España Las aves robóticas que vigilarán los incendios las noches de verano

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1 Dic 2010
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Este año se usarán drones por primera vez para combatir incendios forestales. Su principal ventaja es que pueden volar de noche, cuando no lo hacen los aviones ni helicópteros
La noche es de los momentos más críticos para el control de un incendio forestal. Contra el fuego se lucha las 24 horas. Y cuando la luz diurna se desvanece se diría que los equipos de extinción trabajan más cómodos, con la frescura que siempre trae la madrugada, en un ambiente menos seco y sin el sol castigando las espaldas mientras se hace frente a las llamas.

Pero no es así. Pese al momentáneo alivio que puedan sentir los encargados de combatir el fuego, la noche también les llena de desasosiego. Gran parte de la información sobre cómo evoluciona el incendio se desvanece con la luz diurna, pues los medios aéreos tradicionales, los que vigilan las llamas desde el aire, no vuelan de noche. Y para dirigir las labores de extinción y evitar dar palos de ciego, es clave saber el rumbo que el incendio toma en cada momento.

Los drones pueden cubrir tareas contra incendios por las noches, al contrario que aviones y helicópteros

Esto es un problema que ahora está próximo a solucionarse, precisamente gracias al apoyo de medios aéreos no tradicionales: los drones. Este año, algunas comunidades autónomas, como Cantabria o la Comunidad Valenciana, y el Ministerio de Agricultura y Pesca, Alimentación y Medio Ambiente (MAPAMA) introducen por primera vez aeronaves no tripuladas en sus planes antiincendios.

Los aviones y los helicópteros no vuelan durante la noche por seguridad aérea. Así que cuando aterrizan no hay ojos en el cielo para ver cómo se desplaza el fuego por el monte, el perímetro que marcan las llamas o la virulencia de los focos. La introducción de cuatro drones por parte del Ministerio este verano supone un reconocimiento al papel que pueden jugar estos dispositivos en grandes incendios.

“No es un experimento”

“No es ningún experimento”, aclara José Manuel Jaquotot, subdirector general de Silvicultura y Montes, del MAPAMA. “Es la primera vez que el Ministerio los contrata, pero la idea es empezar a utilizar los drones para obtener información sobre cómo evoluciona el incendio por la noche”.

Este es un papel que durante el día llevan a cabo los ACO (aeronaves de coordinación y observación). Sobrevuelan el incendio y sacan fotografías y vídeos térmicos, para conocer cómo evolucionan las llamas. Estos datos le sirven al director de extinción –que coordina los trabajos de lucha contra el fuego– para tomar decisiones con más acierto, a la hora de destinar los recursos disponibles.

Por la noche les tocará el turno a los drones, que también contarán con cámara termográfica para obtener imágenes térmicas. “El dron se acerca a un sitio que sería muy difícil acercarse y nos pasa la información, por ejemplo, sobre cómo el frente oeste está avanzando más rápido o cómo en tal lugar se ha levantado un nuevo foco de incendio”, explica Jaquotot.

Los drones llegan donde otros no pueden para ver y evitar la evolución el incendio

Con esta información, el director de extinción puede ordenar a los medios terrestres que vuelquen sus esfuerzos en un determinado área. Y, si se acerca el amanecer, cuando empiezan a volar otra vez los hidroaviones, se los puede alertar para que se dirijan directamente a ese punto, sin aguardar a que los otros medios aéreos reconozcan el terreno.

Jaquotot incide en que los drones son útiles sobre todo en la montaña. “En un incendio grande, en una zona montañosa, donde llegar al frente es complicado”, señala. Es una visión que comparte Aquilino Abeal, director técnico de la empresa gallega Aeromedia, especializada en trabajos con drones. Ellos han colaborado con la Agencia Gallega de Emergencias, muchas veces en zonas agrestes, para evitar incendios provocados, así como en las tareas de recuperación del suelo, posteriores al siniestro.

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Abeal señala que los drones también pueden hacer otros trabajos en torno a los incendios. Aeromedia se ha ocupado de recoger datos sobre superficies quemadas, junto a las empresas públicas Tragsa y Seaga, para su posterior tratamiento. “El objetivo aquí es ver cómo está, tanto la parte de monte afectada, como la de infraestructura, como caminos, carreteras y señalización”, apunta Abeal. Las aeronaves no tripuladas son más baratas que los aviones o helicópteros en estos trabajos y más rápidas que los medios terrestres.

Su postura respecto al papel futuro que jugarán los drones en los incendios es optimista. “Una parte de la flota tradicional se podrá ir sustituyendo [por drones]”, indica. En el caso de la obtención de información durante el fuego, Abeal visualiza un avión que coordine otros medios, como las aeronaves no tripuladas. “El problema de esto es compartir espacio aéreo entre drones y aviones”, reconoce, aunque piensa que en el futuro será posible.

En fase embrionaria

La introducción de los drones en la lucha contra los incendios apenas ha empezado. La pregunta es hasta dónde puede llegar. “Tengo claro que los drones van a ir muy lejos. Va a haber incluso aviones apagafuegos pilotados desde tierra”, comenta Jaquotot, justificando su entusiasmo por su formación como ingeniero. “Pero a día de hoy los drones tienen limitaciones claras. La primera es que un dron no vuela al mismo tiempo que un avión tripulado”.

No es legal y, a día de hoy, ningún piloto se atrevería a despegar si sabe que va a tener drones cerca. La autonomía también es otro de los puntos débiles de las aeronaves no tripuladas. Su tiempo en el aire se cuenta, en muchos casos, por minutos. Los dispositivos que usará el Ministerio vuelan de dos a tres horas: de cualquier manera, mucho menos que un avión.

Una muestra de lo que podrían hacer las aeronaves no tripuladas en el futuro la ilustra la empresa española Drone Hopper. Ha desarrollado un dron con un depósito de 300 litros, que sería capaz de arrojar agua nebulizada sobre un incendio. Su capacidad es mucho menor que la de un hidroavión (5.500 litros). “Pero con el coste de un hidroavión puedes comprar 50 drones”, apunta Pablo Flores, CEO de la empresa.

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El dispositivo está diseñado principalmente para crear cortafuegos y líneas de defensa, para proteger casas o infraestructura. “Puedes acceder a zonas muy cercanas al incendio, lugares muy escarpados. Y no pones en riesgo vidas humanas. Además, puedes operar durante la noche”, explica Flores y recuerda que durante las horas nocturnas actualmente no se lanza agua desde el cielo.

Este proyecto da idea de cómo está el uso de drones en la lucha contra incendios: en fase embrionaria. Drone Hopper tiene varios prototipos construidos, pero le quedan por resolver cuestiones regulatorias y necesita más financiación. Las promesas son grandes, a la altura de las expectativas, pero aún hay que levantar el primer vuelo.

“Puedes acceder a zonas muy cercanas al incendio, lugares muy escarpados. Y no pones en riesgo vidas humanas”

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