Los primeros bomberos del país

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1 Dic 2010
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Chile
Hace 195 años se creó en Granada el cuerpo de zapadores-bomberos convirtiéndose en la primera capital de España en organizar un servicio para la extinción de incendios

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No hay ningún bombero cobarde" dice el pie de foto de esta imagen publicada en 1971


París, 1810. La embajada austriaca organizó un magnífico baile como brillante colofón de una serie de actos conmemorativos de la boda entre Napoléon y María Luisa. La mansión que acogía la embajada, situada en la Chaussée d’Antin de la Ciudad de la Luz era espléndida, pero el salón de baile era, al parecer demasiado pequeño para una fiesta de esa relevancia. Karl Philipp von Schwarzenberg, el embajador austriaco, mandó construir un nuevo salón especial, todo de madera, con arañas de cristal colgando del techo y candelabros profusamente distribuidos a lo largo de las paredes. Durante la fiesta, uno de esos candelabros se volcó prendiendo rápidamente fuego a los pesados cortinajes. Entre los fallecidos se encontraba la esposa del embajador y la novia de un joven militar granadino, José María Ruiz Pérez.

El emperador francés aprendió rápido y en apenas un año profesionalizó el servicio de bomberos, que hasta ese momento estaba formado por voluntarios, para dar una respuesta rápida a desastres de este tipo. De todo tomó nota el joven Ruiz y volvió a su ciudad con el empeño de crear en Granada un cuerpo de bomberos que se hizo a imagen y semejanza del de París.

El municipio costeó las máquinas y demás útiles, organizó un grupo de 160 hombres, entre ellos 87 albañiles, 45 carpinteros y 28 fontaneros que puso a las órdenes de José Ruiz Pérez. El capitán los repartió en tareas de escuadras de corte, desalojo, cubetas, bombas y también banda de música, tambores y cornetas, sanitarios y médicos. Su cuartel general sería el antiguo convento del Carmen, curiosamente destruido tras un incendio declarado en 1723. El 20 de febrero de 1821 en la ciudad de Granada se redactó el primer reglamento conocido de un servicio de bomberos en este país.

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Zapadores de Granada en el s. XIX Ideal

Ruiz Pérez instruyó a sus hombres en organización y conservación del material, topografía de la ciudad y distribución de aguas y en conocimientos sobre construcción y combustión de materiales. No era sencillo acceder al cuerpo, en 1857, por ejemplo, se criticó a su nuevo responsable, José Pareja Martos, por lo esctricto que era en el cumplimiento del reglamento en cuanto al ingreso de nuevos miembros.

Con campanas y cornetas

Ver trabajar a esos bomberos era un espectáculo. Antaño, un incendio atraía a infinidad de espectadores que observaban y comentaban con interés las incidencias de las tareas de extinción. Tampoco eran los bomberos héroes anónimos. Los vecinos se preocupaban por conocerlos, por saber sus nombres. Antonio Muñoz, redactor de IDEAL y autor de una nostálgica colección de artículos que publicaba bajo la sección ‘Cosas de Antaño’, recordaba en uno de aquellos reportajes a Joaquín Afán de Ribera (Granada, 1834-1906), abogado, dramaturgo, periodista y jefe del cuerpo de zapadores-bomberos en los años setenta del siglo XIX. Muñoz lo recordaba con un brillante casco, largo bigote y pobladas y blanquísimas patillas, dirigiendo los trabajos de extinción del voraz incendio que dañó la vivienda de la marquesa de Casablanca en el número 11 de la calle Pavaneras. Recuerda el periodista que aquel fue el último incendio en que intervino el ilustre granadino. Tras el duro trabajo, a su vuelta al parque les dirigió a sus hombres las siguientes palabras:

-¡Zapadores! Con vuestro valor heroico habéis dado un ejemplo de abnegación y sacrificio. Una vez más habéis sido la admiración y merecido la gratitud de vuestros conciudadanos. ¡Viva el cuerpo de zapadores-bomberos!

