¿PRIMERAS MUJERES BOMBEROS DEL MUNDO?

ANGEL MALO

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14 Nov 2006
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MATANZA - CUBA.











Menuda sorpresa se llevó Biolexis Ballester, historiadora del museo de Bomberos de esta provincia, cuando Dignora Amiela Benelas, veladora de la Galería de Artes, le entregó una foto antigua en la que aparecen tres adolescentes del sexo femenino uniformadas de bomberas.

La entrenada mirada de Biolexis identificó que efectivamente, eran tres muchachas que no solo parecían mostrar orgullosas uniformes de bomberas, sino, que además, sus ropas mostraban las insignias del Cuerpo de Bomberos del Comercio de Matanzas, una institución que tuvo sus inicios en el distante 1884.

Lo interesante del caso es que la dueña de la foto identificó a su bisabuela, la del extremo izquierdo como Margarita Enríquez de la que contó que en efecto fue bombera voluntaria, una historia que, de comprobarse a la luz de una investigación con todas las de la ley, podría significar una revolución dentro del cuartel de Bomberos del Comercio de Matanzas y para la historia de esa arriesgada profesión que, al parecer, desde sus inicios, contó con la presencia femenina.

La conversación con Dignora Amieva, la bisnieta de Margarita, ratificó que en efecto, la tradición familiar cuenta que su bisabuela fue bombera, integrante de una brigada de mujeres que no solo fueron iniciadas como tales, sino que contaban con sus uniformes y distintivos, incluyendo las hachas de uso personal y los sombreros que, como requisito indispensable, se hacían a la medida.

Una revisión en detalle de la fotografía indica que los botones de los uniformes están numerados, como acostumbraban a hacer los bomberos de la época.

Ahora las pesquisas se enrumban, con la natural paciencia de la investigación histórica, a identificar con exactitud el tiempo de la fotografía, en perfecto estado de conservación, y otros detalles como la impronta de esas "tres orondas muchachitas" a fin de delimitar si en verdad se trataba de integrantes del cuerpo de Bomberos de Matanzas o una de esas bromas de adolescentes que, inmortalizadas en imágenes fotográficas, son capaces al paso de casi un siglo, poner en ascuas al historiador más apasionado.

Sin embargo, no es consenso entre estudiosos de la historia matancera considerar como algo poco común que la mujer tomara tales determinaciones, por cuando la historia recoge actos inmortalizados por féminas cubanas que, por su magnitud han sido dignos de encomios.

Recordemos la sublevación de la esclava Carlota, en el ingenio Triunvirato y un poco más distante, la labor de la yumurina Emila Teurbe Tolón, quien a sabiendas de lo que se exponía, fue capaz de bordar en la complicidad de la alcoba que compartía con su primeo Miguel Teurbe, la primera enseña patria. "No se asombre de lo que es capaz de hacer la mujer cubana", sonrió con marcado orgullo, Biolexis Ballester, historiadora del Museo de Bomberos de Matanzas.



[email protected] / José Miguel Solís Díaz
 

Nacho

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Bomberos de Cuba. En el año 1696 se constituyó por vez primera en la isla de Cuba, entonces colonia de España, un rudimentario cuerpo de bomberos, el hecho tuvo lugar en la región central del país, en Santa Clara, aunque no fue hasta 1832 que se crea la Fundación del Cuerpo de Bomberos de esa localidad. Luego, gradualmente, se fueron extendiendo al resto del país.

n la época de 1690, los vecinos de la naciente urbe de Santa Clara, comenzaron a preocuparse por los incendios que accidentalmente ocurrían y en ocasiones producían notables pérdidas, por lo que decidieron, ante la necesidad fehaciente, crear un cuerpo de bomberos en esa región.

La comunidad acordó para ello, sufragar los gastos de la compra de los útiles que eran necesarios para tales fines y de la primera bomba de agua para sofocar los incendios; este trascendental acontecimiento de organizar una actividad de extinción de incendios es el que marca el nacimiento del Cuerpo de Bomberos en Cuba, de manera oficial. Ello sucedió el 13 de noviembre de 1696.

La rústica unidad de bomberos, fue ubicada en el espacio que más tarde ocupara la antigua escuela de artes plásticas Leopoldo Romañach, al costado del Teatro La Caridad por la calle Máximo Gómez. Aún existe la placa que identificara la institución.

