Comandante durante 16 años

kamakura

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Santiago
De la web de la Quinta Compañía del CB de Santiago:

La hoja de servicio de Alfredo Santa María dentro de la Compañía y del Cuerpo es la más brillante que hasta hoy se haya conocido. Así reconocida por el Directorio, se dispuso que ella fuese expuesta a la contemplación como ejemplo para todos los voluntarios.


Desempeñó todos los cargos a excepción de Maquinista y Ayudante. Fue un brillante Capitán que conquistó para la 5ª el gran Premio Presidencial de 1916. En 1918 organizó la primera Guardia Nocturna.

En 1924 es elegido Comandante, al cumplir 5 años en el cargo, el Directorio lo nombra Director Honorario. Cinco años más tarde la Municipalidad de Santiago le otorga una medalla de oro por sus 10 años al mando del Cuerpo. En 1939 al cumplir 15 años como Comandante, el Directorio le entrega una condecoración especial.
Al dejar la Comandancia pasa a la Dirección de la 5ª por breve tiempo, para ocupar el cargo de Vice Superintendente y el luego el de Superintendente, cargo en que lo sorprende la muerte el 8 de mayo de 1946.


El nombre de don Alfredo Santa María es recordado en nuestras filas al pasar lista en todo acto de servicio y se le designó como Voluntario Ilustre de la Compañía.

El 6 de diciembre de 1954, el Presidente don Carlos Ibañez y su Ministro de Educación don Oscar Herrera promulgaron la Ley Nº11.752 en que se autorizó la erección de un
monumento a don Alfredo Santa María, obra que aún no se realiza.

En 1988 el Directorio autorizó la colocación de un monolito, en el patio del Cuartel General, como un homenaje al Superintendente don Alfredo Santa María. El proyecto estuvo a cargo de los voluntarios Hernán Swinburn, Sergio Avaria, Mario y Alvaro Gozález Bazán.

Don Alfredo Santa María se tituló de abogado, fue profesor de Derecho y se destacó como Presidente del Colegio de Abogados, no actuó nunca en el campo político a pesar de que muchas veces trataron de incorporarlo en esas lides. Aceptó la Alcaldía de Santiago para servir a la ciudad que tanto quiso y continuó compartiendo su tiempo en las obras benéficas como la Liga de Estudiantes Pobres de la que era Presidente y muchas otras en que volcaba sus filantrópicas inquietudes.
 

LAGUNINO

Comandante de Guardia
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Es hoy en dia donde hacen falta hombres de ese temple y mejoren mas nuestra institucion
 

Nacho

Comandante de Guardia
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Una anegdota sobre la Persona del Cdte. Santa Maria

Una anegdota de Cdte. Santa Maria

En la decada del 30 Se encotraba recien fundado el Cuerpo de Bomberos de Ñuñoa , contaba con el personal y sus distintivos (Un Coscacho o Cristina como usa el personal de la Fach) y ..........las ganas.. en esos dias se declara un incendio de Pastizales en una Chacra del Sector, ese sector era atendido por el CBS por lo cual acuden sector dos carros y voluntarios en vehiculos particulares correctamente Uniformados es decir Casco, Cotana de Cuero y Toalla, al mando de uno de sus Comandantes,(Don Alfredo santa Maria)comienzan con el despliegue de material, tendidos de alimentación y ataque mientras los Ñuñoinos miraban. el Comandante de Santiago los Mira y les dice "Aqui los incendios los apaga El Cuerpo de Bomberos de ÑUÑOA asi que aqui estan los pitónes y las mangueras procedan"..........tengo entendido que fue el primer llamado al que acudieron y Extinguieron los fundadores del CBÑ.


Fuente. Los Bomberos Chilenos de Victor Kaiser Vol. H. 4ta. Cia de Nuñoa
 

samukero

Bombero Activo
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4 Ago 2008
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Quedé fascinado...con su impecable hoja de vida y esa anécdota. En esta última, ese gesto, noble de su parte, hace que ambas partes se engrandezcan...es como pasarlñe el pitón a un chupe, y verle la cara al pitonear por primera vez, es genial.

