Brasil La quiebra de una represa de desechos tóxicos en Brasil deja muertos y desaparecidos

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Al menos 15 personas han muerto por la ruptura de una presa de desechos tóxicos en el Estado Minas Gerais de Brasil. Decenas de personas se encuentran desaparecidas.


Según medios brasileños, la rotura en una embalse de explotación minera en la localidad Bento Rodrigues, en el Estado brasileño de Minas Gerais, ha costado la vida a 15 o 16 personas. Al menos 45 personas están desaparecidas.

Las autoridades aún no han confirmado el número de víctimas. El Hospital Monsenhor Horta, en el municipio de Mariana, donde se atiende a las víctimas, ha confirmado que un afectado murió y cuatro están heridos, según el portal Em.com.br.

Según testigos, la localidad de Bento Rodrigues, donde viven alrededor de 620 personas, ha quedado completamente inundada por el lodo.
En las fotos del accidente se aprecian casas inundadas bajo el lodo tras la ruptura del embalse. Equipos de bomberos y de Protección Civil, apoyados por cuatro aviones de la Policía Militar, se han desplazado al lugar del accidente.

Samarco, la empresa responsable del embalse se puso en contacto con las autoridades del distrito Mariana para que se proceda a evacuar a los residentes, según O Globo. La empresa publicó en su página web un comunicado confirmando la ruptura de una de sus presas de relaves, residuos tóxicos procedentes de los labores de minería.

En su comunicado, la empresa se compromete a esforzarse para minimizar los daños causados a los residentes y al medioambiente.


https://actualidad.rt.com

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El último abrazo de un niño, antes de morir ahogado en Brasil

Thiago Santos perdió la vida tras ser arrastrado por el lodazal tras las inundaciones en Minas Gerais

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Thiago Santos abrazó a su abuela Darci cuando comenzó el deslave. «¡Jesús ayúdame!», fueron las últimas palabras del niño de siete años antes de que el lodazal se lo tragara para callar su voz. Su nombre está en la lista de desaparecidos de Bento Rodrigues, el pueblo de Minas Gerais (sureste) que arrasó la furia del tsunami generado por el colapso de dos embalses con desechos de mineral de hierro y agua. «Mi vida acabó, antes luchaba por él, salía a trabajar por él, para darle un futuro. Ahora no tiene sentido, continuar para qué», se pregunta devastada su madre de 28 años, Geovana Aparecida Rodrigues, con los ojos rojos de tanto llorar.

La abuela, Darci Francisca dos Santos, de 58, sobrevivió, fue hallada a 500 metros de su casa y se recupera ahora en el hospital.

- El miedo -



Geovana pasa gran parte de la semana fuera de Mariana, la ciudad más cercana a Bento. Trabaja como soldadora en una zona próxima a Sao Paulo, unos 650 km al sur. Darci cuidaba de Thiago de lunes a viernes en Bento, donde el niño iba a la escuela. Los fines de semana madre e hijo los pasaban juntos.

Uno de los mayores temores del niño, recuerda la madre, era precisamente morir ahogado. En una oportunidad, Geovana saltó al agua para rescatarlo de una piscina honda en la que se lanzó para buscar una pelota. «Ese día me dijo: 'mami, casi morí pero me salvaste'. Está vez no pude salvarlo», se reprocha sollozando.

Ese fatídico jueves, el niño ya estaba en casa cuando comenzó el deslave: 55 millones de m3 de desechos mineros mezclados con 7 millones de m3 de agua se lanzaron para destruir 80% de Bento Rodrigues. «En el momento en que oyeron el ruido del agua su abuela se le acercó y lo abrazó en el cuarto mientras entraba el lodazal. Ahí comenzó: ¡Jesús ayúdame!, ¡Jesús ayúdame!... hasta que no lo escuchó más, el lodo se lo había tragado», narró Geovana a la AFP.

No está claro por qué no salieron corriendo, por qué optaron por quedarse en casa. La abuela recién se recupera. En todo caso, y aunque aún le queda una pizca de esperanza -«para Dios nada es imposible», rezó-, Geovana pasas las horas llorando a su hijo.

