Un grupo de experimentados bomberos entrena para saltar en paracaídas hacia el interior de los incendios forestales que arden en varios estados del país.
Estos bomberos participan de un programa de cinco semanas en la base North Cascades Somokejumber, en Winthrop, Washington, donde los primeros saltos experimentales se realizaron en 1939.
A los candidatos se les exige tener conocimientos básicos sobre extinción de incendios; dos temporadas de experiencia forestal, una de ellas en una posición de incendios; medir entre 5 y 6.5 pies (1.52 y 1.96 m) de altura; y pesar entre 120 y 200 libras (54.4 a 90.7 kg).
“Puede ser un trabajo peligroso. Es un trabajo sucio y estás mucho tiempo lejos de tu familia”, cuenta Inaki Baraibar, supervisor de los entrenamientos en la base.
Los candidatos cargan sus paracaídas, siempre alertas a los dos bocinazos que avisan de un incendio. Luego del aviso, los paracaidistas tienen dos minutos para colocarse el equipo de protección
Mueller, un candidato de 31 años, fue preseleccionado de un grupo de 150 solicitantes. Él describe la experiencia como “intensa pero posible”.
“Es el tipo de entrenamiento imposible de superar si no generas un vínculo con las personas que te rodean. Es realmente duro”, dice Mueller, que ha combatido incendios por más de seis años.
En junio pasado, mientras almorzaba, Mueller escuchó la sirena de alerta. “Dejé todo y salí corriendo a prepararme”, recuerda.
Mueller se casó en octubre de 2015 y dice que una de las partes más difíciles de su trabajo es encontrar tiempo para pasar con su familia. No ha regresado a su hogar en Nuevo México desde que llegó a la base en mayo.
“Mi esposa me ha apoyado mucho, pero también se preocupa. Me deja perseguir mi sueño, que desgraciadamente me mantiene lejos de casa”, cuenta Mueller.
“Han sido un grupo excepcional. Siempre hemos tenido candidatos que abandonan el entrenamiento, pero no este año”, explica Noe, que ha trabajado en la base por 18 años.
A veces, cuando un candidato hace algo indebido, se le aplica un castigo que consiste en hacer sentadillas mientras carga una roca gigante.
“Ese castigo se llama la oración de la roca. Le ofrece al paracaidista la posibilidad de reflexionar y descubrir que podría haberlo hecho mejor”, explica Baraibar, el supervisor.
David Ryder, el fotógrafo de la agencia Reuters que retrató el entrenamiento de los candidatos, dice que cubrir el entierro de los tres bomberos que murieron en los incendios forestales de Washington le abrió los ojos.
Eso realmente puso todo en perspectiva para mí. Algunos bomberos hablan de ser mordidos por el fuego, estar realmente cerca, ver el poder de la naturaleza, esa energía increíble. Es atrapante”, dice Ryder
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