenía que cumplir con su labor de tal y junto a varios de sus compañeros ayudaba a empujar la máquina de la Cuarta Compañía. Cuando llegaron a la intersección de las calles de la Merced y Chacabuco en el momento de girar la máquina da un violento barquinazo en un hoyo que había entre las piedras de río que formaban la carpeta de la calle y esto provoco que José Cayetano cayera bajo la máquina siendo atropellado por esta provocándole gravísimas contusiones.

Debido a su gravedad y por consejo médico, el Cuerpo de Bomberos decide trasladarlo a Santiago, siendo ingresado en el hospital San Vicente, pero pese a todos los esfuerzos y la preocupación del Cuerpo de Bomberos de Curicó y Hospital Santiago, fallece el 8 de agosto de 1914 a los 31 años de edad. Transformado su acto de entrega en la primera página de Gloria del Cuerpo de Bomberos de Curicó.

Debido a este acto la Segunda Compañía, como justo homenaje, acordó nombrar su primer carro automóvil del Cuerpo, el Hudson Six de 1918 como “Auxiliar Figueroa”.


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Any Mejías Abatto, Secretaria Comandancia Cuerpo Bomberos de Curicó.

http://www.bomberos.cl/
 

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Pasajes de Arica fueron bautizados con el nombre de bomberos mártires
Para Pablo Carrasco, director nacional de Bomberos de Chile, destacó la importancia en que se reconozca a los voluntarios que han entregaron la vida por su comunidad.

En una emotiva ceremonia la Municipalidad de Arica, el Cuerpo de Bomberos y los familiares de los voluntarios y mártires, dieron por inaugurados los seis nuevos pasajes de la población Las Torres que llevan los nombres de ex bomberos y quienes perdieron la vida en actos heroicos en el cumplimiento de su deber.

El nuevo conjunto habitacional fue inaugurado recientemente y la iniciativa de bautizar los pasajes con los nombres de bomberos mártires, fue posible gracias a la aprobación que entregó el Concejo Municipal de Arica.

El alcalde, Salvador Urrutia, explicó que el homenajear a bomberos es un gesto importante no sólo de la Municipalidad sino la comunidad entera, que reconoce y agradece el trabajo voluntario que realizan cada uno de sus integrantes. “Como alcalde y representando también al Concejo Municipal porque esta fue una decisión de la Municipalidad en su conjunto, el concejo voto unánimemente que los nombres de estos destacados hombres, tres de ellos mártires, estuvieran para siempre nominando los pasajes de esta población; es un gesto que enaltece a una comunidad agradecida de nuestros bomberos”.

Para Pablo Carrasco, director nacional de Bomberos de Chile, destacó la importancia en que se reconozca a los voluntarios que han entregaron la vida por su comunidad, “estas personas entregaron su vida siguiendo principios y normas dadas por la misma ciudadanía, son civiles comprometidos en la protección de la ciudadanía que por distintas razones debieron encontrar la muerte en actos de servicio”.

Por su parte Aidé López, hija del voluntario Orlando López de quien uno de los pasajes lleva su nombre, manifestó que la iniciativa “es una idea fantástica no sólo por mi Papá sino por todo el trabajo que hace el Cuerpo de Bomberos de Chile, porque no olvidemos que ellos son voluntarios en un tremendo trabajo así que es importante que sean reconocidos y esto nos sirva de lección cuando ellos (bomberos) nos solicitan ayuda y no critiquemos”.

soyarica.cl
 

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Hace 62 años falleció Máximo Humbser Zumarán
El voluntario de la Quinta compañía engalanó en dos oportunidades el cargo de Comandante.

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Máximo Humbser Zumarán ingresa un 14 de abril 1919 como voluntario de la Quinta compañía del Cuerpo de Bomberos de Santiago, donde se destacó notablemente ocupando todos los cargos de mando de la institución llegando a ser elegido Comandante de la Institución en dos oportunidades de 1940 a 1944 y de 1951 al 22 de agosto de 1952 donde muere en un trágico accidente en el incendio de Serrano y Padre Alonso de Ovalle, pasando a ser el primer comandante del Cuerpo de Bomberos de Santiago que muere en un acto de servicio.