- Pesimismo -

Los bomberos se niegan a declarar como fallecidos a los 28 desaparecidos en esta tragedia. Hasta ahora se confirmaron dos muertes por el siniestro. «Trabajamos hasta el último minuto en la búsqueda de vidas, en ningún momento vamos a trabajar en la búsqueda de cuerpos», dijo el comandante general de los bomberos de Minas Gerais, coronel Luiz Gualberto Moreira.

Son 58 bomberos especializados en rescate distribuidos en toda la zona afectada, que además de Bento incluye a cinco distritos más. Siete helicópteros prestan apoyo aéreo. Los rescatistas van abriendo huecos en el fango para que un perro entrenado huela cualquier rastro de vida... o muerte. Pero los días pasan y la esperanza comienza a apagar el optimismo de algunas autoridades. «No le quiero quitar la esperanza a nadie, puede que consigamos a alguien con vida, pero a medida que va pasando el tiempo la esperanza va disminuyendo», reconoció el gobernador, Fernando Pimentel.

- En paz -

Como Geovana, Marcelo Felicio no cree que su madre aparezca con vida. Trabaja en la mina donde se registró el incidente y ahora se reprocha no haberse mudado antes de ese lugar donde creció, sabiendo los riesgos que implicaba vivir bajo ese embalse.

Estaba en la oficina y desesperado salió rumbo a casa cuando escuchó las alarmas. Su familia, la de su esposa, todos vivían en allí. «Cuando llegué ya estaba todo inundado, tuve que dar una vuelta. Al llegar estaba todo el mundo desesperado, tuve noticias de que mi hermano, mi cuñado y sobrina estaba bien, la familia de mi esposa, bien, pero me dijeron: 'su mamá no estaba en la casa de su hermana'», recordó.

Maria das Graças Celestino da Silva, 65 años, estaba en casa de Marcelo cuando comenzó el desastre. «Cuando supo cerró la puerta de casa y salió corriendo, pero como ella estaba viejita el lodo se la tragó», relató. «Si ella está viva será una alegría inmensa tenerla de nuevo, pero si Dios decidió llevársela espero que esté en paz, porque fue una gran madre, la amo mucho», añadió antes de romper en llanto.

http://www.lavozdegalicia.es/
 

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El río destruido por un “tsunami de barro” en el corazón de Sudamérica

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Así quedó el pueblo de Bento Rodrigues, próximo a la ciudad brasileña de Mariana, tras el paso de una avalancha de lodo por la ruptura de un dique minero.
A punto de llegar al Atlántico, la avalancha de barro y residuos mineros que zafaron de un dique en Brasil este mes ha dejado un rastro de muerte y destrucción ambiental lenta pero con efectos aun inciertos, afirman científicos.


En total fueron 55 millones de metros cúbicos de lodo y desechos de mineral de hierro que se liberaron de golpe, por la rotura del dique el 5 de noviembre en el estado de Minas Gerais, sureste brasileño.

El "tsunami de barro" arrasó instantes después un pueblo próximo a la ciudad de Mariana, causando la muerte de 12 personas y la desaparición de otras 12, según el último balance de bomberos.

Desde entonces, el material marrón y viscoso que acumulaba la minera Samarco (propiedad de la brasileña Vale y la anglo-australiana BHP Billiton) alcanzó la cuenca del río Doce y avanzó por ella en dirección al océano.
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Marrón: el color con que el barro ha teñido el rio Doce.

Científicos consultados por BBC Mundo dicen que ese recorrido dejó en estado de agonía buena parte del río, de 853 kilómetros de extensión, acabando con flora, fauna y amenazando de extinción a especies únicas.

"Está claro para todo el mundo que en el río Doce ocurrió la mayor catástrofe ambiental de este país", admitió la ministra brasileña de Medio Ambiente, Izabella Teixeira, en el diario O Globo de este viernes.

"Bien mortal"
Aunque desconocen si los desechos mineros contenían material tóxico, los expertos sostienen que la llegada de semejante cantidad de barro al río tuvo un efecto devastador en sí misma.

