
El incendio forestal en Canadá, que afecta a la población de Fort McMurray, la cual tiene alrededor de 88 mil habitantes, y a las localidades aledañas, sigue creciendo. En una semana, las llamas han devorado más de 1600 kilómetros cuadrados. Según el director de prevención de la provincia de Alberta. El fuego se extiende rápidamente y con bastante fuerza a causa de los fuertes vientos.
Y es que las altas temperaturas y las fuertes rachas de viento están siendo un gran obstáculo para los bomberos, quienes miran desconsolados en el cuadro. La situación ha llegado a tal punto de gravedad que ellos ya no saben qué más hacer para apagar el fuego.
Uno de los bomberos, el capitán del equipo Adam Bugden dijo en medio de las lágrimas “Yo no me considero un héroe en esta experiencia, de lo que alguna vez he pensado que existía… Lo sentimos, nuestra comunidad, los bomberos, servicio médico, policía, todo el mundo a renunciado a sus propios hogares para ayudar a derrotar esta bestia”.
La situación que ha hecho que miles de personas de la provincia de Alberta salgan huyendo de las llamas y han tenido que guarecerse en refugios. La ciudad de Fort McMurray está en parte destruida. Personas grabaron su escape en medio de una lluvia de fuego.
La primera ministra de Alberta, Rachel Notley, reconoció desesperanzada ante los medios, que los centenares de bomberos que están en lucha contra el fuego poco pueden hacer, pues tienen como enemigos 48 incendios forestales más que existen en la provincia.
La esperanza se mantenía por el momento en la llegada de un frente frío cargado de humedad, que permita a los bomberos controlar la situación sobre el terreno. Sin embargo, la lluvia que empezó a caer hoy sobre el terreno de Fort McMurray es insuficiente para apaciguar las llamas, de acuerdo a lo dicho por el equipo de bomberos.
Chad Morrison, encargado de la prevención de incendios forestales en la provincia de Alberta, señaló a los medios que el incendio está creando sus propias condiciones meteorológicas, crea rachas de viento y en la noche del pasado miércoles se pudieron observar relámpagos procedentes de las nubes de humo.
La ciudad que es el epicentro del sector petrolífero canadiense, ha debido suspender las actividades de una decena de compañías petroleras luego de que su personal fuera evacuado. De este modo Canadá pierde un cuarto de su producción, es decir, un millón de barriles menos cada día.
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