  • Segundo período como Comandante
En 1951 hubo algunos problemas en la elección de Comandante y las Compañías, por unanimidad, eligieron al Director Honorario don Máximo Humbser. Él ya había servido ese cargo por cuatro años desde 1940 y lo había desempeñado con singular eficiencia. A pesar de su edad madura y de los sacrificios que ya había experimentado y que nuevamente se le imponían aceptó diciendo:

“Este nuevo sacrificio que me pide la institución lo ofrezco a los voluntarios jóvenes para que, con mi ejemplo, formen su personalidad bomberil y sepan que al Cuerpo de Bomberos hay que servirlo cada vez que lo requiera. Deseo también dar un ejemplo a aquellos voluntarios que, por el hecho de haber obtenido la calidad de honorarios, especialmente, les pido continuar trabajando en las filas y cooperar a la labor de los activos con su consejo y experiencia”.

  • El trágico incendio del 22 de agosto
A las 2.30 de la madrugada del viernes 22 de agosto de 1952 se dio la alarma de incendio. El fuego apareció al interior de una propiedad ubicada en Serrano Nº79.

El incendio fue violento pero antes de una hora las Compañías lo habían dominado. La Quinta armó cuatro pitones. El Comandante ordenó al Capitán Hernán Swinburn que hiciera retroceder a dos de ellos por haberse situado en una ubicación que a juicio del Comandante era peligrosa. El viejo edificio amenazaba derrumbarse y el Comandante ordenó a todas Compañías cortar el agua para efectuar una inspección personal del inmueble.

Se le vio subir al segundo piso acompañado sólo de sus ayudantes. De pronto desde la calle se escuchó el estrépito del derrumbe y una voz que gritaba ¡Cayó el Comandante!. Bajo una montaña de escombros quedaron aprisionados el Comandante Humbser y su Ayudante don Raúl Rodríguez Vidal de la Doce Cía. Este fue rescatado con vida después de larga y peligrosa labor ya que otras murallas amenazaban desplomarse sobre el mismo sitio.

Al fin pudo descubrirse un brazo del infortunado Comandante. Los Cirujanos de la Quinta y de la Undécima Cía. doctores Prieto y Raffo le tomaron el pulso antes de lograr extraer totalmente el cuerpo y confirmaron su muerte. Después de más de una hora de incesante trabajo se pudo sacar su cadáver cuyas insignias de mando mostraban las huellas de la tragedia.

Se le llevó a la Asistencia Pública y de ahí al cuartel de la Quinta. Así se cumplían sus terminantes disposiciones de que sus restos se velaran en la Compañía, pero por su calidad de Jefe de la Institución debió rendírsele los honores correspondientes en el Cuartel General.

  • Hoja de servicio
- Maquinista (1921-22, 1925, 1930-31)
- Secretario (1929)
- Inspector General (1933-34)
- Teniente 1° (1924, 1927-28)
- Capitán (1931-32, 1939-40)
- 2° Comandante (1934-36)
- Comandante(1940-44, 1951-52)
- Director electo (1939)
- Director Honorario (1944)
- Miembro Junta de Disciplina (1949-51)

  • Anotaciones Especiales
- Premio Dávila (1919, 1925)
- Premio La Llave (1921)
- Competencia Premio Comandancia (1919)
- 2° Lugar Premio J. M. Besoaín (1930, 1931, 1932)
- 1er Lugar Premio J. M. Besoaín (1939), Capitán
- Premio de Constancia por 35 años de Servicio con 1377 sobrantes.
- Sirvió en la 6a Cía. Entre Junio de 1915 y Marzo de 1919.

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A Máximo Humbser Zumarán

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¡Silencio!, compañeros, un instante acallad vuestros cantos, que en el alba, la desgracia ha enlutado nuestras almas:

ha muerto en la contienda el Comandante.

Apóstol generoso de una idea, murió en la santa lid, como el soldado que sucumbe altivo y abnegado al pie de la bandera en la pelea.