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Medalla de zapadores bomberos voluntarios / Archivo municipal de Granada

Muñoz tan solo era un niño cuando se coló en aquel cuartel que tenía, «desde el amanecer hasta el toque de ánimas», las puertas abiertas de par en par para que el que quisiera pudiera examinar los utensilios que tenían a su disposición los bomberos para hacer frente al fuego o socorrer a quien se encontrara en peligro. Recuerda como de las paredes del parque colgaban cubos de hierro y hachas cuyos astiles se colocaban en forma aspas. También describe aquellas bombas, colocadas sobre un depósito de hierro, pintado de rojo en el que se leía ‘Cuerpos de zapadores-bomberos. Granada’. En los primeros años del s XX aquellas bombas todavía se transportaban en mulos enganchados en varas, como si se tratara de un carro. Tenían una palanca que funcionaba con el impulso de una cuadrilla de hombres que la subían y bajaban para que saliera el agua. Cuando el fuego se complicaba, los zapadores utilizaban unos ‘bombines’ que se colocaban en

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Bomba manual utilizada en el s. XIX / Ideal

cualquier tejado o cornisa y lanzaban potentes regueros de líquido. En aquella pared del cuartel de la plaza del Carmen (en los años cuarenta del s. XIX se trasladaría a la Avenida de Pulianas), Muñoz también recuerda las diez o doce cornetas que se utilizaban para dirigir los trabajos: un toque floreado seguido por uno o dos agudos, indicaba a los bomberos que debía funcionar la bomba. El mismo toque y tres o cuatro puntos, indicaba que debían hacerlo los bombines, y un toque seguido de los mismos puntos cuando había de cesar el funcionamiento de cada uno de los cuatro extintores.

Otro sonido que guiaba su trabajo era el de las campanas, que indicaban a los bomberos en qué parroquia se estaba produciendo el siniestro: 1 toque, Sagrario; 2, Magdalena... 10, San Cecilio o 14, el Sacromonte.

Las crónicas cuentan que el 5 de septiembre de 1945, sonaron por última vez en las campanas de las parroquias de la ciudad los ‘toques de arrebato’ debido al incendio en los almacenes de la Compañía Granadina de Industria y Comercio. Quince edificios de la calle Mesones, Alhóndiga e Hileras sufrieron daños, pero no hubo víctimas. En la portada de IDEAL de aquel día de destaca la actuación «arrojada de los bomberos que exponen sus vidas al peligro y bordean las alturas sobre las llamas para extinguir el fuego con su eficaz labor».

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Preparando el Bicentenario

Un artículo publicado en este diario por el grupo de investigación de Patrimonio Industrial de la Universidad de Granada dio la clave al sargento Juan de Dios Fajardo para poner en marcha una serie de actividades que conmemoren los 200 años de la creación del primer cuerpo de bomberos del país, que se celebrará en 2021.

Owen García Ruiz, uno de los miembros del comité organizador de esta efeméride, asegura que de esta manera se pretende reivindicar una serie de necesidades, como la falta de personal pero, sobre todo, «conseguir que la ciudad se sienta orgullosa de su cuerpo de bomberos, uno de los más preparados de este país».

Ya se están realizando actividades deportivas que se engloban dentro del Bicentenario, como un campeonato internacional de baloncesto o la Carrera de Escaleras que se celebró hace unos días en Sierra Nevada, pero también trabajan en un festival de cine, otro de música y otro de teatro; una exposición en el Parque de las Ciencias y otra que pueda traer a Granada grandes obras maestras con la temática del fuego. Por otra parte, tras el decepcionante abandono en la carrera de la ciudad por conseguir se la sede de los Juegos Internacionales de Policía y Bomberos, que se celebran precisamente en el año del bicentenario, esperan que granada pueda acoger los europeos de 2020.

http://www.ideal.es