En las primeras décadas del Siglo XIX es que se lleva a cabo la creación, de manera efectiva y general, a lo largo de toda la nación, de numerosos cuerpos de bomberos bajo la protección de los representantes del gobierno hispano, en cuarteles a imagen y semejanza de los existentes en la península.

Desde entonces multiplican voluntades y forjan una existencia cargada de historia y arrojo entre las llamas y el peligro, poniendo en riesgo sus vidas para salvar al prójimo.

Cronología de fundación. Etapa Colonial
  • 1696: Primera agrupación de bomberos en Santa Clara
  • 1768: Formación de un grupo de bomberos en el surgidero de Batabanó.
  • 1831: 14 de enero se creó en Santiago de Cuba el Cuerpo de Honrados Bomberos.
  • 1832: Fundación del Cuerpo de Bomberos de Santa Clara.
  • 1832: Cárdenas organizó un Cuerpo Profesional de Bomberos Civiles.
  • 1835: Fundación del Cuerpo de Honrados Obreros y Bomberos de La Habana.
  • 1836: Fundación del Cuerpo de Bomberos del Comercio de Matanzas y Cienfuegos.
  • 1857: Se formaron los Cuerpos de Bomberos en las villas de Guanajay, Bejucal, *San Antonio de los Baños, Güines, Batabanó y San José de las Lajas.
  • 1860: Fundación del Cuerpo de Bomberos de Sagua la Grande.
  • 1867: Fundación del Cuerpo de Bomberos del Comercio de Holguín.
  • 1877: Fundación del Cuerpo de Bomberos de Colón.
  • 1880: Fundación del Cuerpo de Bomberos de Placetas.
  • 1884: Fundación del Cuerpo de Bomberos de Guantánamo
  • 1887: Fundación del Cuerpo de Bomberos de Pinar del Río
  • 1892: Fundación del Cuerpo de Bomberos de Casablanca
  • 1893: Fundación del Cuerpo de Bomberos de Camajuaní
Historia
Durante la época colonial, las autoridades emitieron bandos y ordenanzas, con el propósito de aplicar medidas para evitar el surgimiento y propagación de incendios, y proveerse de los medios necesarios para su extinción. En 1770, cuando se dictó el primer bando, debido a un fuego ocurrido una de esas madrugadas en las casas del tesoro oficial real, se establecía que el ayuntamiento procedería a hacer un repuesto de bombas, hachas, azadas, cubos y demás utensilios precisos para cortar los siniestros en esas moradas…".

Hay un dato interesante: en 1795 trajeron a La Habana las primeras bombas de mano, que fueron manipuladas por negros esclavos.

Auge de los Grupos de Apaga Fuegos
El Siglo XIX fue pródigo en la creación de estas agrupaciones. El 14 de enero de 1831 se creó en Santiago de Cuba, en la región oriental, el Cuerpo de Honrados Bomberos, reconocido oficialmente el 13 de julio de 1838.

Aunque Santa Clara estableció el suyo en Junio de 1832, no fue aprobado hasta mediados de la década de los cincuenta por la Capitanía General. Luego surgieron otros.

El salto en técnicas de extinción comenzó el 6 de junio de 1855, cuando llegó a La Habana la primera Bomba de vapor tirada por caballos, para desplazar dos mil 700 galones de agua por minuto. El hecho constituyó una revolución.

Añade el texto antes citado: "En estos tiempos la capital comercial había alcanzado un gran desarrollo en el país y las compañías de seguro determinaron, por su propio beneficio crear sus propias fuerzas, integradas de forma voluntaria por jóvenes del Comercio. Su primer cuartel estuvo en la calle San Ignacio, número 19.

Prestaban sus servicios con tres bombas tiradas por caballos y disponían de un departamento de sanidad, con médicos, un farmacéutico y varios sanitarios. Se le denominó Bomberos del Comercio. También recibieron, por donación de la compañía inglesa de seguros El Iris —respondía en la provincia por la especialidad de incendios—, dos bombas de vapor, extintores químicos y otros implementos.

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Nacho

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Coraje de Rojo

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Heroínas de Rojo. Aída Linares, Rita Denegri, Lisa Soto, Almendra Pasquel y Erika Mendoza.



¿Cuál es la motivación de una persona para dar la vida por otra? Cinco mujeres del Cuerpo General de Bomberos del Perú nos cuentan las suyas.


