2a Alarma de Incendio: Almirante Barroso y Andes
El día de ayer nuestra Compañía concurrió a la alarma de incendio de calles Almirante Barroso y Andes, en el centro de Santiago.
Al momento de realizar el despacho por parte de nuestra central, se escuchaba de fondo que las operadoras indicaban a las personas que llamaban, “bomberos va en camino”. En ese momento me encontraba en la Capitanía con nuestro Capitán (s) Pedro Vila, hablando de temas variopintos, atentos al despacho y a la voz del Teniente Primero de la Vigesimosegunda Compañía que llamaba a la central. En ese instante “supimos” que seríamos despachados. Corrimos al primer piso a uniformarnos, mientras Julio, nuestro siempre dispuesto primer maquinista encendía la Ángel Custodio Gallo; se nos sumó don Luis Venegas, Voluntario Honorario y Consejero de Disciplina.
Al decretarse la alarma, salimos raudos y enfilamos por Presidente Balmaceda para ingresar por Mapocho al lugar del incendio. Al cruzar el puente que atraviesa la autopista central, pudimos observar la magnitud del siniestro.
Al llegar nos armamos en Almirante Barroso con Mapocho, donde un señor nos indicó la presencia de grifo. Noté que lo “habían probado antes”, pues se encontraba sin su tapa y goteando. Resultó estar en perfectas condiciones. En esta oportunidad, como en otras y como les ha ocurrido a muchos otros, entre pocos nos repartimos las funciones.
Bajé los chorizos para que don Luis y Julio armaran el grifo. Luego desmontamos el pollo con líneas de 70 y cargamos una cama de 50 con pitón para el ataque. Nos situamos en la puerta del incendio, a un costado del Q-12. Rápidamente tuvimos agua y comencé a atacar a través de las ventanas del segundo piso del inmueble, por donde salía una apreciable cantidad de fuego, mientras Pedro junto con don Luis armaba una segunda línea de ataque. Cuando la cuarta logró posicionarse en la escala de la 12 que estaba dispuesta, ingresé por uno de los accesos de la casa con el pitón, hasta el fondo, en donde con ayuda del Teniente Primero de la Novena, luego de apagarlo, sacamos un cilindro de gas. Posterior a ello subí al techo de una construcción de un piso y desde ahí continué atacando. Afortunadamente a esa hora, más segundinos llegaban al lugar en ayuda, justo cuando comenzaba a transpirar más de la cuenta. Entregué el pitón para el recambio pertinente.
Me parece que el trabajo que realizamos en esta oportunidad fue bastante rápido, limpio y organizado, pese al poco personal con que contábamos en un inicio. Cabe destacar que la hora del incendio dificultaba el traslado de máquinas y de voluntarios que se dirigían por sus medios producto de los tacos de nuestra ciudad, sin embargo, contamos con un buen número de manos para ayudar en la extinción. Sin duda, el sentido de solidaridad, colaboración y fraternidad de nuestra institución fue demostrado una vez más por nuestros compañeros, tanto de bomba como de cuerpo. Un incendio que podría haber sido de mayores proporciones fue controlado en un tiempo bastante razonable.
En lo personal, durante este año han sido pocas las veces que he tripulado la bomba a un incendio, otras veces he llegado por mis medios, pero como sabemos los bomberos, “no es lo mismo” y son estas experiencias las que revitalizan el compromiso voluntariamente adquirido.
La permanente , inquebrantable y decidida voluntad de servicio de nuestra Compañía y por cierto del Cuerpo de Bomberos de Santiago, sumado a los valores que mencioné anteriormente, me parece que son grandes tesoros que debemos seguir cultivando para asegurar con sobrada tranquilidad una perenne juventud.
Javier Bahamonde Uribe- Vol. Activo
http://segundinos.cl/