El agua se hizo mucho más turbia, impidiendo el acceso de luz. Se formó una capa en el fondo del río que sofocó algas, crustáceos e insectos que forman la base de la cadena alimenticia, explican.

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Los 55 millones de metros cúbicos de barro que zafaron de golpe han destruido la vida del rio Doce

Ese lodo "es bien mortal", dice Dante Pavan, un biólogo brasileño que está en el terreno y que impulsó la formación de un grupo científico independiente para medir el impacto ambiental.

"A corto plazo, el barro está bajando y la mayoría de esa biota (conjunto de flora y fauna de la región) que está en el camino está muriendo", señala a BBC Mundo.

Ese fenómeno fue más intenso en la parte del río más cercana a donde estaba el dique, ya que el material tiende a diluirse a medida que desciende hacia el océano.

Pero los especialistas temen que los daños lleguen incluso hasta el mar.
"No se puede decir qué especies van a ser extinguidas, pero la diversidad genética de las especies va a disminuir porque las poblaciones van a ser menores", afirma Pavan.

"Nadie sabía"
Francisco Mourão, un biólogo consejero de la Asociación Minera de Defensa del Ambiente, explica que los ecosistemas afectados ya sufrían desde hace décadas la acción humana.

"Es como si le dieras un golpe de gracia a esos remanentes de vida natural a lo largo del río", señala.

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¿Podrá recuperarse el ecosistema dañado?

Y agrega que entre las especies "extremamente amenazadas" hay peces como el surubim-do-doce (Steindachneridion doceanum) que son exclusivos de ese río.

"Es un río muerto", sostuvo el célebre fotógrafo brasileño Sebastião Salgado, que ha recorrido el lugar tras la llegada del barro y busca crear un fondo multimillonario para salvar el área.

"Nunca vi tanto pez grande muerto. Como es un río nacional, de grandes dimensiones, ancho, tiene peces inmensos. Muchos ni sabía que existían. Nadie sabía", relató al diario O Globo. "Ahora que el río murió, pasamos a conocerlos".

Los expertos advierten que el impacto puede alcanzar incluso a animales terrestres cuya alimentación depende directa o indirectamente del río.

Entre ellos mencionan a reptiles, aves y hasta mamíferos como pumas o el mono araña muriqui del norte, una especie que ya estaba en peligro de extinción por la destrucción de su hábitat.

¿Y el océano?
La tragedia ha comprometido el abastecimiento de agua a unas 280.000 personas y generó además preocupación por el impacto que puede tener en el océano.

La llegada del barro al mar está prevista para los próximos días a la altura del estado de Espírito Santo, también en la región sudeste de Brasil.

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La posible llegada del barro al océano Atlántico preocupa a los expertos

Aunque los especialistas creen que sus efectos podrían ser menos dañinos que en el río, ignoran las consecuencias exactas que el material tendrá a nivel oceánico, no sólo porque su toxicidad es desconocida.

"La cuestión entre los investigadores es saber hacia dónde irá", le dice a BBC Mundo Denis Abessa, un biólogo especializado en oceanografía e integrante del grupo independiente que estudia el impacto ambiental.

Agrega que hay modelos que sugieren que el barro en el océano irá hacia el sur, pero existe una posibilidad remota de que una corriente circular de agua lo envíe hacia el norte a la región de Abrolhos, donde hay arrecifes de corales ricos en vida marina.

La justicia brasileña determinó esta semana que la minera Samarco debe evitar que el lodo alcance el mar, o pagar una multa equivalente a US$2,7 millones por cada día de incumplimiento.

Una firma contratada por Samarco comenzó a instalar en la desembocadura del río Doce barreras flotantes similares a las que se usan para contener derrames de petróleo en el mar.

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Los trabajos para intentar contener los daños continúan.

Pero Pavan cuestiona la eficacia de esa acción, ya que el barro se está aproximando al océano en forma de agua densa y no espesa. "Con seguridad va a fluir hasta la boca del río", dice.

Samarco también ha sido multada por el equivalente a US$67 millones y podría recibir nuevas sanciones.