Increible la historia, y ojala pudieran publicar más entecedentes sobre aquel gran hombre.

Saludos y muchas gracias.
 

kamakura

Moderador General
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Santiago
Del libro "Firme la Quinta":


En 1939 don Alfredo Santa María había enterado quince años como jefe del servicio activo del Cuerpo de Bomberos. Había batido un verdadero récord de permanencia en tan delicado y sacrificado cargo. Hasta esa fecha el Comandante que más tiempo sirviera a la Institución era don Carlos Rogers Gutiérrez, quintino que el siglo pasado fue nueve años Comandante.

La Institución le agradeció públicamente sus desvelos cuando cumplió cinco años en el cargo. Al cumplir diez se renovaron estos agradecimientos y en 1939, todos los voluntarios del Cuerpo quisieron expresar su reconocimiento al jefe que lo había
conducido en forma tan satisfactoria y por tanto tiempo. La Municipalidad de Santiago, representando el sentir unánime de la ciudadanía, lo condecoró en sesión especial, se efectúo un gran desfile en su honor y se le ofreció un banquete en que las autoridades de gobierno y mil voluntarios le testimoniaron su aprecio y estimación . El acto se realizó en el Estadio Militar y fue presidido por el Intendente señor Rivera Parga y por el Superintendente don Luis Kappés.

Don Alfredo Santa María agradeció el emotivo homenaje con un discurso cuyas primeras palabras fueron estas : «Guiado del ánimo de servir a la Institución acepté en 1924 las insignias del mando activo; pero jamás pensé que ellas iban a estar en mi poder durante tanto tiempo, porque la responsabilidad que ese mando impone, aconseja que esas insignias sólo se tengan por un limitado tiempo. De otra suerte como en más de una oportunidad lo he dicho, se destruye el progreso que en todo orden de actividad produce la renovación del factor hombre».

La Quinta a pesar de reconocer el derecho a descanso tan merecido de su ilustre voluntario, lo eligió en 1940 como Director de la Compañía y le exigió aceptar el cargo. Don Alfredo Santa María, Director Honorario de la Institución, reemplazó en la dirección de la Compañía a don Oscar Dávila a quien se le había reelegido veinte veces como Director.

En 1940 la Municipalidad de Valparaíso acordó premiar a los voluntarios de Santiago que habían acudido en su ayuda en el año 1906, con motivo del terremoto e incendios posteriores ocurridos en ese año. Muchos ya habían muerto, entre ellos el Superintendente don Ismael Valdés Vergara que organizó y ordenó la expedición de socorro. El jefe de la delegación de la Quinta don Carlos Swinburn Urmeneta había fallecido el año anterior. Sólo pudieron recibir el premio acordado unos pocos entre los que se contó el nuevo Director a quien recordamos en 1906 en un ejemplar gesto de sacrificio personal.

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Hemos visto como don Alfredo Santa María después de servir quince años como Comandante vuelve a dirigir a la Quinta. Corto tiempo fue nuestro Director porque el Cuerpo lo designa nuevamente en otro alto cargo, el de Vice Superintendente y desde 1943 es elegido Superintendente.


Su hoja de vida es tan notable que cualquier calificativo con que me refiriese a ella no reflejaría toda la magnitud de los servicios que prestó a la Institución. La Quinta puso en un marco la hoja de servicios de su ilustre voluntario y la colocó a la entrada de su sala de sesiones. Hace algunos años un joven esperaba el resultado de la votación en que se resolvía su ingreso como voluntario se entretuvo leyéndola y confesó que había estado a punto de retirar su solicitud de admisión porque nunca podría hacer algo parecido a lo que se anotaba del señor Santa María.