Suena la alerta y, en cuestión de segundos, los hombres de rojo se ponen de acuerdo para saber cuál es el equipo que atiende la emergencia. No pasaron ni dos minutos. Ya sea un incendio, un temblor de fuerte magnitud o cualquier situación en la que la vida de una persona se encuentre en peligro, los chicos del 116 estarán ahí para ayudar.



De los 13 mil voluntarios del Cuerpo General de Bomberos Voluntarios del Perú (CGBVP), el 25% son mujeres. En esta ocasión, cinco voceras nos cuentan sus motivaciones desde una perspectiva muy personal.



Cuando Rita Denegri (34) se encontraba en el supermercado vio que dos personas vendían tarjetas para jugar bingo. ¿La finalidad de los fondos? Construir la estación de bomberos Surco. “Hasta ese momento la palabra ‘bombero’ no estaba en mi cabeza, igual pregunté si podía asistir y me dijeron que sí”. Sus estudios en medicina general la han llevado a aportar mucho a su institución e incluso se desempeña como rescatista.



Ella recuerda la vez en que una mujer estaba a punto de dar a luz. La atendió, pero finalmente la derivaron a un equipo especial. “Cuando escuché el llanto de la bebé me sentí muy bien”. De pronto, gritaron desde la sala: “¿Cómo te llamas?”. “¡Rita!”, respondió. “Le voy a poner tu nombre”, replicó la voz. Rita se divide entre su consultorio, su esposo y su hijo de dos años. Aunque por la maternidad recortó sus horas en el voluntariado, nuevamente regresó al ruedo.



Almendra Pasquel (22) se inició en el CGBVP cuando tenía 16 años. Después de escuchar la charla que le ofrecieron en el colegio asistió sin pensar que se quedaría hasta la fecha. Ella estudia Diseño y gestión de moda en la UPC y asiste los fines de semana a la estación de Chorrillos. “Cuando estoy de vacaciones vengo por más tiempo. Solo quieres estar metida en la bomba lo más que se pueda”. Incluso confiesa que en sus ratos de ocio, cuando hay algún bombero cerca, las conversaciones siempre suelen terminar en las emergencias que ha atendido.



Hace 17 años, Erika Mendoza (34) decidió iniciarse como bombera. No fue fácil: tenía que demostrarle a su familia no solamente que podía con el voluntariado, sino también con su carrera como odontóloga. Y lo hizo. Después de varios años en la institución conoció a un bombero y se casó con él. Ahora comparten el sueño de que su pequeña de un año también se inicie en las filas cuando sea grande. El tiempo de Erika se divide en tres: por la mañana es madre, por la tarde atiende en su consultorio y por la noche se turna con su esposo para ir a la estación.



Aída Linares, estudiante de administración en la Universidad Ricardo Palma, tiene trece años en la institución. “Cuando era niña veía pasar los carros de bomberos frente a mi casa. Años después, mi mamá me animó a postular”. Su vida se divide entre el inglés, la universidad, el trabajo y los bomberos. “¡Definitivamente mi carrera me ayudó a administrar mi tiempo!”, recuerda entre risas. “La anécdota que más recuerdo es que, en medio de un incendio, levanté un colchón y encontré un cachorro. No creía lo que veía y lo metí en mi uniforme. Una vez afuera, la dueña corrió hacia mí para verlo”.



Lisa Soto (27) Ingeniera industrial, sostiene que se ha mudado muchas veces y, casualmente, siempre cerca de una compañía de bomberos. “Veía lo que hacían y siempre quise pertenecer a la institución. A los 17 años, mi hermana me dio el empujón para postular. Quiero orientar mi carrera como voluntaria al tema administrativo”. Lo más difícil es tener que dar una mala noticia. “Es fuerte y doloroso para nosotros y para la familia, pero siempre nos apoyamos entre nosotros. Hay mucho compañerismo”, finaliza.



Dejar de pasar navidades, años nuevos o cumpleaños con sus familiares o amigos es usual, pero las llena de satisfacción saber que, si hay alguna emergencia, ellas están disponibles para apoyar a quien lo necesite. Después de lo ocurrido en el incendio del almacén Minsa, ningún integrante es el mismo. Para quienes creen que es un sacrificio, muchas confiesan que les gratifica pasar tiempo en su estación por el compañerismo que existe. Incluso para apagar sus propios incendios. (Luisa Paredes)

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