Pero muchos consideran que estas penas son demasiado laxas, y están surgiendo reclamos de cambios en las leyes brasileñas contra daños ambientales, aumentando la fiscalización y las multas.

En cualquier caso, los especialistas señalan que el daño en el ecosistema del rio Doce ya está hecho y su eventual recuperación llevará mucho tiempo.

¿Cuanto? Hasta 30 años, ha dicho la propia ministra Teixeira.

http://www.bbc.com/

 

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VERTIDO VENENOSO EN BRASIL

Mil ballenas en peligro

El avance del lodo tóxico podría golpear el archipiélago de Abrolhos, en el que los rorcuales procrean justo en estas fechas
Un importante banco de coral de la zona también podría verse gravemente afectado

Mucho se ha hablado en los últimos días sobre los efectos reales que la dispersión de los 62 millones de lodo tóxico tendrá a su llegada al Atlántico. Los cálculos ofrecidos por el Servicio Geológico de Brasil predicen una mancha densa de unos 9 kilómetros de frente que quedará a merced de las corrientes oceánicas, afectando a unos 10.000 kilómetros cuadrados de la superficie marina. La preocupación de los expertos se concentra en la cercanía de los bancos de coral del archipiélago de Abrolhos a tan solo 210 kilómetros de la desembocadura del río Doce.

Declarado Parque Nacional Marino en 1993, el archipiélago, compuesto por cinco islas volcánicas, es el refugio de una colonia de 1.000 ballenas jorobadas que cada año emigran desde la Antártida para procrear en sus aguas repletas de corales. Precisamente, los meses de octubre y noviembre son los escogidos por estos cetáceos, de hasta 16 metros de longitud, para frecuentar sus cálidas aguas. El biólogo brasileño Mario Moscatelli, uno de los conservacionistas más críticos con los efectos sobre el medio ambiente de los Juegos de Río 2016, explica a EL PERIÓDICO que los efectos sobre el ecosistema coralino serán dramáticos.

"Todo dependerá de la capacidad de dispersión del lodo, algo que es una incógnita. Sin embargo, si la mancha se desplaza hasta la zona coralina, esto tendrá un efecto devastador al alterar la transparencia de sus aguas, asfixiando literalmente los arrecifes", asegura Moscatelli. En su opinión, "aunque el lodo consiga diluirse en el agua marina, no hay duda que los metales pesados entrarán en la cadena alimenticia de Abrolhos, y toda la fauna del lugar estará amenazada por el proceso y en especial las crías de ballena que se encuentran en periodo lactante".

Impacto garantizado
Por su parte, el biólogo André Ruschi, de la Estación Biológica Marina Augusto Ruschi, cree que la dispersión de los elementos tóxicos será mucho mayor que la anunciada, en torno a 200.000 kilómetros cuadrados, y señala que debido a los escasos 200 metros de profundidad de la región marina y la presencia de una cordillera submarina, los desechos irán a parar al archipiélago de Abrolhos. Ambos biólogos coinciden en que más allá de su llegada a los ecosistemas coralíferos, una tesis negada por el gobierno, el impacto en los manglares de la costa de Espirito Santo está garantizado.

Zonas "irrecuperables"
"Si todavía es pronto para saber el alcance que el lodo tendrá mar adentro, no hace falta esperar para saber que el tsunami tóxico destruirá el estuario del río Doce y el sistema de manglares del norte del estado de Espírito Santo", destaca Moscatelli quien cree que la destrucción en el cauce del río es tal que cualquier tipo de recuperación a corto o medio plazo está descartada. "Piensa que hay zonas de río sepultadas bajo varios metros de lodo que al secarse se ha endurecido como una roca, eso es irrecuperable y si lo fuera sería inviable económicamente", señala el biólogo quien cree que todos los esfuerzos han de centrarse en contener la expansión del vertido.

"El impacto en el interior de los estados de Minas Gerais y Espírito Santo y todo el cauce del río Doce ha sido inmediato, sin embargo, deberemos esperar 10 o 20 años para conocer el impacto real en el Atlántico brasileño",concluyó en tono pesimista Moscatelli.

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