Su profesión de abogado, de profesor de Derecho, en que destacó como Presidente del Colegio de Abogados, sin duda, le ayudó en las reformas transcendentales con que adaptó las estructuras de la Institución a las necesidades del servicio activo. El conocimiento de ellas y la experiencia práctica lo obtuvo trabajando como simple voluntario, como Capitán de la Quinta y después en esa insuperable etapa de tres lustros al mando de todas las compañías. Podemos imaginar a ese hombre de clara inteligencia, perceptivo, conocedor a fondo de sus hombres y de sus elementos recogiendo en mil incendios la experiencia de sus errores o de sus aciertos y refundiéndolos en su mente dictar sus FAMOSAS ORDENES del Día.

Su labor de mejoras en el sistema imperante se remonta a los años en que fue nuestro Capitán. Gracias a él la Quinta tiene el honor de haber sido la primera Compañía que estableció en su cuartel el Servicio de Guardia Nocturna, servicio sin el cual hoy no se concebiría una compañía bien organizada y muchas otras reformas que ahora nos parecen obvias.

Don Alfredo Santa María no actuó nunca en el campo político a pesar de que muchas veces trataron de incorporarlo en esas lides. Aceptó la Alcaldía de Santiago para servir a la ciudad que tanto quiso y continuó compartiendo su tiempo en las obras benéficas como la Liga de Estudiantes Pobres de la que era Presidente y muchas otras en que volcaba sus filantrópicas inquietudes.

El 8 de Mayo de 1946 había convocado a reunión de Directorio para las 19 horas. El Superintendente Santa María ya se encontraba antes de la hora de citación aprestándose a presidir la sesión cuando le sobrevino un ataque de angina. Alcanzó a llegar hasta las dependencias donde funciona el Policlínico del Cuerpo y ahí expiró a las 19.10 horas. En un instante la noticia de que el Superintendente había muerto antes de iniciar la sesión del Directorio y que su cuerpo se encontraba en la Comandancia circuló en todas las Compañías. En la Quinta la consternación
fue indescriptible. Todo el personal se encontraba reunido porque precisamente esa tarde se recibiría en el cuartel el trofeo ganado en la competencia José Miguel Besoaín, efectuada el mes anterior en el Estadio El Llano. Se preparaba una alegre celebración del premio obtenido con tanto esfuerzo. Algunos ejercicios preparatorios se habían corrido bajo lluvias torrenciales y no se escatimó sacrificio alguno para ganar un nuevo Laurel para la Quinta. El destino quiso que el dolor truncara ese día propicio a las expansiones de la alegría, convirtiéndolo en una de las fechas memorables y desgraciadas de la historia quintina.

El nombre de don Alfredo Santa María es recordado en nuestras filas al pasar lista en todo acto de servicio y se le designó como Voluntario Ilustre de la Compañía. Este honroso título le ha sido conferido únicamente a él por la calidad de sus servicios y no influyó el hecho de que hubiese desempeñado los dos más altos cargos de la Institución. Otros quintinos también fueron Superintendentes y Comandantes y en ambos cargos dejaron el recuerdo de una notable actuación. Ellos fueron don Carlos Rogers, don Ignacio Santa María (padre de don Alfredo) y don Alberto Bravo.

En un homenaje a su memoria el parlamentario don Julio Durán expresó : «Para nosotros, la figura del jefe será siempre un símbolo, porque los símbolos no mueren, y junto al aullido de las sirenas, al crepitar de las llamas, al desorden en que se mezclan las voces de auxilio y de mando, estará allí, elevado en los techos, destacando su altiva figura, en un escenario de Averno, señalándonos el camino del deber y del honor».

El senador don Hernán Figueroa dijo al presentar un proyecto para levantarle un monumento: «Creemos de toda justicia, como la única manera que tiene el legislador de expresar su gratitud hacia una Institución que tan relevantes servicios ha prestado y continúa prestando a la ciudad de Santiago, erigirle un monumento a este selecto
servidor que por su obra llegó a identificarse con la Institución misma». El 6 de diciembre de 1954, el Presidente don Carlos Ibañez y su Ministro de Educación don Oscar Herrera promulgaron la Ley Nº11.752 en que se autorizó la erección de un monumento a don Alfredo Santa María, obra que aún no se realiza.