¡Oh, Comandante Humbser! ¡Oh, civismo!, la muerte te arrebata de los tuyos dejando sólo llantos y murmurios y un recuerdo ejemplar de tu heroísmo.

Pero no todo en la existencia muere. ¡Hasta el jardín inmaterial del alma, no llegarán, tara turbar su calma, el viento que derrumba, el sol que hiere!



Y, como consuelo ante el dolor gigante, reflexiona un Poco tú, bombero, se nos ha ido para siembre, pero, ¡los mártires ya tienen Comandante!



CESAR MATURANA TORO

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cbs.cl

 

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El último incendio de Adolfo Ossa De la Fuente
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El año 1876 sería un año de dolor y desgracia para la Primera Compañía del Cuerpo de Bomberos de Santiago (CBS), pues habría de perder en el servicio a uno de los suyos, agregando un nombre más a la lista de honor de los Mártires del Cuerpo.

Es interesante señalar que el 8 de Mayo de 1876, Adolfo Ossa rindió examen de toques, para demostrar que conocía el significado de los toques de corneta por medio de los cuales se daban las órdenes pertinentes en los incendios, y resultó aprobado como pitonero. Desde ese día le correspondió el puesto del pitón, asido al cual habría de fallecer meses más tarde.

A las 21:00 horas del 3 de Septiembre, se dio la alarma de incendio por la campana del Cuartel General, indicando que se trataba del cuarto cuartel de ese entonces. El lugar amagado era la casa de Don Santiago Arredondo, situada en la esquina de la Calle Vieja de San Diego con la de Carrascal, hoy Eleuterio Ramírez.

La Primera fue la tercera en llegar al lugar del incendio y la Bomba se colocó en la Pila de La Plaza Nueva, dando agua por el costado izquierdo de la casa incendiada.

El Capitán estuvo a cargo hasta las 10 de la noche, y por tener que retirarse, entregó el mando al Teniente 1º, don Javier Gumucio.

La “Mapocho” a palanca, trabajó hasta las 11 de la noche y a esa hora fue reemplazada por la “Central” a vapor, que se colocó en la calle del Cóndor, entre la Nueva y Vieja de San Diego. Se actuó con orden y regularidad hasta las 12 de la noche, y a esa hora, cuando se estaban apagando los escombros, cayó repentinamente una muralla, aplastando a cuatro Voluntarios Primerinos que estaban con un pitón: Adolfo Ossa, Álvaro Besa, Luis Claro Solar y Juan de Dios Prieto.

Al momento, todas las Compañías dieron el toque de socorro, y reunidos los Voluntarios, lograron sacar de entre los escombros, adoloridos y maltratados, pero ilesos, a Besa, Claro y Prieto. A los 10 minutos de trabajo, se logró sacar el cuerpo de Ossa, que había muerto sosteniendo en sus manos el pitón Primerino. La ciudad y el Cuerpo de Bomberos rindieron al joven Mártir, cuya sangre era el primer aporte Primerino a la causa, un homenaje conmovedor ante su magno sacrificio.

Desde entonces, el retrato de Adolfo Ossa y las ropas que vestía cuando rindió la vida, están en permanente exposición en el cuartel de la Primera Compañía, y su nombre es pronunciado con veneración al pasar lista en los actos del servicio. Al inaugurar su retrato al óleo, el Capitán de la Compañía, Don José Domingo Dávila expresó que se hacía.

“Para que se sepa cuando los años pasen, que él fue un Mártir del deber. Si queréis ser buenos bomberos, no vayáis muy lejos a buscar modelos, que harto elocuentes los tenéis ante vuestros ojos”.

Texto Primera CBS y www.segundinos.cl

 

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Bomberos de Quillón recordaron a Jorge Reyes, voluntario que perdió la vida en acto de servicio
Los voluntarios de bomberos de Quillón visitaron el memorial que recuerda la trágica muerte de Jorge Reyes, quien perdió la vida hace un año en un accidente de tránsito mientras concurría a un llamado de rescate.

