
Según información oficial que ha proporcionado el gobierno de Bolivia, casi 4 millones de hectáreas se han perdido en la nación arrasadas por los incendios. La situación en Perú no es más alentadora, puesto que de las 24 regiones en las que se divide, 20 están afectadas por el fuego.
Cinco datos clave de estos incendios
Bolivia está en emergencia nacional debido a los incendios forestales que han arrasado con casi cuatro millones de hectáreas de vegetación en lo que va del 2024. La intensa humareda que ha cubierto las ciudades ha llevado al gobierno a suspender las clases escolares en los departamentos de Santa Cruz, Beni y Pando.
Por segundo año consecutivo, el aire se ha vuelto irrespirable en Bolivia. La contaminación por el humo es crítica en las ciudades, pero es mucho peor en las comunidades rurales cerca de las zonas de incendios, que en algunos casos han tenido que ser evacuadas. Según el último informe del Ministerio de Defensa de ese país, los incendios están activos en 25 municipios y 79 comunidades de los tres departamentos.
No es el único país en Sudamérica que padece por el fuego. Entre enero y el 10 de septiembre de 2024, en Perú se han registrado 173 incendios forestales en 20 de los 24 departamentos del país, y tres de ellos, Cusco, Huancavelica y Huánuco, presentan la mayor cantidad de incendios. Hasta el momento hay seis personas fallecidas.
Brasil también lleva varios meses padeciendo incendios forestales. El gobierno de Brasil ha informado que desde que empezó el año hasta el 10 de septiembre de han quemado más de 6 millones 700 mil hectáreas de la Amazonía brasileña.
Ecuador y la frontera de Paraguay con Bolivia también están siendo afectados por los incendios forestales. El humo de los campos quemados en Brasil, Bolivia y Perú afecta a varias ciudades en Sudamérica.
Una revisión del portal IQAir, empresa dedicada al monitoreo del aire, muestra la zona central de la Amazonía, que incluye Brasil, Perú y Bolivia, como lugares con una calidad de aire muy peligrosa para la salud. El mismo riesgo también se observa en el territorio paraguayo. El mapa muestra que este aire nocivo se está extendiendo hacia el norte de Argentina y Uruguay, así como a regiones de Brasil, Bolivia y Perú.
Bolivia: cuatro millones de hectáreas perdidas
Hasta el 7 de setiembre, Bolivia había perdido 3 millones 872 mil hectáreas de vegetación por los incendios forestales, según ha indicado el ministro de Medio Ambiente y Agua, Alan Lisperguer. De esta cifra, el 60 % corresponde a pastizales mientras que el otro 40 % son bosques. Los incendios han ocurrido en cuatro regiones; Santa Cruz, Beni, Pando y La Paz.“Más que la cifra, que es alarmante, el tema que más preocupa es el comportamiento de los incendios, porque muchos de estos empezaron antes de la temporada crítica (de junio a octubre), especialmente en el departamento de Santa Cruz”, señala Oswaldo Maillard, coordinador del Observatorio del Bosque Seco Chiquitano (OBSCh) de la Fundación para la Conservación del Bosque Chiquitano (FCBC).
Maillard señala que los trabajos para apagar los incendios han sido insuficientes debido a las condiciones climáticas pues actualmente Bolivia enfrenta una sequía meteorológica en diferentes partes del país. “Las condiciones climáticas son muy complejas para poder liquidar los incendios y, muchos de ellos, tienen más de 40 o 50 kilómetros de largo. Son unos monstruos de fuego, porque han recorrido kilómetros durante semanas y es muy complejo que se puedan liquidar”.
En ese sentido, Maillard recuerda que esta intensa sequía afecta a Bolivia desde el año 2019 y que la tendencia no es favorable. “Los regímenes de lluvias han cambiado, no quiere decir que se han reducido, sino que llueve en diferentes épocas y de manera diferente. Y la sequía se ha vuelto más intensa durante la época seca”, agrega el experto.
Y menciona que, aunque existen pronósticos de lluvias, éstas serán insuficientes para mitigar los incendios. “La temporada del fuego continuará durante septiembre y octubre, y recién a finales de septiembre e inicios de octubre comenzarán a disminuir”.
Según el informe de la Oficina en Bolivia de las Naciones Unidas para la Coordinación de Asuntos Humanitarios (OCHA) hasta el 27 de agosto se registraron 2 personas fallecidas, más de 8000 personas damnificadas y otras 75 300 afectadas. En las comunidades indígenas se han reportado afectaciones a escuelas, medios de vida y sistemas de agua.
“Estamos en un momento alarmante”, dice Miguel Vargas, director ejecutivo del Centro de Estudios Jurídicos e Investigación Social (Cejis). “El fuego está afectando no sólo a la biodiversidad y a los bosques con la pérdida de especies, sino que también impacta los derechos de las comunidades indígenas y campesinas que tienen que abandonar sus casas y padecer por la contaminación del aire”. Señala que “los pueblos indígenas están cada vez más amenazados por la presencia del fuego”.
Vargas también menciona que desde la modificación que hizo el gobierno en el año 2019 al Plan de Uso de Suelo (PLUS) en el departamento de Beni se empezaron a habilitar áreas de vocación forestal para la producción de monocultivos y ganadería. Justamente las quemas en campos de cultivo son una práctica utilizada para la preparación de la siembra.
“Los territorios que más afectados se encuentran en la Chiquitania, en el territorio de Monte Verde, en Concepción y en el territorio indígena de Pantanal que en este momento presentan los mayores incendios”, señala Vargas y agrega que varios sectores de la Amazonía también están siendo impactados por los incendios.
Vargas comenta que los incendios no se originan dentro de los territorios indígenas, sino en propiedades privadas o predios fiscales contiguos a estas zonas. “Los causantes son la mediana y la gran empresa agropecuaria y las comunidades interculturales colonizadoras que están haciendo uso del fuego en áreas en las que no se puede realizar ningún tipo de actividad. Y todo esto está afectando a los territorios indígenas”.
Marlene Quintanilla, directora de Investigación y Gestión del Conocimiento de la Fundación Amigos de la Naturaleza (FAN) en Bolivia, también hace referencia a la habilitación de nuevas áreas que se destinan para la agricultura y la ganadería.
Según dice, este año está siendo crítico para la Amazonía boliviana en cuestión de incendios debido, principalmente, a los eventos de sequía, pero también a las heladas, que condiciona la presencia de mucho más material seco en los bosques y en los ecosistemas. “La humedad de los suelos y la pérdida natural de agua es mucho más alta en los últimos años, entonces, el balance hídrico de toda la región es cada vez más negativo y eso lo hace altamente vulnerable al fuego”.
Las áreas protegidas también han resultado afectadas por los incendios. En el Área Natural de Manejo Integrado San Matías el fuego ha consumido casi un millón de hectáreas —indica Oswaldo Maillard, de FCBC—. Otras áreas protegidas afectadas por los incendios, de acuerdo con el análisis realizado por Maillard, son el Área Protegida Municipal Bajo Paraguá, e incluso el Parque Nacional Noel Kempff Mercado.
“Calculamos que son siete las áreas protegidas impactadas sólo en Santa Cruz, de todas ellas la que ha llevado la peor parte es justamente San Matías. Es un panorama muy complicado, sobre todo para las comunidades indígenas que viven dentro de estas áreas”.