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Este miércoles 12 de noviembre voluntarios del Cuerpo de Bomberos de Quillón recordaron a su camarada Jorge Reyes, quien falleció en un acto de servicio el año pasado en esta misma fecha.

Sus compañeros le recordaron con una visita al memorial que conmemora la trágica fecha donde dejaron una ofrenda floral.

A las 20.00 horas estaba agendada la misa en memoria de Jorge Reyes, luego de la cual se realizará una romería al mausoleo de la institución en el Cementerio Municipal.

Jorge Reyes perdió la vida tras un llamado de rescate en la localidad de Chillancito en Quillón, cuando a la altura del kilometro 14,5 de la ruta 148, al oriente de la ciudad, colisionó su taxi con una camioneta.

soychillan.cl
 

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El Último Posteo De La Bombera Mártir De Collipulli: “Quiero Ir A Combatir Con Mis Camaradas”

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En tanto, Jeyson Salamanca escribió que solamente quería descansar para continuar disponible para atender emergencias en la Segunda Compañía.

Impresiona la cantidad de mensajes en Facebook manifestando su pesar por la muerte de Patricia Marín Cáceres de 40 años, la bombera fallecida este lunes en el volcamiento del carro de la Segunda Compañía que se dirigía a combatir un incendio en Collipulli.

El deceso de Patricia ha calado hondo, pues estaba casada con Guillermo Pavez Vargas, capitán de la misma compañía y quien también iba en el carro al momento del accidente, pero logró salvar con vida.

Según confirmaron fuentes bomberiles, el esposo de la víctima fatal labora como mecánico y ella era dueña de casa, siendo padres de tres jóvenes.

“Ella era fanática de los bomberos, si no estaba en su casa, bomberear era su pasión. Todos hemos lamentado su pérdida”, recordó el ex concejal de Collipulli Raúl Ceballos, quien fue bombero segundino y compartió largo tiempo junto a las víctimas.

Ceballos agregó que la pareja reside a unas tres o cuatro cuadras del cuartel de Bomberos, siendo ambos sumamente comprometidos con el voluntariado, arreglándoselas para la crianza de sus hijos y cumplir con sus deberes bomberiles.

Su amor por el Cuerpo de Bomberos impresiona. Junto a las decenas de condolencias que bomberos de todos Chile han escrito en su Facebook, quedó grabado uno de los últimos posteos de Patricia: “Acuartelados en Collipulli, quiero irme a Colli a combatir con mis camaradas”.

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Jeyson, El Trabajador

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“Recién llegando a casa después de un agotador día combatiendo emergencias. Ahora a descansar para mañana a laborar y seguir disponible para acudir a las emergencias con mis camaradas de Collipulli. Buenas noches”.

Este fue el último posteo en su página Facebook de Jeyson Salamanca Salamanca de 20 años, el otro voluntario segundino que perdió la vida en la tragedia de Collipulli.

Jeyson era soltero, vivía con su madre y desde adolescente trabajaba. Actualmente se desempeñaba laboralmente en la empresa Molinera El Globo.

Muchos recordaron que era el principal aporte económico de su núcleo familiar.

“Hace apenas unos días se había comprado un auto”, recordó su ex compañero Raúl Ceballos, agregando que en el cuartel lo apodaban “computin”, por su gusto a navegar por Internet.

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clave9.cl


 

Nacho

Comandante de Guardia
Miembro
Miembro Regular
No solo en Chile tenemos Mártires Memoria, Honor Y Gloria.

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Bomberos Voluntarios de Villa Ballester
8 h ·

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Con profunda tristeza, la familia entera de Bomberos Voluntarios de Villa Ballester comunica el fallecimiento de su compañero, el Oficial 3° Fernando Basaldua, ocurrido mientras prestaba servicio en la profesión que tanto amaba. Acompañamos a familiares y amigos en el dolor frente a esta perdida irreparable y lo despedimos con todos los honores que él se merece. Hasta siempre, hermano. Siempre estarás en nuestros corazones.

http://federacionbomberos.org.ar/inicio/fallecimiento-2/